Bill duerme tranquilamente durante el resto de la noche. Temprano por la mañana se levanta y realiza su acostumbrada rutina yendo directo al baño para ducharse, mientras Tom prepara el desayuno.
Desnuda su cuerpo y deja caer el agua caliente sobre el piso de baño, introduce su mano derecha para probar si el agua no esta demasiado caliente y al comprobar que esta a su gusto se mete de un salto a la ducha. Comienza a sentir como el agua se desliza a lo largo de su piel y la agradable sensación que lo caliente le produce experimenta una relajación total. Lava cuidadosamente cada parte de su cuerpo y cuando toca sin querer su lastimada zona anal grandes lágrimas comienzan a rodar por sus mejillas al recordar los terribles momentos que paso con el Monster.
-Flash Back-
- Déjenme por favor – Suplicaba al ser forcejeado por dos hombres que lo conducían hasta el interior de un cuarto oscuro.
- Aquí esta jefe, lo que nos pidió.
- Muy bien chicos, como siempre haciendo muy bien su trabajo. Ahora pueden retirarse (mira con gran lujuria a Bill que yace tirado en el piso mientras sus malvados matones salen por la puerta).
Bill tiembla del miedo y la angustia al tener el presentimiento de lo que le sucederá, llora sin control alguno.
- Hola hermosura, déjame presentarme soy el Monster tu mas fiel admirador.
- (Entre balbuceos y sollozos Bill dice) por favor don Monster déjeme ir. No sé porque me tiene aquí pero le suplico que no me haga daño.
- Quise tenerte por la buena pero como no se pudo me toco traerte por la mala.
- No lo entiendo.
- Le ofrecí dinero a tu jefe por ti pero se negó a aceptar mi oferta. Ahora pagara muy caro el haberse negado.
- ¿Tommy se negó a aceptar dinero? Yo sabia que no era tan ambicioso como lo hace parecer. Se negó a venderme, oh Tommy.
- Cállate pareces mujer enamorada. Oh Tommy, Tommy ¿que es eso? Aquí no hay Tommy que valga, solo tienes a tu Mounstri que te hará muy feliz.
Se le acerca y comienza a acariciarlo con mucha brusquedad.
- Por favor déjeme, me esta lastimando.
- Hermosura te haré tantas monstruosidades que jamás en tu vida olvidaras.
- Déjeme me da asco.
- ¡Asco! Yo te doy asco, ahorita vas a conocer que es el asco.
- Noooo… déjeme – Suplicaba mientras el Monster le rasgaba la ropa hasta rompérsela. Contemplo un poco la desnudez del cuerpo tembloroso de Bill y prosiguió a lamber con su lengua cada parte de su piel.
- Déjeme. ¡Auxilio! ¡Ayúdenme por favor! – Gritaba sin obtener ayuda.
El Monster se desnudo rápidamente y toco con fuerza todo el cuerpo de Bill, le dio la vuelta y con gran brusquedad introdujo su dedo índice en el interior del ano provocándole un intenso dolor.
- Oh hermosura, estoy listo para hacerte mío.
Estando en total erección el Monster sin delicadeza alguna introdujo su enorme pene en el interior de Bill, fue una brusca, cruel y violenta penetración, entraba y sacaba su órgano con gran velocidad que no le daba tiempo a Bill de ni siquiera gemir del gran dolor que estaba aguantando, fueron otro de los momentos mas largos y horrorosos de su vida.
Cuando ya había acabado, Bill se encontraba sangrando con gran fluidez, había desgarrado toda su área anal, pero no estando satisfecho aun el Monster volvió a tomarlo, pero esta vez con más violencia, mordió su pecho y espalda y lo aruño todo.
La visión se le empezó a poner borrosa a Bill, la pérdida de sangre lo iba a hacer desmayar en unos segundos más. El Monster seguía penetrándolo una y otra vez hasta que por fin Bill se desvaneció, al verlo su victimario desmayado lo dejo en paz y se retiro al cuarto de baño para darse un baño relajante mientras el cuerpo lastimado de Bill yacía en el frío y sucio piso.
-Fin del Flash Back-
Llora desconsoladamente sin notar que sus sollozos llegan hasta la cocina a oídos de Tom.
- ¡Bill! – Expresa preocupado y se dirige afuera del cuarto de baño. Llama a la puerta y pregunta: - ¿Bill estas bien?
Pero Bill no deja de llorar, el trenzadito afligido se dirige a su habitación en busca de la llave para abrir la puerta del baño, la encuentra y rápidamente abre encontrando en el piso completamente desnudo a Bill ahogado en llanto.
- ¿Pequeño que te sucede? – Pregunta muy preocupado, lo envuelve en una toalla, lo saca entre sus brazos y lo lleva hasta su habitación.
Bill no deja de llorar, el recuerdo de lo ocurrido con el Monster es una herida difícil de sanar para él. Lo lastima como el día en que sucedió.
- Bill por favor, ya no llores. Que no ves lo preocupado que me tienes – Suplicaba Tom mientras lo mantenía abrazado y sentía como sus ojos llenos de lágrimas desbordaban sobre sus mejillas lágrimas de preocupación e impotencia por no poder hacer nada para remediar la tristeza de Bill.
Con sumo cuidado busco una ropa bonita para ponerle a Bill quien estaba con la mirada pérdida viendo en un punto específico, lo vistió y cuando ya lo había hecho el crestadito salio de su trance y dijo:
- ¿Por qué no todos pueden ser como tu?
- ¿Qué dices Bill?
- Así como tu Tom, delicados conmigo. Por qué todos los hombres que han llegado a mi vida me han lastimado. Solo han buscado satisfacer sus más bajos instintos conmigo sin importar mi sentir.
- No digas eso Bill, lo que ocurrió con el Monster no significa que todos los hombres sean así contigo. Yo soy diferente.
- Si Tom tu eres diferente pero de igual modo me lastimas.
- Bill perdóname por no poder amarte. Lo dices por eso ¿cierto?
Bill asintió con su cabeza, estando en posición cabizbaja vio una cicatriz en la muñeca de su mano derecha que lo hizo recordar algo de su horrible pasado.
- Todo lo que ha llegado a mi vida me ha dejado cicatrices imborrables Tom. Estoy destinado a sufrir.
- No Bill, no es así. Viviste una situación terrible pero sé que con el tiempo tus heridas sanaran y no me refiero solo a las físicas sino a las psicológicas también.
- No Tom. Hay cicatrices que jamás sanaran, que duelen igual o más que el mismo día en que quedaron marcadas sobre mi piel.
En ese instante Bill vio como la cicatriz que tenia en su muñeca derecha se abría y comenzaba a sangrar descontroladamente.
- ¡Tom! Ayúdame, me desangro. Ayúdame Tom por favor – Gritaba extendiéndole su brazo para que viera pero no tenia nada.
- Bill pero sino tienes nada.
- Si lo tengo Tom, mira como me estoy desangrando.
Tom miraba con preocupación que Bill no tenia nada y con gran tristeza pensó que a lo mejor y ya estaba empezando a perder la razón.
- No tienes nada Bill.
- Tom, no me crees nada acaso estas ciego que no ves mi sangre, mira, mira (mostraba insistentemente su muñeca).
- Lo siento Bill, pero no puedo creer algo que no veo.
- ¡Déjame solo Tom! Fuera de mi habitación. ¡Fuera!
Tom salio de la habitación de Bill y se fue a llorar a la cocina, guardo lo que había preparado pues estaba seguro que Bill no querría comer y a él se le había quitado el apetito. Terminando de guardar la comida estaba cuando el teléfono sonó.
- Buenos días – Saludo el trenzadito de mala gana.
- Jefe soy Astrid a ocurrido una desgracia.
- ¿Qué ocurrió Astrid?
- Tu night Club se incendio.
- Queee…
Bill escucho el grito de Tom hasta la habitación, rápidamente amarro un pañuelo a su muñeca para según él controlar la salida de sangre y acudió rápido a la sala para saber que le pasaba a su amor.
- Entiendo Astrid, voy para allá.
Colgó el teléfono y vio ante si a Bill que lucia un pañuelo rodeando su muñeca.
- Ya cubrí mi problema Tom (dijo al mostrar su muñeca).
- Me alegro que hayas solucionado tu problema Bill – Expreso pensativo olvidando por un momento el problema que vivía con él.
- ¿Por qué gritaste Tom? ¿Ha ocurrido algo?
- Debo salir Bill, regresare pronto. Tengo mucho que hablar contigo.
- Te acompaño Tom.
- No Bill será mejor que te quedes. Si tienes hambre te queda comida en el refrigerador, aun esta caliente.
Sin decir mas Tom salio del apartamento dejando a Bill solo y en un mar de dudas.
Bill no sentía hambre por lo que prefirió retirarse a su habitación y dormir un poco, estando ahí vio el reloj y noto que era hora de su medicina, fue a la habitación de Tom y descubrió los dos nuevos frascos de medicamentos que Cala le había dado.
- ¿Qué raro? ¿Por qué hay tantos frascos, si creo que solo era uno? Ahora hay tres. Quizá el doctor le dio mas medicinas a Tom para que me las diera. ¿Oh, serán de Tom? Mejor le preguntare cuando regrese.
Dejo las medicinas en donde estaban y se acostó en la cama de su amado para sentir el aroma de él impregnado en la almohada. Después de un rato se quedo dormido.
- El chico esta solo Gordon, puedes aprovechar este momento para llevártelo contigo.
- No Cala, seria demasiado fácil, quiero que Bill y su protegido sufran.
- Entonces deja que me entretenga con él un poco.
- ¿Qué harás mi traviesa brujita?
- Ya veras, mas bien ya escucharas – Se ríen burlonamente Cala y Gordon.