Tokio Hotel World

¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

^-^Dediado a todos los Aliens ^-^


    Capitulo 9: Felicidad Instantanea

    Thomas Kaulitz
    Thomas Kaulitz
    Viceprecidente
    Viceprecidente


    Mensajes : 178
    Fecha de inscripción : 11/07/2011
    Edad : 35
    Localización : Leipzig, Alemania

    Capitulo 9: Felicidad Instantanea Empty Capitulo 9: Felicidad Instantanea

    Mensaje  Thomas Kaulitz Lun Ago 01, 2011 10:34 pm

    El débil latido del ahora frio corazón de Tom se agitó al sentir una delicada mano tocar su espalda. Casi deseaba que fuera su hermano, deseaba voltear, sonreír y simplemente no decir nada y alejarse juntos de vuelta a su apartamento. Y, al voltear, su corazón, que había decidido ser más fuerte que nunca, volvió a desplomarse y romperse.

    -Disculpe joven, ¿sabe dónde queda el parque Longville?

    Tom miró a la pareja con cierto desdén, decepción. Ella, rubia y alta y él, no tan alto y castaño. Al final, no pudo hacer más que sonreírles, no era culpa de ellos que se haya separado de su hermano.

    -No, lo siento. No soy de aquí.

    -Oh, muchas gracias de todos modos.

    La joven pareja se alejo con el mapa en las manos, intentando descifrar para donde tenían que ir. Pero, en estos momentos, parecía que Tom era el que estaba perdido.







    El vestíbulo de la pensión de Glenda, en donde hasta hace unos segundos reinaba el entusiasmo de un nuevo inquilino, ahora se encontraba en silencio y con una atmosfera difícil de describir.

    -Se fue.

    Georg parecía realmente decepcionado, aunque no tanto como Bill.

    -Bill... -el baterista intentó hacer el papel de amigo consolador esta vez.

    -No te preocupes, la verdad no me importa mucho que se haya ido.

    Todos, incluyendo a Glenda, sabían que no era cierto, que a Bill le partía el alma la partida de su hermano, mas no podían decir nada ahora. El silencio reinaba la habitación, hasta que Bill comenzó a sollozar. Llevó sus manos hasta su rostro, intentando, inútilmente, esconderlo.

    -Bill, creo que... -Georg se acercó a Bill, e intentó darle un abrazo fraternal, pero en vocalista no lo permitió.

    -No... estoy bien, a mi ni me importa si él se fue o no.

    -No intentes hacerte el duro con nosotros hombre, somos tus amigos.

    -No es eso, es que no quiero llorar por él. -Bill ya casi no podía hablar, lloraba demasiado.

    Los amigos del cantante lo abrazaron, sin decir nada, no estaban seguros de que podrían decir.

    -¿Quieres que vaya tras él? -Gustav intentó ser útil, ya que no se sentía así.

    -¿Cómo crees? No, no tienes que hacer eso.

    Bill se rindió, finalmente. Estaba destrozado, sentía que la persona que tal vez podría llegar a ser la más importante en su vida jamás regresaría, y que solo pudo pasar con él un par de días.

    -Chicos, hoy no tengo ganas de ensayar. Quisiera irme a casa.

    -Claro, no hay problema. ¿Quieres que te lleve? -El bajista apuntó a su camioneta, estacionada fuera de la pensión.

    -No, me gustaría caminar un rato.

    -De acuerdo, cuídate.

    Bill sonrió, con los ojos aun rojos. Se colocó las gafas oscuras y abrió la puerta de entrada, no sin antes dar una última mirada al interior, para despedirse con un ligero movimiento de mano de sus amigos y Glenda.

    Las hojas de los árboles y las del pasto se veían más alegres que nunca, danzaban al ritmo del silencioso viento. Era una tarde perfecta para quien sea, pero no para él. Su apartamento quedaba bastante lejos de la pensión, no pensó en eso antes de rechazar la compañía de su amigo. Pero estar solo en estos momentos era lo mejor. Las calles se hacían mas y mas estrechas conforme se acercaba al centro de la ciudad, el ruido de los autos aumentaba a cada paso y el clima cálido de campo se transformo en uno frio de ciudad. Las calles que rodeaban al centro jamás fueron las más bonitas, eran estrechas, frías y húmedas. Bill sentía los charcos de agua de dudosa procedencia chocar contra las suelas de sus botas, pero seguía caminando.

    Entró a una calle, el atajo más rápido para llegar a su apartamento, cuando se paró en seco. Miró a la pared de su derecha, donde su sombra se reflejaba, y pudo distinguir dos sombras mas, caminando detrás de él. Su respiración y los latidos de su corazón aceleraron, mientras sus pasos hacían igual, hasta que oyó una voz rocusta.

    -Mira princesa, si vienes con nosotros ahora, no te haremos daño. -El penetrante sonido de una pistola ser cargada perturbó los oídos de Bill. No decía nada, estaba paralizado, hasta que volvieron a hablarle.

    -Si oíste, ¿no? Ven con nosotros. -Uno de los dos hombres caminó hasta situarse delante de Bill.

    -Yo... -Se detuvo, no sabía que decir.

    -Mierda, creo que es un hombre.

    El segundo hombre rió escandalosamente, haciendo a Bill enrojecer de furia.

    -Pues no nos podremos divertir igual, pero aun será divertido.

    Uno de los hombres aprisionó a Bill contra la pared, haciendo sus lentes caer al suelo.

    -Que linda cara para un hombre. -Acercó su cara a la de Bill, quien se pudo percatar de su aliento a alcohol, el olor lo repugnaba, lo que le hizo girar su cara hacia la derecha.

    -No te hagas el duro, no lo lograrás. -La voz rasposa del otro hombre le daba más miedo a Bill que la del que lo tenía acorralado ahora.

    El hombre tenía una mano aprisionando las de Bill contra la pared, lastimándolo, y la otra la presionaba con fuerza al abdomen de Bill para que este no escapara. Comenzó a besar el cuello de Bill, bruscamente, Bill luchaba por ser liberado, pero sus intentos eran inútiles. Comenzó a gritar, pero sus gritos eran ahogados por las altas paredes de los edificios que los rodeaban. Lágrimas comenzaron a salir desesperadas de nuevo, y sus esperanzas disminuían, hasta que Bill por fin se rindió.

    En ese momento, un rayo de sol volvió a brillar. El hombre que, por ahora no había hecho nada a Bill, soltó un grito ahogado, antes de caer al suelo, desmayado. Detrás de él, la silueta de una persona en posición de ataque resaltaba contra los rayos de luz. Bill y el hombre voltearon al mismo tiempo. El hombre, preocupado por su socio y Bill, esperanzado. Cuando finalmente la silueta se convirtió en una persona, el cantante sonrió, aún llorando. Levantó una de sus rodillas y la estrelló en la entrepierna del atacante con tal fuerza y rapidez, que este cayó al suelo retorciéndose de dolor.

    -¿Estás bien?

    Bill no contestaba, estaba conmocionado.

    -Sígueme. -Tomó la muñeca de Bill, y lo obligó a correr tras de él y juntos se dirigieron devuelta al apartamento.







    La puerta de entrada se cerró tras Bill, separando aquel apartamento del mundo exterior.

    -Bill, yo...

    No pudo terminar la frase, su hermano se abalanzó sobre él, abrazándolo.

    -Cállate Tom. -Bill por fin sentía que podía ser feliz, aunque fuera por tan solo unos minutos.

      Temas similares

      -

      Fecha y hora actual: Jue Nov 21, 2024 3:42 pm