Tom, se levanta y le sigue -no te preocupes, desayunaré en la cocina - le dice abrazándolo por la espalda, y acariciando el vientre semiplano de Bill.
Le besa la cabeza y le suelta para ir a darse su ducha, cuando termina encuentra su café y sus tostadas listos en la mesa, se sienta y se percata de la mirada perdida de su novio, le observa un momento y puede ver en esos preciosos ojos algo extraño, algo que nunca ha visto en ellos, pero no sabe si es preocupación o miedo, o tal vez los dos.
-¿A qué le temes?- pregunta Tom sacando de sus pensamientos al pelinegro.
-¿Cómo?...no te entiendo- le dice nerviosamente.
-¿Qué te pasa?...algo te tiene preocupado...dime que es- le dice tomando sus frías manos.
-Nada Tom, es solo que...he pensado en el parto y me ha dado un poco de miedo- decide mentirle y no preocuparlo.
-Está bien cariño...vamos a cambiarnos para irnos a la cita -acepta finalmente con la duda a flor de piel.
Camino a la clínica, Bill aun luce esa mirada perdida y Tom, vuelve a notarlo, pero ya no hace preguntas, sabe que Bill no le responderá, así que decide esperar a que su novio abra su corazón y le confíe la verdadera razón de su miedo.
Mientras esperan a ser atendidos , Tom abraza a Bill y este apoya su cabeza en el hombro de su contrario, siente un nudo en su garganta y unas ganas terribles de llorar, pero se aguanta, está arrepentido por haberle mentido, pero ya está hecho, si le dice la verdad ahora es seguro que el de rastas se enojará y no quiere discutir antes de entrar a su cita, prefiere dejarse abrazar y sentir el perfume de Tom, cierra los ojos y en segundos esa horrible respiración vuelve a su cabeza, se siente incomodo y se levanta de golpe, le avisa a Tom que debe ir al baño y sin esperar a nada camina rápidamente y se mete a uno. Tom se queda allí, sentado con la boca abierta, por que estuvo apunto de decir algo y Bill no se lo permitió, espera a que regrese y entonces si le exigiría la verdad.
Por fin después de diez minutos el pelinegro vuelve al lado de Tom y se sienta junto a él, en silencio, pero el de rastas se da cuenta de que estuvo llorando, y está apunto de preguntarle cuando el medico se asoma y le llama.
Entran y esperan las indicaciones del médico, quien les saluda e inmediatamente examina a Bill, tal y como lo hizo las últimas dos veces, lo pesa y mide su pancita, al encontrar todo bien, le da unas indicaciones y salen rápidamente de la clínica, ninguno habla, los dos caminan en silencio hasta llegar a la camioneta, una vez dentro Tom enciende el motor y hecha a andar. Cuando llegan a casa el pelinegro inmediatamente se va a la cocina para preparar la comida, para evitar que Tom le hiciese alguna pregunta que no pudiese contestar, pero el de rastas le sigue, entra en la cocina tras él y le exige que le diga la verdad, la verdadera razón de su miedo.
-Ya te lo dije cariño, es el miedo al parto-
-No te creo nada, algo te tiene muy asustado y debes decirme que es-
-Tom entiende no hay nada que decir, no me hagas enfadar- el de rastas respira hondo, su paciencia ya estaba acabándose, pero no quiere discutir con Bill, y lo deja pasar nuevamente -está bien, iré a la sala a ver la tele, ¿vienes?-
-No, yo prepararé la comida-
Tom sale de la cocina y se sienta en el sofá, pero no enciende la tele, se queda pensando en lo que sea que esté molestando a su Bill, siente que debe averiguar y descubrir todo por si mismo, ya que Bill no piensa decirle nada. Justo cuando empezaba a pensar y buscar una razón el teléfono suena y le saca de sus pensamientos inmediatamente, se levanta y coge el teléfono.
-Diga.....¿hallo?.....-
De nuevo esa respiración perturbadora se volvía a escuchar -¡¡¿Quién demonios eres idiota?!!...¡¡contesta imbécil!!-
La línea se corta y Tom maldice por lo alto, siendo escuchado por Bill, quien se asoma preocupado por el grito de su novio -¿pasó algo?... ¿quién llamo Tom?-
-No lo se, un idiota que no tiene nada mejor que hacer-
-¿Qué te dijo?-
-Nada, pero el imbécil hacía una respiración asquerosa, quien sabe que cosas habrá estado haciendo...-
Bill se pone pálido ante la respuesta, y deja caer el pote con ositos gummies, Tom se acerca y le pregunta que le sucede por que se ha puesto así, pero no hay respuesta, entonces una cosa pasa por su cabeza - ¿ese tipo te ha llamado a ti también?...¿es por eso que tienes miedo?...¡contesta Bill maldición!-
-Si...-responde nervioso.
-¿Cuántas veces ha llamado?-
-Solo una-
-¿Seguro?-
-Si, ha llamado solo una vez, te lo juro-
-¿Te ha dicho algo?-
-No...solo se escucha su respiración...-
-No quiero que vuelvas a contestar el teléfono- dice tomando el aparato y arrancando el cable de la línea - ¿no tienes idea de quién puede ser?-
-No...no lo se...-
-¿Cuándo te llamo?...Bill...-
El pelinegro lo mira asustado como si estuviera hablando con el mismo acosador -esta...mañana-
-¡¿Y no me lo dijiste?!...¡¿en qué mierda estás pensando?!...¡¿no te das cuenta de que puede ser cualquiera?!...¡hasta nuestro propio vecino!-
-No quería preocuparte...solo fue una vez...-
-¡Fueron dos veces, y pudieron ser más!... ¡debiste decírmelo enseguida!- seguía gritando Tom descontrolado y asustado de saber que estaban siendo acosados por un idiota descerebrado, pues si sabía su número telefónico, era más que obvio que sabía donde vivían -ven, vamos a ir a la policía - dice tomando a Bill de la mano.
Lo arrastra hasta la camioneta y conduce hasta la jefatura de policía, en donde deja una acusación por acoso, pero no tienen sospechoso y la policía no puede hacer nada por éllos, hasta que por lo menos les dieran un pista del posible acosador, Tom sale indignado por que no recibió la ayuda que esperaba, se sube de nuevo a la camioneta sin siquiera ayudar a Bill a subir como siempre lo hacía, claramente estaba enojado con él también, conduce de vuelta a casa sin hablar una sola palabra. De vuelta en casa el de rastas cierra con seguro puertas y ventanas y sube a la alcoba para encerrarse y pensar en la situación sin siquiera mirar a Bill, quien no sabe como actuar ni que decir, ya el ocultarlo le ha traído grandes problemas, temía pensar en decirle toda la verdad, desconcertado y preocupado se deja caer en le sofá para tratar de encontrar un pista, algo que le diga quien puede ser su acosador, pero ha tenido un día ajetreado y cae dormido rendido por el cansancio.
Dos horas después...
Tom baja y encuentra a su novio profundamente dormido, un sentimiento de ternura se apodera de su corazón, al verlo allí, indefenso con sus manos sobre su abdomen, coge una manta y lo abriga, se acomoda a su lado y le abraza quedándose dormido junto a él.
Dos semanas después...
Las cosas se habían calmado, no recibían llamadas por que no había línea, y Bill no había recibido ningún obsequio extraño, todo estaba bien. Era la tarde del sábado y la pareja estaba tomando el sol junto a la piscina, el pelinegro se veía precioso con su pequeña pancita desnuda, y Tom no podía resistirse a acariciarla y hablarle a su bebé -hola bebé, soy tu papá... ¿cómo estás allí dentro?- le canturreaba acariciando la pancita de cuatro meses -¿sabes?...cuando salgas veras que tienes un papi maravilloso -decía mirando a Bill - y un papá encantador -agrega el pelinegro sonriendo también, acercando lentamente -Bill, los vecinos...- intenta detenerlo -que importan los vecinos -dice el pelinegro en un susurro -bu, bueno -acepta al fin el de rastas al sentir la mano de su novio acariciando su entrepierna, la pareja quiere entregarse a un delicioso beso para luego dejarse llevar por el deseo, Tom se deja llevar por Bill, quien ya suspira y gime por el beso que ya les deja sin aliento, cuando el pelinegro recorre con sus manos la piel de su amante y está a punto de quitarle el short el timbre suena y les interrumpe-¿quién podrá ser? -reclama molesto el de rastas - separándose de Bill para ir a ver - no vayas -le suplica el pelinegro -quédate aquí -
-Pero debo ir a ver, tal vez es tu madre...-
-Está bien...- acepta el pelinegro molesto por haber sido interrumpido cuando empezaba a sumergirse en el mar del placer.
Tom camina lentamente intentando esconder la evidencia de lo que hacía poco rato estaba haciendo, abre la puerta poniendo disimuladamente una mano en su erección, y con una sonrisa inocente se asoma para ver quien es, pero no haya a nadie, solo encuentra un paquete pequeño sobre la silla que estaba en la entrada, lo coge con extrañeza y lo abre, encontrando en su interior una rosa junto a una tarjeta con una frase que le deja congelado y le hace enfadar como nunca...*te amo Bill, nunca he dejado de hacerlo y haré lo imposible por tenerte a mi lado*.
Le besa la cabeza y le suelta para ir a darse su ducha, cuando termina encuentra su café y sus tostadas listos en la mesa, se sienta y se percata de la mirada perdida de su novio, le observa un momento y puede ver en esos preciosos ojos algo extraño, algo que nunca ha visto en ellos, pero no sabe si es preocupación o miedo, o tal vez los dos.
-¿A qué le temes?- pregunta Tom sacando de sus pensamientos al pelinegro.
-¿Cómo?...no te entiendo- le dice nerviosamente.
-¿Qué te pasa?...algo te tiene preocupado...dime que es- le dice tomando sus frías manos.
-Nada Tom, es solo que...he pensado en el parto y me ha dado un poco de miedo- decide mentirle y no preocuparlo.
-Está bien cariño...vamos a cambiarnos para irnos a la cita -acepta finalmente con la duda a flor de piel.
Camino a la clínica, Bill aun luce esa mirada perdida y Tom, vuelve a notarlo, pero ya no hace preguntas, sabe que Bill no le responderá, así que decide esperar a que su novio abra su corazón y le confíe la verdadera razón de su miedo.
Mientras esperan a ser atendidos , Tom abraza a Bill y este apoya su cabeza en el hombro de su contrario, siente un nudo en su garganta y unas ganas terribles de llorar, pero se aguanta, está arrepentido por haberle mentido, pero ya está hecho, si le dice la verdad ahora es seguro que el de rastas se enojará y no quiere discutir antes de entrar a su cita, prefiere dejarse abrazar y sentir el perfume de Tom, cierra los ojos y en segundos esa horrible respiración vuelve a su cabeza, se siente incomodo y se levanta de golpe, le avisa a Tom que debe ir al baño y sin esperar a nada camina rápidamente y se mete a uno. Tom se queda allí, sentado con la boca abierta, por que estuvo apunto de decir algo y Bill no se lo permitió, espera a que regrese y entonces si le exigiría la verdad.
Por fin después de diez minutos el pelinegro vuelve al lado de Tom y se sienta junto a él, en silencio, pero el de rastas se da cuenta de que estuvo llorando, y está apunto de preguntarle cuando el medico se asoma y le llama.
Entran y esperan las indicaciones del médico, quien les saluda e inmediatamente examina a Bill, tal y como lo hizo las últimas dos veces, lo pesa y mide su pancita, al encontrar todo bien, le da unas indicaciones y salen rápidamente de la clínica, ninguno habla, los dos caminan en silencio hasta llegar a la camioneta, una vez dentro Tom enciende el motor y hecha a andar. Cuando llegan a casa el pelinegro inmediatamente se va a la cocina para preparar la comida, para evitar que Tom le hiciese alguna pregunta que no pudiese contestar, pero el de rastas le sigue, entra en la cocina tras él y le exige que le diga la verdad, la verdadera razón de su miedo.
-Ya te lo dije cariño, es el miedo al parto-
-No te creo nada, algo te tiene muy asustado y debes decirme que es-
-Tom entiende no hay nada que decir, no me hagas enfadar- el de rastas respira hondo, su paciencia ya estaba acabándose, pero no quiere discutir con Bill, y lo deja pasar nuevamente -está bien, iré a la sala a ver la tele, ¿vienes?-
-No, yo prepararé la comida-
Tom sale de la cocina y se sienta en el sofá, pero no enciende la tele, se queda pensando en lo que sea que esté molestando a su Bill, siente que debe averiguar y descubrir todo por si mismo, ya que Bill no piensa decirle nada. Justo cuando empezaba a pensar y buscar una razón el teléfono suena y le saca de sus pensamientos inmediatamente, se levanta y coge el teléfono.
-Diga.....¿hallo?.....-
De nuevo esa respiración perturbadora se volvía a escuchar -¡¡¿Quién demonios eres idiota?!!...¡¡contesta imbécil!!-
La línea se corta y Tom maldice por lo alto, siendo escuchado por Bill, quien se asoma preocupado por el grito de su novio -¿pasó algo?... ¿quién llamo Tom?-
-No lo se, un idiota que no tiene nada mejor que hacer-
-¿Qué te dijo?-
-Nada, pero el imbécil hacía una respiración asquerosa, quien sabe que cosas habrá estado haciendo...-
Bill se pone pálido ante la respuesta, y deja caer el pote con ositos gummies, Tom se acerca y le pregunta que le sucede por que se ha puesto así, pero no hay respuesta, entonces una cosa pasa por su cabeza - ¿ese tipo te ha llamado a ti también?...¿es por eso que tienes miedo?...¡contesta Bill maldición!-
-Si...-responde nervioso.
-¿Cuántas veces ha llamado?-
-Solo una-
-¿Seguro?-
-Si, ha llamado solo una vez, te lo juro-
-¿Te ha dicho algo?-
-No...solo se escucha su respiración...-
-No quiero que vuelvas a contestar el teléfono- dice tomando el aparato y arrancando el cable de la línea - ¿no tienes idea de quién puede ser?-
-No...no lo se...-
-¿Cuándo te llamo?...Bill...-
El pelinegro lo mira asustado como si estuviera hablando con el mismo acosador -esta...mañana-
-¡¿Y no me lo dijiste?!...¡¿en qué mierda estás pensando?!...¡¿no te das cuenta de que puede ser cualquiera?!...¡hasta nuestro propio vecino!-
-No quería preocuparte...solo fue una vez...-
-¡Fueron dos veces, y pudieron ser más!... ¡debiste decírmelo enseguida!- seguía gritando Tom descontrolado y asustado de saber que estaban siendo acosados por un idiota descerebrado, pues si sabía su número telefónico, era más que obvio que sabía donde vivían -ven, vamos a ir a la policía - dice tomando a Bill de la mano.
Lo arrastra hasta la camioneta y conduce hasta la jefatura de policía, en donde deja una acusación por acoso, pero no tienen sospechoso y la policía no puede hacer nada por éllos, hasta que por lo menos les dieran un pista del posible acosador, Tom sale indignado por que no recibió la ayuda que esperaba, se sube de nuevo a la camioneta sin siquiera ayudar a Bill a subir como siempre lo hacía, claramente estaba enojado con él también, conduce de vuelta a casa sin hablar una sola palabra. De vuelta en casa el de rastas cierra con seguro puertas y ventanas y sube a la alcoba para encerrarse y pensar en la situación sin siquiera mirar a Bill, quien no sabe como actuar ni que decir, ya el ocultarlo le ha traído grandes problemas, temía pensar en decirle toda la verdad, desconcertado y preocupado se deja caer en le sofá para tratar de encontrar un pista, algo que le diga quien puede ser su acosador, pero ha tenido un día ajetreado y cae dormido rendido por el cansancio.
Dos horas después...
Tom baja y encuentra a su novio profundamente dormido, un sentimiento de ternura se apodera de su corazón, al verlo allí, indefenso con sus manos sobre su abdomen, coge una manta y lo abriga, se acomoda a su lado y le abraza quedándose dormido junto a él.
Dos semanas después...
Las cosas se habían calmado, no recibían llamadas por que no había línea, y Bill no había recibido ningún obsequio extraño, todo estaba bien. Era la tarde del sábado y la pareja estaba tomando el sol junto a la piscina, el pelinegro se veía precioso con su pequeña pancita desnuda, y Tom no podía resistirse a acariciarla y hablarle a su bebé -hola bebé, soy tu papá... ¿cómo estás allí dentro?- le canturreaba acariciando la pancita de cuatro meses -¿sabes?...cuando salgas veras que tienes un papi maravilloso -decía mirando a Bill - y un papá encantador -agrega el pelinegro sonriendo también, acercando lentamente -Bill, los vecinos...- intenta detenerlo -que importan los vecinos -dice el pelinegro en un susurro -bu, bueno -acepta al fin el de rastas al sentir la mano de su novio acariciando su entrepierna, la pareja quiere entregarse a un delicioso beso para luego dejarse llevar por el deseo, Tom se deja llevar por Bill, quien ya suspira y gime por el beso que ya les deja sin aliento, cuando el pelinegro recorre con sus manos la piel de su amante y está a punto de quitarle el short el timbre suena y les interrumpe-¿quién podrá ser? -reclama molesto el de rastas - separándose de Bill para ir a ver - no vayas -le suplica el pelinegro -quédate aquí -
-Pero debo ir a ver, tal vez es tu madre...-
-Está bien...- acepta el pelinegro molesto por haber sido interrumpido cuando empezaba a sumergirse en el mar del placer.
Tom camina lentamente intentando esconder la evidencia de lo que hacía poco rato estaba haciendo, abre la puerta poniendo disimuladamente una mano en su erección, y con una sonrisa inocente se asoma para ver quien es, pero no haya a nadie, solo encuentra un paquete pequeño sobre la silla que estaba en la entrada, lo coge con extrañeza y lo abre, encontrando en su interior una rosa junto a una tarjeta con una frase que le deja congelado y le hace enfadar como nunca...*te amo Bill, nunca he dejado de hacerlo y haré lo imposible por tenerte a mi lado*.