En otro punto de la ciudad, el muchacho de rastas, se encontraba llegando a su casa, a medida que abría la puerta principal, sentía como su triste corazón se encogía.
Caminó lentamente hasta su habitación encontrándose con la desagradable sorpresa de que su ex novia aun seguía ahí.
-¡Aun estás aquí!..¡creí haberte dicho que te largarás ayer!- gritaba a una mujer que estaba de pies junto a la ventana.
-¡Tom!...por fin estás aquí, estaba tan preocupada...- gritó la mujer como si no hubiera escuchado el grito de su ex novio.
-¿Preocupada?- preguntó sonando irónico.
-Si, preocupada...anoche no llegaste, no sabía como ubicarte, dejaste tu celular aquí...-lloraba la mujer.
-Te lo voy a decir una vez más, para que te quepa en tu pequeño cerebrito, ¡lárgate de aquí, te quiero lejos de mí!-
-¡Escúchame, lo que pasó no tiene importancia, yo te amo a ti!-
-¡Pues yo creo que es de gran importancia encontrar a mi mujer revolcándose con un imbécil en mi propia cama!-
-Tom, lo siento...por favor perdóname...-
-Pues debiste pensarlo antes de comportarte como una zorra, ahora te quiero fuera en cinco minutos o yo mismo te sacaré de aquí, ¿entendiste?- le amenazó Tom dejándola sola para que empacara sus pertenencias.
Después de diez minutos entró de nuevo en la habitación, encontrándola tirada en la cama llorando desesperada.
-¿Esto es lo que quieres, esto es lo que de verdad quieres?- preguntó Tom agarrando la ropa de ella y lanzándola por la ventana.
-¡¿Qué haces?!- gritó la mujer poniéndose de pies rápidamente y corriendo a detener a Tom.
-Intenté hacerte todo más fácil, pero tú decidiste ser humillada así, te advertí que si no te ibas, yo mismo te sacaría a la fuerza, ¡no quiero verte de nuevo, no soporto verte la cara de puta que tienes!- gritaba despavorido Tom asustando a la chica.
-Tom por favor...te lo suplico...-rogaba la mujer.
-Jéssica, escúchame- habló Tom volviendo a sus casillas -tú me engañaste, me heriste...yo te amaba, de verdad te amaba, y no te imaginas el dolor por el que estoy pasando ahora, tú arruinaste todo nuestro futuro...yo quería pasar el resto de mi vida contigo, y lo sabes, y la verdad es que no le encuentro explicación a lo que tú hiciste...yo fui bueno contigo, ¿entonces por qué?- comenzó a llorar Tom.
-Ya te lo dije...me equivoqué...-lloraba desesperada.
-No, uno se puede equivocar de dirección, de calcetines... ¡pero uno no se equivoca acostándose con una persona que no es tu pareja!- volvió a levantar la voz -ya no te puedo mirar de otra manera más que una zorra ¿no lo entiendes?...por favor vete de aquí, no me hagas perder la paciencia-
-Por favor...- suplicó Jessica una vez más, logrando acabar con la poca paciencia que le quedaba a Tom.
Tom agarró el resto de la ropa que quedaba de ella y la lanzó por la ventana, después agarró con brusquedad el brazo de la mujer que alguna vez le hizo feliz y la arrastró hasta la puerta, sin mediar consecuencias la empujó con fuerza fuera de su casa, haciéndola aterrizar duramente sobre el suelo de piedra.
-¡Ay!...¡estúpido mira lo que me has hecho! -le gritó Jessica, mostrándole unas heridas con sangre en algunas partes de su cuerpo.
-No es nada que no sane pronto, no como mi herida...la que tengo en mi corazón- dijo tristemente metiéndose dentro y cerrando la puerta suavemente.
Lo siguiente que hizo fue buscar una herramientas, para luego subir a su habitación a desarmar la cama en la que tantos momentos de placer junto a Jessica había vivido, ahora sin embargo solo podía sentir asco de tan solo mirarla, aun el olor del perfume de ella permanecía allí, y no quería nada que le hiciera recordarla, una vez que la desarmó por completo. La lanzó parte por parte desde la ventana, después buscó todos los cuadros en los que salían juntos y los quitó de su vista arrojándolos también por la ventana, todo esto lo hacia sin dejar de llorar y maldecir a la mujer que le había traicionado y humillado de la peor manera.
Así sin dejar llorar se deshizo de todo lo que pudiera recordarle a ella, después de terminar con su propósito, se fue a dar una ducha que le quitara de encima el asqueamiento de recordar aun sus besos, llenó la tina y de una vez se sumergió por completo en ella, sintiéndose relajar por momentos en los que creía desfallecer.
Estuvo cerca de una hora sumergido en ese calmante baño, pero el agua comenzó a enfriarse así que decidió salir, se pasó la tarde sentado frente al televisor sin encenderlo, junto a una cerveza, la cual bebía a sorbos pequeños para que no se le acabara tan rápido, pues era la última que quedaba y de salir a comprar más, ni hablar.
Sentado en el sillón vio llegar la noche, no tenia sueño ni hambre, solo sentía una extraña sensación de ansiedad, no sabia de que, pero era algo que no lo dejaba tranquilo, buscó algo en que descargarse, pero no encontró nada, de pronto se le ocurrió hacer algo loco, fue al garaje, tomó un bidón de gasolina y la roseó en las cosas que había lanzado por la ventana, encendió un cerillo y lo lanzó, vio como la gran llama de fuego se agrandaba rápidamente consumiendo los recuerdos de más de cuatro años- desearía ser valiente para tirarme ahí y consumirme junto con mi tristeza- observó la gigantesca hoguera hasta que se consumió por completo, después entró en su casa y se tumbó en el sofá, en donde el cansancio y el sueño le vencieron haciéndolo dormir toda la noche.
Se despertó a la mañana siguiente sintiéndose un poco mejor, a pesar del sufrimiento debía volver a su vida habitual, no podía dejarse hundir por un mal recuerdo, debía recomenzar de nuevo, aun tenia toda la vida por delante.
-Debo ser fuerte, ella no vale mi pena- se dijo levantándose para ir al baño, después de una rápida ducha, tomó su desayuno y ordenó el desastre que había dejado el día anterior- debo comprar una cama, no podré resistir durmiendo en ese incomodo sofá, después de arreglar el terrible desastre limpió el patio en donde había quemado las cosas, al terminar y quedar libre se fue al garaje a buscar su camioneta, para salir a comprar una cama, pero para su mala suerte no estaba, ¿qué demonios?, ¿y mi camioneta?, ¡ay no, la han robado!- gritó a punto de desmayarse, tampoco traía las llaves con él, se devolvió a la casa y las buscó por todas partes, pensó que no podía existir en el mundo otra persona con tanta mala suerte como él-¿dónde estarán esas malditas llaves? - revolvió de nuevo toda la casa arruinando todo el orden que recién había hecho, -no están, maldición por que me pasan estas cosas a mi- refunfuñaba con rabia, al final decidió tomar un taxi para ir a en la búsqueda de su amada camioneta.
En el camino, recordó de pronto a la bella chica que le había ayudado, estaba arrepentido de haber sido tan cruel con ella, hasta ese momento no había pensado que tal vez había salido en su camioneta y quizás las llaves se habrían quedado en su departamento, pues ella había lavado su ropa y había sacado la cartera, quizás también las llaves, -debí dejarla en algún estacionamiento- pensó, pero para el colmo de su mala suerte no recordaba en donde estuvo la noche anterior ni donde vivía ella, ni siquiera había mirado atrás cuando salió avergonzado del edificio- "¿qué puedo hacer?, ¿cómo he de encontrarla ahora?"- se preguntaba, pensando en que tal vez ella no quería verlo jamás después de haberla insultado tan feo- "pero necesito mis llaves...debo encontrarla, tengo que encontrar a esa chica, y a mi camioneta, pero primero tengo que recordar algunas cosas"- pensaba durante el camino.
-En la parada por favor- Tom pagó la tarifa y caminó pensando en donde comenzaría la búsqueda, decidió empezar en el lugar que más frecuentaba, un bar al que iba cada cierto tiempo, entró y preguntó por si alguien había visto su camioneta, un hombre que lo conocía, le dijo que había llegado con su camioneta la noche anterior, pero al cerrar el bar, se había marchado en ella- ¿cuándo salí de aquí, estaba muy bebido?- preguntó Tom al hombre.
-No, llegaste tarde, casi cuando cerraban el bar, pero estabas muy mal de ánimo...-le respondió- te enojaste mucho cuando cerraron el bar y creo que dijiste algo sobre ir a otro lugar, para olvidar tu pena o algo así-
- Si si, gracias por tu información me has sido de mucha ayuda- agradeció y estrechó su mano para luego seguir con su búsqueda.
Preguntó en ocho bares más, pero en ninguno consiguió ayuda, salió del ultimo bar y caminó con dirección hacia ninguna parte se sentó en un banco de madera que estaba cerca y se quedó ahí, tratando de que la memoria le funcionara para ir en busca de esa amable muchacha, y su camioneta, ya estaba perdiendo la esperanza, había salido a las once de la mañana de su casa y ya eran las siete de la tarde, estaba cansado y tenia hambre.
-Piensa, piensa- se decía masajeado sus sienes como lo haría un psíquico-ella dijo que me encontró al salir de su trabajo, ¿pero en dónde trabaja?...no me lo dijo, uf que hago, que hago... no te desesperes Tom, recuerda, el último lugar en donde estuviste fue... piensa, ¡en un bar!, si pero cual era su nombre, cual era... ¡ah! ya lo recuerdo* 24 / 7 * lo recuerdo por que está abierto a todas horas, ya no pierdas mas tiempo Tom -se dijo al momento que salía corriendo a buscar a esa hermosa chica...y claro también sus llaves.
Caminó lentamente hasta su habitación encontrándose con la desagradable sorpresa de que su ex novia aun seguía ahí.
-¡Aun estás aquí!..¡creí haberte dicho que te largarás ayer!- gritaba a una mujer que estaba de pies junto a la ventana.
-¡Tom!...por fin estás aquí, estaba tan preocupada...- gritó la mujer como si no hubiera escuchado el grito de su ex novio.
-¿Preocupada?- preguntó sonando irónico.
-Si, preocupada...anoche no llegaste, no sabía como ubicarte, dejaste tu celular aquí...-lloraba la mujer.
-Te lo voy a decir una vez más, para que te quepa en tu pequeño cerebrito, ¡lárgate de aquí, te quiero lejos de mí!-
-¡Escúchame, lo que pasó no tiene importancia, yo te amo a ti!-
-¡Pues yo creo que es de gran importancia encontrar a mi mujer revolcándose con un imbécil en mi propia cama!-
-Tom, lo siento...por favor perdóname...-
-Pues debiste pensarlo antes de comportarte como una zorra, ahora te quiero fuera en cinco minutos o yo mismo te sacaré de aquí, ¿entendiste?- le amenazó Tom dejándola sola para que empacara sus pertenencias.
Después de diez minutos entró de nuevo en la habitación, encontrándola tirada en la cama llorando desesperada.
-¿Esto es lo que quieres, esto es lo que de verdad quieres?- preguntó Tom agarrando la ropa de ella y lanzándola por la ventana.
-¡¿Qué haces?!- gritó la mujer poniéndose de pies rápidamente y corriendo a detener a Tom.
-Intenté hacerte todo más fácil, pero tú decidiste ser humillada así, te advertí que si no te ibas, yo mismo te sacaría a la fuerza, ¡no quiero verte de nuevo, no soporto verte la cara de puta que tienes!- gritaba despavorido Tom asustando a la chica.
-Tom por favor...te lo suplico...-rogaba la mujer.
-Jéssica, escúchame- habló Tom volviendo a sus casillas -tú me engañaste, me heriste...yo te amaba, de verdad te amaba, y no te imaginas el dolor por el que estoy pasando ahora, tú arruinaste todo nuestro futuro...yo quería pasar el resto de mi vida contigo, y lo sabes, y la verdad es que no le encuentro explicación a lo que tú hiciste...yo fui bueno contigo, ¿entonces por qué?- comenzó a llorar Tom.
-Ya te lo dije...me equivoqué...-lloraba desesperada.
-No, uno se puede equivocar de dirección, de calcetines... ¡pero uno no se equivoca acostándose con una persona que no es tu pareja!- volvió a levantar la voz -ya no te puedo mirar de otra manera más que una zorra ¿no lo entiendes?...por favor vete de aquí, no me hagas perder la paciencia-
-Por favor...- suplicó Jessica una vez más, logrando acabar con la poca paciencia que le quedaba a Tom.
Tom agarró el resto de la ropa que quedaba de ella y la lanzó por la ventana, después agarró con brusquedad el brazo de la mujer que alguna vez le hizo feliz y la arrastró hasta la puerta, sin mediar consecuencias la empujó con fuerza fuera de su casa, haciéndola aterrizar duramente sobre el suelo de piedra.
-¡Ay!...¡estúpido mira lo que me has hecho! -le gritó Jessica, mostrándole unas heridas con sangre en algunas partes de su cuerpo.
-No es nada que no sane pronto, no como mi herida...la que tengo en mi corazón- dijo tristemente metiéndose dentro y cerrando la puerta suavemente.
Lo siguiente que hizo fue buscar una herramientas, para luego subir a su habitación a desarmar la cama en la que tantos momentos de placer junto a Jessica había vivido, ahora sin embargo solo podía sentir asco de tan solo mirarla, aun el olor del perfume de ella permanecía allí, y no quería nada que le hiciera recordarla, una vez que la desarmó por completo. La lanzó parte por parte desde la ventana, después buscó todos los cuadros en los que salían juntos y los quitó de su vista arrojándolos también por la ventana, todo esto lo hacia sin dejar de llorar y maldecir a la mujer que le había traicionado y humillado de la peor manera.
Así sin dejar llorar se deshizo de todo lo que pudiera recordarle a ella, después de terminar con su propósito, se fue a dar una ducha que le quitara de encima el asqueamiento de recordar aun sus besos, llenó la tina y de una vez se sumergió por completo en ella, sintiéndose relajar por momentos en los que creía desfallecer.
Estuvo cerca de una hora sumergido en ese calmante baño, pero el agua comenzó a enfriarse así que decidió salir, se pasó la tarde sentado frente al televisor sin encenderlo, junto a una cerveza, la cual bebía a sorbos pequeños para que no se le acabara tan rápido, pues era la última que quedaba y de salir a comprar más, ni hablar.
Sentado en el sillón vio llegar la noche, no tenia sueño ni hambre, solo sentía una extraña sensación de ansiedad, no sabia de que, pero era algo que no lo dejaba tranquilo, buscó algo en que descargarse, pero no encontró nada, de pronto se le ocurrió hacer algo loco, fue al garaje, tomó un bidón de gasolina y la roseó en las cosas que había lanzado por la ventana, encendió un cerillo y lo lanzó, vio como la gran llama de fuego se agrandaba rápidamente consumiendo los recuerdos de más de cuatro años- desearía ser valiente para tirarme ahí y consumirme junto con mi tristeza- observó la gigantesca hoguera hasta que se consumió por completo, después entró en su casa y se tumbó en el sofá, en donde el cansancio y el sueño le vencieron haciéndolo dormir toda la noche.
Se despertó a la mañana siguiente sintiéndose un poco mejor, a pesar del sufrimiento debía volver a su vida habitual, no podía dejarse hundir por un mal recuerdo, debía recomenzar de nuevo, aun tenia toda la vida por delante.
-Debo ser fuerte, ella no vale mi pena- se dijo levantándose para ir al baño, después de una rápida ducha, tomó su desayuno y ordenó el desastre que había dejado el día anterior- debo comprar una cama, no podré resistir durmiendo en ese incomodo sofá, después de arreglar el terrible desastre limpió el patio en donde había quemado las cosas, al terminar y quedar libre se fue al garaje a buscar su camioneta, para salir a comprar una cama, pero para su mala suerte no estaba, ¿qué demonios?, ¿y mi camioneta?, ¡ay no, la han robado!- gritó a punto de desmayarse, tampoco traía las llaves con él, se devolvió a la casa y las buscó por todas partes, pensó que no podía existir en el mundo otra persona con tanta mala suerte como él-¿dónde estarán esas malditas llaves? - revolvió de nuevo toda la casa arruinando todo el orden que recién había hecho, -no están, maldición por que me pasan estas cosas a mi- refunfuñaba con rabia, al final decidió tomar un taxi para ir a en la búsqueda de su amada camioneta.
En el camino, recordó de pronto a la bella chica que le había ayudado, estaba arrepentido de haber sido tan cruel con ella, hasta ese momento no había pensado que tal vez había salido en su camioneta y quizás las llaves se habrían quedado en su departamento, pues ella había lavado su ropa y había sacado la cartera, quizás también las llaves, -debí dejarla en algún estacionamiento- pensó, pero para el colmo de su mala suerte no recordaba en donde estuvo la noche anterior ni donde vivía ella, ni siquiera había mirado atrás cuando salió avergonzado del edificio- "¿qué puedo hacer?, ¿cómo he de encontrarla ahora?"- se preguntaba, pensando en que tal vez ella no quería verlo jamás después de haberla insultado tan feo- "pero necesito mis llaves...debo encontrarla, tengo que encontrar a esa chica, y a mi camioneta, pero primero tengo que recordar algunas cosas"- pensaba durante el camino.
-En la parada por favor- Tom pagó la tarifa y caminó pensando en donde comenzaría la búsqueda, decidió empezar en el lugar que más frecuentaba, un bar al que iba cada cierto tiempo, entró y preguntó por si alguien había visto su camioneta, un hombre que lo conocía, le dijo que había llegado con su camioneta la noche anterior, pero al cerrar el bar, se había marchado en ella- ¿cuándo salí de aquí, estaba muy bebido?- preguntó Tom al hombre.
-No, llegaste tarde, casi cuando cerraban el bar, pero estabas muy mal de ánimo...-le respondió- te enojaste mucho cuando cerraron el bar y creo que dijiste algo sobre ir a otro lugar, para olvidar tu pena o algo así-
- Si si, gracias por tu información me has sido de mucha ayuda- agradeció y estrechó su mano para luego seguir con su búsqueda.
Preguntó en ocho bares más, pero en ninguno consiguió ayuda, salió del ultimo bar y caminó con dirección hacia ninguna parte se sentó en un banco de madera que estaba cerca y se quedó ahí, tratando de que la memoria le funcionara para ir en busca de esa amable muchacha, y su camioneta, ya estaba perdiendo la esperanza, había salido a las once de la mañana de su casa y ya eran las siete de la tarde, estaba cansado y tenia hambre.
-Piensa, piensa- se decía masajeado sus sienes como lo haría un psíquico-ella dijo que me encontró al salir de su trabajo, ¿pero en dónde trabaja?...no me lo dijo, uf que hago, que hago... no te desesperes Tom, recuerda, el último lugar en donde estuviste fue... piensa, ¡en un bar!, si pero cual era su nombre, cual era... ¡ah! ya lo recuerdo* 24 / 7 * lo recuerdo por que está abierto a todas horas, ya no pierdas mas tiempo Tom -se dijo al momento que salía corriendo a buscar a esa hermosa chica...y claro también sus llaves.