No le gustaba para nada la manera en la que esos dos policías le estaban mirando, lo primero que se le ocurrió era que le había pasado algo a Bill, pero no estaba seguro. Le había dejado dormido en su apartamento con un coche patrulla vigilando, estaba a salvo… ¿o no?
-Acompáñanos, por favor-pidió uno de los policías.
-No-se negó sin moverse del sitio-Díganme que ha pasado.
-Georg ha despertado y nos ha dado un nombre-explico el mismo policía.
-¿Les ha dicho que fui yo?-gritó sin poderse contener.
-No, tú no….David Jost…
-¿David?-repitió arrugando la frente.
Entonces se le hizo la luz. Había estado muy atento con él, desde el primer día quiso invitarle a tomar algo y él le rechazó las dos veces. Luego le rió por besarse con Andreas delante de la tienda, y unos días más tarde Andreas era asesinado…
-Acompáñanos al hospital, Gordon no sabe que Bill ha desaparecido-siguió explicando el policía.
-¿Cómo que ha desaparecido? Le dejé dormido…
-En cuanto supimos que David era el asesino corrimos a por él, pero al llegar al apartamento lo encontramos vacío.
-Hacen su trabajo de pena-murmuró Tom cogiendo el móvil.
Maldijo por lo bajo, no se sabía su número. Pero si tenía el de David, se lo dio el primer día por si alguna vez le pasaba algo y no podía ir a trabajar. Lo marcó y esperó en silencio escuchando los tonos, ignorando las miradas de los policías.
Alzó los ojos y miró a su alrededor sin entender. No estaban delante del hospital como él pensaba, sino en las afueras del pueblo. Miró a David arrugando al frente sin entender, separando los labios para preguntar que estaba pasando cuando vio lo que llevaba en una mano.
-Sal del coche si no quieres que a Tom le pase algo-dijo David sin dejar de apuntarle con el arma que llevaba.
Le vio encogerse en el asiento y ponerse a temblar de miedo. Sonrió al ver como sus ojos se llenaban de más lágrimas y le temblaba el labio inferior. Sintió una punzada en su entrepierna, se moría por estar dentro de esa persona a la que Tom amaba con toda su alma…
-¡Muévete!-le gritó sin poderse contener.
Solo entonces Bill pareció reaccionar. Sin dejar de mirarla, llevó una temblorosa mano a la puerta del coche y la abrió. Salio de el y se quedó de pies mirando como David también salía y rodeaba el coche sin dejar de apuntarle en ningún momento. Le cogió con fuerza de un brazo y tiró de él para que se moviera.
Delante de ellos había un viejo cobertizo que reconoció al momento. Estaba a escasos metros del lugar en el que él y Tom hicieron el amor esa tarde de picnic. Tragó saliva con esfuerzo, tal vez ese día David les estuviera espiando, era mucha casualidad que hubiera escogido ese lugar.
-Muévete-repitió David clavando el cañón de su arma en su costado.
Gimió por lo bajo y anduvo todo lo rápido que pudo. No podía dejar de pensar porque actuaba de esa manera, nunca le hizo pensar que sentía algo por Tom, tan profundamente como para matar a todos lo que se interpusieran…
Entraron en el oscuro cobertizo y le llevó a rastras hasta el fondo. Ya lo tenía todo preparado, había una manta estirada en el suelo y unas cadenas sujetas a una argolla de la pared.
Solo entonces le soltó empujándole deliberadamente para que se cayera al suelo de rodillas y desde esa posición le suplicase en vano por su vida. Su plan era atraer a Tom, que viera por última vez a Bill antes de que él le matara delante de sus propios ojos. Así aprendería que nadie podía conseguir lo que le pertenecía, el corazón de Tom era solo para él…
-Desnúdate-ordenó en voz alta.
Bill le miró sin entender, con el miedo brillando en sus ojos y las mejillas recorridas por sus lágrimas. Tenía mucho miedo, se acordaba de lo que contó su padre sobre lo que le pasó al pobre Andreas y ese parecía que iba a ser también su destino.
-Hazlo si no quieres que use la fuerza-advirtió David dejando a un lado el arma.
-¿Por qué, David…?-logró susurrar Bill.
-Porque Tom me pertenece-contestó David sin más-Tenías a Georg, ¿por qué me lo tuviste que robar?
Se encogió donde estaba, había gritado esa última frase fulminándole con la mirada. Estaba loco, no se podía hacerle razonar.
-No te lo repetiré más Bill, desnúdate ¡ya!-volvió a gritar David.
Asintió mordiéndose los labios para que dejasen de temblar. Se puso en pie con esfuerzo mientras llevaba las manos al borde de la camiseta y se la quitaba. Se descalzó usando los pies y tras desabrocharse los pantalones se los bajó y dejó a un lado.
Se quedó en boxers, cruzando los brazos en su agitado pecho, tratando de respirar con normalidad y pensar. Tom se daría cuenta de que no estaba donde le dejó e iría a su busca. Pero…no sabía que David se lo había llevado, ni donde…
Estaba perdido en manos de un loco que le miraba de arriba abajo luciendo una lasciva sonrisa en los labios.
Le vio dar un paso en su dirección y retrocedió, hasta que su espalda chocó con la pared. No tenía escapatoria…
-Pon las manos sobre la cabeza-ordenó David pasándose la lengua por los labios.
Negó con firmeza. Si permitía que le atara estaba perdido, había dejado a un lado el arma, tenía una sola oportunidad de enfrentarse a él, aunque no es que fuera muy fuerte.
-Me conoces desde que era un niño-susurró tratando de ganar tiempo-Mi padre y tú sois amigos…
-Tu padre es un necio, acogiendo en su casa a un asesino-estalló David.
-Tom no ha matado a nadie, has sido tú-se enfrentó Bill a David.
Se mordió los labios, no debería haber dicho eso. David se movió con rapidez y lo siguiente que recordó fue su puño volando, dándole en la barbilla y haciéndole caer en una oscuridad fría….
Jadeando con esfuerzo, David se inclinó y él mismo levantó sus ya inertes brazos por encima de su cabeza. Cogió las cadenas y pasó una por su muñeca derecha y la otra por la izquierda.
Se alejó dos pasos y le observó sonriendo ampliamente. Tenía un cuerpo hermoso, la piel pálida y suave, como había podido comprobar cuando le cogió los brazos. Soltó una pequeña carcajada al ver esa estrella que llevaba tatuada que se perdía bajo sus boxers, nunca jamás se lo hubiera imaginado. Ni el piercing que llevaba en su pezón derecho…
Se pasó la lengua por los labios, maldiciendo cuando sintió vibrar el móvil en su bolsillo trasero. Lo cogió y vio quien era….
“Tom”-leyó arrugando la frente.
Solo podía significar que ya lo sabía, sino a cuento de que le llamaba así de repente. Fijo que Georg se había despertado y contado que fue él quien le atacó.
El otro días que llevó a los chicos al hospital solo lo hizo para averiguar su estado, saber de cuanto tiempo contaba. Y según parecía, ya se le había terminado. Pero no se iría sin hacer lo que tenía que hacer.
No iba a conseguir a Tom, pero se llevaría a Bill por entrometido. Así lo había hecho con los demás…
Se le acercó y sin mediar palabra le abofeteó con suavidad hasta que sus ojos comenzaron a abrirse poco a poco. Esperó a que enfocara en él la borrosa vista y se llevó un dedo a los labios pidiéndole silencio.
-Tom me ha llamado-le explicó-Quiero que hables con él y le digas donde está. Pero con mucho cuidado, si veo un solo policía le mato a él y a ti te dejó vivir sabiendo que fue culpa tuya el que muriera.
Asintió con esfuerzo. Sentía que le iba a estallar la cabeza de un momento a otro. Trató de llevarse una mano a la barbilla que tanto le dolía, pero sintió que estaba fuertemente sujeto por las muñecas.
Sollozó por lo bajo cuando David le pasó las manos por debajo de los hombros y le dejó recostado en el suelo, sobre la manta que previamente había estirado. Le vio manipular el móvil y luego ponérselo al oído con una amplia sonrisa en los labios.
Esperó contando los tonos hasta que al tercero Tom descolgó de inmediato.
-No tenemos tiempo que perder, vámonos ya-urgió el policía.
-Váyanse sin mi-dijo Tom guardándose de nuevo el móvil-Díganle al padre de Bill que he ido en su busca.
Echó a correr pasando por su lado, que no hicieron nada para detenerlo. Solo se le ocurría regresar al apartamento y coger la moto. Luego…no sabría que dirección tomar…
Casi gritó de alegría cuando le empezó a sonar el móvil. Paró para tomar aliento y lo descolgó de inmediato.
-¡Suéltale, cabrón!-gritó al ver que era David.
-Tom…soy yo…-murmuró Bill ahogando un sollozo.
-¡Bill! Dime donde estás, voy a salvarte-pidió Tom llorando también.
-No vengas Tom, o te matará a ti también-gritó Bill para sorpresa de David.
Iba a negarse cuando escuchó unos gritos al otro lado de la línea, y el sonido de una bofetada bien dada.
-¡Bill! Si le haces daño, David te mato-gritó desesperado.
-Bill no puede hablar ahora-dijo David riendo-Estamos en el viejo almacén que hay cerca del lugar donde te lo tiraste a plena luz del día. Ven solo, o no le volverás a ver con vida.
Escuchó como se cortaba la comunicación y guardándose de nuevo el móvil echó a correr de nuevo. Llegó al apartamento y vio su moto bajo las escaleras. Llevaba las llaves consigo y se subió arrancándola de inmediato.
-Eres un niño muy malo-rió David tras colgar el móvil.
Le vio jadear con esfuerzo, tratando de recuperar el aliento perdido por la bofetada. No había sido tan fuerte como la primera, que le hizo perder el conocimiento de inmediato. Pero estaba muy mareado, no podía pensar con claridad ni moverse. El cuerpo no le respondía…
-Tom llegará en unos minutos, tiempo suficiente para entretenerme contigo un poco-dijo David con una lasciva sonrisa.
No pudo reaccionar, escuchaba sus palabras pero la cabeza le daba vueltas y lo siguiente que sintió fueron las manos de David sobre sus boxers, tirando de ellos hacia abajo sin dejar de reír por lo alto….
-Acompáñanos, por favor-pidió uno de los policías.
-No-se negó sin moverse del sitio-Díganme que ha pasado.
-Georg ha despertado y nos ha dado un nombre-explico el mismo policía.
-¿Les ha dicho que fui yo?-gritó sin poderse contener.
-No, tú no….David Jost…
-¿David?-repitió arrugando la frente.
Entonces se le hizo la luz. Había estado muy atento con él, desde el primer día quiso invitarle a tomar algo y él le rechazó las dos veces. Luego le rió por besarse con Andreas delante de la tienda, y unos días más tarde Andreas era asesinado…
-Acompáñanos al hospital, Gordon no sabe que Bill ha desaparecido-siguió explicando el policía.
-¿Cómo que ha desaparecido? Le dejé dormido…
-En cuanto supimos que David era el asesino corrimos a por él, pero al llegar al apartamento lo encontramos vacío.
-Hacen su trabajo de pena-murmuró Tom cogiendo el móvil.
Maldijo por lo bajo, no se sabía su número. Pero si tenía el de David, se lo dio el primer día por si alguna vez le pasaba algo y no podía ir a trabajar. Lo marcó y esperó en silencio escuchando los tonos, ignorando las miradas de los policías.
Alzó los ojos y miró a su alrededor sin entender. No estaban delante del hospital como él pensaba, sino en las afueras del pueblo. Miró a David arrugando al frente sin entender, separando los labios para preguntar que estaba pasando cuando vio lo que llevaba en una mano.
-Sal del coche si no quieres que a Tom le pase algo-dijo David sin dejar de apuntarle con el arma que llevaba.
Le vio encogerse en el asiento y ponerse a temblar de miedo. Sonrió al ver como sus ojos se llenaban de más lágrimas y le temblaba el labio inferior. Sintió una punzada en su entrepierna, se moría por estar dentro de esa persona a la que Tom amaba con toda su alma…
-¡Muévete!-le gritó sin poderse contener.
Solo entonces Bill pareció reaccionar. Sin dejar de mirarla, llevó una temblorosa mano a la puerta del coche y la abrió. Salio de el y se quedó de pies mirando como David también salía y rodeaba el coche sin dejar de apuntarle en ningún momento. Le cogió con fuerza de un brazo y tiró de él para que se moviera.
Delante de ellos había un viejo cobertizo que reconoció al momento. Estaba a escasos metros del lugar en el que él y Tom hicieron el amor esa tarde de picnic. Tragó saliva con esfuerzo, tal vez ese día David les estuviera espiando, era mucha casualidad que hubiera escogido ese lugar.
-Muévete-repitió David clavando el cañón de su arma en su costado.
Gimió por lo bajo y anduvo todo lo rápido que pudo. No podía dejar de pensar porque actuaba de esa manera, nunca le hizo pensar que sentía algo por Tom, tan profundamente como para matar a todos lo que se interpusieran…
Entraron en el oscuro cobertizo y le llevó a rastras hasta el fondo. Ya lo tenía todo preparado, había una manta estirada en el suelo y unas cadenas sujetas a una argolla de la pared.
Solo entonces le soltó empujándole deliberadamente para que se cayera al suelo de rodillas y desde esa posición le suplicase en vano por su vida. Su plan era atraer a Tom, que viera por última vez a Bill antes de que él le matara delante de sus propios ojos. Así aprendería que nadie podía conseguir lo que le pertenecía, el corazón de Tom era solo para él…
-Desnúdate-ordenó en voz alta.
Bill le miró sin entender, con el miedo brillando en sus ojos y las mejillas recorridas por sus lágrimas. Tenía mucho miedo, se acordaba de lo que contó su padre sobre lo que le pasó al pobre Andreas y ese parecía que iba a ser también su destino.
-Hazlo si no quieres que use la fuerza-advirtió David dejando a un lado el arma.
-¿Por qué, David…?-logró susurrar Bill.
-Porque Tom me pertenece-contestó David sin más-Tenías a Georg, ¿por qué me lo tuviste que robar?
Se encogió donde estaba, había gritado esa última frase fulminándole con la mirada. Estaba loco, no se podía hacerle razonar.
-No te lo repetiré más Bill, desnúdate ¡ya!-volvió a gritar David.
Asintió mordiéndose los labios para que dejasen de temblar. Se puso en pie con esfuerzo mientras llevaba las manos al borde de la camiseta y se la quitaba. Se descalzó usando los pies y tras desabrocharse los pantalones se los bajó y dejó a un lado.
Se quedó en boxers, cruzando los brazos en su agitado pecho, tratando de respirar con normalidad y pensar. Tom se daría cuenta de que no estaba donde le dejó e iría a su busca. Pero…no sabía que David se lo había llevado, ni donde…
Estaba perdido en manos de un loco que le miraba de arriba abajo luciendo una lasciva sonrisa en los labios.
Le vio dar un paso en su dirección y retrocedió, hasta que su espalda chocó con la pared. No tenía escapatoria…
-Pon las manos sobre la cabeza-ordenó David pasándose la lengua por los labios.
Negó con firmeza. Si permitía que le atara estaba perdido, había dejado a un lado el arma, tenía una sola oportunidad de enfrentarse a él, aunque no es que fuera muy fuerte.
-Me conoces desde que era un niño-susurró tratando de ganar tiempo-Mi padre y tú sois amigos…
-Tu padre es un necio, acogiendo en su casa a un asesino-estalló David.
-Tom no ha matado a nadie, has sido tú-se enfrentó Bill a David.
Se mordió los labios, no debería haber dicho eso. David se movió con rapidez y lo siguiente que recordó fue su puño volando, dándole en la barbilla y haciéndole caer en una oscuridad fría….
Jadeando con esfuerzo, David se inclinó y él mismo levantó sus ya inertes brazos por encima de su cabeza. Cogió las cadenas y pasó una por su muñeca derecha y la otra por la izquierda.
Se alejó dos pasos y le observó sonriendo ampliamente. Tenía un cuerpo hermoso, la piel pálida y suave, como había podido comprobar cuando le cogió los brazos. Soltó una pequeña carcajada al ver esa estrella que llevaba tatuada que se perdía bajo sus boxers, nunca jamás se lo hubiera imaginado. Ni el piercing que llevaba en su pezón derecho…
Se pasó la lengua por los labios, maldiciendo cuando sintió vibrar el móvil en su bolsillo trasero. Lo cogió y vio quien era….
“Tom”-leyó arrugando la frente.
Solo podía significar que ya lo sabía, sino a cuento de que le llamaba así de repente. Fijo que Georg se había despertado y contado que fue él quien le atacó.
El otro días que llevó a los chicos al hospital solo lo hizo para averiguar su estado, saber de cuanto tiempo contaba. Y según parecía, ya se le había terminado. Pero no se iría sin hacer lo que tenía que hacer.
No iba a conseguir a Tom, pero se llevaría a Bill por entrometido. Así lo había hecho con los demás…
Se le acercó y sin mediar palabra le abofeteó con suavidad hasta que sus ojos comenzaron a abrirse poco a poco. Esperó a que enfocara en él la borrosa vista y se llevó un dedo a los labios pidiéndole silencio.
-Tom me ha llamado-le explicó-Quiero que hables con él y le digas donde está. Pero con mucho cuidado, si veo un solo policía le mato a él y a ti te dejó vivir sabiendo que fue culpa tuya el que muriera.
Asintió con esfuerzo. Sentía que le iba a estallar la cabeza de un momento a otro. Trató de llevarse una mano a la barbilla que tanto le dolía, pero sintió que estaba fuertemente sujeto por las muñecas.
Sollozó por lo bajo cuando David le pasó las manos por debajo de los hombros y le dejó recostado en el suelo, sobre la manta que previamente había estirado. Le vio manipular el móvil y luego ponérselo al oído con una amplia sonrisa en los labios.
Esperó contando los tonos hasta que al tercero Tom descolgó de inmediato.
-No tenemos tiempo que perder, vámonos ya-urgió el policía.
-Váyanse sin mi-dijo Tom guardándose de nuevo el móvil-Díganle al padre de Bill que he ido en su busca.
Echó a correr pasando por su lado, que no hicieron nada para detenerlo. Solo se le ocurría regresar al apartamento y coger la moto. Luego…no sabría que dirección tomar…
Casi gritó de alegría cuando le empezó a sonar el móvil. Paró para tomar aliento y lo descolgó de inmediato.
-¡Suéltale, cabrón!-gritó al ver que era David.
-Tom…soy yo…-murmuró Bill ahogando un sollozo.
-¡Bill! Dime donde estás, voy a salvarte-pidió Tom llorando también.
-No vengas Tom, o te matará a ti también-gritó Bill para sorpresa de David.
Iba a negarse cuando escuchó unos gritos al otro lado de la línea, y el sonido de una bofetada bien dada.
-¡Bill! Si le haces daño, David te mato-gritó desesperado.
-Bill no puede hablar ahora-dijo David riendo-Estamos en el viejo almacén que hay cerca del lugar donde te lo tiraste a plena luz del día. Ven solo, o no le volverás a ver con vida.
Escuchó como se cortaba la comunicación y guardándose de nuevo el móvil echó a correr de nuevo. Llegó al apartamento y vio su moto bajo las escaleras. Llevaba las llaves consigo y se subió arrancándola de inmediato.
-Eres un niño muy malo-rió David tras colgar el móvil.
Le vio jadear con esfuerzo, tratando de recuperar el aliento perdido por la bofetada. No había sido tan fuerte como la primera, que le hizo perder el conocimiento de inmediato. Pero estaba muy mareado, no podía pensar con claridad ni moverse. El cuerpo no le respondía…
-Tom llegará en unos minutos, tiempo suficiente para entretenerme contigo un poco-dijo David con una lasciva sonrisa.
No pudo reaccionar, escuchaba sus palabras pero la cabeza le daba vueltas y lo siguiente que sintió fueron las manos de David sobre sus boxers, tirando de ellos hacia abajo sin dejar de reír por lo alto….