-¿Hablas de Bill?-preguntó Georg sonriendo.
-¿Cómo lo has sabido?-preguntó Tom a su vez.
-Tengo ojos en la cara, Tom-contestó Georg riendo-Me fijé en la cena, bueno...me fijé en Bill más bien. Es muy guapo y llama la atención. Y si te sirve de consuelo, él se fijó en ti también.
-¿Tú crees?-preguntó Tom.
-Si-dijo Georg con firmeza-Esa manera de mirarte....de sonreírte...Vamos, me lo hace a mí y le pongo contra la barra.
-¡No seas burro!-le riñó Tom dándole una colleja.
Pero su amigo solo bromeaba y eso ayudó a relajar la tensión que sentía. Se echó a reír por lo bajo y sacudió la cabeza pensando que todo eran imaginaciones suyas, o algo que había comido....tal vez se sentía tan bien desde que tenía su nuevo corazón y la comida de ese restaurante ayudó a que su mente le jugara una mala pasada y creyera sentirse atraído por un chico.
Claro que si Georg también lo había visto....
-¿Hay alguien en casa?
La voz de Gustav le sacó de sus pensamientos. Se levantó y fue a recibirle echándole antes una mirada a su otro amigo con la que le pedía silencio absoluto. Le vio asentir con la cabeza, sabía que podía contar con él.
Salieron al recibidor y se quedó sorprendido al ver quien acompañaba a su amigo.
-¡Kate!-saludó muy contento.
-He pensado que os gustaría probar uno de las deliciosas tartas que prepara mi novia-explicó Gustav sin soltar a Kate de la cintura.
-Es una compensación, por lo de la otra noche-explicó Kate algo abochornada.
-No tenías por que, lo sucedido no fue culpa tuya-dijo Tom con firmeza.
-Pero....la tarta es bienvenida-intervino Georg frotándose el estómago.
Todos se echaron a reír y fueron a la cocina, donde Gustav ayudó a Kate a cortar la tarta.
-Os queda media para la noche-explicó Kate sentándose al lado de Tom.
-Se ve deliciosa-comentó Tom hundiendo el tenedor en su ración.
Se lo llevó a la boca y lo paladeó sonriendo ampliamente. Era realmente deliciosa, tenía un toque ligero a fresa que le recordaba al olor del pelo de Bill...
Se atragantó y empezó a toser ante la asustada mirada de sus amigos, que enseguida le pasaron un vaso de agua.
-¿Estás bien?-se apresuró a preguntar Kate.
Le vio asentir al tiempo que bebía despacio con los ojos cerrados. Esperaron a que se recuperara y no respiraron aliviados hasta que él les sonrió para indicarles que todo iba bien.
-No nos des esos sustos, por favor-suplicó Georg apretando el brazo de su amigo.
-Lo siento, no sé que me ha dado-murmuró Tom carraspeando.
-Últimamente estás muy raro-comentó Gustav.
Tom vio como sus amigos asentían en silencio y se les quedó mirando. ¿Debía contarles todas esas cosas raras que estaba sintiendo? ¿Y si lo hacía y le tomaban por loco? No, lo mejor era tomarse un tiempo y tal vez hacer lo que el doctor Listing le había recomendado. Tal vez necesitaba hablarlo con un especialista, le había dado la tarjeta de un buen psicólogo especializado a tratar a pacientes transplantados que no se habían hecho aún a la idea de que un órgano procedente de otra persona habitaba su cuerpo.
Pero su caso era bien distinto, estaba muy agradecido del corazón que le habían dado. De hecho, se sentía mejor que nunca y con ganas de comerse el mundo, con la sensación de que algo bueno le esperaba a la vuelta de la esquina...
-Es normal que se sienta raro-dijo Kate de repente-Ha pasado poco tiempo de la operación y todo es nuevo para él.
-Kate, por favor-pidió Gustav en voz baja.
Sentía mucho reñir a su novia delante de sus amigos, pero procuraban no mencionar el hecho de que Tom había estado al borde de la muerte delante de él. Era una etapa de su vida que había dejado atrás y recordarla le podía traer recuerdos dolorosos de cuando sentía que se ahogaba a cada paso que daba. Tenían que hacer que lo olvidara, que solo se concentrara en mirar al futuro para que su recuperación fuera del cien por cien.
-A veces pienso que vivo un tiempo prestado-murmuró Tom para perplejidad de sus amigos.
-Tom, si quieres que hablemos del tema se me da bien escuchar-dijo Kate mirándole fijamente.
-El padre de Georg me recomendó que hablara con un psicólogo si lo necesitaba, y creo que le haré caso-explicó Tom suspirando resignado.
-Claro que sí, hablar ayuda mucho-dijo Kate asintiendo-Y para lo que sea, me tienes a mi.
-Kate está estudiando psicología-explicó Gustav-Y también me tienes a mí cuando quieras hablar.
-Y a mí-apuntó Georg.
-Muchas gracias chicos-susurró Tom emocionado-Es que...últimamente me están pasando ciertas cosas que no tienen sentido alguno.
Sus amigos le miraron muy preocupados, poniéndose en lo peor. ¿Le estaría fallando su nuevo corazón?
Tom vio el miedo en sus caras y se apresuró a despejarlo.
-No, no es nada de eso-dijo con firmeza-Es todo más...sentimental. Estoy sintiendo cosas que jamás había sentido antes y...estoy asustado. Siento que esta no es mi vida y todo lo que hago es como si…me lo estuvieran ordenando, o yo qué sé…
Georg asintió sabiendo de qué hablaba, respirando más aliviado. Ya se imaginaba llamando a su padre para que le hiciera un chequeo completo a su amigo y descartara cualquier problema derivado de la operación.
-No nos pongamos triste, por favor-pidió Tom relajando el ambiente-Disfrutemos de la deliciosa tarta de Kate...y por favor, ni una palabra a mis padres de esto. Es una chorrada al fin y al cabo y no quisiera que se preocuparan.
-Claro-dijeron sus amigos.
Siguieron comiendo la tarta mientras comentaban que debían hacer otra cena ellos cuatro y Mark y Michelle.
-Podíamos volver al restaurante de la otra vez-dijo Kate sonriendo-Se come muy bien.
-No-murmuró Tom para sorpresa de todos, más para Georg.
-¿No te gustó?-preguntó Gustav arrugando al frente.
-Preferiría cambiar de sitio si no os importa-se explicó por encima.
Prefería no volver a ver a Bill hasta que supiera el porque de su estado. Los demás asintieron y dejaron la elección del restaurante para más adelante. Terminaron de comerse la tarta y mientras que los demás preparaban un café Tom se excusó y subió un minuto a su habitación sin que nadie advirtiera la mirada que intercambiaba con Kate.
Cerró la puerta y se apoyó en ella suspirando, hasta que sintió que llamaban con suavidad a ella y se separó resignado.
-¿Querías verme?-preguntó con timidez Kate.
Asintió y la dejó pasar, cerrando de nuevo la puerta tras ella. No sabía porque, pero había algo que le decía que podía hablar con ella. Se sentó a los pies de la cama y le hizo un sitio a Kate, que se le quedó mirando esperando.
-Todo lo que me digas, es confidencial-dijo Kate al ver que no se animaba a hablar-Apenas nos conocemos pero debes saber que puedes confiar en mí.
-Lo sé-murmuró Tom carraspeando-Es que no sé por donde empezar.
-Toma aire y suéltalo lentamente-le pidió Kate cogiéndole de la mano-Cierra los ojos y concéntrate en el origen de tu malestar.
Tom la obedeció. Cerró los ojos y empezó a respirar lentamente, sintiendo que se relajaba y podía pensar con más claridad.
-Escribí una carta a la familia del donante-susurró con los ojos cerrados.
-Pensaba que todo era confidencial-comentó Kate sin poderse contener.
-Y lo es-dijo Tom abriendo los ojos y mirándola-Pero se lo supliqué al padre de Georg, sentía la necesidad de decirles lo muy agradecido que estaba y que sentía mucho la pérdida de su hijo.
-Seguro que les habrá hecho mucho bien recibir la carta-dijo Kate asintiendo-Saber que una parte de su hijo vive en otra persona, que no le han perdido del todo...
-Eso pensé yo-cortó Tom suspirando-Yo necesitaba desahogarme y pensé que ellos saber todo el bien que había hecho su hijo, pero no he recibido contestación alguna y pienso que tal vez mi carta solo les ha hecho sentirse peor de lo ya lo estaban. Es como si les restregara la muerte de su hijo por la cara.
-Tal vez no han tenido las fuerzas necesarias para contestarte-apuntó Kate-Pero aún así agradecen tu gesto.
-No lo sé-murmuró Tom frotándose la frente-Y luego está lo otro...desde que tengo mi nuevo corazón estoy sintiendo cosas que me hacen pensar que me estoy volviendo loco.
Kate esperó en silencio a que siguiera hablando, presintiendo que le iba a confesar su más profundo secreto.
-Lo he hablado hace un rato con Georg-empezó a decir Tom mirándola-Llevo unos días sintiendo...o creyendo sentir algo por un chico.
-¿Un chico?-repitió Kate.
-Si, Bill-especificó Tom.
-Bill...Bill...-repitió Kate, tratando de pensar de que le sonaba ese nombre-Oh... ¿el camarero mono del restaurante?
Vio como Tom asentía al tiempo que sus mejillas se sonrosaban.
-¿Por eso no quieres volver allí?-preguntó Kate.
-Es por mi bien-contestó Tom-La primera vez que le vi me dio un vuelco el corazón, ya visteis lo mal que me puse. Y luego todo lo que empecé a sentir...me vas a llamar loco pero de algún modo ya sabía lo dulce que era la sonrisa de Bill, y como es besarle...y lo mucho que voy a disfrutar haciéndole el amor...
Dejó de hablar, se había puesto a llorar de repente. Una lágrima se deslizaba por su mejilla y llegó hasta sus labios, dejando en ellos su sabor salado.
-Estás algo confuso Tom, no debes preocuparte-dijo Kate con firmeza.
-Pero... ¿desde cuándo me gustan los chicos?-insistió Tom desesperado-He sido hetero desde que nací, Gustav puede hablarte de las chicas con las que me he acostado...
Dejó de hablar y se quedó pensando. Todas habían sido rollos esporádicos, jamás fue en serio con ninguna de ellas. Lo más que duró con una fueron dos semanas... ¿y si eso era una señal de que las chicas no eran lo que le convenían?
-¿Tom?-le llamó Kate.
-Estoy bien, gracias por escuchar-contestó levantándose.
Kate se levantó también y siguiendo un impulso le besó en la mejilla.
-Hey, como entre Gustav se va a pensar algo que no es-logró bromear Tom.
-Desde que Gustav me habló de ti me he sentido muy conmovida por tu caso-explicó Kate-Gustav habla con mucho amor de ti, eres su mejor amigo y te siento como mío también.
-Gustav ha tenido mucha suerte al conocerte-dijo Tom con firmeza.
Kate asintió suspirando y salió de la habitación dejando a Tom sumido en sus pensamientos. ¿Había una posibilidad de que hubiera algo entre él y Bill? Y si la hubiera... ¿la dejaría escapar esa vez?
-¿Cómo lo has sabido?-preguntó Tom a su vez.
-Tengo ojos en la cara, Tom-contestó Georg riendo-Me fijé en la cena, bueno...me fijé en Bill más bien. Es muy guapo y llama la atención. Y si te sirve de consuelo, él se fijó en ti también.
-¿Tú crees?-preguntó Tom.
-Si-dijo Georg con firmeza-Esa manera de mirarte....de sonreírte...Vamos, me lo hace a mí y le pongo contra la barra.
-¡No seas burro!-le riñó Tom dándole una colleja.
Pero su amigo solo bromeaba y eso ayudó a relajar la tensión que sentía. Se echó a reír por lo bajo y sacudió la cabeza pensando que todo eran imaginaciones suyas, o algo que había comido....tal vez se sentía tan bien desde que tenía su nuevo corazón y la comida de ese restaurante ayudó a que su mente le jugara una mala pasada y creyera sentirse atraído por un chico.
Claro que si Georg también lo había visto....
-¿Hay alguien en casa?
La voz de Gustav le sacó de sus pensamientos. Se levantó y fue a recibirle echándole antes una mirada a su otro amigo con la que le pedía silencio absoluto. Le vio asentir con la cabeza, sabía que podía contar con él.
Salieron al recibidor y se quedó sorprendido al ver quien acompañaba a su amigo.
-¡Kate!-saludó muy contento.
-He pensado que os gustaría probar uno de las deliciosas tartas que prepara mi novia-explicó Gustav sin soltar a Kate de la cintura.
-Es una compensación, por lo de la otra noche-explicó Kate algo abochornada.
-No tenías por que, lo sucedido no fue culpa tuya-dijo Tom con firmeza.
-Pero....la tarta es bienvenida-intervino Georg frotándose el estómago.
Todos se echaron a reír y fueron a la cocina, donde Gustav ayudó a Kate a cortar la tarta.
-Os queda media para la noche-explicó Kate sentándose al lado de Tom.
-Se ve deliciosa-comentó Tom hundiendo el tenedor en su ración.
Se lo llevó a la boca y lo paladeó sonriendo ampliamente. Era realmente deliciosa, tenía un toque ligero a fresa que le recordaba al olor del pelo de Bill...
Se atragantó y empezó a toser ante la asustada mirada de sus amigos, que enseguida le pasaron un vaso de agua.
-¿Estás bien?-se apresuró a preguntar Kate.
Le vio asentir al tiempo que bebía despacio con los ojos cerrados. Esperaron a que se recuperara y no respiraron aliviados hasta que él les sonrió para indicarles que todo iba bien.
-No nos des esos sustos, por favor-suplicó Georg apretando el brazo de su amigo.
-Lo siento, no sé que me ha dado-murmuró Tom carraspeando.
-Últimamente estás muy raro-comentó Gustav.
Tom vio como sus amigos asentían en silencio y se les quedó mirando. ¿Debía contarles todas esas cosas raras que estaba sintiendo? ¿Y si lo hacía y le tomaban por loco? No, lo mejor era tomarse un tiempo y tal vez hacer lo que el doctor Listing le había recomendado. Tal vez necesitaba hablarlo con un especialista, le había dado la tarjeta de un buen psicólogo especializado a tratar a pacientes transplantados que no se habían hecho aún a la idea de que un órgano procedente de otra persona habitaba su cuerpo.
Pero su caso era bien distinto, estaba muy agradecido del corazón que le habían dado. De hecho, se sentía mejor que nunca y con ganas de comerse el mundo, con la sensación de que algo bueno le esperaba a la vuelta de la esquina...
-Es normal que se sienta raro-dijo Kate de repente-Ha pasado poco tiempo de la operación y todo es nuevo para él.
-Kate, por favor-pidió Gustav en voz baja.
Sentía mucho reñir a su novia delante de sus amigos, pero procuraban no mencionar el hecho de que Tom había estado al borde de la muerte delante de él. Era una etapa de su vida que había dejado atrás y recordarla le podía traer recuerdos dolorosos de cuando sentía que se ahogaba a cada paso que daba. Tenían que hacer que lo olvidara, que solo se concentrara en mirar al futuro para que su recuperación fuera del cien por cien.
-A veces pienso que vivo un tiempo prestado-murmuró Tom para perplejidad de sus amigos.
-Tom, si quieres que hablemos del tema se me da bien escuchar-dijo Kate mirándole fijamente.
-El padre de Georg me recomendó que hablara con un psicólogo si lo necesitaba, y creo que le haré caso-explicó Tom suspirando resignado.
-Claro que sí, hablar ayuda mucho-dijo Kate asintiendo-Y para lo que sea, me tienes a mi.
-Kate está estudiando psicología-explicó Gustav-Y también me tienes a mí cuando quieras hablar.
-Y a mí-apuntó Georg.
-Muchas gracias chicos-susurró Tom emocionado-Es que...últimamente me están pasando ciertas cosas que no tienen sentido alguno.
Sus amigos le miraron muy preocupados, poniéndose en lo peor. ¿Le estaría fallando su nuevo corazón?
Tom vio el miedo en sus caras y se apresuró a despejarlo.
-No, no es nada de eso-dijo con firmeza-Es todo más...sentimental. Estoy sintiendo cosas que jamás había sentido antes y...estoy asustado. Siento que esta no es mi vida y todo lo que hago es como si…me lo estuvieran ordenando, o yo qué sé…
Georg asintió sabiendo de qué hablaba, respirando más aliviado. Ya se imaginaba llamando a su padre para que le hiciera un chequeo completo a su amigo y descartara cualquier problema derivado de la operación.
-No nos pongamos triste, por favor-pidió Tom relajando el ambiente-Disfrutemos de la deliciosa tarta de Kate...y por favor, ni una palabra a mis padres de esto. Es una chorrada al fin y al cabo y no quisiera que se preocuparan.
-Claro-dijeron sus amigos.
Siguieron comiendo la tarta mientras comentaban que debían hacer otra cena ellos cuatro y Mark y Michelle.
-Podíamos volver al restaurante de la otra vez-dijo Kate sonriendo-Se come muy bien.
-No-murmuró Tom para sorpresa de todos, más para Georg.
-¿No te gustó?-preguntó Gustav arrugando al frente.
-Preferiría cambiar de sitio si no os importa-se explicó por encima.
Prefería no volver a ver a Bill hasta que supiera el porque de su estado. Los demás asintieron y dejaron la elección del restaurante para más adelante. Terminaron de comerse la tarta y mientras que los demás preparaban un café Tom se excusó y subió un minuto a su habitación sin que nadie advirtiera la mirada que intercambiaba con Kate.
Cerró la puerta y se apoyó en ella suspirando, hasta que sintió que llamaban con suavidad a ella y se separó resignado.
-¿Querías verme?-preguntó con timidez Kate.
Asintió y la dejó pasar, cerrando de nuevo la puerta tras ella. No sabía porque, pero había algo que le decía que podía hablar con ella. Se sentó a los pies de la cama y le hizo un sitio a Kate, que se le quedó mirando esperando.
-Todo lo que me digas, es confidencial-dijo Kate al ver que no se animaba a hablar-Apenas nos conocemos pero debes saber que puedes confiar en mí.
-Lo sé-murmuró Tom carraspeando-Es que no sé por donde empezar.
-Toma aire y suéltalo lentamente-le pidió Kate cogiéndole de la mano-Cierra los ojos y concéntrate en el origen de tu malestar.
Tom la obedeció. Cerró los ojos y empezó a respirar lentamente, sintiendo que se relajaba y podía pensar con más claridad.
-Escribí una carta a la familia del donante-susurró con los ojos cerrados.
-Pensaba que todo era confidencial-comentó Kate sin poderse contener.
-Y lo es-dijo Tom abriendo los ojos y mirándola-Pero se lo supliqué al padre de Georg, sentía la necesidad de decirles lo muy agradecido que estaba y que sentía mucho la pérdida de su hijo.
-Seguro que les habrá hecho mucho bien recibir la carta-dijo Kate asintiendo-Saber que una parte de su hijo vive en otra persona, que no le han perdido del todo...
-Eso pensé yo-cortó Tom suspirando-Yo necesitaba desahogarme y pensé que ellos saber todo el bien que había hecho su hijo, pero no he recibido contestación alguna y pienso que tal vez mi carta solo les ha hecho sentirse peor de lo ya lo estaban. Es como si les restregara la muerte de su hijo por la cara.
-Tal vez no han tenido las fuerzas necesarias para contestarte-apuntó Kate-Pero aún así agradecen tu gesto.
-No lo sé-murmuró Tom frotándose la frente-Y luego está lo otro...desde que tengo mi nuevo corazón estoy sintiendo cosas que me hacen pensar que me estoy volviendo loco.
Kate esperó en silencio a que siguiera hablando, presintiendo que le iba a confesar su más profundo secreto.
-Lo he hablado hace un rato con Georg-empezó a decir Tom mirándola-Llevo unos días sintiendo...o creyendo sentir algo por un chico.
-¿Un chico?-repitió Kate.
-Si, Bill-especificó Tom.
-Bill...Bill...-repitió Kate, tratando de pensar de que le sonaba ese nombre-Oh... ¿el camarero mono del restaurante?
Vio como Tom asentía al tiempo que sus mejillas se sonrosaban.
-¿Por eso no quieres volver allí?-preguntó Kate.
-Es por mi bien-contestó Tom-La primera vez que le vi me dio un vuelco el corazón, ya visteis lo mal que me puse. Y luego todo lo que empecé a sentir...me vas a llamar loco pero de algún modo ya sabía lo dulce que era la sonrisa de Bill, y como es besarle...y lo mucho que voy a disfrutar haciéndole el amor...
Dejó de hablar, se había puesto a llorar de repente. Una lágrima se deslizaba por su mejilla y llegó hasta sus labios, dejando en ellos su sabor salado.
-Estás algo confuso Tom, no debes preocuparte-dijo Kate con firmeza.
-Pero... ¿desde cuándo me gustan los chicos?-insistió Tom desesperado-He sido hetero desde que nací, Gustav puede hablarte de las chicas con las que me he acostado...
Dejó de hablar y se quedó pensando. Todas habían sido rollos esporádicos, jamás fue en serio con ninguna de ellas. Lo más que duró con una fueron dos semanas... ¿y si eso era una señal de que las chicas no eran lo que le convenían?
-¿Tom?-le llamó Kate.
-Estoy bien, gracias por escuchar-contestó levantándose.
Kate se levantó también y siguiendo un impulso le besó en la mejilla.
-Hey, como entre Gustav se va a pensar algo que no es-logró bromear Tom.
-Desde que Gustav me habló de ti me he sentido muy conmovida por tu caso-explicó Kate-Gustav habla con mucho amor de ti, eres su mejor amigo y te siento como mío también.
-Gustav ha tenido mucha suerte al conocerte-dijo Tom con firmeza.
Kate asintió suspirando y salió de la habitación dejando a Tom sumido en sus pensamientos. ¿Había una posibilidad de que hubiera algo entre él y Bill? Y si la hubiera... ¿la dejaría escapar esa vez?