Si no fuera porque estaba recostado en la cama, Tom se hubiera caido al suelo desmayado. Veía a su madre llorar emocionada, a su padre con los ojos llenos de lágrimas y al doctor Listing asintiendo a su espalda.
-¿Qué...?-logró susurrar.
-Lo supimos a las 5 de la madrugada, pero no queríamos deciros nada hasta ver los resultados de las pruebas-explicó Moritz-Todo ha ido bien y en unas horas entrará en quirófano.
-¿Tan pronto?-preguntó Tom tragando con esfuerzo.
Aunque ya sabía que la respuesta era un rotundo sí. Su estado era ya muy grave, había escuchado la noche anterior a las enfermeras, hablaban en voz baja cuando le fueron a cambiar el suero pensaban que si seguía así le iban a tener que conectar a una máquina que respirara por él. En menos de un mes su vida se había ido apagando con una velocidad asombrosa...y no se terminaba de creer que todo hubiera terminado y volvería a retomar su vida desde donde la había dejado...
-Pero... ¿y si no es el apropiado? ¿Y si mi cuerpo lo rechaza?-preguntó conteniendo el poco aliento que le quedaba.
-Tom, eso es algo que no podemos saber con seguridad-contestó Moritz suspirando-Sabemos que el corazón es el apropiado por los resultados de las pruebas que te hemos hecho. Además, el donante es un chico joven, de buena salud y...
-Entonces... ¿por qué murió?-preguntó Tom sin poderse contener.
-Esa información no te la puedo proporcionar-contestó Moritz-Solo tienes que saber que su familia ha donado sus órganos, y que gracias a él tienes una segunda oportunidad.
-Al menos dígame cual era su nombre-pidió Tom.
Iba a negarse, jamás se daban datos personales a los receptores de la familia del donante. Pero la triste mirada de su joven paciente le hizo cambiar de idea.
-Su nombre era James-dijo Moritz al final.
-James...-susurró Tom.
Cerró los ojos y no pudo evitar que su mente volara. Se imaginaba como sería el tal James, un chico de su edad...pelo castaño, ojos verdes...con toda una vida por delante y sueños por cumplir...
La noticia se extendió y a pesar de no ser la hora de visita sus amigos fueron a verle esa misma mañana. Se les veía mucho más animado que la última vez que los vio, y no podían dejar de sonreír y hacer planes para cuando se hubiera recuperado.
-Tenemos que hacer una cena-dijo Michelle sonriendo ampliamente-Celebrarlo a lo grande.
-Entonces mejor una fiesta-apuntó Mark.
-Bueno, no hay que cansarle-intervino Gustav-Primero una cena y más adelante la fiesta.
-Si, con comida-añadió Georg frotándose la barriga.
Todos rompieron a reír, Tom incluido. Era raro, pero por primera vez se sentía realmente bien. Ya no le costaba respirar y se mantenía despierto mucho más tiempo. Era como si ya no necesitara un corazón nuevo...pero en el fondo, sabía que no era cierto y lo necesitaba con urgencia.
Mientras su hijo se divertía con sus amigos, Simone y Jörg hablaban con el doctor Listing de la operación que tendría lugar esa misma tarde.
-El corazón llegará a primera hora de la tarde y mientras que lo preparamos iremos anestesiando a Tom-explicó Moritz-Ya le hemos empezado a suministrar inmunosupresores con lo que prevenir un posible rechazo, y que tendrá que seguir tomando tras el transplante.
-Sé que no puede decirnos nada del donante pero...necesitamos saber de qué murió exactamente-insistió Simone-Dijiste que gozaba de buena salud y que...
-Tampoco quería decirlo delante de Tom, hablar de la muerte cuando él ha estado tan cerca-dijo Moritz carraspeando-No tenía enfermedad alguna, por lo visto se dio un fuerte golpe en la cabeza y no le dio mayor importancia...hasta que fue tarde. Entró en muerte cerebral y sus padres decidieron desenchufarle tras permitir que usaran sus órganos en gente que los necesitaran.
-Pobres padres-susurró Simone sintiendo que le caía una lágrima.
-Tenía...25 años-dijo Moritz tras leer el expediente que llevaba en sus manos-Hijo único, a punto de terminar la universidad...
Dejó de hablar, él mismo sentía que se iba a echar a llorar. Estaba muy implicado en ese caso, conocía a su paciente desde que nació, su hijo era su mejor amigo...
-Mejor id al lado de Tom-murmuró carraspeando-Estará muy nervioso.
Jörg asintió y cogiendo del codo a su mujer regresaron a la habitación de su hijo. Pasaron con él todo el tiempo que les dejaron, a última hora de la mañana tuvieron que hacerle más pruebas de rigor y tuvieron que salir todos al pasillo.
-Entonces, ¿le operan en un par de horas?-preguntó Mark.
-Si, en cuanto llegue el corazón Tom subirá al quirófano y le irán anestesiando-explicó Jörg.
-Nosotros nos quedaremos-dijo Georg por todos-Queremos estar para cuando se despierte, aunque no podamos entrar a verle no podemos irnos a casa sin saber que todo ha ido bien.
-Gracias, chicos. Tom es muy afortunado de tener tan buenos amigos-murmuró Simone.
Volvieron al lado de Tom cuando terminaron con él, hallándole llenos de más cables y sueros.
-Quieren tenerme controladísimo-logró bromear Tom.
-Cariño, cuando salgas del hospital me gustaría que te quedases con nosotros una temporada-dijo Simone cogiendo la mano de su hijo-Prometo no abrumarte preguntándote a cada hora que tal estás, solo quiero que me dejes cuidarte...
-Claro que si, mamá-cortó Tom sonriendo-En casa me recuperaré enseguida gracias a tus cuidados, y siento mucho si te he hecho creer que no te necesitaba para nada.
Simone miró a su hijo sonriendo, entendía el porque de su comportamiento. Tenía 19 años y desde que comenzó a fallarle el corazón ella no pudo evitar cuidar de él en exceso, casi como si fuera un niño pequeño. Y eso molestaba a su hijo, un adolescente que veía que tenía que aprender a vivir con limitaciones, sin poder hacer lo mismo que la gente de su edad.
Pero eso se iba a terminar, en un par de horas un nuevo corazón latiría en su pecho, y una nueva vida se abriría delante de él...
-¿Qué...?-logró susurrar.
-Lo supimos a las 5 de la madrugada, pero no queríamos deciros nada hasta ver los resultados de las pruebas-explicó Moritz-Todo ha ido bien y en unas horas entrará en quirófano.
-¿Tan pronto?-preguntó Tom tragando con esfuerzo.
Aunque ya sabía que la respuesta era un rotundo sí. Su estado era ya muy grave, había escuchado la noche anterior a las enfermeras, hablaban en voz baja cuando le fueron a cambiar el suero pensaban que si seguía así le iban a tener que conectar a una máquina que respirara por él. En menos de un mes su vida se había ido apagando con una velocidad asombrosa...y no se terminaba de creer que todo hubiera terminado y volvería a retomar su vida desde donde la había dejado...
-Pero... ¿y si no es el apropiado? ¿Y si mi cuerpo lo rechaza?-preguntó conteniendo el poco aliento que le quedaba.
-Tom, eso es algo que no podemos saber con seguridad-contestó Moritz suspirando-Sabemos que el corazón es el apropiado por los resultados de las pruebas que te hemos hecho. Además, el donante es un chico joven, de buena salud y...
-Entonces... ¿por qué murió?-preguntó Tom sin poderse contener.
-Esa información no te la puedo proporcionar-contestó Moritz-Solo tienes que saber que su familia ha donado sus órganos, y que gracias a él tienes una segunda oportunidad.
-Al menos dígame cual era su nombre-pidió Tom.
Iba a negarse, jamás se daban datos personales a los receptores de la familia del donante. Pero la triste mirada de su joven paciente le hizo cambiar de idea.
-Su nombre era James-dijo Moritz al final.
-James...-susurró Tom.
Cerró los ojos y no pudo evitar que su mente volara. Se imaginaba como sería el tal James, un chico de su edad...pelo castaño, ojos verdes...con toda una vida por delante y sueños por cumplir...
La noticia se extendió y a pesar de no ser la hora de visita sus amigos fueron a verle esa misma mañana. Se les veía mucho más animado que la última vez que los vio, y no podían dejar de sonreír y hacer planes para cuando se hubiera recuperado.
-Tenemos que hacer una cena-dijo Michelle sonriendo ampliamente-Celebrarlo a lo grande.
-Entonces mejor una fiesta-apuntó Mark.
-Bueno, no hay que cansarle-intervino Gustav-Primero una cena y más adelante la fiesta.
-Si, con comida-añadió Georg frotándose la barriga.
Todos rompieron a reír, Tom incluido. Era raro, pero por primera vez se sentía realmente bien. Ya no le costaba respirar y se mantenía despierto mucho más tiempo. Era como si ya no necesitara un corazón nuevo...pero en el fondo, sabía que no era cierto y lo necesitaba con urgencia.
Mientras su hijo se divertía con sus amigos, Simone y Jörg hablaban con el doctor Listing de la operación que tendría lugar esa misma tarde.
-El corazón llegará a primera hora de la tarde y mientras que lo preparamos iremos anestesiando a Tom-explicó Moritz-Ya le hemos empezado a suministrar inmunosupresores con lo que prevenir un posible rechazo, y que tendrá que seguir tomando tras el transplante.
-Sé que no puede decirnos nada del donante pero...necesitamos saber de qué murió exactamente-insistió Simone-Dijiste que gozaba de buena salud y que...
-Tampoco quería decirlo delante de Tom, hablar de la muerte cuando él ha estado tan cerca-dijo Moritz carraspeando-No tenía enfermedad alguna, por lo visto se dio un fuerte golpe en la cabeza y no le dio mayor importancia...hasta que fue tarde. Entró en muerte cerebral y sus padres decidieron desenchufarle tras permitir que usaran sus órganos en gente que los necesitaran.
-Pobres padres-susurró Simone sintiendo que le caía una lágrima.
-Tenía...25 años-dijo Moritz tras leer el expediente que llevaba en sus manos-Hijo único, a punto de terminar la universidad...
Dejó de hablar, él mismo sentía que se iba a echar a llorar. Estaba muy implicado en ese caso, conocía a su paciente desde que nació, su hijo era su mejor amigo...
-Mejor id al lado de Tom-murmuró carraspeando-Estará muy nervioso.
Jörg asintió y cogiendo del codo a su mujer regresaron a la habitación de su hijo. Pasaron con él todo el tiempo que les dejaron, a última hora de la mañana tuvieron que hacerle más pruebas de rigor y tuvieron que salir todos al pasillo.
-Entonces, ¿le operan en un par de horas?-preguntó Mark.
-Si, en cuanto llegue el corazón Tom subirá al quirófano y le irán anestesiando-explicó Jörg.
-Nosotros nos quedaremos-dijo Georg por todos-Queremos estar para cuando se despierte, aunque no podamos entrar a verle no podemos irnos a casa sin saber que todo ha ido bien.
-Gracias, chicos. Tom es muy afortunado de tener tan buenos amigos-murmuró Simone.
Volvieron al lado de Tom cuando terminaron con él, hallándole llenos de más cables y sueros.
-Quieren tenerme controladísimo-logró bromear Tom.
-Cariño, cuando salgas del hospital me gustaría que te quedases con nosotros una temporada-dijo Simone cogiendo la mano de su hijo-Prometo no abrumarte preguntándote a cada hora que tal estás, solo quiero que me dejes cuidarte...
-Claro que si, mamá-cortó Tom sonriendo-En casa me recuperaré enseguida gracias a tus cuidados, y siento mucho si te he hecho creer que no te necesitaba para nada.
Simone miró a su hijo sonriendo, entendía el porque de su comportamiento. Tenía 19 años y desde que comenzó a fallarle el corazón ella no pudo evitar cuidar de él en exceso, casi como si fuera un niño pequeño. Y eso molestaba a su hijo, un adolescente que veía que tenía que aprender a vivir con limitaciones, sin poder hacer lo mismo que la gente de su edad.
Pero eso se iba a terminar, en un par de horas un nuevo corazón latiría en su pecho, y una nueva vida se abriría delante de él...