Despertó al día siguiente y se quedó un poco más remoloneando en la cama. No tenía ningún plan para esa mañana, era sábado y no tenía que ir a la academia a dar clase. Habían quedado que empezara con calma e iba solo un par de horas por la mañana. Las tardes las dedicaba a dar cortos paseos que fue ampliando al ver que ya no se cansaba tanto como antes. Casi siempre los daba él solo si sus amigos no podían acompañarle, pero últimamente Michelle quedaba con él todas las tardes.
Hasta que un día se armó de valor y le preguntó directamente que le pasaba. Le dijo que creía estar embarazada y no dudó en acompañarla a una farmacia donde compraron un test de embarazo. Llevaba una semana con retraso y tenía miedo de decírselo a Mark. Eran los dos muy jóvenes para pensar en hijos y no habían hablado del tema.
Fueron a su apartamento y se hizo allí la prueba, siendo negativa. Le dio las gracias y prometió decírselo a Mark, y pedirle perdón por no habérselo dicho antes. No quería que hubiera secretos entre ellos y Tom le aseguró que Mark lo entendería.
Y así fue, al día siguiente fueron Mark y Michelle los que le acompañaron en su paseo y le prometieron que en un futuro algo lejano cuando tuvieran un hijo y si era niño le llamarían Tom, y por supuesto que él sería su padrino.
Sonrió y se dio la vuelta en la cama. Le encantaba hacer planes a largo plazo. No como antes, que solo vivía el momento sin saber que le depararía el mañana...
-¿Tom? ¿Estás despierto?
La voz de Georg le sacó de sus pensamientos. Le dejó pasar y se incorporó en la cama entre bostezos.
-Perdona por despertarte, pero tengo a tu madre al teléfono-explicó Georg pasándole el móvil.
Lo cogió arrugando al frente, pensando porque no le había llamado a él. ¿Había pasado algo y prefirió avisar a su amigo primero?
-¿Estás bien, mamá?-preguntó todo preocupado.
-Si cariño, es que te llamaba y no lo cogías-explicó Simone calmando a su hijo.
-No lo he oído-murmuró Tom mirando la mesilla.
Siempre dejaba el móvil sobre ella y se extrañó de no verlo.
-Tu padre y yo nos acercaremos a la ciudad a hacer unos recados y llamaba para ver si comemos juntos-explicó Simone.
-Claro que si-contestó Tom de inmediato-Podemos ir a un restaurante italiano al que fui ayer con Georg y los demás, se come muy bien.
Quedó en verse con sus padres en el apartamento y se despidió de su madre con un beso.
-¿Dónde estará mi móvil?-preguntó Tom al aire.
-¿Te ayudo a buscarlo?-preguntó Georg a su vez.
Asintió y tras devolverle el suyo se levantó de la cama. Revisaron la ropa que se había puesto la noche anterior pero nada. Miraron en los cajones de la mesilla y los del baño, con el mismo resultado. Bajaron a la cocina a desayunar y allí se reunieron con Gustav, que lucía unas ojeras bajo sus cansados ojos.
-¿Cómo terminó la noche?-preguntó Georg palmeándole la espalda.
-Odio a Chantelle-gruñó Gustav-¿Cómo puede una chica ser tan perra?
Tom rompió a reír sin poder evitarlo, sintiendo mucho haberles dejado el marrón a sus amigos.
-Os lo juro, nos dio la cena a todos-explicó Gustav-Luego fuimos a un bar a tomar algo y al ver que la ignorábamos se enfadó y la pagó con Kate, le echó la culpa de todo y exigió irse a casa en ese momento. Hubiera dejado que se fuera sola, pero no soy así y tras despedirnos de Mark y Michelle, Kate y yo nos fuimos a llevarla. Encima la tía va y dice que le demos el teléfono de Tom para quedar con él hoy, que se llevó muy buena impresión y estaba segura que iban a terminar siendo algo más.
-¿No se lo darías, verdad?-preguntó Tom con miedo en los ojos.
-Kate dijo que ni de loca se lo pensaba dar-contestó Gustav riendo-Que eras muy especial y no te merecías a alguien como ella. Las cosas se calentaron y Chantelle la acusó de tener celos, que si tanto le gustabas tú no entendía que hacía conmigo.
-¡Que zorra!-se le escapó a Georg.
-Eso mismo dije yo-murmuró Gustav carraspeando-Se me escapó y Kate me apoyó. Al final ellas han terminado muy mal y se tienen que ver todos los días en clase. Acompañé a Kate a su piso y como no estábamos para nada quedamos en vernos hoy y...recuperar el tiempo perdido.
-Dile a Kate que no la culpo de nada-dijo Tom con firmeza-Me ha caído muy bien y espero verla la próxima vez que repitamos la cena.
Gustav asintió suspirando aliviado, lo último que quería era hacer algo que molestara a su amigo, aunque en el fondo sabía que entendería que no era culpa de Kate el tener una amiga tan perra y no se lo tendría en cuenta.
-Oye, ¿has visto mi móvil por algún lado?-preguntó Tom de repente.
-No-contestó Gustav.
-No lo encuentro, y mi madre tuvo que llamar a Georg-explicó Tom.
-¿Dónde recuerdas haberlo visto por última vez?-preguntó Gustav.
Vio como su amigo arrugaba la frente mientras pensaba.
-Recuerdo haberlo usado ayer en la cena, cuando Georg me llamó y luego os mandé los mensajes antes de irnos-murmuró Tom.
-A lo mejor te lo has dejado allí-dijo Georg.
-Llama y pregunta, tengo el teléfono-ofreció Gustav levantándose.
-Así de paso reservo mesa, he quedado para comer con mis padres-explicó Tom.
Siguió a Gustav y cogió su móvil y la tarjeta que le pasaba. Marcó el número y se vio a sí mismo rogando que fuera Bill quien contestara...
-Ristorante La Capella, le atiende Bill-escuchó su voz.
-Hola Bill, soy yo...Tom-saludó muy emocionado Tom.
-¿Tom?-preguntó Bill arrugando la frente.
-Si, el chico de ayer...el que se tuvo que ir a mitad de la cena y nos invitaste a mi amigo y a mí al postre-explicó algo cortado Tom.
¿Cómo esperaba que se acordara de él? Estaba trabajando, ni se habría quedado con su nombre y menos con su cara.
-Si, Tom. Te recuerdo, solo que me extrañó tu llamada-dijo Bill carraspeando.
-He perdido mi móvil y pensé que a lo mejor...-empezó a decir Tom.
-Ayer encontramos 3 limpiando, descríbeme el tuyo-pidió Bill.
-Pues...es un Nokia, gris metalizado-explicó Tom.
-Si, tenemos tu móvil-dijo Bill asintiendo.
-Luego me pasó a por él. He quedado a comer con mis padres y les hablé de tu restaurante-explicó Tom.
-Vaya, pues muchas gracias-dijo Bill sonriendo-¿Te reservo una mesa para la una y media?
-Es buena hora si-contestó Tom asintiendo-Y ya te dejo, seguro que tienes mucho que hacer y yo aquí entreteniéndote.
-No ha sido ninguna molestia-aseguró Bill.
-Nos vemos, Bill-dijo Tom.
-Adiós, Tom-se despidió Bill.
Colgó el móvil y miró a Gustav asintiendo.
-Me lo dejé allí-explicó.
-Que suerte que lo hayan encontrado, ya te veía comprándote uno nuevo-comentó Gustav.
Tom asintió suspirando. Sí, era muy afortunado. Bill respondió su llamada, volvió a escuchar su dulce voz...cuanto la había añorado...
Hasta que un día se armó de valor y le preguntó directamente que le pasaba. Le dijo que creía estar embarazada y no dudó en acompañarla a una farmacia donde compraron un test de embarazo. Llevaba una semana con retraso y tenía miedo de decírselo a Mark. Eran los dos muy jóvenes para pensar en hijos y no habían hablado del tema.
Fueron a su apartamento y se hizo allí la prueba, siendo negativa. Le dio las gracias y prometió decírselo a Mark, y pedirle perdón por no habérselo dicho antes. No quería que hubiera secretos entre ellos y Tom le aseguró que Mark lo entendería.
Y así fue, al día siguiente fueron Mark y Michelle los que le acompañaron en su paseo y le prometieron que en un futuro algo lejano cuando tuvieran un hijo y si era niño le llamarían Tom, y por supuesto que él sería su padrino.
Sonrió y se dio la vuelta en la cama. Le encantaba hacer planes a largo plazo. No como antes, que solo vivía el momento sin saber que le depararía el mañana...
-¿Tom? ¿Estás despierto?
La voz de Georg le sacó de sus pensamientos. Le dejó pasar y se incorporó en la cama entre bostezos.
-Perdona por despertarte, pero tengo a tu madre al teléfono-explicó Georg pasándole el móvil.
Lo cogió arrugando al frente, pensando porque no le había llamado a él. ¿Había pasado algo y prefirió avisar a su amigo primero?
-¿Estás bien, mamá?-preguntó todo preocupado.
-Si cariño, es que te llamaba y no lo cogías-explicó Simone calmando a su hijo.
-No lo he oído-murmuró Tom mirando la mesilla.
Siempre dejaba el móvil sobre ella y se extrañó de no verlo.
-Tu padre y yo nos acercaremos a la ciudad a hacer unos recados y llamaba para ver si comemos juntos-explicó Simone.
-Claro que si-contestó Tom de inmediato-Podemos ir a un restaurante italiano al que fui ayer con Georg y los demás, se come muy bien.
Quedó en verse con sus padres en el apartamento y se despidió de su madre con un beso.
-¿Dónde estará mi móvil?-preguntó Tom al aire.
-¿Te ayudo a buscarlo?-preguntó Georg a su vez.
Asintió y tras devolverle el suyo se levantó de la cama. Revisaron la ropa que se había puesto la noche anterior pero nada. Miraron en los cajones de la mesilla y los del baño, con el mismo resultado. Bajaron a la cocina a desayunar y allí se reunieron con Gustav, que lucía unas ojeras bajo sus cansados ojos.
-¿Cómo terminó la noche?-preguntó Georg palmeándole la espalda.
-Odio a Chantelle-gruñó Gustav-¿Cómo puede una chica ser tan perra?
Tom rompió a reír sin poder evitarlo, sintiendo mucho haberles dejado el marrón a sus amigos.
-Os lo juro, nos dio la cena a todos-explicó Gustav-Luego fuimos a un bar a tomar algo y al ver que la ignorábamos se enfadó y la pagó con Kate, le echó la culpa de todo y exigió irse a casa en ese momento. Hubiera dejado que se fuera sola, pero no soy así y tras despedirnos de Mark y Michelle, Kate y yo nos fuimos a llevarla. Encima la tía va y dice que le demos el teléfono de Tom para quedar con él hoy, que se llevó muy buena impresión y estaba segura que iban a terminar siendo algo más.
-¿No se lo darías, verdad?-preguntó Tom con miedo en los ojos.
-Kate dijo que ni de loca se lo pensaba dar-contestó Gustav riendo-Que eras muy especial y no te merecías a alguien como ella. Las cosas se calentaron y Chantelle la acusó de tener celos, que si tanto le gustabas tú no entendía que hacía conmigo.
-¡Que zorra!-se le escapó a Georg.
-Eso mismo dije yo-murmuró Gustav carraspeando-Se me escapó y Kate me apoyó. Al final ellas han terminado muy mal y se tienen que ver todos los días en clase. Acompañé a Kate a su piso y como no estábamos para nada quedamos en vernos hoy y...recuperar el tiempo perdido.
-Dile a Kate que no la culpo de nada-dijo Tom con firmeza-Me ha caído muy bien y espero verla la próxima vez que repitamos la cena.
Gustav asintió suspirando aliviado, lo último que quería era hacer algo que molestara a su amigo, aunque en el fondo sabía que entendería que no era culpa de Kate el tener una amiga tan perra y no se lo tendría en cuenta.
-Oye, ¿has visto mi móvil por algún lado?-preguntó Tom de repente.
-No-contestó Gustav.
-No lo encuentro, y mi madre tuvo que llamar a Georg-explicó Tom.
-¿Dónde recuerdas haberlo visto por última vez?-preguntó Gustav.
Vio como su amigo arrugaba la frente mientras pensaba.
-Recuerdo haberlo usado ayer en la cena, cuando Georg me llamó y luego os mandé los mensajes antes de irnos-murmuró Tom.
-A lo mejor te lo has dejado allí-dijo Georg.
-Llama y pregunta, tengo el teléfono-ofreció Gustav levantándose.
-Así de paso reservo mesa, he quedado para comer con mis padres-explicó Tom.
Siguió a Gustav y cogió su móvil y la tarjeta que le pasaba. Marcó el número y se vio a sí mismo rogando que fuera Bill quien contestara...
-Ristorante La Capella, le atiende Bill-escuchó su voz.
-Hola Bill, soy yo...Tom-saludó muy emocionado Tom.
-¿Tom?-preguntó Bill arrugando la frente.
-Si, el chico de ayer...el que se tuvo que ir a mitad de la cena y nos invitaste a mi amigo y a mí al postre-explicó algo cortado Tom.
¿Cómo esperaba que se acordara de él? Estaba trabajando, ni se habría quedado con su nombre y menos con su cara.
-Si, Tom. Te recuerdo, solo que me extrañó tu llamada-dijo Bill carraspeando.
-He perdido mi móvil y pensé que a lo mejor...-empezó a decir Tom.
-Ayer encontramos 3 limpiando, descríbeme el tuyo-pidió Bill.
-Pues...es un Nokia, gris metalizado-explicó Tom.
-Si, tenemos tu móvil-dijo Bill asintiendo.
-Luego me pasó a por él. He quedado a comer con mis padres y les hablé de tu restaurante-explicó Tom.
-Vaya, pues muchas gracias-dijo Bill sonriendo-¿Te reservo una mesa para la una y media?
-Es buena hora si-contestó Tom asintiendo-Y ya te dejo, seguro que tienes mucho que hacer y yo aquí entreteniéndote.
-No ha sido ninguna molestia-aseguró Bill.
-Nos vemos, Bill-dijo Tom.
-Adiós, Tom-se despidió Bill.
Colgó el móvil y miró a Gustav asintiendo.
-Me lo dejé allí-explicó.
-Que suerte que lo hayan encontrado, ya te veía comprándote uno nuevo-comentó Gustav.
Tom asintió suspirando. Sí, era muy afortunado. Bill respondió su llamada, volvió a escuchar su dulce voz...cuanto la había añorado...
