Se levantó de muy buen humor y su padre lo notó nada más verle. Le había dado un fuerte abrazo de buenos días cuando bajó a desayunar a la cocina comentando que se moría de hambre.
Andreas se encargó de prepararle unas tortitas con nata que Bill devoró ante la mirada de su padre y amigo.
-¿Qué tal has dormido hoy?-preguntó Andreas una vez se hubo ido Gordon.
-Muy bien-contestó Bill suspirando.
-Esas pastillas te ayudan, ¿verdad?-comentó Andreas asintiendo.
-La verdad es que ayer no me la tomé-explicó Bill.
-¿Por qué?-preguntó Andreas con mucho interés.
-Porque no la necesité-murmuró Bill.
Siguió desayunando en silencio y cuando el reloj de la cocina dio las 8 se levantó y fue a abrir el restaurante. Se pasó dos horas sirviendo desayunos con la ayuda de 2 camareros hasta que regresó su padre y le dejó libre hasta la hora de la comida.
Entró en la cocina y se sentó a tomar el café que Andreas le preparó nada más verlo, extrañado de que se sentara a su lado.
-¿No tienes tortitas que hacer?-preguntó.
-¿Y tú nada que contarme?-preguntó Andreas a su vez.
Se le quedó mirando en silencio sin entender, esperando a que se explicara.
-Ayer me asomé al restaurante-empezó a decir Andreas-No te estaba espiando, pero te vi hablando muy entretenido con un chico, ese al que le diste el postre para llevar.
-Tom-dijo Bill en voz baja.
-¿Ya sabes su nombre?-preguntó Andreas.
-Pagó con tarjeta y lo leí en ella-se explicó Bill resoplando-¿Y a qué viene tanto interrogatorio?
-Nada, solo quiero saber que estás bien-se defendió Andreas.
-Lo estaré si dejáis de preguntármelo cada vez que me veis-estalló cansado Bill.
-Te lo preguntaba porque al verte hablar con él pues...pensé que...
-Andreas, no te montes película en la cabeza-cortó Bill resoplando-Solo estaba siendo amable con un cliente al que no volveré a ver más si no decide volver aquí a comer, ¿o qué te piensas? ¿Qué va a sonar el teléfono y va a ser él?
El teléfono sonó en ese mismo momento y los dos pegaron un bote. Bill se apresuró a cogerlo negando con la cabeza ante la mirada de su amigo que le decía "¿qué te apuestas...?"
-Ristorante La Capella, le atiende Bill-saludó carraspeando.
-Hola Bill, soy yo...Tom-saludó una voz muy emocionada.
-¿Tom?-preguntó Bill arrugando la frente.
-Si, el chico de ayer...el que se tuvo que ir a mitad de la cena y nos invitaste a mi amigo y a mí al postre-explicó algo cortado Tom.
Se quedó sin saber que decir mientras miraba a Andreas, que cruzado de brazos a su lado no perdía hilo de la conversación desde que él le anunciara que efectivamente la persona que estaba llamando era Tom...su Tom...
-Si, Tom. Te recuerdo, solo que me extrañó tu llamada-dijo Bill carraspeando.
-He perdido mi móvil y pensé que a lo mejor...-empezó a decir Tom.
-Ayer encontramos 3 limpiando, descríbeme el tuyo-pidió Bill.
-Pues...es un Nokia gris metalizado-explicó Tom.
-Si, tenemos tu móvil-dijo Bill asintiendo.
-Luego me pasó a por él. He quedado a comer con mis padres y les hablé de tu restaurante-explicó Tom.
-Vaya, pues muchas gracias-dijo Bill sonriendo-¿Te reservo una mesa para la una y media?
-Es buena hora si-contestó Tom asintiendo-Y ya te dejo, seguro que tienes mucho que hacer y yo aquí entreteniéndote.
-No ha sido ninguna molestia-aseguró Bill.
-Nos vemos, Bill-dijo Tom.
-Adiós, Tom-se despidió Bill.
Colgó y se preparó para escuchar a su amigo, que no se podía contener por más tiempo.
-¿Era Tom?-preguntó Andreas sonriendo.
-Ya has oído, se dejó el móvil y viene luego a comer con sus padres-repitió Bill.
-Seguro que se lo dejó a posta-comentó Andreas asintiendo.
-¿Qué dices?-preguntó Bill resoplando.
-Que se ha fijado en ti y ahora...
-Andreas, para ya la broma-pidió con firmeza Bill-Sabes que yo no...en estos momentos no...
-Perdona, tienes razón-se disculpó Andreas de inmediato.
-No pasa nada...voy a apuntar su reserva en al agenda-murmuró Bill saliendo de la cocina.
Así lo hizo y entonces subió a descansar a su habitación. Se tumbó e la cama y se pasó todo el tiempo con la mirada clavada en el techo, deseando sin poder evitarlo que llegara con rapidez la 1 y media...
Bajó a trabajar media hora antes de su turno, pero estaba muy nervioso y no podía esperar más. Se quedó tras la barra trabajando sin quitar los ojos de la puerta, casi gritando aliviado cuando vio a Tom entrar por ella.
-¡Tom!-le llamó sin poder contenerse.
Vio como le sonreía y se dirigía hacia él seguido de sus padres.
-Os toca esperar 5 minutos, lo siento-se disculpó mordiéndose el labio.
-No pasa nada, mientras tomamos algo-dijo Tom sin perder la sonrisa.
-Os recomiendo un Sangiovese-ofreció Bill cogiendo aire-Es un vino tinto procedente de la Toscana y cuyo nombre quiere decir “sangre de Júpiter”, muy bueno par acompañar cualquier plato de pasta con salsa de tomate. Es algo ácido y con un típico toque de cerezas amargas al final
Tom miró a su padre y Jörg asintió satisfecho.
-Ah, se me olvidaba-dijo Bill de pronto metiendo la mano en el bolsillo de sus pantalones-Tu móvil.
-Gracias-susurró Tom cogiéndolo.
Sus dedos apenas se tocaron, fue como si le hubiera dado un calambrazo. Se quedaron mirando en silencio, los dos con una expresión confundida en la cara...
-¿El baño, por favor?-preguntó Simone de repente.
-Oh...esto...al fondo, a la derecha-explicó Bill carraspeando.
-Gracias-murmuró la madre de Tom.
Se dirigió hacia él y dejó a su marido e hijo en la barra, donde Bill sirvió 3 copas de vino cuando pudo reaccionar.
-No perdona, yo no puedo beber-dijo Tom algo cortado-Me estoy medicando y...bueno, pues eso.
Bill asintió y retiró su copa, sirviéndole en su lugar una botella de agua. Pero fue verla Tom y echarse a reír sin poderse controlar.
-¿Cuál es el chiste?-preguntó su padre.
-Ninguno papá, es que me he acordado de una cosa-dijo Tom carraspeando.
Bill sonrió a su vez mientras servía el vino, mordiéndose el labio inferior para no echarse a reír él también. Aún se sentía algo cortado porque Tom le hubiera pillado.
-Bill, despierta-dijo Andreas desde la cocina-Tienes el pedido de la 15 desde hace una hora y se está enfriando.
Dejó de sonreír y se disculpó en voz baja antes de ir a por ese pedido, dejando a Tom a solas con su padre. Se dio toda la prisa que pudo y cuando comprobó que la mes que había reservado para Tom y sus padres ya estaba vacía y con platos nuevos, fue a la barra a por ellos.
Esperó a que se sentaran y entonces les pasó la carta teniendo la libreta preparada para tomar nota de su pedido. Tom se decantó por los tortellini de carne que no pudo probar la noche anterior y sus padres le imitaron. Pidieron agua para beber y mientras que Bill se encargaba de su pedido, Tom y sus padres se ponían al día.
Fue a la cocina y esa vez fue él quien metió prisas a Andreas, ignorando la mirada que le dirigía.
-¿Ya ha llegado Tom?-preguntó sin ánimo de ofender.
-Sí, y está con sus padres-explicó Bill por encima-Date prisa por favor, no quiero hacerles esperar.
-Si, no le hagas esperar-repitió Andreas en voz baja sin que Bill le escuchara.
Preparó unos platos con pan caliente untado en aceite de oliva y se los entregó a Bill para que los fuera sirviendo. Y así lo hizo, salió de la cocina y se acercó a la mesa donde Tom hablaba animadamente con sus padres.
-La verdad es que cada día me siento mejor que el anterior, y con ganas de comerme el mundo-escuchó que les decía.
-Buen provecho-dijo Bill acercándose a su mesa.
Les dejó los platos con el pan caliente y les prometió que su comida estaría lista en 10 minutos como máximo.
Regresó a la barra y se entretuvo poniendo servilletas en los servilleteros y atendiendo a un par de clientes que querían un aperitivo acompañado de una copa de vino, hasta que Andreas se asomó y le dijo que ya estaba listo el pedio. Lo cogió y regresó a la mesa, sirviéndolo mientras lo iba enumerando.
-Tres platos de tortellini de carne-dijo Bill sonriendo ampliamente-Buen provecho.
-Gracias, Bill-contestó Tom también sonriendo.
Sonrió más al ver esa amplia sonrisa de Tom, notando el leve rubor que le cubría las mejillas. Regresó a su trabajo y no volvió a hablar con ellos hasta que se dirigieron a la barra a pagar la cuenta.
-Todo exquisito-dijo la madre de Tom con firmeza-Recomendaremos el sitio a nuestros amigos.
-Muchas gracias-contestó Bill sonriendo-Les estaremos esperando.
Se despidió de los padres de Tom, y a él le dirigió una amplia sonrisa.
-Yo...yo también vendré a comer más a menudo-murmuró Tom lo primero que se le vino a la cabeza.
-Pues nos veremos entonces, siempre estoy aquí-contestó con torpeza Bill.
Tom asintió y tras decirle adiós con la mano fue tras sus padres. Esperó a que salieran del restaurante y solo entonces pudo soltar todo el aire retenido en un profundo suspiro...
Andreas se encargó de prepararle unas tortitas con nata que Bill devoró ante la mirada de su padre y amigo.
-¿Qué tal has dormido hoy?-preguntó Andreas una vez se hubo ido Gordon.
-Muy bien-contestó Bill suspirando.
-Esas pastillas te ayudan, ¿verdad?-comentó Andreas asintiendo.
-La verdad es que ayer no me la tomé-explicó Bill.
-¿Por qué?-preguntó Andreas con mucho interés.
-Porque no la necesité-murmuró Bill.
Siguió desayunando en silencio y cuando el reloj de la cocina dio las 8 se levantó y fue a abrir el restaurante. Se pasó dos horas sirviendo desayunos con la ayuda de 2 camareros hasta que regresó su padre y le dejó libre hasta la hora de la comida.
Entró en la cocina y se sentó a tomar el café que Andreas le preparó nada más verlo, extrañado de que se sentara a su lado.
-¿No tienes tortitas que hacer?-preguntó.
-¿Y tú nada que contarme?-preguntó Andreas a su vez.
Se le quedó mirando en silencio sin entender, esperando a que se explicara.
-Ayer me asomé al restaurante-empezó a decir Andreas-No te estaba espiando, pero te vi hablando muy entretenido con un chico, ese al que le diste el postre para llevar.
-Tom-dijo Bill en voz baja.
-¿Ya sabes su nombre?-preguntó Andreas.
-Pagó con tarjeta y lo leí en ella-se explicó Bill resoplando-¿Y a qué viene tanto interrogatorio?
-Nada, solo quiero saber que estás bien-se defendió Andreas.
-Lo estaré si dejáis de preguntármelo cada vez que me veis-estalló cansado Bill.
-Te lo preguntaba porque al verte hablar con él pues...pensé que...
-Andreas, no te montes película en la cabeza-cortó Bill resoplando-Solo estaba siendo amable con un cliente al que no volveré a ver más si no decide volver aquí a comer, ¿o qué te piensas? ¿Qué va a sonar el teléfono y va a ser él?
El teléfono sonó en ese mismo momento y los dos pegaron un bote. Bill se apresuró a cogerlo negando con la cabeza ante la mirada de su amigo que le decía "¿qué te apuestas...?"
-Ristorante La Capella, le atiende Bill-saludó carraspeando.
-Hola Bill, soy yo...Tom-saludó una voz muy emocionada.
-¿Tom?-preguntó Bill arrugando la frente.
-Si, el chico de ayer...el que se tuvo que ir a mitad de la cena y nos invitaste a mi amigo y a mí al postre-explicó algo cortado Tom.
Se quedó sin saber que decir mientras miraba a Andreas, que cruzado de brazos a su lado no perdía hilo de la conversación desde que él le anunciara que efectivamente la persona que estaba llamando era Tom...su Tom...
-Si, Tom. Te recuerdo, solo que me extrañó tu llamada-dijo Bill carraspeando.
-He perdido mi móvil y pensé que a lo mejor...-empezó a decir Tom.
-Ayer encontramos 3 limpiando, descríbeme el tuyo-pidió Bill.
-Pues...es un Nokia gris metalizado-explicó Tom.
-Si, tenemos tu móvil-dijo Bill asintiendo.
-Luego me pasó a por él. He quedado a comer con mis padres y les hablé de tu restaurante-explicó Tom.
-Vaya, pues muchas gracias-dijo Bill sonriendo-¿Te reservo una mesa para la una y media?
-Es buena hora si-contestó Tom asintiendo-Y ya te dejo, seguro que tienes mucho que hacer y yo aquí entreteniéndote.
-No ha sido ninguna molestia-aseguró Bill.
-Nos vemos, Bill-dijo Tom.
-Adiós, Tom-se despidió Bill.
Colgó y se preparó para escuchar a su amigo, que no se podía contener por más tiempo.
-¿Era Tom?-preguntó Andreas sonriendo.
-Ya has oído, se dejó el móvil y viene luego a comer con sus padres-repitió Bill.
-Seguro que se lo dejó a posta-comentó Andreas asintiendo.
-¿Qué dices?-preguntó Bill resoplando.
-Que se ha fijado en ti y ahora...
-Andreas, para ya la broma-pidió con firmeza Bill-Sabes que yo no...en estos momentos no...
-Perdona, tienes razón-se disculpó Andreas de inmediato.
-No pasa nada...voy a apuntar su reserva en al agenda-murmuró Bill saliendo de la cocina.
Así lo hizo y entonces subió a descansar a su habitación. Se tumbó e la cama y se pasó todo el tiempo con la mirada clavada en el techo, deseando sin poder evitarlo que llegara con rapidez la 1 y media...
Bajó a trabajar media hora antes de su turno, pero estaba muy nervioso y no podía esperar más. Se quedó tras la barra trabajando sin quitar los ojos de la puerta, casi gritando aliviado cuando vio a Tom entrar por ella.
-¡Tom!-le llamó sin poder contenerse.
Vio como le sonreía y se dirigía hacia él seguido de sus padres.
-Os toca esperar 5 minutos, lo siento-se disculpó mordiéndose el labio.
-No pasa nada, mientras tomamos algo-dijo Tom sin perder la sonrisa.
-Os recomiendo un Sangiovese-ofreció Bill cogiendo aire-Es un vino tinto procedente de la Toscana y cuyo nombre quiere decir “sangre de Júpiter”, muy bueno par acompañar cualquier plato de pasta con salsa de tomate. Es algo ácido y con un típico toque de cerezas amargas al final
Tom miró a su padre y Jörg asintió satisfecho.
-Ah, se me olvidaba-dijo Bill de pronto metiendo la mano en el bolsillo de sus pantalones-Tu móvil.
-Gracias-susurró Tom cogiéndolo.
Sus dedos apenas se tocaron, fue como si le hubiera dado un calambrazo. Se quedaron mirando en silencio, los dos con una expresión confundida en la cara...
-¿El baño, por favor?-preguntó Simone de repente.
-Oh...esto...al fondo, a la derecha-explicó Bill carraspeando.
-Gracias-murmuró la madre de Tom.
Se dirigió hacia él y dejó a su marido e hijo en la barra, donde Bill sirvió 3 copas de vino cuando pudo reaccionar.
-No perdona, yo no puedo beber-dijo Tom algo cortado-Me estoy medicando y...bueno, pues eso.
Bill asintió y retiró su copa, sirviéndole en su lugar una botella de agua. Pero fue verla Tom y echarse a reír sin poderse controlar.
-¿Cuál es el chiste?-preguntó su padre.
-Ninguno papá, es que me he acordado de una cosa-dijo Tom carraspeando.
Bill sonrió a su vez mientras servía el vino, mordiéndose el labio inferior para no echarse a reír él también. Aún se sentía algo cortado porque Tom le hubiera pillado.
-Bill, despierta-dijo Andreas desde la cocina-Tienes el pedido de la 15 desde hace una hora y se está enfriando.
Dejó de sonreír y se disculpó en voz baja antes de ir a por ese pedido, dejando a Tom a solas con su padre. Se dio toda la prisa que pudo y cuando comprobó que la mes que había reservado para Tom y sus padres ya estaba vacía y con platos nuevos, fue a la barra a por ellos.
Esperó a que se sentaran y entonces les pasó la carta teniendo la libreta preparada para tomar nota de su pedido. Tom se decantó por los tortellini de carne que no pudo probar la noche anterior y sus padres le imitaron. Pidieron agua para beber y mientras que Bill se encargaba de su pedido, Tom y sus padres se ponían al día.
Fue a la cocina y esa vez fue él quien metió prisas a Andreas, ignorando la mirada que le dirigía.
-¿Ya ha llegado Tom?-preguntó sin ánimo de ofender.
-Sí, y está con sus padres-explicó Bill por encima-Date prisa por favor, no quiero hacerles esperar.
-Si, no le hagas esperar-repitió Andreas en voz baja sin que Bill le escuchara.
Preparó unos platos con pan caliente untado en aceite de oliva y se los entregó a Bill para que los fuera sirviendo. Y así lo hizo, salió de la cocina y se acercó a la mesa donde Tom hablaba animadamente con sus padres.
-La verdad es que cada día me siento mejor que el anterior, y con ganas de comerme el mundo-escuchó que les decía.
-Buen provecho-dijo Bill acercándose a su mesa.
Les dejó los platos con el pan caliente y les prometió que su comida estaría lista en 10 minutos como máximo.
Regresó a la barra y se entretuvo poniendo servilletas en los servilleteros y atendiendo a un par de clientes que querían un aperitivo acompañado de una copa de vino, hasta que Andreas se asomó y le dijo que ya estaba listo el pedio. Lo cogió y regresó a la mesa, sirviéndolo mientras lo iba enumerando.
-Tres platos de tortellini de carne-dijo Bill sonriendo ampliamente-Buen provecho.
-Gracias, Bill-contestó Tom también sonriendo.
Sonrió más al ver esa amplia sonrisa de Tom, notando el leve rubor que le cubría las mejillas. Regresó a su trabajo y no volvió a hablar con ellos hasta que se dirigieron a la barra a pagar la cuenta.
-Todo exquisito-dijo la madre de Tom con firmeza-Recomendaremos el sitio a nuestros amigos.
-Muchas gracias-contestó Bill sonriendo-Les estaremos esperando.
Se despidió de los padres de Tom, y a él le dirigió una amplia sonrisa.
-Yo...yo también vendré a comer más a menudo-murmuró Tom lo primero que se le vino a la cabeza.
-Pues nos veremos entonces, siempre estoy aquí-contestó con torpeza Bill.
Tom asintió y tras decirle adiós con la mano fue tras sus padres. Esperó a que salieran del restaurante y solo entonces pudo soltar todo el aire retenido en un profundo suspiro...