-¿Qué has hecho qué?-gritó David.
-He besado a Bill-contestó James con toda naturalidad.
Había ido al piso que compartía con su amigo y nada más entrar por la puerta su sonrisa le delató. Fue interrogado y aunque sabía que lo mejor sería mentirle, su corazón le decía todo lo contrario. ¿Por qué esconder lo mejor que le había pasado?
-No sabía que habías quedado con él-dijo David dando a su amigo por perdido.
-Fue en la cena a la que te negaste a asistir-explicó James-Me armé de valor y le pedí una cita.
-Y Bill dijo que sí sin pensárselo dos veces-murmuró David resoplando.
-Hemos pasado una tarde muy agradable, y cuando nos despedimos le besé en los labios-dijo James suspirando.
-¡Ahórrate los detalles!-pidió David arrugando la frente.
-Pienso seguir viéndome con Bill-dijo James muy serio-Sé que te costará, pero tienes que aceptarlo.
-¿Qué te gustan los hombres?-preguntó David.
-Que me gusta Bill-aclaró James.
David asintió sonriendo, en el fondo sabía que era un rollo pasajero. Saldría con Bill ese verano, y cuando empezaran las clases volvería a ver a sus compañeros de clase, donde la mitad eran chicas y una de ellas lograría sacarle a ese niño de la cabeza.
-Y quiero ir en serio-dijo James para rematar la faena.
-Tú… ¡tú estás mal de la cabeza!-saltó David.
-Sabía que lo comprenderías-murmuró James resoplando.
-No sé para qué me lo cuentas si sabes lo que opino-dijo David.
-Joder, pues porque eres mi mejor amigo, por eso-saltó James ya cansado de su comportamiento-Siempre nos lo hemos contado todo y…
-Y en este caso es distinto-le cortó David-Cuéntame lo que quieras, que has visto a una tía muy buena y te la quieres tirar, pero si me hablas de Bill me temo que no te pienso escuchar.
Se levantó del sofá donde estaba y trató de irse a su habitación, pero James le cogió del brazo y le hizo quedarse.
-Siento mucho que mis decisiones no sean de tu agrado, pero es lo que hay-le dejó bien claro-Y si eso supone un problema para nuestra amistad y convivencia…
-¿Quieres que me vaya del piso?-preguntó David alzando una ceja.
-Quiero que me comprendas-gritó James ya desesperado-Estoy pasando por una nueva etapa de mi vida y podrías apoyarme y aconsejarme.
-¿Quieres un consejo?-preguntó David soltándose-Usa condón….ah, no que tonto. Si no le puedes dejar embarazado. Mira, es que te ahorras.
Pasó por su lado ignorando su triste mirada y se encerró en su habitación dando un fuerte portazo. Odiaba a los chicos…no, odiaba a ese tal Bill. Había hecho que su amigo se volviera loco, que dejara a un lado su vida solo por la tonta idea de que ahora le gustaba un chico y se quería acostar con él.
De solo pensarlo le daban escalofríos, imaginarse como sería hacerle el amor a un tío…sacudió la cabeza y se metió en la cama con la idea de que al día siguiente su amigo hubiera recapacitado y mandara a Bill a la puta mierda….
Pero era todo lo contrario, cuando se levantó escuchó como James hablaba emocionado al móvil.
-Claro que podemos pasar la mañana juntos, te recojo en una hora-dijo antes de despedirse con un beso.
Tragó con esfuerzo y salió de la habitación, encontrándosele de pie en medio del salón.
-¿Vas a salir?-peguntó carraspeando.
-He quedado con Bill-dijo James sin más.
Pasó por su lado y entró en el baño a lavarse los dientes.
-¿No crees que deberíamos hablar?-preguntó David yendo tras él.
-Creo que ya has dejado bien claro lo que piensas-murmuró James sin volverse.
-Joder James es que es muy fuerte-saltó David-Llevas 25 años tras las tías y cambias de acera de la noche a la mañana.
-Te repito que no soy gay-siseó James.
-Ya, solo te gusta Bill-repitió David resoplando-Míralo de esa manera si quieres, pero solo hay una verdad. Si te acuestas con él, es que eres gay.
Resopló y cogiendo su cepillo de dientes se puso a lavárselos bajo la mirada de su amigo, que se negaba a desistir en su empeño de hacerle cambiar de idea.
-Vale, y ¿ahora qué?-insistió David-¿Se lo vas a decir a la gente? ¿A tus padres?
-No es asunto de ellos-murmuró James mirándole por el espejo.
-De nuestros amigos y compañeros de universidad, no tanto. Pero sí de tus padres, ¿o es que te vas a esconder cuando estés con Bill? No sería justo para él-dijo David, al fin algo con lógica en toda su pataleta.
Y James lo sabía. Bill era joven y probablemente él sería el primer chico con el que estaría. Era muy especial, no podía romperle el corazón si al final resultaba que lo suyo era solo un rollo pasajero como le estaba diciendo David por activa y por pasiva.
-Date un tiempo-dijo David aliviado de verle dudar-No te precipites y hagas algo de lo que luego te arrepientas. Hazlo por Bill.
Le vio asentir y suspiró aliviado, al fin había conseguido que su amigo recapacitara y viera las cosas de otra manera.
Esa mañana cuando fue a recoger a Bill, estaba raro. Y Bill lo notó. Decidieron dar un paseo por el parque y no dejó que le cogiera de la mano. Se las metió en el bolsillo y caminó cabizbajo a su lado, contestando solo con monosílabos.
-James, mírame por favor-pidió Bill.
Se paró e hizo lo que le pedía. Le miró…y solo vio su dulce sonrisa. No se lo pensó dos veces y dando un paso se apoderó de sus labios y le besó profundamente.
Bill se dejó besar, pero aún así no podía dejar de pensar que había algo que iba mal. Se lo había preguntado, pero James le contestaba con evasivas. Tenía mucho miedo, era la primera vez que se enamoraba y temía que le fuerana romper el corazón. No tenía nada de experiencia en el amor y James era mator que él, seguro que le encontraba soso y aburrido, y si le quería retener a su lado tendría que esforzarse….y hacer cosas que jamás pensó en tener que hacer…
Siguieron con el paseo ya cogidos de la mano pero en silencio. Llegaron a una arbolada y tragando con esfuerzo Bill cogió con más firmeza su mano y le hizo entrar en ella.
-¿A dónde vamos?-preguntó James extrañado.
Pero Bill no le contestó. Se metió entre los árboles sin soltar su mano y llegando a una zona que quedaba bien oculta de miradas indiscretas, paró y sin mediar palabra se arrodilló.
-Hey, Bill…no…-empezó a decir James al leer sus intenciones.
Pero Bill no se paró. Se puso de rodillas sobre la hierba y llevando sus temblorosas manos a los pantalones de James se los desabrochó. Metió los dedos y hurgó en su ropa interior hasta dar con su miembro, que sacó al aire y se quedó mirándolo.
-No tienes….no tienes por qué hacerlo-susurró James respirando con esfuerzo.
-Debo hacerlo-susurró Bill a su vez.
“Debo hacerlo, o te perderé sin remedio”-pensó cerrando los ojos.
Separó los labios y los acercó a James, saboreándolo antes de introducírselo en la boca. Era una sensación extraña, nada placentera si se hacía por obligación. Pero…escuchar el gemido inesperado que soltó James le dio fuerzas y siguió con lo que estaba.
No le costó mucho hacer que llegara al orgasmo, se ayudó del piercing que llevaba en la lengua al pasarla por toda la longitud de ese miembro que pronto llenó su boca.
-Aparta….Bill, quítate por favor…-pidió James al cabo de varios minutos.
Le obedeció y terminó con las manos el trabajo empezado por su boca, alzó la mirada y vio como el cuerpo de James se tensaba al tiempo que por sus dedos se derramaba una calidez e iba a parar a la hierba.
-Bill…oh, Bill…-gemía James con los ojos cerrados.
Al momento apareció una amplia sonrisa en sus labios y Bill pudo respirar tranquilo. Le había conseguido, no era tan malo como se pensaba y le había demostrado a James podría disfrutar mucho con él…
-He besado a Bill-contestó James con toda naturalidad.
Había ido al piso que compartía con su amigo y nada más entrar por la puerta su sonrisa le delató. Fue interrogado y aunque sabía que lo mejor sería mentirle, su corazón le decía todo lo contrario. ¿Por qué esconder lo mejor que le había pasado?
-No sabía que habías quedado con él-dijo David dando a su amigo por perdido.
-Fue en la cena a la que te negaste a asistir-explicó James-Me armé de valor y le pedí una cita.
-Y Bill dijo que sí sin pensárselo dos veces-murmuró David resoplando.
-Hemos pasado una tarde muy agradable, y cuando nos despedimos le besé en los labios-dijo James suspirando.
-¡Ahórrate los detalles!-pidió David arrugando la frente.
-Pienso seguir viéndome con Bill-dijo James muy serio-Sé que te costará, pero tienes que aceptarlo.
-¿Qué te gustan los hombres?-preguntó David.
-Que me gusta Bill-aclaró James.
David asintió sonriendo, en el fondo sabía que era un rollo pasajero. Saldría con Bill ese verano, y cuando empezaran las clases volvería a ver a sus compañeros de clase, donde la mitad eran chicas y una de ellas lograría sacarle a ese niño de la cabeza.
-Y quiero ir en serio-dijo James para rematar la faena.
-Tú… ¡tú estás mal de la cabeza!-saltó David.
-Sabía que lo comprenderías-murmuró James resoplando.
-No sé para qué me lo cuentas si sabes lo que opino-dijo David.
-Joder, pues porque eres mi mejor amigo, por eso-saltó James ya cansado de su comportamiento-Siempre nos lo hemos contado todo y…
-Y en este caso es distinto-le cortó David-Cuéntame lo que quieras, que has visto a una tía muy buena y te la quieres tirar, pero si me hablas de Bill me temo que no te pienso escuchar.
Se levantó del sofá donde estaba y trató de irse a su habitación, pero James le cogió del brazo y le hizo quedarse.
-Siento mucho que mis decisiones no sean de tu agrado, pero es lo que hay-le dejó bien claro-Y si eso supone un problema para nuestra amistad y convivencia…
-¿Quieres que me vaya del piso?-preguntó David alzando una ceja.
-Quiero que me comprendas-gritó James ya desesperado-Estoy pasando por una nueva etapa de mi vida y podrías apoyarme y aconsejarme.
-¿Quieres un consejo?-preguntó David soltándose-Usa condón….ah, no que tonto. Si no le puedes dejar embarazado. Mira, es que te ahorras.
Pasó por su lado ignorando su triste mirada y se encerró en su habitación dando un fuerte portazo. Odiaba a los chicos…no, odiaba a ese tal Bill. Había hecho que su amigo se volviera loco, que dejara a un lado su vida solo por la tonta idea de que ahora le gustaba un chico y se quería acostar con él.
De solo pensarlo le daban escalofríos, imaginarse como sería hacerle el amor a un tío…sacudió la cabeza y se metió en la cama con la idea de que al día siguiente su amigo hubiera recapacitado y mandara a Bill a la puta mierda….
Pero era todo lo contrario, cuando se levantó escuchó como James hablaba emocionado al móvil.
-Claro que podemos pasar la mañana juntos, te recojo en una hora-dijo antes de despedirse con un beso.
Tragó con esfuerzo y salió de la habitación, encontrándosele de pie en medio del salón.
-¿Vas a salir?-peguntó carraspeando.
-He quedado con Bill-dijo James sin más.
Pasó por su lado y entró en el baño a lavarse los dientes.
-¿No crees que deberíamos hablar?-preguntó David yendo tras él.
-Creo que ya has dejado bien claro lo que piensas-murmuró James sin volverse.
-Joder James es que es muy fuerte-saltó David-Llevas 25 años tras las tías y cambias de acera de la noche a la mañana.
-Te repito que no soy gay-siseó James.
-Ya, solo te gusta Bill-repitió David resoplando-Míralo de esa manera si quieres, pero solo hay una verdad. Si te acuestas con él, es que eres gay.
Resopló y cogiendo su cepillo de dientes se puso a lavárselos bajo la mirada de su amigo, que se negaba a desistir en su empeño de hacerle cambiar de idea.
-Vale, y ¿ahora qué?-insistió David-¿Se lo vas a decir a la gente? ¿A tus padres?
-No es asunto de ellos-murmuró James mirándole por el espejo.
-De nuestros amigos y compañeros de universidad, no tanto. Pero sí de tus padres, ¿o es que te vas a esconder cuando estés con Bill? No sería justo para él-dijo David, al fin algo con lógica en toda su pataleta.
Y James lo sabía. Bill era joven y probablemente él sería el primer chico con el que estaría. Era muy especial, no podía romperle el corazón si al final resultaba que lo suyo era solo un rollo pasajero como le estaba diciendo David por activa y por pasiva.
-Date un tiempo-dijo David aliviado de verle dudar-No te precipites y hagas algo de lo que luego te arrepientas. Hazlo por Bill.
Le vio asentir y suspiró aliviado, al fin había conseguido que su amigo recapacitara y viera las cosas de otra manera.
Esa mañana cuando fue a recoger a Bill, estaba raro. Y Bill lo notó. Decidieron dar un paseo por el parque y no dejó que le cogiera de la mano. Se las metió en el bolsillo y caminó cabizbajo a su lado, contestando solo con monosílabos.
-James, mírame por favor-pidió Bill.
Se paró e hizo lo que le pedía. Le miró…y solo vio su dulce sonrisa. No se lo pensó dos veces y dando un paso se apoderó de sus labios y le besó profundamente.
Bill se dejó besar, pero aún así no podía dejar de pensar que había algo que iba mal. Se lo había preguntado, pero James le contestaba con evasivas. Tenía mucho miedo, era la primera vez que se enamoraba y temía que le fuerana romper el corazón. No tenía nada de experiencia en el amor y James era mator que él, seguro que le encontraba soso y aburrido, y si le quería retener a su lado tendría que esforzarse….y hacer cosas que jamás pensó en tener que hacer…
Siguieron con el paseo ya cogidos de la mano pero en silencio. Llegaron a una arbolada y tragando con esfuerzo Bill cogió con más firmeza su mano y le hizo entrar en ella.
-¿A dónde vamos?-preguntó James extrañado.
Pero Bill no le contestó. Se metió entre los árboles sin soltar su mano y llegando a una zona que quedaba bien oculta de miradas indiscretas, paró y sin mediar palabra se arrodilló.
-Hey, Bill…no…-empezó a decir James al leer sus intenciones.
Pero Bill no se paró. Se puso de rodillas sobre la hierba y llevando sus temblorosas manos a los pantalones de James se los desabrochó. Metió los dedos y hurgó en su ropa interior hasta dar con su miembro, que sacó al aire y se quedó mirándolo.
-No tienes….no tienes por qué hacerlo-susurró James respirando con esfuerzo.
-Debo hacerlo-susurró Bill a su vez.
“Debo hacerlo, o te perderé sin remedio”-pensó cerrando los ojos.
Separó los labios y los acercó a James, saboreándolo antes de introducírselo en la boca. Era una sensación extraña, nada placentera si se hacía por obligación. Pero…escuchar el gemido inesperado que soltó James le dio fuerzas y siguió con lo que estaba.
No le costó mucho hacer que llegara al orgasmo, se ayudó del piercing que llevaba en la lengua al pasarla por toda la longitud de ese miembro que pronto llenó su boca.
-Aparta….Bill, quítate por favor…-pidió James al cabo de varios minutos.
Le obedeció y terminó con las manos el trabajo empezado por su boca, alzó la mirada y vio como el cuerpo de James se tensaba al tiempo que por sus dedos se derramaba una calidez e iba a parar a la hierba.
-Bill…oh, Bill…-gemía James con los ojos cerrados.
Al momento apareció una amplia sonrisa en sus labios y Bill pudo respirar tranquilo. Le había conseguido, no era tan malo como se pensaba y le había demostrado a James podría disfrutar mucho con él…