Tokio Hotel World

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^-^Dediado a todos los Aliens ^-^


    Parte I: Capitulo 17

    Alisson Kaulitz
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    Mensaje  Alisson Kaulitz Vie Ago 19, 2011 8:05 pm

    -¿De qué te ríes?-preguntó Bill de repente.

    Llevaba varios minutos observando a Tom, empezando a sentirse incómodo con el masaje que le estaba dando. No lo pensó bien cuando aceptó, se sentía realmente cansado y Tom estaba logrando hacer que se relajara...demasiado. Varios gemidos se le habían escapado de sus labios si que hubiera podido hacer nada por retenerlos, y en esos momentos las hábiles manos de Tom subían por su pierna izquierda bajo su pantalón.

    Y no solo fue eso lo que hizo sentirse incómodo...que le hubiera chupado los dedos al darle la última fresa...

    -¿Te molesto?-preguntó Tom a su vez, sacándole de sus pensamientos.

    -No, no es eso-contestó Bill carraspeando-Es que no me imaginé que tú fueras...

    Las manos de Tom se quedaron quietas donde estaban, a escasos centímetros de la rodilla de Bill. Alzó la mirada y se le quedó mirando con la frente arrugada.

    -Solo te estoy dando un masaje-se defendió Tom.

    -Perdona-murmuró Bill incorporándose en la cama.

    Se sentó en ella y Tom le liberó la pierna, sentándose a su lado.

    -Perdóname-repitió Bill sin atreverse a mirarle-Es que me has dado una sensación equivocada y yo...me he dejado llevar...

    Sonrió al escucharlo, sabía que esos gemidos que Bill había soltado querían decir algo más que el masaje le estaba gustando.

    -No pasa nada-dijo Tom restándole importancia-Ha sido solo un malentendido.

    Le vio asentir y coger otra fresa de bol que tenía en su regazo. Iba a llevársela a los labios pero él fue más rápido, le cogió por la muñeca y se inclinó en su dirección dispuesto a apoderarse de la fresa, pero los nervios traicionaron a Bill y le hizo soltarla, viendo como caía sobre su camiseta y dejaba un rastro de nata tras ella.

    -¡Cuánto lo siento!-se disculpó Bill al momento.

    -No ha sido nada-dijo Tom muy divertido.

    Se pasó las manos tratando de quitarse la nata, pero solo consiguió esparcirla más por la camiseta.

    -Quítatela, te lavo-dijo Bill con firmeza.

    -Si no es nada...con un poco de agua...-empezó a decir Tom.

    Pero Bill se negó y sus manos ya tiraban del borde. No tuvo más remedio que dejarse desnudar de cintura para arriba, poniéndose tenso al escuchar la exclamación que Bill soltó.

    -¿Y esa cicatriz?-preguntó Bill sin poderse contener.

    Bajó la mirada y observó la señal que le dejaron tras la operación. Era la primera vez que dejaba que alguien se la viera aparte de sus padres, ni siquiera Georg o Gustav con los que convivía la habían visto ni pedido verla. Era algo muy íntimo que no le gustaba enseñar, pero con Bill era distinto...aunque no sabía porque...

    -Te dije...que estuve malo del corazón-contestó Tom carraspeando.

    -¿Te han operado de el?-preguntó de nuevo Bill extendiendo una mano.

    -No me gusta hablar del tema-contestó Tom carraspeando.

    Retiró la mano de inmediato, no sabía como se había atrevido a hacer esa íntima pregunta nada más conocerlo, y tratar de...de acariciar su pecho...

    -Siento mucho haberlo mencionado-susurró muy cortado.

    -No pasa nada, no lo podías saber-dijo Tom carraspeando.

    Bill asintió y se puso en pie llevando la camiseta de Tom en las manos.

    -Te la lavo en un momento-explicó saliendo de la habitación.

    -No te molestes, Bill-dijo Tom yendo tras él-Es una mancha de nada, y yo...será mejor que vuelva a casa, mis amigos estarán preocupados.

    -Es verdad, llevas toda la mañana aquí metido-dijo Bill girándose-Pero insisto en lavarte la camiseta, puedes pasarte mañana a por ella y te invito a comer.

    -No hace falta, en serio-repitió Tom.

    Pero Bill era muy cabezota y se negó a entregarle la camiseta cuando Tom le tendió la mano para que se la diera.

    -¿Quieres que regrese a casa medio desnudo?-preguntó Tom sonriendo.

    -Tienes abajo otra camisa-le recordó Bill-Y si no, te dejo algo de mi padre. Mi ropa es...

    -Pequeña-terminó Tom la frase por él.

    -Además de eso...no creo que te gustara-dijo Bill resoplando.

    Iba a proponerle que se la enseñara, pero pensó que lo mejor era salir de allí cuanto antes. ¿Qué pasaría si el padre entrara y los pillara en esa situación? ¿Su hijo descalzo y él sin la camiseta puesta?

    Como si le hubiera leído el pensamiento, Bill le pidió que esperara y echó una carrera rápida a la cocina. Andreas le había colgado la otra camisa lejos de los fogones para que no se la manchara y se la subió para que se la pusiera y cubriera así su desnudez.

    -Gracias por echarnos una mano-dijo Bill muy serio-Hay días que los problemas se suceden unos tras otros y te cogen desprevenido.

    -Ha sido un placer-aseguró Tom.

    -Será muy bien recibido la próxima vez que vengas a comer-dijo Bill sonriendo ampliamente.

    -Oh...esto me recuerda que mis amigos y yo tenemos otra cena-comentó Tom.

    -¿Son los mismos del otro día?-preguntó Bill con curiosidad.

    -Si, todos...menos Chantelle por supuesto-contestó Tom sacudiendo la cabeza.

    Bill asintió mordiéndose el labio para no reír, sabía que la tal Chantelle era esa perra que tan mal le había hablado y tratado.

    -Veo que la recuerdas-comentó Tom muy divertido.

    -Antes que nada quiero que sepas que es al primera vez que hago una cosa así-explicó Bill aún muy avergonzado porque le hubiera pillado haciendo esa travesura.

    -Se lo merecía, no tienes por qué disculparte-aseguró Tom.

    -También me vio mi padre...casi me coge de las orejas-murmuró Bill resoplando.

    Tom se echó a reír y decidió que o se ponía en marcha o se quedaba allí a vivir. Dio un paso y Bill lo entendió. Le acompañó escaleras abajo y esperó en silencio a que se despidiera de su padre y Andreas. Salieron de la cocina y se quedó tras la barra, se había olvidado calzarse y no daría buena imagen pasearse de esa manera por el restaurante.

    -Llámame cuando sepas cuando es la cena y os reservo la mejor mesa-dijo Bill a modo de despedida.

    Tom asintió y tras decirle adiós con la mano salió del restaurante silbado. Regresó al apartamento y allí recibió una pequeña bronca de sus amigos.

    -¿Sabes lo asustados que estábamos?-preguntó Gustav-Te hemos llamado al móvil y no lo cogías, llevas fuera todo el día...hemos tenido que mentir a tus padres para no asustarlos.

    -Lo siento mucho, de veras-se disculpó Tom muy afectado.

    Sus amigos tenían mucha razón para estar enfadados y preocupados, se había dejado el móvil en el bolsillo de la camisa de cuadros y no se había acordado de el hasta que entró por la puerta del apartamento. Lo había mirado y tenía 7 llamadas perdidas de sus amigos, 3 de sus padres y 4 mensajes.

    -Por favor, si llegas tarde avísanos antes de que nos de un ataque-siguió diciendo Gustav.

    -Gus, no te pases-intervino Georg.

    -Tiene toda la razón, perdí al noción del tiempo y no tiene perdón lo que os he hecho-dijo Tom asumiendo toda su culpa.

    Gustav espiró hondo y se calmó un poco, disculpándose también con su amigo si se había excedido un poco. Tom le perdonó de inmediato y subió a su habitación a cambiarse de ropa, seguido de Georg.

    -¿Tú también me vas a gritar?-preguntó sabiendo que se lo merecía.

    -No, yo te iba a preguntar donde te había metido, pero el olor a salsa boloñesa de tu ropa me da una idea-dijo Georg sonriendo con malicia.

    Maldijo por lo bajo, le habían pillado. No quería decir nada hasta que se hubiera tenido tiempo de pensar si lo de esa tarde había significado algo, y el buen olfato de Georg le había delatado.

    -¿Has estado con Bill?-preguntó Georg tras cerrar la puerta de la habitación.

    Tom asintió suspirando, preparándose para el interrogatorio de su amigo.

    -¿Qué habéis hecho?-preguntó Georg muy ilusionado-¿Os habéis besado?

    -¡Georg!-saltó Tom carraspeando.

    -Perdona pero es que...si llego a saber antes que eres gay te hubiera echado los tejos desde el primer día-dijo Georg entre risas.

    -Aún no sé si soy gay-dijo Tom carraspeando-Solo te diré que he pasado una mañana muy agradable al lado de Bill. Le he echado una mano en el restaurante y luego me ha invitado a comer, y hemos tomado el postre en su habitación...

    -¿Por qué? ¿La cocina no era demasiado...íntima?-preguntó Georg alzando una ceja.

    -Bill estaba cansado-contestó Tom resoplando-Se quiso acostar y yo...

    -¿Tú?-preguntó Georg al ver que se paraba.

    -Yo...le di un masaje en los pies-dijo sin aliento.

    La reacción de su amigo no se hizo de esperar, esbozó una amplia sonrisa y rompió a reír con todas sus ganas.

    -Solo ha sido un masaje-apuntó Tom-No es para tanto.

    -¿Le gustó a Bill?-inquirió Georg.

    Vio como Tom se lo pensaba antes de contestar, asintiendo con la cabeza tras varios segundos.

    -Se le escapó algún que otro gemido-explicó Tom sonrojándose.

    Georg asintió sin dejar de sonreír. No quería hablar demasiado pronto, pero algo le decía que entre su amigo y Bill había algo muy bonito que acababa de empezar y esperaba que durase mucho.

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