Tokio Hotel World

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^-^Dediado a todos los Aliens ^-^


    Parte II: Capitulo 9

    Alisson Kaulitz
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    Mensaje  Alisson Kaulitz Mar Ago 30, 2011 7:49 pm

    Aún no había reaccionado, de pie en medio de la sala de espera veía a los padres de James rotos de dolor y a David llorando al igual que él. No sabía que hacer, si acercarse y presentarse, o solo darles su pésame.

    Pero no tuvo que esperar mucho tiempo más, David le miró con odio en los ojos y se le acercó sin importar llamar la atención.

    -Todo es culpa tuya-siseó entre lágrimas-Se distrajo en el partido por pensar en ti y solo en ti, desde que te conoció cambió radicalmente y no era él..si estás aquí es solo porque James me lo pidió, si fuera por mí jamás hubieras puesto un pie en el hospital, no te hubiera enterado de su…su…

    No podía pronunciar la palabra muerte, su amigo aún continuaba vivo, pero gracias a las máquinas a las que estaba conectado. Si no fuera por ellas, dejaría de respirar de inmediato y moriría al cabo de varios segundos.

    -Sé que no es el momento de hablar de esto, pero cuando antes mejo-dijo el médico carraspeando.

    -¿De qué habla?-preguntó el padre de James sin dejar de abrazar a su mujer.

    -Su hijo puede salvar varias vidas-contestó el médico-Es duro hablar de su estado, pero…créanme, ya no hay nada que hacer. Una máquina respira por él mientras deciden que hacer.

    -¿Quiere que done los órganos de mi hijo?-susurró el padre de James.

    -Su hijo era un chico joven y de buena salud, puede salvar varias vidas-repitió el médico.

    Vio como los padres se miraban con los ojos llenos de lágrimas y asentían en silencio. Era lo que su hijo hubiera querido.

    -Les he traído las autorizaciones para que las firmen-explicó el médico-Cuando terminemos podrán llevárselo…

    -Esperen un momento, por favor-intervino Bill de repente.

    Los padres le miraron sin saber qué les quería decir ese chico al que no conocían de nada.

    -Quiero despedirme de James-susurró Bill.

    -No-dijo David con firmeza.

    -Lo necesito-sollozó Bill.

    -¿Quién eres?-preguntó el padre de James arrugando la frente-¿Eres amigo de mi hijo? Nunca te habíamos visto.

    -Conocí a james hace poco-explicó Bill por encima.

    -¿Dónde? Eres un poco joven para ir a su misma clase…

    El padre de James dejó de hablar. Minutos antes había escuchado las palabras que David, gran amigo de James desde la infancia, le dirigía a ese chico. Palabras cargadas de una gran rabia.

    -¿Qué estás insinuando?-preguntó el padre de James.

    Los ojos llenos de lagrimas de Bill contestaron por él, vio como el padre separaba los labios a punto de decir algo y la madre negaba con la cabeza al caer en la cuenta de lo que le estaba hablando.

    -Sal de aquí, por favor. No tienes ningún derecho a ver a mi hijo-dijo la madre con frialdad-

    -Su hijo y yo nos amábamos-confesó Bill entre lágrimas.

    -Estás enfermo, vete antes de que te saquen a rastras-exigió el padre.

    David le tomó él mismo del brazo y le sacó de la sala mientras que los padres de James firmaban las autorizaciones necesarias.

    -Has matado a mi amigo-dijo David una vez en el pasillo-Si no le hubieras llenado la cabeza de pájaros no se habría distraído y en estos momentos estaríamos riéndonos como en los viejos tiempo, y no viéndole morir sin poder hacer nada por el.

    Le soltó del brazo por donde aún lo tenía cogido con cierta fuerza y le empujó hacia la puerta del hospital. Bill no tuvo más remedio que irse tal y como le habían pedido, sentía que se ahogaba y estaba a punto de desmayarse.

    Se sentó en un banco que había en los jardines del hospital y sacó el móvil con manos temblorosas para llamar a su padre y pedirle que por favor le fuera a buscar…





    El entierro fue dos días después, pero no se atrevió a ir. Vio la esquela en el periódico donde explicaban la trágica muerte de un chico joven con toda la vida por delante. A él no le mencionaban, aunque tampoco lo esperaba. ¿Qué iban a decir? ¿Qué dejaba un novio desconsolado que aún no entendía porque se había ido?

    Tumbado en la cama leía el nombre de James una y otra vez en la gran esquela que sus compañeros y profesores de universidad habían puesto para despedirse de él. No podía dejar de llorar, y su padre ya se empezaba a preocupar.

    Desde que le fuera a buscar al hospital solo había logrado que le dijera que James había muerto y él…él se sentía muerto por dentro. Luego se metió en la cama y no quería salir de ella.

    Una mañana más Gordon le llevaba el desayuno en una bandeja y le suplicaba que comiera.

    -James no querría verte así-comentó al verle negar con la cabeza-Querría que siguieras con tu vida adelante y te acordases de él.

    -Jamás le olvidaré-susurró Bill entre lágrimas-¿Y cómo puedo seguir viviendo como si nada hubiera pasado? ¿Qué esperas, que me vuelva a enamorar?

    -James lo esperaría-insistió Gordon-No le conocí bien pero ver lo feliz que te hacía me hace pensar que era un buen chico y que no querría ver como te consumes en tu tristeza. Ni yo…

    No le quedó más remedio que asentir e incorporarse en la cama. Su padre llevaba dos días preocupado por su estado y no quería disgustarle.

    -Se me pasará, no te preocupes-murmuró Bill cogiendo una cuchara.

    La hundió en su bol de cereales y empezó a desayunar con calma mientras que su padre trataba de distraerle haciendo planes. Ese día no le pensaba dejar trabajar y él se tomaría libre la tarde. Podrían salir a dar un paseo, necesitaba que le diera el aire.

    Asintió de nuevo en silencio, tenía que empezar a dejar a un lado lo pasado y concentrarse en esa nueva vida que se le extendía por delante…y solo…



    Pasado un mes, volvía a ser el mismo de antes. O al menos eso aparentaba. No había un minuto del día en que no se acordara de James, siempre había algo que se le recordaba y Andreas no ayudaba.

    Lo intentaba, pero le cayó mal James desde el primer día y si trataba de consolarlo terminaba diciendo algo hiriente contra él y Bill entonces le ordenaba que se callara.

    Se volcó en el trabajo, hacía turnos dobles para no pensar así en nada y cuando llegaba la noche caía rendido en la cama. Pero a pesar de eso, no lograba dormir bien y su padre lo notó. Pasaba las noches dando vueltas en la cama y sin poder descansar. Un día que se mareó en el restaurante su padre le llevó al médico y explicó la situación.

    Le recetaron unas pastillas para dormir que se negaba tomar, pero nuevamente su padre le suplicó que lo hiciera por él y así lo hizo. Dormía sin tener sueño alguno y a veces lo agradecía. Unas noches soñaba con que James aún vivía y eran felices. Otras…no estaba a su lado y se despertaba llorando…


    Esa noche insistió en trabajar, había estado demasiado tiempo de baja y los camareros no daban abasto. Cogió su libreta y se acercó una de las mesas que estaba en su zona. Había una pareja desde hacía casi media hora pero era una reserva para 7 personas que en esos momentos llegaban y se saludaban.

    Los miró con cierta envidia. Nunca había tenido amigos y a estos se les veía muy felices. Suspiró sin poder evitarlo, si pudiera formaría parte de ese grupo que parecía muy agradable.

    Carraspeó y dejando a un lado la sensación de soledad que el embargaba caminó hacia la mesa y se puso a trabajar. Llegó a la mesa y antes de que tuviera opción a presentarse y preguntar con educación si ya sabían que iban a pedir, una de las chicas del grupo se le adelantó y habló con cierta frialdad.

    -Unos tortellini de carne para dos-dijo la chica sin alzar la mirada de la carta.

    -¿Algo de beber?-preguntó sonriéndola con esfuerzo, no pasando por alto el bote que pegó el chico que estaba sentado a su lado y cómo se le quedaba mirando.

    -Agua, por favor-respondió la chica sin mirarle todavía-¿Qué clase de agua tienen?

    -Pues...muy buena, es suiza-contestó Bill algo cortado.

    -La mejor del mundo-apuntó la chica asintiendo-Ah, la beberé en la botella y con una pajita.

    Asintió y apuntó su pedido en la libreta. Luego miró a los demás y apuntó también sus pedidos.

    -Yo quiero el agua del tiempo, si no es mucha molestia-pidió otra chica.

    -No lo es, gracias-contestó Bill sonriendo ampliamente, notando que ésta era mucho más amable que la anterior-¿Y usted, que quiere de beber?

    Se había dirigido al chico que le miraba embobado desde que había llegado. Estaba empezando a sentirse algo cortado por esa profunda mirada que le estaba dirigiendo, era como si pudiera verle a través de la ropa que llevaba, llegando hasta su alma…

    Vio como al antipática chica le daba un ligero codazo y el chico al fin reaccionaba.

    -También agua, gracias-murmuró carraspeando-Bill…

    -¿Si? ¿Quiere algo más?-preguntó Bill arrugando la frente.

    Había visto que se había fijado en la placa donde llevaba su nombre escrito, y el bote que había pegado al leerlo…y la manera en la que lo pronunció en un susurro…

    -No...no gracias-murmuró el chico tragando con esfuerzo.

    -Enseguida les traigo su pedido-se despidió Bill.

    Se fue a la barra y antes de asomarse a la ventana que comunicaba con la cocina y decirle su pedido a Andreas, se volvió y se fijó que en la mesa estaba pasando algo. El chico parecía que tenía problemas para respirar y uno de sus amigos se levantó con rapidez y se dirigió a la barra.

    Se movió con rapidez y sirvió un vaso de agua antes de que se lo pidiera. Se lo dio y obtuvo una amplia sonrisa de agradecimiento antes de volver a la mesa y ofrecerle el vaso a su amigo.

    Se los quedó mirando arrugando la frente, le daba la sensación de que conocía a ese chico de algo. Le era muy familiar su sonrisa, y la manera en pronunciar su nombre…era como si ya lo supiera y de repente…se hubiera acordado…


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