Tokio Hotel World

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    Capitulo 3: ¿Obsesion?

    Alisson Kaulitz
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    Mensaje  Alisson Kaulitz Miér Jul 20, 2011 12:58 pm

    Despertó sobresaltado.

    Segundos antes su mente había sido invadida de horribles imágenes.



    Había estado soñando con su propia muerte y no era precisamente lo que le afectaba. Sin embargo, su respiración estaba acelerada y un incómodo nudo se le formaba en la garganta.



    Su subconsciente le había atacado con lo que más le dolía, con Tom. Con su indiferencia.



    En medio de sus sueños se veía a si mismo, con sus brazos extendidos y con múltiples cortes en toda su longitud. A través del espejo observaba como la sangre fluía por sus heridas cada vez con mayor frecuencia, tiñendo el lavamanos de un rojo escarlata.

    En su mano izquierda traía consigo el instrumento causante de cada laceración, un filoso cuchillo que alzaba nuevamente y lo enterraba en su piel para generar un nuevo corte.



    El reflejo de su rostro en el espejo mostraba una infinita tristeza, pero no fue lo que le llamaba la atención. Al lado de su reflejo había otra silueta muy parecida a la suya. Le miraba fijamente a través del espejo, mientras su cuerpo se iba debilitando cada vez más. En su mente le gritaba que le ayudara, que no le permitiera continuar, que lo salvara. Pero Tom no le ayudaba. Sólo le miraba caer por el abismo durante unos segundos para luego voltear su mirada hacia el horizonte, indiferente al destino de Bill.



    Aún con la sensación de tristeza, el pelinegro se acomodó en la cama y encendió la pequeña lampara que estaba encima del velador de su cuarto. Tras respirar profundamente logró tranquilizarse y más aún cuando vio la silueta de su gemelo durmiendo plácidamente junto a el. Acarició suavemente la espalda de éste, procurando no despertarle y se aferró a ella, quedándose profundamente dormido al sentir como entre sueños Tom se volteaba para abrazarlo, tal como cuando eran niños. Ya nada le importaba cuando sentía la calidez de su hermano, sus preocupaciones se marchitaban. Él estaba a su lado ahora y no lo dejaría ir por nada del mundo, no de nuevo. Lucharía con todas sus fuerzas para quedarse junto a él cada minuto posible, porque él era su vida. Lo había sido desde siempre.



    ………………………………………………………………………………………………………………..



    Los días continuaban pasando y Bill cumplía su promesa interna: no se alejaba de su gemelo ni un solo momento. Le seguía para todas partes, más de lo que ya lo hacía antes, intentando aprovechar cada momento a su lado. Si Tom escuchaba música, Bill se instalaba junto a él a pesar de que odiara el rap. Si quería tocar la guitarra, su gemelo le acompañaba. Cuando iban a visitar a sus amigos de la infancia, Bill no lo dejaba solo en ningún momento, a pesar de ver a su hermano gritándole silenciosamente que necesitaba un poco de su espacio personal.



    No le molestaba la compañía de su gemelo, pero comenzaba a ser excesivamente atento con él. A cada momento le preguntaba si necesitaba del, si quería que le preparara algo para cenar, pero luego de tener que repetirle por quinta vez que no comenzaba a ser molesto y tedioso.

    En su vida estaba acostumbrado a ser independiente de cualquier persona, se valía por si solo desde muy pequeño sin la ayuda de nadie y había sido así hasta ese momento.

    Sin embargo, los días de “vacaciones” se le estaban haciendo cada vez más pesados, y aunque no quería decírselo, era por culpa de Bill.



    .



    Sabía que debía dejarle un rato a solas, pero no tomaba en cuenta aquella vocecita en su cabeza que le decía que parara o iba a ser peor. Tenía miedo, más bien dicho terror de perderle de nuevo. Durante la última semana había experimentado en carne viva lo que eso significaba y no quería por nada del mundo que ocurriera una vez más, por lo que procuraba aprovechar al máximo el resto de su estadía en aquél lugar que tan bellos recuerdos le traía; su casa.



    El ambiente seguía siendo pesado, al menos para Tom, porque para Bill era un paraíso.



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    Su celular comenzaba a vibrar dentro del bolsillo ubicado en su, cuatro tallas más grande, pantalón. Contestó rápidamente al ver que era su novia, y luego de mantener una cálida conversación durante unos minutos se dispuso a acostarse a dormir a su cuarto. Los últimos días había estado compartiendo la cama con su gemelo, pero ese día sentía que necesitaba dormir solo. Pero en cuanto entró en su habitación se encontró con Bill sentado encima de su cama, como si le estuviera esperando.



    -Bill, hoy no quiero… lo siento- dijo Tom, pero antes de que pudiera decir nada más Bill le interrumpe.

    -Discúlpame – dijo Bill

    -¿Disculparte?- preguntó el mayor, sin entender a lo que se refería.

    -Sé que estos días he sido demasiado cargante, que he estado encima de tuyo todo el tiempo… que no te he dejado respirar ni un segundo…- Tom iba a replicar pero Bill nuevamente lo silenció. - Pero te prometo que me controlaré, te daré tu espacio, pero no te aburras de mí, por favor.



    El mayor asintió y Bill se retiró en silencio a su cuarto.



    Se movió por quinta vez alrededor de su cama, cambiando nuevamente de posición. No lograba conciliar el sueño, a pesar de que lo había intentado muchas veces. Estaba despierto hace más de una hora, intentando cerrar los ojos pero no logrando dormirse porque cada vez que lo hacía veía la imagen de su gemelo en su mente. Sentía frío, deseaba que los brazos de su hermano le estuvieran refugiando en ese momento. Moría por llamarle y pedirle que durmiera con él, pero no podía hacerlo, sabía que debía dejarle solo. Se le estaba haciendo muy difícil dejar de lado un momento a Tom, y comenzaba a pensar que era demasiado dependiente del. A cada segundo sentía que necesitaba más del, especialmente cuando no estaban juntos, como en ese momento. No iba a soportar mucho tiempo, porque Tom era su droga, era adicto a él.

    Lentamente comenzó a quedarse dormido, con la conclusión de que lo único que podía hacer era que a su gemelo no le quedara más opción, tendría que prestarle atención si o si, aunque para eso tuviera que tomar medidas drásticas…

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