Al día siguiente Bill se arregló con esmero. Se dio una larga ducha y lavó a conciencia su pelo, alisándolo hasta dejarlo perfecto. Se maquilló y miró sonriendo al espejo. Estaba perfecto...
Se vistió eligiendo unos vaqueros azules, camiseta de manga corta negra y una cazadora color camel. Se calzó sus botas de tacón medio y bajó al restaurante. Andreas estaba en al cocina y se despidió de él sin pararse.
Se encontró a su padre en la barra y a él le dio un beso en la mejilla prometiendo no volver tarde.
-Bill-le llamó Gordon antes de separarse-Ten cuidado.
Asintió en silencio, sabía que no podía engañar a su padre. No era lógico que se hubiera arreglado tanto para ir solo a estudiar con un compañero de clase. Salió del restaurante y sonrió ampliamente al ver a James, apoyado en el coche esperándole. Sonrió al verle y le devolvió la sonrisa, cruzando la calle con paso firme.
-Hola-saludó con timidez.
James sonrió y tomándole del brazo rodeó el coche con él, abriéndole la puerta.
-He pensado que podíamos ir a un sitio en coche-explicó James viendo como entraba-Queda algo lejos, pero sirven unos capuchinos excelentes...aunque ahora que lo pienso, estarás algo cansado al tenerlos tú en el restaurante...
-Un capuchino está bien-dijo Bill sonriendo.
James asintió y rodeando el coche entró y arrancó. Condujo unos 20 minutos hasta llegar a un pequeño café. Entraron en el y James pidió por los dos. Esperaron en silencio y cuando la camarera se acercó James sacó la cartera y pagó.
-Te estarás preguntando como es que te he pedido salir-dijo James yendo directo al grano-Me gustas mucho, Bill.
Bill se le quedó mirando sin saber que decir, sonrojándose sin poder evitarlo.
-No sé que me has dado, pero desde que te vi por primera vez no he podido de dejar de pensar en ti-le confesó James-Y...bueno, es obvio que hay una diferencia de edad, pero...
-Tengo 17-susurró Bill carraspeando.
Contuvo el aliento, se imaginaba a James sopesando sus palabras para luego levantarse y llevarle de vuelta a casa.
-Y yo 25-susurró James a su vez.
Se quedaron mirando en silencio, ninguno de los dos sabía que decir o hacer. Hasta que Bill decidió a dar el primer paso, rezando para no decir las palabras equivocadas.
-Pensaba que no eras gay-susurró cruzando los dedos.
-Y no lo soy...o creo que no lo soy-contestó James-He estado con chicas antes, pero con ninguna en serio. Sentía que me faltaba algo, y al verte a ti...me siento completo...
Bill sonrió al escucharlo. Era la primera vez que tenía una cita y se estaba empezando a sentir muy especial. Nadie antes le había hecho ese tipo de halagos y se sentía muy afortunado.
-Mi amigo David, el del otro día...-empezó a decir James carraspeando-No se lo ha tomado muy bien, como ya vistes y de nuevo te pido perdón. La otra noche no quiso asistir a la cena porque te iba a volver a ver y se negaba a pasar una velada viendo como tonteaba contigo toda la cena.
-Vaya, y yo que pensabas que fuiste por la comida-bromeó Bill entre risas.
-También, también-rió James.
Habían logrado relajar el ambiente. Siguieron hablando y para cuando se terminaron el capuchino, sus manos ya estaban entrelazadas sobre la mesa. Salieron del bar y dieron un paseo mientras hablaban. James le contó sus planes de terminar sus estudios universitarios y luego empezar con las prácticas en la empresa de su padre.
-Me hubiera gustado salir fuera de Alemania, pero mi padre dice que eso es desperdiciar el dinero-siguió diciendo James.
-Mi padre quería que saliera este verano, me he pasado todo el año trabajando y estudiando y quiere que me tome un descanso-explicó Bill a su vez-Pero la verdad es que me da miedo, más irme yo solo.
-Pues nos vamos los dos juntos-dijo James sonriendo-El próximo verano, cuando terminé yo mis estudios tengo unos días antes de entrar en la empresa de mi padre.
Bill le miró sin saber que decir, se acababan de conocer y ya hacían planes futuros.
-Lo pensamos-murmuró James al ver que se había precipitado.
Asintió y siguieron paseando cogidos de la mano. La gente los miraba pero nadie decía nada. Regresaron al coche y James le llevó al restaurante, pero aparcó a una manzana de distancia y siguieron hablando en el coche hasta que se hizo de noche.
-Yo...me tengo que ir-dijo Bill suspirando.
James asintió y se le acercó con lentitud, pero Bill no se apartó. Separó los labios y recibió en ellos su primer beso.
-¿Nos vemos mañana?-preguntó James sin moverse de donde estaba.
-Creo que podré escaparme-contestó Bill entre jadeos.
James asintió y cogiendo su mano, abrió la guantera y sacó un boli de ella. Le cogió con firmeza de la muñeca y giró para poder escribir sobre su palma el número de su móvil.
-Llámame cuando lo sepas-susurró contra sus labios.
Bill asintió y dejó que le besara por segunda vez. Esa vez fue más largo, la anterior sus labios apenas se rozaron y en esa pudo sentir como le acariciaba le labio inferior con la lengua. Respondió con torpeza, separó los labios por instinto y dejó que se frotara contra su lengua.
Sintió que se mareaba y cerró los ojos gimiendo por lo bajo. James sonrió contra sus labios y dio el beso por finalizado tras varios interminables minutos.
-Hasta mañana-se despidió acariciando su mejilla.
Bill asintió y bajó del coche con cuidado. Sentía que las piernas le temblaban y caminó hasta el restaurante apoyando la mano en la pared y con una amplia sonrisa en sus labios.
Se fue derecho a su dormitorio ignorando la mirada de decepción que le dirigía Andreas. Se desnudó y metió en la cama. No podía cenar, sentía el estómago demasiado excitado como para probar bocado.
Cerró los ojos y suspiró sonriendo, llevándose una mano a los labios. Aún sentía en ellos los de James, besándole con esa suavidad que le hizo gemir y suspirar...se puso tenso, su cuerpo había reaccionado ante ese simple recuerdo. Llevó la mano abajo y sintió algo que jamás había sentido con tanta fuerza...se mordió los labios por los pensamientos que estaba teniendo
Necesitaba a James...le necesitaba en esos momentos. Quería que le hiciera el amor por primera vez, y todas las noches en las que se sintiera tan desesperado y solo...
Se vistió eligiendo unos vaqueros azules, camiseta de manga corta negra y una cazadora color camel. Se calzó sus botas de tacón medio y bajó al restaurante. Andreas estaba en al cocina y se despidió de él sin pararse.
Se encontró a su padre en la barra y a él le dio un beso en la mejilla prometiendo no volver tarde.
-Bill-le llamó Gordon antes de separarse-Ten cuidado.
Asintió en silencio, sabía que no podía engañar a su padre. No era lógico que se hubiera arreglado tanto para ir solo a estudiar con un compañero de clase. Salió del restaurante y sonrió ampliamente al ver a James, apoyado en el coche esperándole. Sonrió al verle y le devolvió la sonrisa, cruzando la calle con paso firme.
-Hola-saludó con timidez.
James sonrió y tomándole del brazo rodeó el coche con él, abriéndole la puerta.
-He pensado que podíamos ir a un sitio en coche-explicó James viendo como entraba-Queda algo lejos, pero sirven unos capuchinos excelentes...aunque ahora que lo pienso, estarás algo cansado al tenerlos tú en el restaurante...
-Un capuchino está bien-dijo Bill sonriendo.
James asintió y rodeando el coche entró y arrancó. Condujo unos 20 minutos hasta llegar a un pequeño café. Entraron en el y James pidió por los dos. Esperaron en silencio y cuando la camarera se acercó James sacó la cartera y pagó.
-Te estarás preguntando como es que te he pedido salir-dijo James yendo directo al grano-Me gustas mucho, Bill.
Bill se le quedó mirando sin saber que decir, sonrojándose sin poder evitarlo.
-No sé que me has dado, pero desde que te vi por primera vez no he podido de dejar de pensar en ti-le confesó James-Y...bueno, es obvio que hay una diferencia de edad, pero...
-Tengo 17-susurró Bill carraspeando.
Contuvo el aliento, se imaginaba a James sopesando sus palabras para luego levantarse y llevarle de vuelta a casa.
-Y yo 25-susurró James a su vez.
Se quedaron mirando en silencio, ninguno de los dos sabía que decir o hacer. Hasta que Bill decidió a dar el primer paso, rezando para no decir las palabras equivocadas.
-Pensaba que no eras gay-susurró cruzando los dedos.
-Y no lo soy...o creo que no lo soy-contestó James-He estado con chicas antes, pero con ninguna en serio. Sentía que me faltaba algo, y al verte a ti...me siento completo...
Bill sonrió al escucharlo. Era la primera vez que tenía una cita y se estaba empezando a sentir muy especial. Nadie antes le había hecho ese tipo de halagos y se sentía muy afortunado.
-Mi amigo David, el del otro día...-empezó a decir James carraspeando-No se lo ha tomado muy bien, como ya vistes y de nuevo te pido perdón. La otra noche no quiso asistir a la cena porque te iba a volver a ver y se negaba a pasar una velada viendo como tonteaba contigo toda la cena.
-Vaya, y yo que pensabas que fuiste por la comida-bromeó Bill entre risas.
-También, también-rió James.
Habían logrado relajar el ambiente. Siguieron hablando y para cuando se terminaron el capuchino, sus manos ya estaban entrelazadas sobre la mesa. Salieron del bar y dieron un paseo mientras hablaban. James le contó sus planes de terminar sus estudios universitarios y luego empezar con las prácticas en la empresa de su padre.
-Me hubiera gustado salir fuera de Alemania, pero mi padre dice que eso es desperdiciar el dinero-siguió diciendo James.
-Mi padre quería que saliera este verano, me he pasado todo el año trabajando y estudiando y quiere que me tome un descanso-explicó Bill a su vez-Pero la verdad es que me da miedo, más irme yo solo.
-Pues nos vamos los dos juntos-dijo James sonriendo-El próximo verano, cuando terminé yo mis estudios tengo unos días antes de entrar en la empresa de mi padre.
Bill le miró sin saber que decir, se acababan de conocer y ya hacían planes futuros.
-Lo pensamos-murmuró James al ver que se había precipitado.
Asintió y siguieron paseando cogidos de la mano. La gente los miraba pero nadie decía nada. Regresaron al coche y James le llevó al restaurante, pero aparcó a una manzana de distancia y siguieron hablando en el coche hasta que se hizo de noche.
-Yo...me tengo que ir-dijo Bill suspirando.
James asintió y se le acercó con lentitud, pero Bill no se apartó. Separó los labios y recibió en ellos su primer beso.
-¿Nos vemos mañana?-preguntó James sin moverse de donde estaba.
-Creo que podré escaparme-contestó Bill entre jadeos.
James asintió y cogiendo su mano, abrió la guantera y sacó un boli de ella. Le cogió con firmeza de la muñeca y giró para poder escribir sobre su palma el número de su móvil.
-Llámame cuando lo sepas-susurró contra sus labios.
Bill asintió y dejó que le besara por segunda vez. Esa vez fue más largo, la anterior sus labios apenas se rozaron y en esa pudo sentir como le acariciaba le labio inferior con la lengua. Respondió con torpeza, separó los labios por instinto y dejó que se frotara contra su lengua.
Sintió que se mareaba y cerró los ojos gimiendo por lo bajo. James sonrió contra sus labios y dio el beso por finalizado tras varios interminables minutos.
-Hasta mañana-se despidió acariciando su mejilla.
Bill asintió y bajó del coche con cuidado. Sentía que las piernas le temblaban y caminó hasta el restaurante apoyando la mano en la pared y con una amplia sonrisa en sus labios.
Se fue derecho a su dormitorio ignorando la mirada de decepción que le dirigía Andreas. Se desnudó y metió en la cama. No podía cenar, sentía el estómago demasiado excitado como para probar bocado.
Cerró los ojos y suspiró sonriendo, llevándose una mano a los labios. Aún sentía en ellos los de James, besándole con esa suavidad que le hizo gemir y suspirar...se puso tenso, su cuerpo había reaccionado ante ese simple recuerdo. Llevó la mano abajo y sintió algo que jamás había sentido con tanta fuerza...se mordió los labios por los pensamientos que estaba teniendo
Necesitaba a James...le necesitaba en esos momentos. Quería que le hiciera el amor por primera vez, y todas las noches en las que se sintiera tan desesperado y solo...