Tokio Hotel World

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^-^Dediado a todos los Aliens ^-^


    Capitulo 3

    Thomas Kaulitz
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    Mensaje  Thomas Kaulitz Vie Jul 15, 2011 5:29 pm

    Cogió aire y tras despedirse de Andreas, entró en la tienda. A esas horas no solía haber nadie, solo un par de clientes a los que David atendía en una esquina. Vio al señor Trümper en el mostrador y se le acercó.

    -Buenas tardes-saludó carraspeando.

    -Eres puntual, eso me gusta-dijo Gordon alzando la mirada de los papeles que leía.

    Tom se encogió de hombros y esperó a que le dijera que quería que hiciera. Pareció que le había leído el pensamiento, porque al momento dejó a un lado los papeles y rodeó el mostrador.

    -Acabamos de recibir un pedido, unas guitarras que llevábamos tiempo esperando-explicó Gordon señalándole el almacén-Aquí tienes la factura. Repásala, asegúrate de que está todo y luego sacas con cuidado las guitarras.

    -¿Dónde quiere que las coloque?-preguntó Tom muy serio.

    -De momento déjalas en el almacén, cuando hayas terminado y si David no te necesita en la tienda, puedes ir afinándolas y probar que están en buen estado-contestó Gordon.

    Tom asintió sonriendo. Eso lo podía hacer con los ojos cerrados.

    -¿Qué tal has pasado tu primera noche?-preguntó Gordon de repente, sin poderse contener.

    -Bien, gracias-contestó Tom en voz baja.

    -Si necesitas algo, solo tienes que pedírmelo-dijo Gordon sonriendo.

    -Tal vez un pequeño adelanto del sueldo-pidió sin pensárselo dos veces-Gracias por haberme llenado la nevera, pero necesito algunas cosas más.

    -Claro, no sé porque no se me ocurrió ayer. Espera, que ahora mismo te paso algo.

    Fue hasta la caja registradora y cogió un par de billetes que le entregó sin decir nada….





    Caminaron por la calle en silencio, ni siquiera se cogieron de la mano. Llegaron a la tienda del padre de Bill y se pararon antes de abrir la puerta. Georg vio como Bill espiaba a través del escaparate, como si buscara a alguien desesperado.

    -Allí está-señaló Bill no pudiendo evitar emocionarse-Pero tendremos que esperar, está hablando con mi padre.

    Desde donde estaba podía ver como su padre le estaba dando algo de dinero, y sintió mucha pena. Había regresado al pueblo con las manos vacías, no tenía nada…ni a nadie…

    Luego vio como su padre llamaba a David y le señalaba a Tom. Seguramente le estaba diciendo lo que tenía que hacer y esas cosas.

    -Escóndete, que viene mi padre-dijo Bill de repente, al ver como su padre se despedía de Tom y David.

    Se dio media vuelta y cogió a Georg de la mano con firmeza.
    Rodearon la tienda y se escondieron tras la escalera que llevaba al apartamento que había sobre la tienda, sabiendo que era donde viviría Tom.

    Desde allí vio como su padre echaba un vistazo en su dirección para luego coger el camino a casa. Salió cuando le vio doblar la esquina y haciéndole una señal a Georg regresaron a la tienda, entrando en ella.

    No había rastro de Tom, debía estar en el almacén. David se encontraba atendiendo a la misma pareja de antes, alzó la mirada al escuchar la puerta y sonrió al ver quien era, siguiendo con lo que estaba.

    -Se lo dirá a mi padre-murmuró Bill chasqueando la lengua.

    No había contado con eso, David le iría con el cuento de que estuvo en la tienda hablando con Tom cuando se lo había prohibido. Se giró con rapidez al escuchar que se abría la puerta, suspirando aliviado al ver que eran más clientes que entraban.

    Cogió a Georg de la mano y fueron a observar unas guitarras que había en una esquina, mientras esperaba a que Tom terminara con lo que estuviera haciendo en el almacén.

    No tuvo que esperar mucho, David le llamó para que saliera y le echara una mano con los clientes.

    -Tom-llamó David asomándose al almacén-¿Puedes salir un momento?

    Tom asintió y se puso en pie. Se había arrodillado y observaba con una sonrisa en los labios la Gibson que tenía en sus manos. La dejó en el suelo con cuidado y entró en la tienda a ver donde le necesitaban.

    Vio a David terminar con los clientes que estaba, tres más esperaban mirando indecisos un piano de cola que estaba en mitad de la tienda. A su izquierda, una pareja observaba unas guitarras y se decidió por ellos.

    Desde donde estaba, solo les veía las espaladas, con sus largos pelos cayéndoles por los hombros, lo que dio paso a una gran confusión…

    -¿Os ayudo en algo, guapas?-preguntó cuando llegó a su altura.

    La pareja en cuestión se volvió, haciéndole lanzar una maldición al ver que eran dos chicos. Uno de ellos le fulminó con la mirada, mientras que el otro desvió la suya avergonzado.

    -Bill-murmuró sonriendo.

    Bill levantó los ojos y le dirigió una tímida sonrisa.

    -Hola, Tom-susurró.

    -Yo soy Georg-se presentó Georg con voz dura.

    Pero Tom le ignoró. Sus ojos eran solo para Bill. Aún recordaba lo bueno que fue con él, como sacó tiempo para poder estudiar con él a escondidas. No quería que sus padres se enteraran, ni mucho menos sus compañeros de clase. Y él tampoco quería que nadie supiera que a pesar de su imagen de chico malo, le gustaba estudiar…más si era Bill quien le enseñaba…

    -Estoy buscando un bajo nuevo-intervino Georg tratando de llamar su atención.

    -Pues estás en el lado de la tienda equivocado-explicó Tom sin mirarle-Esto son guitarras, los bajos están a tu derecha.

    Señaló con una mano el lugar exacto, sin quitar los ojos de encima a Bill. Le estaba haciendo un repaso de arriba a abajo, viendo cuanto había cambiado desde la última vez que le vio. Llevaba el pelo mucho más largo, por debajo de los hombros incluso. Le encantó ver que tenía unas rastas blancas mezcladas con su pelo azabache, y se preguntaba quien le había dado esa genial idea…

    -Vamos Bill, veamos esos bajos-intervino de nuevo Georg, cogiendo a Bill de la mano.

    Pasó al lado de Tom fulminándole con la mirada y se acercó a la zona en la que cinco bajos se apoyaban contra la pared. Cogió uno y lo acarició con la mano, como si estuviera muy interesado en el.

    -¿Quieres que te ayude? Si me dices que estás buscando….-empezó a decir Tom mirando a Bill.

    -No, gracias. Solo vine a ver que tal estabas-le confesó Bill.

    -Pues ya me ves-contestó Tom encogiéndose de hombros.

    -Me lo llevo-saltó Georg de repente-Empaquétalo bien y me lo mandas a casa a mañana por la tarde.

    -Has hecho una muy buena elección-murmuró Tom.

    Cogió el bajo que le tendía y lo dejó sobre el mostrador mientras que apuntaba en una libreta la dirección que Georg le daba. Le cobró y tras guardar el dinero en la caja registradora bajo la atenta mirada de David, se despidió de ellos deseándoles un buen día.

    Siguió con el trabajo de afinar las guitarras recién recibidas, saliendo solo del almacén cuando David se lo pedía. La mayoría de los clientes eran curiosos que querían ver con sus propios ojos al asesino que habían dejado suelto. Recordando la promesa que le hiciera al padre de Bill, les atendió a todos con una forzada sonrisa y les habló con educación.

    Lo que más le molestaba era la estrecha vigilancia de David, estudiando cada uno de sus movimientos sobre todo cada vez que se acercaba a la caja registradora.



    Llegaron las 8 y David colgó el cartel de cerrado muy satisfecho. Las ventas de esa tarde se habían duplicado gracias a la presencia de Tom, que demostró tener buena mano con los clientes, llegando incluso a convencer a una chica de que se comprara una guitarra nada más empezar él mismo a tocarla para que la escuchara.

    Sabía que había estado tonteando con ella, aunque no entendía como la chica le siguió la corriente, sabiendo de sobra que era gay.

    -Has hecho un buen trabajo, Tom-le dijo mientras hacía caja.

    -Gracias-contestó Tom.

    -Deja lo del almacén, mañana sigues-dijo David con una sonrisa-Te mereces un descanso por ser tu primer día. Seguro que querrás irte a la cama nada más cenar…

    -Pues la verdad es que no, me apetece ir a tomar algo…

    -Pues si me esperas, te acompaño-le cortó David.

    Tom le miró extrañado. Desde que se vieran por primera vez esa tarde le dio la impresión que le caía igual de mal que al resto del pueblo, pero con el paso de las horas le vio bajar la guardia llegando incluso a sonreírle…como lo estaba haciendo en esos momentos de una manera muy extraña….

    -No gracias, ya he quedado-dijo empezando a andar hacia la puerta.

    -Ya, con Andreas-murmuró David decepcionado.

    -¿Ocurre algo?-preguntó Tom de malas maneras.

    -Si, que la próxima vez que beses a tu novio no sea delante de la tienda-contestó David de igual manera.

    Le fulminó con la mirada pasando de contestarle, de decirle que besaría a quien quisiera y donde le diera la gana. Maldijo por lo bajo y se dio media vuelta saliendo de la tienda. Sonrió al ver a Andreas en la acera de enfrente, apoyado en una moto que reconoció al instante como la suya.

    -Prometí cuidártela-dijo Andreas sin más explicaciones mientras le tendía las llaves.

    Tom las cogió y también el casco que le ofreció.

    -¿A dónde quieres ir?-preguntó mientras se lo ponía.

    -Al pueblo de al lado, tiene un bar en el que no seremos molestados-contestó Andreas poniéndose su casco también.

    Tom asintió y montándose él primero puso la moto en marcha mientras Andreas se acomodaba detrás suyo y le abrazaba con firmeza por la espalda. Arrancó y salieron levantando una nube de polvo tras ellos.





    -Tiene buen aspecto-comentó Bill de regreso a su casa.

    -No sé para que quiero un bajo nuevo-se lamentó a su vez Georg.

    -Yo te lo pago, has cogido el más caro-dijo Bill sintiéndose aún más culpable.

    -Déjalo, prefiero que me lo pagues de otra manera-rió Georg alzando una ceja.

    No se molestó en contestarle. Llegaron a su casa y su madre se empeñó en que Georg se quedase a cenar. Lo hicieron en silencio, más al sentir como su padre no dejaba de mirarle con firmeza. Sabía lo que estaba pensando, fijo que ya se había enterado de que había estado en la tienda y Tom le había saludado.

    Terminaron de cenar y mientras que sus padres recogían los platos, él y Georg pasaron al salón a ver la tele un rato. Pero no podía sacarse a Tom de la cabeza…

    -¿Salimos esta noche?-preguntó Georg apagando la tele.

    -Si, mejor. Necesito algo de distracción-contestó resoplando Bill.

    -Haberlo dicho antes…-empezó a decir Georg acercándosele.

    -Georg, en casa no-le paró Bill alejándose de él-Espérame abajo mientras subo y me cambio.

    Resopló y se quedó donde estaba, viéndole echar a correr escaleras arriba. Conociéndole tan bien como lo hacía…o creía…se iba a tirar media hora encerrado en el baño peinándose y otra media eligiendo el vestuario apropiado.

    Se acomodó en el sofá y cerró los ojos resoplando de nuevo. Solo los abrió cuando sintió que le golpeaban con suavidad en el hombro derecho, a la hora exacta de haberse sentado.

    -¿He tardado?-preguntó Bill cuando abrió los ojos.

    -No-contestó Georg ahogando un bostezo.

    Se puso en pie de inmediato y se le quedó estudiando. Se le veía muy guapo, con sus vaqueros negros, una camiseta roja con un estampado negro en el pecho y su cazadora de cuero negro. Bajó la mirada a sus pies, llevaba unas botas oscuras también acabadas en punta con un ligero tacón.

    Si no fuera porque estaban en la casa y sus padres en la habitación de al lado, y porque le había prometido a Bill esperar a que estuviera más preparado, le cogía en esos momentos en brazos y se lo llevaba escaleras arriba para hacerle el amor sobre su cama.

    -¿Georg? ¿Vamos?-preguntó Bill al ver que no se movía.

    Georg pestañeó, no se había dado cuenta de que Bill ya estaba en la puerta, que mantenía abierta esperando a que él saliera. Se apresuró a seguirle y subieron a su coche.

    Media hora después se encontraban en un bar de ambiente gay, el más cercano que había…pero en el pueblo de al lado. Era el único lugar en donde podrían tener algo de paz, cogerse de la mano y besarse en los labios sin tener que estar mirando por encima de sus hombros a cada rato.

    -¿Qué quieres tomar?-preguntó Georg nada más entrar.

    -Agua-contestó Bill con rapidez.

    Georg asintió y le dejó un momento a solas mientras iba a la barra a pedirse para él una cerveza. Bill le vio marchar y se quedó observando a la gente bailando en la pista de baile. Le llamó la atención una pareja, y arrugó la frente al reconocerlos. Eran Tom y Andreas, que bailaban muy pegados…rozándose los labios….besándose delante de él con descaro…

    -Tu agua-dijo Georg apareciendo a su lado de repente.

    -Necesito algo más fuerte-murmuró cogiendo su cerveza.

    Echó un trago largo y se atragantó. Empezó a toser derramándose algo de cerveza sobre la camiseta sin querer.

    -Que torpe soy-murmuró resoplando-Voy al baño a limpiarme, espérame.

    Georg asintió y cuando se quedó a solas fue a la barra a cambiarle el agua por otra cerveza, bebiéndose la suya mientras le esperaba.


    Una vez en el baño, cogió una toallita de papel y mirándola un poco se la pasó por la camiseta. No quería regresar a casa y que sus ropas olieran a alcohol, ya sabía cual sería la reacción de su madre. No le quedaba más remedio que lavarla a mano nada más llegar y que así no se enterara.

    Se la secó como pudo y dio media vuelta dispuesto a volver donde había dejado a Georg, pero no esperaba encontrarse a la salida con Tom.

    -Perdón-murmuró cuando se chocó con él.

    No le había visto al salir, y se dio de bruces con él. No alzó la mirada para ver quien era, trató de seguir su camino pero entonces sintió que le retenían por la muñeca.

    -Bill-llamó Tom sin soltarle.

    Fue entonces cuando se fijó en él, y tiró fuerte para que le soltara sin ningún resultado.

    -¿Me dejas?-pidió con firmeza.

    -Solo si bailas conmigo-contestó Tom con descaro.

    -No estoy solo, me esperan-se negó Bill.

    -Ya le he visto, acodado en la barra bebiendo sin parar. No se enterará, solo será un minuto-insistió Tom tirando de él hacia la pista de baile.

    No pudo hacer otra cosa que seguirle, cuando se le metía algo a Tom en la cabeza, no había quien le hiciera cambiar de idea. Llegaron al centro de la pista de baile y antes de que quisiera darse cuenta ya le tenía cogido por la cintura con firmeza. Estaba peligrosamente muy cerca, sentía como le rozaba en los labios con su aliento entrecortado…

    -No irás a besarme como a Andreas, ¿verdad?-se le escapó en un susurro.

    -Vaya, así que me has estado espiando-rió Tom por lo alto.

    No le dejó contestar, giró con él al ritmo de la música, haciendo que se aferrara a su cuerpo con ambas manos, estando a punto de caer. Dejó las manos en su cintura, subiéndole el borde de la camiseta roja que llevaba y acariciándole la piel con la yema de los dedos, sintiéndole ponerse tenso a su contacto.

    Sonrió con descaro y se le acercó más, haciendo que separase las piernas al colar en medio su rodilla, haciéndole que se frotara con suavidad contra su rodilla y que se mordiera los labios para retener el gemido que se le iba a escapar.

    Siguieron bailando sin dejar de mirarse a los ojos, sin darse cuenta de que la música había cesado y había empezado otra canción. La bailaron de igual manera, y cuando terminó Bill decidió dar el baile por terminado.

    -Me estará buscando-murmuró jadeando.

    Tom asintió y le soltó, acomodándole de nuevo la camiseta en su sitio, sintiendo en sus dedos la calidez de su cuerpo.

    -Nos vemos-dijo a modo de despedida.

    Bill asintió y dio media vuelta, dando tumbos entre la gente que aprovechaba cada rincón de la pista de baile. Se hizo hueco hasta la barra y se reunió con Georg.

    -¿Dónde estabas?-preguntó muy preocupado Georg.

    -Había cola en el baño-mintió con lo primero que se le vino a la mente-Me duele un poco la cabeza, ¿salimos a tomar un poco el aire?

    Georg asintió y cogiéndole por la cintura se abrió paso hasta la salida. Se retiraron de la puerta y se apoyaron en una pared respirando un poco de aire fresco. Un sonido a su derecha les hizo volver la cabeza. Era una moto poniéndose en marcha, y sus ocupantes reían a carcajadas.

    -¿Ese no es Tom? ¿Con quién está?-preguntó Georg al reconocerle.

    -No lo sé-murmuró Bill.

    Era de nuevo Andreas. Vio como Tom le entregaba un casco y antes de que se lo pusiera le rozó los labios con los suyos. Sintió algo parecido a celos, pero sacudió la cabeza avergonzado. …l estaba con Georg, Tom le daba igual…

    Les vieron subirse a la moto y alejarse dejando una nube de polvo tras ellos.

    -Si quieres nos vamos ya a casa-dijo Georg mirando la hora-Mañana tengo que madrugar.

    Asintió con rapidez. No le apetecía volver al local y estar con Georg en esos momentos. Entraron en el coche de nuevo y se quedó en silencio mientras que Georg le llevaba a casa. Se despidió de el con un breve beso en los labios y entró en la casa.

    Subió corriendo a su habitación sin hacer ruido, sus padres ya estaban durmiendo y no quería que le echaran la bronca por haberlos despertado. Entró en su habitación y se quitó la camiseta para lavarla en el lavabo como había pensado.

    La dejó tendida en la bañera y se puso el pijama. Se metió en la cama y cerró los ojos tapándose hasta la cabeza. Pero no podía conciliar el sueño, cada vez que cerraba los ojos, sentía como los dedos de Tom le recorrían el cuerpo, haciendo que sintiera miles de escalofríos que le recorrían por dentro…

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