Tokio Hotel World

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    Parte I: Capitulo 4

    Alisson Kaulitz
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    Mensaje  Alisson Kaulitz Jue Ago 18, 2011 8:39 pm

    Los días siguientes fueron una rutina para Tom. Todas las mañanas pasaba el padre de Georg ha reconocerle y mandaba que le hicieran las pruebas que hicieran falta, como una placa de tórax y una radiografía. En esos momentos sus padres aprovechaban para bajar a desayunar a la cafetería, o irse a casa a darse una ducha rápida.

    Cuando regresaban, él ya estaba en su habitación de nuevo desayunando. Luego descansaba hasta la comida y tras una corta siesta recibía sus visitas, que era lo que más le animaban. A pesar de hablar todas las noches y algunos minutos por las mañanas con sus amigos por el Messenger, prefería verlos en persona.

    Todos los días le llevaban algo, ya fuera una película nueva para verla con él o alguna golosina para comer, de la que se encargaba Georg. Esa tarde había llevado unos gofres con nata y chocolate que degustaron mientras escuchaban el cd de Sammy que le habían regalado.

    -¿No quieres más?-preguntó Michelle preocupada.

    Esa tarde no era muy buena para Tom. Por la mañana se había sentido más fatigado de lo habitual y le habían puesto un respirador con el que decían que se iba a empezar a sentir mejor, pero él no notaba nada. Apenas había comido y le dolía el cuerpo de llevar todo el día en la cama.

    Antes le dejaban levantarse y salir a pasear por el pasillo unos minutos, siempre en compañía de sus padres. Pero los dos últimos días apenas daba dos pasos y se fatigaba. Había pasado a depender de la ayuda de los demás, su madre era la encargada de bañarlo y asearlo...

    Se sentía impotente, y no dejaba de pensar cuando ocurriría un milagro y volviera a ser el de antes...a pesar de saber que para que él recibiera un nuevo corazón alguien debía morir en su lugar.

    -¿Tom?-llamó preocupado Mark.

    Todos esperaban una respuesta por su parte, el padre de Georg les había informado que estaba poco a poco empeorando y no sabían como no se habían derrumbado nada más verlo al entrar en la habitación. Se le veía muy pálido y más delgado, pero sabiendo que lo que necesitaba a su alrededor era mucho optimismo y nada de caras largas, se guardaron para la intimidad las muestras de dolor y esbozaron sus mejores sonrisas.

    -Perdón, ¿qué me decías?-preguntó Tom pestañeando.

    -Que si quieres un poco más de nata-dijo Michelle enseñándole el bote.

    -No gracias, tengo revuelto el estómago-contestó Tom suspirado.

    -Si estás cansado, nos vamos-dijo Georg poniéndose ya en pie.

    Su padre le había advertido de que al menor síntoma de fatiga le dejaran descansar.

    -Quedaos por favor-pidió Tom negando con la cabeza-Mi padre ha conseguido convencer a mi madre de salir unos minutos del hospital, hacerme compañía hasta que vuelvan.

    -Claro que nos quedamos-sentenció Michelle tragando con esfuerzo.

    Era como si su amigo les pidiera que no les dejaran solo por si su corazón no tenía más fuerza y se producía el fatal desenlace...como si les rogara que se quedasen porque le daba miedo morir estando solo...

    -Solo dejadme cerrar un momento los ojos-susurró Tom acomodándose en las almohadas-Unos minutos nada más.

    Todos asintieron, viendo como su amigo descansaba. Se miraron los unos a los otros en silencio, solo roto por el pitido lento de una máquina que les indicaba que su frágil corazón aún latía con las pocas fuerzas que le quedaban.

    Ya lo habían hablado entre ellos, en apenas una semana su amigo había dado un cambio radical. Ya no era ese chico joven que aguantaba hasta las tantas ya fuera estando de fiesta o estudiando con ellos. No, en sus ojos ya no había esa vitalidad de alguien de 19 años, parecía mucho más mayor...



    No se despertó cuando sus padres regresaron y sus amigos se tuvieron que ir al terminar la hora de visita. Quedaron en volver por la mañana y estar pendientes del teléfono por si...por lo que pudiera pasar.

    Decidieron regresar al apartamento donde Georg y Gustav vivían, echando mucho de menos la compañía de su amigo. Tenían su habitación tal y como la había dejado aquella lejana noche en el que tuvo que abandonarla porque sentía que se ahogaba. Estaba hecha la cama, la ropa que habían recogido de una colada permanecía a los pies de la misma bien doblada y cada mañana abrían la ventana para que se ventilara. Era como si se hubiera ido unos días de viaje, no al hospital a la espera de que ocurriera un milagro muy esperado...




    Esa noche no la pasó bien, sentía que se ahogaba si se tumbaba y tuvo que permanecer recostado con los ojos cerrados. Sentía en él fijo las preocupadas miradas de sus padres, que veía como su vida se iba apagando poco a poco ante sus ojos.

    A primera hora de la mañana le subieron a hacer varias pruebas más y cuando regresó a la habitación se encontró a su madre llorando si poderse contener. Se puso tenso al momento, no le habían dicho nada de los resultados de las pruebas y se temía lo peor al ver la reacción de su madre.

    -¿Qué...qué pasa?-preguntó con la voz entrecortada.

    Su madre le miraba sin poder articular palabra, tuvo que ser su padre quien le contestara con los ojos llenos de lágrimas.

    -Tom...hijo-susurró Jörg rompiendo a llorar-Te han encontrado un corazón....

      Fecha y hora actual: Sáb Nov 23, 2024 5:15 pm