Un coche les esperaban en el parking con el motor en marcha y en menos de una hora llegaron al aeropuerto. No se entretuvieron pasando por el hotel para recoger el equipaje, en su bolsa de mano el cantante llevaba todo lo necesario.
Tras esperar solo media hora anuncian por megafonía la salida de su vuelo, y como no tenían que facturar maleta alguna se encaminaron a la puerta de embarque perdidos entre los demás pasajeros.
Subieron al avión y ocuparon sus asientos de primera clase en silencio. Una vez en el aire, el cantante se acomodó en su asiento rezando para que el largo viaje de 5 horas se le pasara volando. Sentada a su lado, Silke no paraba hablar de lo nerviosa que estaba, pero a los pocos minutos lo dejó cuando solo recibió monosílabos como respuesta. Sabía que no debía hacerle hablar, y lo más seguro fuera que quisiera descansar el resto del viaje.
Bill se lo agradeció. Le gustaba su compañía, pero prefería estar en silesio en esos momentos. Sin quitarse las gafas oscuras que aún conservaba, se volvió y miró por la ventanilla, o eso era lo que parecía. Cerró los ojos suspirando, pensando que si nada hubiera pasado en esos momentos el concierto ya habría finalizado y su hermano y él habrían tocado juntos la canción que compuso solo para ellos.
Sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas y pestañeó para alejarlas. Ya no había vuelta atrás, solo tenía que concentrarse en recuperarse cuanto antes y volver a los escenarios, para resarcir a todas esas fans que por su culpa estarían llorando en esos mismos momentos.
A las dos horas de viaje decidió levantarse. Sentía el cuerpo entumecido y tras disculparse por molestar a Silke pasó por su lado y entró en el baño. Abrió la bolsa de mano que llevó consigo y sacó el neceser donde aparte de su maquillaje llevaba todo lo necesario. Rebuscó en su interior hasta dar con unos antibióticos que siempre llevaba encima. Cogió agua con las manos y lo tragó con esfuerzo.
Suspiró mirándose al espejo, llevándose una mano a la frente para comprobar que seguía caliente. Gimió por lo bajo y decidió salir del baño antes de que Silke se preocupara y fuera a buscarle.
Regresó a su asiento y negó con la cabeza cuando Silke le ofreció un bollo que le había pedido cuando pasó la azafata con el carrito, pero acepta el zumo que le tiende, comprobando que se lo había pedido del tiempo.
Lo bebió despacio tragando con esfuerzo y procurando no gemir alto. Dejó la mitad y recostándose de nuevo contra la ventanilla logró dormir el resto del viaje, hasta que Silke le despertó y le anunció que en media hora tomarían tierra.
Se sentó mejor y se abrochó el cinturón sin dejar de bostezar. Se sentía muy somnoliento, síntoma de que la fiebre le estaba subiendo. Aguardaron en silencio hasta que aterrizaron y se llevó una sorpresa agradable al ver a su madre esperándole.
Corrió hacia ella y se refugió en sus brazos sollozando.
-Mi niño-le consoló Simone besándole-Ya estás en casa.
Silke sonrió tras él, no le había dicho que mientras estuvo en el baño llamó a su madre para confirmarle la hora de su llegada. David se encargó de llamarla para avisarla, sabiendo que iría a recogerle al aeropuerto y que el cantante la necesitaría en esos duros momentos.
-No es nada-logró susurrar Bill emocionado.
-Sssshhhh……no hables-le pidió Simone en voz baja.
Dejó de abrazarle y le quitó las gafas que aún llevaba, descubriendo unos ojos muy tristes y ojerosos. Pero vio en ellos algo más. Llevó una mano a su frente y chasqueó la lengua al comprobar que tenía fiebre.
-Gordon nos espera en el coche, pronto podrás descansar en casa-le trató de animar-¿Te dejamos en algún lado, querida?
-No, gracias-negó Silke sonriendo-La discográfica me ha mandado un coche, pero mañana me pasaré para ver que os han dicho en el médico.
-Tiene hora a las 9-le explicó Simone colocándole mejor la bufanda a su hijo-Ven y quédate a comer con nosotros.
-Gracias, eso haré. Cuídate, Bill-se despidió.
-Gracias por todo-susurró en voz baja.
Permitió que su madre terminara de abrigarle y enlazando el brazo con el de ella caminaron hasta la salida perdidos entre los demás pasajeros, en donde se montó en el coche tras saludar a su padrastro con un gesto de la cabeza.
Se recostó en el asiento de atrás negando con la cabeza cuando su madre le preguntó si quería que parasen en el apartamento para que recogiera alguna de sus pertenencias. No le hacía falta nada, en la casa de su madre tenía todo lo que necesitaba….todo, menos a su hermano, claro….
Suspiró aliviado cuando 2 horas después se estaba dando una relajante ducha en el baño que compartía con su hermano. En la casa de su madre además del baño compartían la habitación, no como en el apartamento, donde cada uno tenía la suya propia.
Cortó el agua y salió de la ducha, secándose con rapidez para ponerse un cómodo pijama y una cazadora de chándal. Bajó a la cocina y se sentó a la mesa, negando con la cabeza cuando su madre le pone un plato delante.
-Es un poco de sopa-insistió Simone sonriendo.
Resopló y cogiendo una cuchara se tomó la mitad, para él ya era de madrugada aunque era por la tarde en Alemania. Apartó a un lado el plato cuando sintió que se le revolvía el estómago, apoyando los codos en la mesa y sobre sus manos la pesada cabeza.
Cerró los ojos hasta que Gordon le llamó la atención.
-Salís en la tele-anunció de repente.
Alzó la mirada y sonrió al ver a su hermano en la pantalla. La locutora explicaba como el concierto que iban a dar en Portugal se había cancelado minutos antes de comenzar debido a una indisposición suya. Enseguida pusieron imágenes de las fans que lloraban desconsoladas mientras que su hermano y el resto del grupo explicaban desde el escenario y gracias a una intérprete todo lo que le había pasado.
Sintió que los ojos se le llenan de nuevo de lágrimas, ver la preocupación en el rostro de su hermano, como contaba emocionándose él también lo mal que se sentían todos en esos momentos, por todo, por tener que cancelar la gira sin remedio….porque se había tenido que quedar en Portugal mientras que su hermano volaba solo y muerto de miedo….
Se mordió los labios para no sollozar en alto, secándose una lágrima que se le escapa.
-Apaga la tele, cariño-le pidió Simone a su marido.
Había visto como su hijo se limpiaba las lágrimas, y se apresuró a cogerle de la mano y apretársela con suavidad.
-¿Quieres que le llamemos?-le preguntó adivinando su pensamiento.
Asintió e silencio. Su madre siempre sabía cuando se sentía mal, y al ver a su hermano en la pantalla y ponerse a llorar….lo echaba mucho de menos y necesitaba oír su voz en esos momentos.
Simone le soltó y cogiendo el móvil marcó el número de su hijo mayor.
-¡Mamá!-saludó Tom al primer tono-¿Cómo está Bill?
-Está bien, cariño. Ahora te lo paso, pero no le hagas hablar mucho-le pidió con suavidad.
Le pasó el móvil a su hijo pequeño, que lo cogió con manos temblorosas y carraspeó con cuidado para poder hablar con su hermano.
-Tom-dijo con voz ronca.
-¿Estás bien?-se apresuró a preguntar.
-Si-susurró-¿Y tú?
-Fatal-le confesó-Quiero irme de aquí, pero al parecer mañana habrá una rueda de prensa. En cuanto termine cojo el primer vuelo que salga y antes de que te des cuenta me tendrás a tu lado.
-Gracias-susurró emocionado.
Sintió que las lágrimas se le agolpan en la garganta, que no podía articular palabra y le pasó el móvil a su madre.
-Está cansado-le explicó Simone a su otro hijo-Mañana le verá el doctor Kauffman y le pondrá el tratamiento adecuado.
-Llámame en cuanto sepas algo-le pidió Tom a su madre.
-Así lo haré, cariño. Cuídate-se despidió Simone colgando.
Suspiró y miró con pena a su hijo, sollozando en voz baja a su lado.
-Estás cansado por el viaje, sube y acuéstate, yo ahora voy y te llevo un vaso de leche-le dijo sonriendo.
Le devolvió la sonrisa con esfuerzo y se levantó suspirando. Se despidió de su padrastro con un gesto de la mano y subió a acostarse a la habitación que compartía con su hermano.
Se quitó la cazadora del chándal y se metió gimiendo en la cama. Sentía como si tuviera la garganta en llamas, cada vez que tragaba veía las estrellas, lo que le hacía pensar que o se estaba poniendo peor o lo suyo ya no tenía arreglo.
Se recostó contra el cabecero cuando la puerta se abre y entra su madre. En una mano llevaba un vaso de leche caliente y en la otra una caja con sus antibióticos. La cogió sin decir nada y se tomó uno sin muchas esperanzas, los que ya llevaba tomados no le habían hecho nada….
-Procura dormir, y si me necesitas me despiertas, pienso quedarme a dormir a tu lado en la cama de tu hermano-le explicó Simone.
Iba a negarse, pero sin poder usar la voz para comunicarse, ¿cómo la iba a llamar si de repente se sentía mal? Asintió resoplando y dejando medio vaso de leche se echó de costado suspirando.
Simone dejó el vaso sobre la mesilla y le retiró el pelo con una mano, observando el triste gesto que le recorría la cara.
-Buenas noches, cariño-murmuró inclinándose.
Le besó en la mejilla y sonrió cuando le devolvió el beso. Se levantó y apagó la luz antes de salir, dejando la puerta abierta por si la necesitaba antes de que se acostara. Bajó a la cocina y se reunió con su marido, con la preocupación marcada en su rostro.
-Tengo que llamar a Jörg-anunció cogiendo de nuevo el móvil.
-Mientras friego lo de la cena-dijo Gordon levantándose.
Simone asintió y marcó el número de su ex marido para explicarle que al día siguiente el menor de sus hijos iría al médico, sin saber aún si lo que tenía era grave o no.
Tras quedar con verse en la consulta, marcó de nuevo el número de su otro hijo, no pudo hablar con él con libertad con el menor delante y le explicó que su hermano se encontraba algo decaído.
-Debería estar con él, no consolando a unas fans llorosas-estalló Tom sin poderlo evitar.
Simone le trató de calmar, recordándole que gracias a esas fans estaban donde estaban. Tras lograr que se disculpara, le deseó buenas noches y le prometió de nuevo llamarle en cuanto salieran del médico.
Dejó el móvil sobre la mesa e intercambió una mirada preocupada con su marido.
-Todo irá bien-le dijo Gordon acercándose.
-Tiene miedo, y yo también-dijo Simone en voz baja.
Solo faltaría que su hijo le escuchara, ella diciéndole que no sería nada y pensando lo distinto por dentro.
-Sube a acostarte, Bill te necesita a su lado.
Asintió y tras darle un beso de buenas noches a su marido, entró en la habitación de sus hijos, acostándose en la del mayor y velando el sueño del más pequeño.
Tras esperar solo media hora anuncian por megafonía la salida de su vuelo, y como no tenían que facturar maleta alguna se encaminaron a la puerta de embarque perdidos entre los demás pasajeros.
Subieron al avión y ocuparon sus asientos de primera clase en silencio. Una vez en el aire, el cantante se acomodó en su asiento rezando para que el largo viaje de 5 horas se le pasara volando. Sentada a su lado, Silke no paraba hablar de lo nerviosa que estaba, pero a los pocos minutos lo dejó cuando solo recibió monosílabos como respuesta. Sabía que no debía hacerle hablar, y lo más seguro fuera que quisiera descansar el resto del viaje.
Bill se lo agradeció. Le gustaba su compañía, pero prefería estar en silesio en esos momentos. Sin quitarse las gafas oscuras que aún conservaba, se volvió y miró por la ventanilla, o eso era lo que parecía. Cerró los ojos suspirando, pensando que si nada hubiera pasado en esos momentos el concierto ya habría finalizado y su hermano y él habrían tocado juntos la canción que compuso solo para ellos.
Sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas y pestañeó para alejarlas. Ya no había vuelta atrás, solo tenía que concentrarse en recuperarse cuanto antes y volver a los escenarios, para resarcir a todas esas fans que por su culpa estarían llorando en esos mismos momentos.
A las dos horas de viaje decidió levantarse. Sentía el cuerpo entumecido y tras disculparse por molestar a Silke pasó por su lado y entró en el baño. Abrió la bolsa de mano que llevó consigo y sacó el neceser donde aparte de su maquillaje llevaba todo lo necesario. Rebuscó en su interior hasta dar con unos antibióticos que siempre llevaba encima. Cogió agua con las manos y lo tragó con esfuerzo.
Suspiró mirándose al espejo, llevándose una mano a la frente para comprobar que seguía caliente. Gimió por lo bajo y decidió salir del baño antes de que Silke se preocupara y fuera a buscarle.
Regresó a su asiento y negó con la cabeza cuando Silke le ofreció un bollo que le había pedido cuando pasó la azafata con el carrito, pero acepta el zumo que le tiende, comprobando que se lo había pedido del tiempo.
Lo bebió despacio tragando con esfuerzo y procurando no gemir alto. Dejó la mitad y recostándose de nuevo contra la ventanilla logró dormir el resto del viaje, hasta que Silke le despertó y le anunció que en media hora tomarían tierra.
Se sentó mejor y se abrochó el cinturón sin dejar de bostezar. Se sentía muy somnoliento, síntoma de que la fiebre le estaba subiendo. Aguardaron en silencio hasta que aterrizaron y se llevó una sorpresa agradable al ver a su madre esperándole.
Corrió hacia ella y se refugió en sus brazos sollozando.
-Mi niño-le consoló Simone besándole-Ya estás en casa.
Silke sonrió tras él, no le había dicho que mientras estuvo en el baño llamó a su madre para confirmarle la hora de su llegada. David se encargó de llamarla para avisarla, sabiendo que iría a recogerle al aeropuerto y que el cantante la necesitaría en esos duros momentos.
-No es nada-logró susurrar Bill emocionado.
-Sssshhhh……no hables-le pidió Simone en voz baja.
Dejó de abrazarle y le quitó las gafas que aún llevaba, descubriendo unos ojos muy tristes y ojerosos. Pero vio en ellos algo más. Llevó una mano a su frente y chasqueó la lengua al comprobar que tenía fiebre.
-Gordon nos espera en el coche, pronto podrás descansar en casa-le trató de animar-¿Te dejamos en algún lado, querida?
-No, gracias-negó Silke sonriendo-La discográfica me ha mandado un coche, pero mañana me pasaré para ver que os han dicho en el médico.
-Tiene hora a las 9-le explicó Simone colocándole mejor la bufanda a su hijo-Ven y quédate a comer con nosotros.
-Gracias, eso haré. Cuídate, Bill-se despidió.
-Gracias por todo-susurró en voz baja.
Permitió que su madre terminara de abrigarle y enlazando el brazo con el de ella caminaron hasta la salida perdidos entre los demás pasajeros, en donde se montó en el coche tras saludar a su padrastro con un gesto de la cabeza.
Se recostó en el asiento de atrás negando con la cabeza cuando su madre le preguntó si quería que parasen en el apartamento para que recogiera alguna de sus pertenencias. No le hacía falta nada, en la casa de su madre tenía todo lo que necesitaba….todo, menos a su hermano, claro….
Suspiró aliviado cuando 2 horas después se estaba dando una relajante ducha en el baño que compartía con su hermano. En la casa de su madre además del baño compartían la habitación, no como en el apartamento, donde cada uno tenía la suya propia.
Cortó el agua y salió de la ducha, secándose con rapidez para ponerse un cómodo pijama y una cazadora de chándal. Bajó a la cocina y se sentó a la mesa, negando con la cabeza cuando su madre le pone un plato delante.
-Es un poco de sopa-insistió Simone sonriendo.
Resopló y cogiendo una cuchara se tomó la mitad, para él ya era de madrugada aunque era por la tarde en Alemania. Apartó a un lado el plato cuando sintió que se le revolvía el estómago, apoyando los codos en la mesa y sobre sus manos la pesada cabeza.
Cerró los ojos hasta que Gordon le llamó la atención.
-Salís en la tele-anunció de repente.
Alzó la mirada y sonrió al ver a su hermano en la pantalla. La locutora explicaba como el concierto que iban a dar en Portugal se había cancelado minutos antes de comenzar debido a una indisposición suya. Enseguida pusieron imágenes de las fans que lloraban desconsoladas mientras que su hermano y el resto del grupo explicaban desde el escenario y gracias a una intérprete todo lo que le había pasado.
Sintió que los ojos se le llenan de nuevo de lágrimas, ver la preocupación en el rostro de su hermano, como contaba emocionándose él también lo mal que se sentían todos en esos momentos, por todo, por tener que cancelar la gira sin remedio….porque se había tenido que quedar en Portugal mientras que su hermano volaba solo y muerto de miedo….
Se mordió los labios para no sollozar en alto, secándose una lágrima que se le escapa.
-Apaga la tele, cariño-le pidió Simone a su marido.
Había visto como su hijo se limpiaba las lágrimas, y se apresuró a cogerle de la mano y apretársela con suavidad.
-¿Quieres que le llamemos?-le preguntó adivinando su pensamiento.
Asintió e silencio. Su madre siempre sabía cuando se sentía mal, y al ver a su hermano en la pantalla y ponerse a llorar….lo echaba mucho de menos y necesitaba oír su voz en esos momentos.
Simone le soltó y cogiendo el móvil marcó el número de su hijo mayor.
-¡Mamá!-saludó Tom al primer tono-¿Cómo está Bill?
-Está bien, cariño. Ahora te lo paso, pero no le hagas hablar mucho-le pidió con suavidad.
Le pasó el móvil a su hijo pequeño, que lo cogió con manos temblorosas y carraspeó con cuidado para poder hablar con su hermano.
-Tom-dijo con voz ronca.
-¿Estás bien?-se apresuró a preguntar.
-Si-susurró-¿Y tú?
-Fatal-le confesó-Quiero irme de aquí, pero al parecer mañana habrá una rueda de prensa. En cuanto termine cojo el primer vuelo que salga y antes de que te des cuenta me tendrás a tu lado.
-Gracias-susurró emocionado.
Sintió que las lágrimas se le agolpan en la garganta, que no podía articular palabra y le pasó el móvil a su madre.
-Está cansado-le explicó Simone a su otro hijo-Mañana le verá el doctor Kauffman y le pondrá el tratamiento adecuado.
-Llámame en cuanto sepas algo-le pidió Tom a su madre.
-Así lo haré, cariño. Cuídate-se despidió Simone colgando.
Suspiró y miró con pena a su hijo, sollozando en voz baja a su lado.
-Estás cansado por el viaje, sube y acuéstate, yo ahora voy y te llevo un vaso de leche-le dijo sonriendo.
Le devolvió la sonrisa con esfuerzo y se levantó suspirando. Se despidió de su padrastro con un gesto de la mano y subió a acostarse a la habitación que compartía con su hermano.
Se quitó la cazadora del chándal y se metió gimiendo en la cama. Sentía como si tuviera la garganta en llamas, cada vez que tragaba veía las estrellas, lo que le hacía pensar que o se estaba poniendo peor o lo suyo ya no tenía arreglo.
Se recostó contra el cabecero cuando la puerta se abre y entra su madre. En una mano llevaba un vaso de leche caliente y en la otra una caja con sus antibióticos. La cogió sin decir nada y se tomó uno sin muchas esperanzas, los que ya llevaba tomados no le habían hecho nada….
-Procura dormir, y si me necesitas me despiertas, pienso quedarme a dormir a tu lado en la cama de tu hermano-le explicó Simone.
Iba a negarse, pero sin poder usar la voz para comunicarse, ¿cómo la iba a llamar si de repente se sentía mal? Asintió resoplando y dejando medio vaso de leche se echó de costado suspirando.
Simone dejó el vaso sobre la mesilla y le retiró el pelo con una mano, observando el triste gesto que le recorría la cara.
-Buenas noches, cariño-murmuró inclinándose.
Le besó en la mejilla y sonrió cuando le devolvió el beso. Se levantó y apagó la luz antes de salir, dejando la puerta abierta por si la necesitaba antes de que se acostara. Bajó a la cocina y se reunió con su marido, con la preocupación marcada en su rostro.
-Tengo que llamar a Jörg-anunció cogiendo de nuevo el móvil.
-Mientras friego lo de la cena-dijo Gordon levantándose.
Simone asintió y marcó el número de su ex marido para explicarle que al día siguiente el menor de sus hijos iría al médico, sin saber aún si lo que tenía era grave o no.
Tras quedar con verse en la consulta, marcó de nuevo el número de su otro hijo, no pudo hablar con él con libertad con el menor delante y le explicó que su hermano se encontraba algo decaído.
-Debería estar con él, no consolando a unas fans llorosas-estalló Tom sin poderlo evitar.
Simone le trató de calmar, recordándole que gracias a esas fans estaban donde estaban. Tras lograr que se disculpara, le deseó buenas noches y le prometió de nuevo llamarle en cuanto salieran del médico.
Dejó el móvil sobre la mesa e intercambió una mirada preocupada con su marido.
-Todo irá bien-le dijo Gordon acercándose.
-Tiene miedo, y yo también-dijo Simone en voz baja.
Solo faltaría que su hijo le escuchara, ella diciéndole que no sería nada y pensando lo distinto por dentro.
-Sube a acostarte, Bill te necesita a su lado.
Asintió y tras darle un beso de buenas noches a su marido, entró en la habitación de sus hijos, acostándose en la del mayor y velando el sueño del más pequeño.