Tokio Hotel World

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^-^Dediado a todos los Aliens ^-^


    Capitulo 20

    Thomas Kaulitz
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    Mensaje  Thomas Kaulitz Vie Jul 15, 2011 6:41 pm

    Sin moverse de donde le dejó Tom, Bill veía entre lagrimas como David le hacia ponerse de rodillas y desnudaba. Con una sola mano no podía, y abrió los ojos al ver que soltaba el arma. Solo tendría una oportunidad para actuar, y contuvo el aliento mientras la esperaba.

    Miró a Tom negando con la cabeza, no se marcharía si tenía una oportunidad de salvarlos a los dos. Vio como David se ponía tras su espalda y entonces supo que el momento había llegado. Cogió aire con fuerza y se tiró a por la pistola que estaba abandonada en el suelo, en el preciso momento en que David se adentraba en el cuerpo de Tom.

    Se alzó con ella en sus manos y no tuvo ni un segundo para pensar. Contuvo el aliento y disparó...errando el tiro. Había dado a Tom, el gritó que se escapo de sus labios le partió el alma en dos. Le vio caer hacia adelante arrastrando a David, que le miraba sin poder creerse lo que había hecho.

    -¡Maldito imbécil!-gritó David saliendo con brusquedad de Tom.

    Se inclinó sobre él y vio con horror la sangre que manaba de su sien. Puso una mano sobre sus labios, no notaba su respiración.

    -Le has matado-sollozó poniéndose en pie-Y tú morirás con él.

    Dio un paso en su dirección. Bill le miraba desde el suelo al que cayó de rodillas al ver a Tom caer también. Lloraba a lágrima viva. Había una oportunidad muy remota de dispararle a él, y había tenido que ocurrir. Le había matado....

    No, sus labios se separaron y abrió los ojos despacio. Fijó su borrosa mirada en Bill, quien se tuvo que contener para no gritar. Cogió el arma con las dos manos mientras que David avanzaba en su dirección. La amartilló y esa vez si le acertó. Una bala recorrió a gran velocidad la corta distancia que los separaba y dio a David en mitad de la frente, haciéndole caer al suelo con una interrogante expresión en la cara.
    Nada más verle caer, soltó el arma y le rodeó. Se arrodilló en el suelo al lado de Tom. Cogió un borde de su camiseta y la apretó contra su sien derecha, de la que manaba un pequeño río escarlata.

    -Estoy bien-logró susurrar Tom.

    -Pensaba que estabas muerto....lo siento-lloraba Bill besándole en el pelo.

    Sintió que le cogía una mano con fuerza y se la apretaba. Se miraron y asintieron. Necesitaba ir al hospital con urgencias. Cogió el móvil de Tom que estaba en uno de los bolsillos de a sudadera que llevaba puesta y marcó el numero de la policía con manos temblorosas.

    -Soy Bill-susurró entre lagrimas-Estoy en el viejo almacén que hay a la salida del pueblo, dense prisa por favor...no, David esta muerto, pero Tom necesita ayuda...yo he matado a David...

    Colgó cuando le dijeron que ya iba una ambulancia a por ellos. Se secó las mejillas con ambas manos y miró a Tom para que le dijera que hacer a continuación.

    -Vístete-pidió Tom con las pocas fuerzas que le quedaban.

    -Primero tú-insistió Bill.

    No quería que nadie viera lo que había estado a punto de suceder. Dejó con cuidado la cabeza de Tom en el suelo y rodeando su cuerpo le subió los pantalones de nuevo y la ropa interior. Luego fue a por la suya y se la puso con rapidez.

    -Bill....-llamó Tom con un hilo de voz.

    Corrió a su lado, asustado al verle muy pálido. Se acostó en el suelo a su lado, poniendo su cara todo lo cerca de la suya que pudo, besándole en la húmeda mejilla.

    -Si no salgo de esta...quiero que sepas...-empezó a decir Tom casi sin fuerzas.

    -No digas eso, vas a vivir. Y cuando te recuperes nos iremos de aquí, solos tú y yo. Nos iremos a Berlín y allí empezaremos de cero. Nadie más te va a volver a señalar con el dedo-susurró Bill muy serio.

    -Quiero que sepas lo mucho que te quiero-siguió Tom con su confesión-Que eres lo mejor que me ha pasado, y que me enamoré de ti el primer día que te vi....eran una excusas lo de las clases de repaso...

    Logró sonreír entre lágrimas. Lo sospecho desde siempre, pero nunca dijo nada por miedo a perderlo. Arrugó la frente al ver que Tom cerraba los ojos y suspiraba. Acercó más la cara y le besó en los temblorosos labios cerrando los ojos...



    Y así los encontró la policía. Con ella venia su padre, su madre aun no sabía que David le había secuestrado. Se refugió en sus brazos mientras paraban la hemorragia de Tom y vendaban su herida. Era superficial, la bala solo le había rozado.

    Le metieron en una ambulancia que partió hacia el hospital. Bill la siguió en el coche de su padre mientras se masajeaba con cuidado su barbilla herida. Dejaron atrás a la policía, que se encargara de David.

    En el hospital le vieron la magulladura que se extendía hasta la comisura del labio, le dieron una bolsa de hielo para que no se le hinchara y tras comprobar que no tenia nada más le dejaron descansar recostado en la camilla en la que le habían examinado.

    -Quiero ver a Tom-murmuró Bill mirando a su padre.

    -Ahora le están operando, tranquilo que no es nada grave. Estarás a su lado cuando salga del quirófano-explico Gordon.

    Su mujer se encontraba sentada al lado de su hijo, sin parar de llorar desde que se enterara de lo que había pasado. No se lo podía creer, ni él tampoco. David ya era como de la familia, le consideraba como un hijo. Jamás llego a sospechar que él era el asesino, capaz de arrebatar dos vidas inocentes, y tan jóvenes...

    Primero el pobre Gustav con tan solo 15 años. Y luego estaba Andreas. No le conocía muy bien, solo sabía de su reputación, no era un buen chico pero no se merecía morir de esa cruel manera.

    -¿Cómo está Georg?-preguntó my preocupado Bill.

    -Muy bien, se despertó. Ahora está con sus padres, y te manda recuerdos-contestó Simone.

    -Cariño, ¿por qué no bajas y pides algo de beber para Bill?-pregunto Gordon de repente, intercambiando una mirada con su hijo.

    -Claro, dime que te apetece cariño-dijo Simone mirando a su hijo.

    -Un....zumo, por favor-pidió Bill lo primero que le vino a la mente.

    Su madre asintió y tras besarle en la mejilla salió de la sala de reconocimiento en la que estaba. Solo entonces pudo hablar con más libertad con su padre.

    -¿Te hizo algo David?-preguntó Gordon con firmeza-¿Te...te tocó de alguna manera?

    Negó con la cabeza. Le daba mucha vergüenza que su padre lo supiera. El médico le hizo la misma pregunta y él dio la misma respuesta. Ese secreto no saldría jamás de sus labios, no quería preocupar a sus padres más de lo que ya lo estaban.
    Vio como su padre suspiraba aliviado y se quedaron en silencio hasta que regresó su madre.

    -Un zumo de naranja, del tiempo-dijo Simone sonriendo.

    Le devolvió la sonrisa con esfuerzo. Cogió el zumo y se lo tomó poco a poco por la pajita. Cuando estaba terminando una enfermera le avisó de que la operación de Tom había finalizado. Se levantó con ayuda de su padre y siguió a la enfermera hasta la sala de preanimación en la que se encontraba Tom.

    Se sentó en la silla que le acercaron y cuando le dejaron a solas se inclinó hasta rozarle con suavidad los labios. Se quedó a su lado hasta que despertó de la anestesia. Llevaba una pequeña venda en su sien derecha, y nada mas abrir los ojos le busco con la mirada asustada. No se calmó hasta que le cogió la mano y se la estrechó con fuerza. Entonces sonrió y volvió a cerrar los ojos suspirando sin soltar su mano.



    Le echaron de la sala para que él también descansara, pero no podía hacerlo, aun le quedaba un tema pendiente. Pidió permiso a los padres de Georg para quedarse a solas con él y le dejaron encantaos, su hijo había preguntado por él en varias ocasiones, y no le quisieron asustar diciéndole que no sabían donde estaba en esos angustiosos momentos.

    Cogió aire profundamente y entró en la habitación en la que Georg descansaba con los ojos cerrados. Se acercó una silla a la cama y se sentó en ella a la espera de que se despertara, pero fue como si le hubiera presentido. Sus ojos se abrieron y esbozó una amplia sonrisa al tiempo que levantaba una mano.

    Se apresuró a cogerla entre las suyas y se la llevó a los labios suspirando.

    -Me has dado un buen susto-susurró Bill contra su piel.

    -Creía que ya no te importaba-dijo Georg en voz baja.

    -Claro que me importas, has sido alguien muy especial en mi vida, y jamás te olvidaré-dijo Bill con firmeza.

    Le vio asentir en silencio al tiempo que arrugaba la frente al verle la señal sonrosada que le recorría la cara. Se mordió los labios, no sabía como contarle lo que había pasado...aunque no hizo falta...

    -¿David te pegó?-preguntó Georg en un susurro.

    -Me cogió, pero Tom me salvó-explicó muy orgulloso-Aunque él está ahora mismo dos plantas mas abajo, herido de un disparo.

    -Está loco David, me dejó k.o. De un puñetazo, pero recuperé el conocimiento mientras me seguía pegando sin piedad. Me llamó cobarde, por haberte dejado escapar, que era culpa mía que Tom se hubiera fijado en ti y te lo haría pagar....estaba realmente asustado, no de que me matara sino por ti...

    Bill le miró con los ojos llenos de lágrimas, Georg lo debía haber pasado realmente mal, sintiendo que se le iba la vida y su último pensamiento fue para él...

    -Tom se pondrá bien-dijo Georg de repente-Sabe cuidar muy bien de ti, no puedes estar en mejores manos.

    -Gracias-susurró Bill sonriendo con esfuerzo.

    Se quedaron en silencio hasta que a Georg se le empezaron a cerrar los ojos y decidió que era el momento de dejarle. Se levantó de la silla y se inclinó besándole en la mejilla, y prometiendo volver a verle al día siguiente.

    Salió de la habitación y regreso al lado de Tom. Le habían subido a otra habitación y nada ni nadie le impidió que se quedara con él a dormir. Se tumbó a su lado en la cama y se le abrazó suspirando. Estaba realmente agotado, ese día jamás lo olvidaría...






    Despertó al día siguiente luciendo una amplia sonrisa. Tom le estrechaba con fuerza en sus brazos y no paraba de besarle en la mejilla hasta que abrió los ojos y le sonrío. Entonces sus labios fueron los destinatarios de sus besos, hasta que les faltó el aliento y tuvieron que separarse suspirando.

    -¿Qué tal estás?-preguntó Tom muy preocupado.

    -¿Y tú?-preguntó Bill a su vez.

    Llevó una mano a su mejilla, acariciándola con suavidad. Había pasado mucho miedo, pensando que no iba a volver a estar a su lado...

    Se incorporó de la cama cuando llamaron a la puerta, sonriendo al ver que alguien se Abia molestado en taparle para que no se enfriara, seguramente su padre. Se preguntó donde estaría, y también su madre, pero enseguida vio su respuesta entrando por la puerta.

    Se sonrojó hasta las orejas al ver entrar a su madre. Trató de levantarse de la cama, pero Tom le tenia cogido con firmeza y no quería dañarle. No le quedó más remedio que acostarse de nuevo, acomodándose suspirando contra su pecho.

    -¿Qué tal habéis pasado la noche?-preguntó Gordon sonriendo.

    No hacía falta que contestaran, la amplia sonrisa que iluminaba la cara de su hijo era una señal clara de que se estaban recuperando. El médico había hablado con ellos, a Tom le darían el alta esa misma mañana si no había ninguna complicación, y a Georg aún le quedaba una semana.

    De David no sabían nada, si ya había sido enterrado o seguía en el depósito de cadáveres. Ya no les importaba, había estado a punto de matar a su hijo y su destino ya no era otro que pudrirse bajo tierra.


    Decidieron que Tom se quedase en casa mientras se recuperaba. No hizo falta añadir que la primera noche que pasó en casa durmió de nuevo con Bill, los dos fuertemente abrazados en la misma cama.

    Lo estaban poco a poco aceptando. Su hijo se había enamorado y nadie mejor que Tom para cuidar de él. Siempre fue un buen muchacho, culpado injustamente de matar a una persona, cuando el único error que había cometido fue no evitar que un loco se fijara en él, una persona que esperó 5 años a que regresara al pueblo y tratar de conseguirle por las malas, llevándose por medio a todo aquel que se le interpusiera en su camino.





    Una semana después fueron al hospital a ver a Georg por última vez. Esa tarde le daban el alta, ya se le veía más recuperado pero con un gesto triste en la cara. Había perdido a Bill, solo le quedaba aceptarlo y seguir su vida desde donde la había dejado.

    Mientras que sus padres firmaban los papeles del alta, Georg pudo mandar fuera de su habitación a Bill con la tonta excusa de que quería una chocolatina de la máquina expendedora. Bill fue a por ella de inmediato, sabiendo que quería quedarse un tiempo a solas con Tom.

    -Cuida muy bien de Bill-le pidió Georg en voz baja.

    -Nunca dejaré de hacerlo-prometió Tom-Siento mucho habértelo quitado, pero no lo pude evitar….

    -No puedes quitarme algo que nunca he tenido-cortó Georg alzando una mano-Siempre lo supe, Bill estaba conmigo pero no me amaba realmente. Siempre mantuvo la esperanza de volver a verte, y no le importaba esperar el tiempo que fuera. Sabía que tarde o temprano, regresarías al pueblo y te lo llevarías bien lejos.

    Tom asintió en silencio. Ya habían hablado muy en serio con los padres de Bill. No se podían quedar a vivir en el pueblo, a Tom le traía malos recuerdos. Y sus padres estaban de acuerdo. Gordon había cerrado la tienda, no tenía tiempo de llevarla él solo y Bill nunca mostró interés por ella. Siempre le gustó tocar la guitarra en sus ratos libres y consiguió un trabajo como profesor de música en el colegio del pueblo.

    El sueldo no era muy alto pero tenían sus ahorros y podría dar clases particulares en su tiempo libre. Era un gran cambio, pero a Gordon le apetecía….lo necesitaba. No podía estar en la tienda sin recordar a su antiguo socio, sin verle en cada rincón con una fea sonrisa en los labios mientras le recordaba lo que había estado a punto de hacerle a su único hijo….


    Dos días después, coincidiendo con el primer día de otoño, dos figuras bien abrigadas se resguardaban del fuerte viento que amenazaba con llevárselos. Envuelto en su cazadora de cuero negra, Bill se subía el cuello para no sentir esa frialdad que le recorría el cuerpo.

    Sonrió cuando Tom le abrazó con fuerza y atrajo a su cuerpo, apoyando la cara en la curva de su cuello y besándole tras la oreja. Se hallaban de pies ante la tumba de Andreas. Esa misma tarde cogían un autobús rumbo a Alemania. Ya se habían despedido de sus padres y les esperaba un pequeño apartamento que un amigo del padre de Bill les había alquilado.

    Y Tom había encontrado un nuevo trabajo, relacionado con la música de nuevo. En una tienda de discos antiguos, donde también se vendían algunos instrumentos que podía tocar y afinar. Le gustaba mucho coger su vieja guitarra por las noches y tocarla recostado en la cama, con Bill a su lado suspirando con los ojos cerrados.


    -Adiós Andreas-musitó Tom de repente-Gracias por haber sido mi mejor y único amigo.

    Bill se mordió los labios. Era my triste pensar que Tom se había quedado solo. En un corto plazo de tiempo había perdido a su mejor amigo y a su padre, aunque ese no contaba demasiado, pero algo le debería haber afectado.

    Alzó la cara y sin dudarlo besó a Tom en los labios.

    -Me tienes a mí-susurró suspirando.

    -Lo sé, lo mejor que me ha pasado-repitió Tom con firmeza.

    Le abrazó con más fuerza mientras miraba la lápida en la que estaba escrito el nombre de su amigo junto con la fecha de su nacimiento y muerte. Solo con 20 años, y toda una vida por delante…

    Sintió estremecerse a Bill y tras despedirse de Andreas mentalmente, dejó de abrazarlo y le cogió con firmeza de la mano. Caminaron en silencio hasta la entrada del cementerio, en donde tenía su moto aparcada y esperándoles. Llevaban escaso equipaje, el resto ya lo habían enviado con antelación.

    Sin decir nada, Bill cargó con la mochila como aquella lejana ocasión en la que fueron de picnic. Dejó que Tom le pusiera el casco tras recogerse el pelo, recibiendo otro beso en los labios sonriendo.

    -¿Preparado?-preguntó Tom poniéndose el suyo.

    Asintió en silencio y se montó tras él. Se agarró fuerte a su cintura y Tom arrancó derrapando. Cerró los ojos sin poder evitar derramar una pequeña lágrima. Abandonaba el pueblo en el que había crecido desde pequeño, solo volvería a hacer regulares visitas a sus padres, y mantendría un estrecho contacto con Georg, quería saber de él, hasta que encontrara a alguien que ocupara su corazón y le hiciera olvidarle, o al menos en parte.

    …l nunca podría olvidar ese verano en el que Tom Kaulitz regresó al pueblo y trajo consigo ese amor que creyó perdido, su único y amor verdadero….

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