Tokio Hotel World

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    Parte II: Capitulo 8

    Alisson Kaulitz
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    Mensaje  Alisson Kaulitz Mar Ago 30, 2011 7:47 pm

    Todo había ocurrido muy deprisa, David aún no se lo terminaba de creer. Se había pasado una hora sin despegarse del sofá donde descansaba James y habían aprovechado ese momento para hablar.

    -Entonces, lo tuyo con Bill va en serio-dijo David suspirando.

    -Muy en serio-aclaró James asintiendo.

    -¿Qué tiene él que no tenga…una chica?-preguntó David dándose por vencido.

    -Es muy especial, y me hace sonreír-contestó James sonriendo-Cada vez que le veo siento que el corazón me da un vuelco y me muero si no pruebo sus labios.

    -Ya veo que te ha dado fuerte-murmuró David también sonriendo.

    -Quiero que le des una oportunidad-dijo James con firmeza-Eres mi mejor amigo y me gustaría que te llevaras bien con él. Al menos, dime que lo intentarás.

    David asintió resoplando, no podía hacer nada para impedir esa fuerza que unía a su amigo con aquel chico.

    Viéndole más tranquilo porque había resuelto ese problema que tantos quebraderos de cabeza le daba, James cerró los ojos y David le dejó dormir. Fue a la cocina y se preparó un sándwich que se tomó de pie apoyado en la mesa mientras miraba por la ventana pero sin ver nada.

    A partir de ese día iba a cambiar su vida, lo presentía. Aceptaba que su mejor amigo fuera gay o bisexual, como él lo quisiera llamar. El siguiente paso era aceptar verle besar a ese tal Bill que era tan especial para él.

    Resopló resignado, no le quedaba más remedio que poner todo de su parte para no perder esa amistad que ya duraba años. Y lo primero sería pedirle perdón a Bill por su comportamiento, lo haría por James…

    -David…

    El gemido de su amigo le hizo dar un salto y dejar caer el plato que tenía en las manos. Fue corriendo al salón y se lo en encontró recostado en el sofá sujetándose la cabeza con ambas manos y gimiendo de dolor por lo bajo.

    -¿Qué te sucede?-preguntó muy asustado.

    -La cabeza me duele mucho…y me cuesta respirar…-murmuró James con los ojos cerrados.

    -¡Joder!-gritó David sacando el móvil.

    No se lo pensó dos veces e hizo lo que debía haber hecho desde el primer momento, llamar una ambulancia. Explicó qué le pasaba a su amigo y tras dar la dirección del piso colgó y se sentó en el sofá a su lado.

    -La ambulancia está de camino-explicó tratando de mantener la calma-Me han dicho que te tranquilices y trates de respirar con suavidad.

    James asintió pero le era imposible respirar suavemente con cada punzada de dolor que sentía en la nuca. Era como si le estuvieran taladrando el cerebro queriéndoselo partir en dos.

    -David…-susurró con esfuerzo.

    -No hables-dijo David con firmeza-La ambulancia llegará en un minuto.

    -David por favor….ve a por Bill-pidió James con un hilo de voz.

    -Cuando me asegure de que estás bien-dijo David asintiendo.

    A James no le quedó más remedio que aceptar sus palabras, se desmayó del dolor y no pudo replicar. David gritó asustado al ver como su cabeza caía sobre el respaldo del sofá sin vida al tiempo que se escuchaba la sirena de una ambulancia en la lejanía.

    En menos de 15 minutos estabilizaron a James y se lo llevaron al hospital. David pudo acompañarle en la ambulancia y una vez en urgencias le pidieron que esperase fuera. Lo primero que hizo fue llamar a los padres de James para darles la mala noticia. No tardaron en llegar y para entonces aún no sabían nada de su hijo.

    -¿Qué pasó?-preguntó el padre de James.

    -Se golpeó la cabeza jugando al basket-explicó David por encima-No le dimos importancia, se fue a casa a tumbarse pero al cabo de una hora se puso peor…

    -Mi hijo…-rompió a llorar la madre.

    No sabía como consolar a los padres de su amigo, solo quedaba esperar y rezar para que todo fuera bien. Estuvieron 20 minutos en silencio hasta que salió el médico que llevaba el caso de James. Su cara lo decía todo…

    -Se ha dado un fuerte golpe que le ha provocado una conmoción cerebral-explicó el médico-Le estamos preparando para operarlo de urgencia y no quiero mentirles. Está muy grave, le hemos hecho un TAC que ha descubierto un hematoma en el cerebro, hay que bajar la inflamación y hacerle otra prueba que descarte la…muerte cerebral.

    -¿Muerte cerebral?-repitió el padre con los ojos llenos de lágrimas.

    -Mucho me temo que entonces no habría nada que hacer-dijo el médico suspirando-Pero no nos pongamos en esa situación, necesito que firmen unos papeles para darnos su permiso de operar.

    David vio como los padres de James asentían y el médico se los llevaba a otra salita. Él no podía acompañarlos por no ser familia, pero tampoco podía quedarse allí a esperar que su amigo muriera…

    Recordando lo que le pidió salió del hospital y fue en busca de Bill, no pudiendo evitar derrumbarse delante de él.

    Cuando se calmó le señaló donde había dejado el coche y esperó a que Bill hablara con su padre, que enseguida se ofreció a llevarle él mismo acordándose de lo mal que lo había tratado.

    Pero Bill le pidió que se quedara en le restaurante, esa noche se esperaba mucha gente y ya faltando él iban a estar atestados de trabajo. Se despidió de su padre con un fuerte abrazo y fue tras David.



    Llegaron al hospital y David preguntó por James.

    -Todavía le están operando-les informó la enfermera a la que preguntaron.

    -Eso…eso es buena señal, ¿no?-susurró Bill.

    Pero David no le supo contestar. Fueron a la sala de espera y allí vieron a los padres de James sentados muy juntos.

    -Quédate aquí-pidió David con firmeza.

    Bill asintió y se sentó en la primera silla que vio. Sentía que le temblaban las piernas y que se iba a desmayar de un momento a otro. Mientras esperaba aprovechó para estudiar a los padres de James. Rondarían por los 45 años, se les veían muy serios por las circunstancias.

    Vio como David hablaba con ellos en voz baja pero en ningún momento le dirigieron la mirada, como si no les estuviera diciendo quién era él y qué hacía allí.

    Se puso de pie al ver como ellos se levantaban de golpe. Había entrado un médico por una puerta y sintió que el corazón le dejaba de latir. Dio dos pasos para escuchar lo que les tenía que decir.

    -Lo siento mucho, pero está en muerte cerebral-dijo el médico negando con la cabeza.

    Las reacciones no se hicieron esperar, la madre de James rompió a llorar y estuvo a punto de caer al suelo si su marido no la llega a sujetar. David también lloraba cubriéndose la cara con ambas manos, mientras que Bill solo podía separar los labios y dejar escapar por ellos su aliento.

    -James…-susurró llevándose la mano al pecho.

    Su corazón latía a un ritmo muy lento, era como si él mismo se hubiera muerto por dentro. No era justo, James era joven y tenía toda una vida por delante…le tenía a él, habían hecho planes para empezar una vida juntos y por un golpe del destino sus caminos se separaban sin remedio, no volvería a ver a James…su primer amor había muerto sin que hubieran tenido tiempo de despedirse….


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