Tokio Hotel World

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^-^Dediado a todos los Aliens ^-^


    Capitulo 9

    Thomas Kaulitz
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    Mensaje  Thomas Kaulitz Vie Jul 15, 2011 6:04 pm

    Cuando recuperó al fin las fuerzas que el orgasmo le robó, se movió bajo Tom. Bajó las piernas y se incorporó haciéndole salir de su dolorido cuerpo. Le costó hacerle rodar sin despertarle y le vio como se acomodaba en el suelo sobre el que estaba durmiendo.

    Se levantó con lentitud dejando escapar un débil gemido. Había sido su primera vez y Tom no había sido muy delicado que digamos. Aunque no lo sabía, y él no había tenido tiempo de decirle que era virgen y que le tratara con cariño.

    Dejando a un lado eso, le había gustado. Y mucho. Había disfrutado con cada caricia suya y aunque se pudo haber negado, no lo hizo. Era lo que llevaba años deseando, y cuando vio la oportunidad de hacer su sueño realidad, no se lo pensó dos veces.

    Recuperó su ropa, tirada por el suelo del salón y se vistió con toda la rapidez que su dolorido cuerpo le permitió. Se giró una vez vestido y cogiendo una manta que colgaba del respaldo del sofá se la echó a Tom por encima. Se inclinó y apartándole unas trenzas de la cara le besó con suavidad en la mejilla.

    Se incorporó y salió del apartamento. Caminó a su casa sin poder sonreír por el camino, recordando lo bien que se había sentido en esos fuertes brazos que le cogieron con fuerza y no le soltaron.

    Estaba a punto de abrir la puerta cuando una voz le llamó. Se volvió y maldijo por lo bajo al ver a Georg. Instintivamente, se pasó las manos por su largo pelo, sintiéndolo revuelto tras haber estado rodando por el suelo.

    -Quería ver si estas bien-murmuró Georg sin moverse del sitio.

    Suspiró y se le acercó. Era ya casi la hora de cenar y sus padres ya deberían estar en casa, no quería que de repente se abriera la puerta y les pillaran teniendo una conversación muy privada.

    -¿Lo estás?-insistió Georg cuando se le acercó.

    -Si-susurró sin atreverse a alzar la mirada-Estaba muy preocupado por Tom, su padre ha muerto y necesitaba…consuelo.

    -A saber que tipo de consuelo-se le escapó a Georg.

    Bill le fulminó con la mirada. No le gustaba que pensara eso, por más que fuera cierto. Pertenecía a su privacidad, le dolía que él o cualquiera pensara que entre él y Tom había algo más que una bonita amistad.

    -Lo siento, es que no puedo evitar preocuparme por ti-se disculpó Georg pasando por su lado -Solo espero que sepas lo que haces, y tengas mucho cuidado.

    Caminó calle abajo sin volver la vista atrás. No le había perdido, porque nunca le había conseguido. En el fondo, Bill siempre esperó a que Tom regresara. Y cuando lo hizo, no le importó dejarle tirado a un lado del camino.



    Entró en casa mordiéndose los labios, le dolía ver a Georg de esa manera pero no podía hacer nada para que se sintiera bien. Escuchó que su madre le llamaba desde la cocina y entró en ella resoplando. Le dolía todo el cuerpo, más de cintura para abajo. Se sentó a la mesa pero apenas probó bocado, lo que le costó otra riña de su madre.

    Echó una ligera mirada a su padre, pero no salió en su ayuda esa vez. Le veía con la vista fija en su plato, cenando sin decir nada. Fijó la suya en sus manos, su padre sospechaba algo y él se sentía muy avergonzado.

    Subió a su habitación cuando su madre se cansó de hablar en vano y tras darse una ducha caliente se metió en la cama suspirando. Era la primera noche que dormiría con una amplia sonrisa en los labios….





    Era ya hora de irse a casa, pero se quedó. Quería ver si Tom bajaba a trabajar, más bien quería ver si estaba bien o necesitaba unos días libres. Escuchó abrirse la puerta de la tienda y alzó la mirada, viéndole entrar como si nada hubiera pasado.

    Le hizo una señal con la mano y dejando a David al cargo de todo entró en el almacén con Tom.

    -¿Estás bien?-preguntó Gordon nada más entrar.

    -Si-contestó Tom con rapidez.

    -Si necesitas unos días libres…

    -No se moleste-cortó Tom con dureza-No es necesario.

    Gordon asintió con la cabeza y no teniendo nada más que decir le dejó trabajando mientras que él regresó a su casa, rezando para que su mujer no estuviera en ella. Desde que el día anterior dejara que su hijo consolara a Tom, no paraba de escuchar comentarios desagradables sobre él. Su mujer no tenía una buena opinión de Tom, y si se llegara a enterar de la amistad que había entre su hijo y él, le daría algo.


    Pasó el resto de la tarde trabajando con un ojo puesto en la puerta. Desde que se despertara solo en el apartamento, y medio desnudo en mitad del suelo, esperaba poder tener una oportunidad de volver a ver a Bill. Necesitaba hablar con él, que le explicara que pasó la tarde anterior.

    Tenía vagos recuerdos. Temía haber hecho o dicho algo desagradable bajo los efectos del alcohol. Recordaba haber hablado de sus sentimientos acerca de la muerte de su padre con él, pero no sabía como llegó a perder la ropa y porque.

    Se hacía una ligera idea, pero rezaba con todas su fuerzas para que no fuera cierta. No quería que su primera vez con Bill fuera en esas condiciones. Se merecía lo mejor, no hacerlo en el suelo y él borracho como una cuba.

    Cuando llegó la hora de cerrar se despidió de David, declinando de nuevo su invitación de tomar algo tras el trabajo.

    -No gracias, necesito estar a solas-murmuró Tom.

    -¿Vas con Andreas?-se le escapó a David.

    No le contestó. Salió por la puerta y se dirigió al bar del pueblo para tomar una ligera cena. Por el camino pensó en Andreas, le era raro que no hubiera aparecido para ver que tal estaba. Recordaba que Bill no le mencionó cuando le dijo que había asistido al funeral de su padre.

    Maldijo al ver quien salía del bar, haciendo eses por la estrecha acera. No le daba tiempo para esconderse, ya le había visto y caminaba como podía en su dirección.

    -Georg-saludó entre dientes.

    -Tom, ¿qué tal te encuentras? Muy bien, me imagino-rió Georg con ironía.

    -¿Quieres que te ayude?-se ofreció Tom resoplando-No estás en condiciones de dar dos pasos seguidos.

    No le apetecía en absoluto, pero se lo debía a Bill.

    -No quiero tu ayuda para nada-gritó Georg-Ya has hecho bastante.

    -Mira, lo que pase entre Bill y yo no es asunto tuyo-dijo Tom procurando no elevar la voz.

    -No te lo mereces, Bill era lo mejor que me había pasado y a ti no te ha importado robármelo delante de mis narices-siguió Georg gritando- ¿Sabías que era su primera vez? Estuvimos esperando a hallar el momento adecuado, y vienes tú y lo tomaste por la fuerza.

    Se quedó donde estaba sin saber que decir. No se lo esperaba, pensaba que entre Bill y Georg…que al llevar tanto tiempo juntos…

    -Vaya, a Bill se le olvidó mencionar ese pequeño detalle-rió Georg-Espero que sepas cuidarle, y si le haces daño te mato yo mismo con mis propias manos.

    Pasó a su lado apoyándose en la pared para caminar. Se perdió en la noche dejando a Tom perdido en sus pensamientos, con una sola idea en la mente…


    Dejó lo de la cena. Se dirigió a la casa de Bill pero la rodeó en vez de dirigirse a la puerta. Sabía que ventana era la de su habitación, la de noches que le había espiado por ella cuando era un niño. Se inclinó y cogiendo un par de piedras las tiró contra ella, escuchando como impactaban en el cristal.

    Se escondió tras un árbol cuando vio que alguien se asomaba a ella. Vio que era Bill y salió de su escondite haciéndole una señal con la mano.

    Al momento le tenía a su lado. Sin decir nada le cogió de la mano y se lo llevó hacia unas sombras, no quería que nadie les viera por si luego Bill tuviera problemas.

    -Siento no haberte ido a ver, pero mi madre me castigó-explicó Bill-Anoche me salté la cena y cuando le dije que iría a comer fuera se negó a que saliera de casa porque sabía que iría a verte, la grité y al final…

    -¿Por qué no me dijiste que eras virgen?-le cortó Tom mirándole fijamente-Debiste impedir que te tomara de esa manera, estaba borracho y tú te merecías tener una primera vez muy especial.

    -Y lo fue, no te preocupes…-empezó a decir un Bill muy cortado.

    -Si, me preocupo. Y mucho-cortó de nuevo Tom-Bill, eres lo mejor que me ha pasado y no quiero que sufras por mi. Si te vuelvo a hacer daño, dímelo por favor.

    Bill asintió en silencio bajando la cabeza, no sabía que le podía decir.

    -¿Te dolió?-insistió Tom.

    -Solo un poco-susurró sonrojándose.

    No quería hablar de eso nunca más. Pasó y no quería recordarlo. Le daba vergüenza hablar aunque fuera con Tom de lo que habían hecho y como se había sentido.

    -La próxima vez no te dolerá-dijo Tom con firmeza.

    Levantó la cabeza y se le quedó mirando con los labios separados, que Tom selló poniendo los suyos encima. Le besó profundamente antes de separarse y decirle adiós con la mano.

    -Nos vemos mañana, después del trabajo-dijo Tom sonriendo ampliamente.

    -Si-susurró Bill sin poderse mover del sitio.

    Sentía que le temblaban las piernas a causa de ese fantástico beso que le acababan de dar. Le vio marcharse en la oscuridad y solo pudo suspirar. Regresó a casa y sintiendo un hambre repentino entró en la cocina y saqueó la nevera para asombro de su madre.

    -¿No decías que tenías el estómago revuelto?-preguntó Simone al verle.

    -Se me ha pasado-contestó Bill con la boca llena.

    -¿Cómo?-insistió su madre.

    “Con un simple beso”-pensó suspirando.

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