Tokio Hotel World

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    Capitulo 2: Una Buena Accion

    Jason Von Trumper
    Jason Von Trumper
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    Mensaje  Jason Von Trumper Lun Jul 18, 2011 1:49 pm

    Ya amanecía, eran las siete de las mañana y Bill tenía día libre, así que durmió hasta tarde, como a las once de la mañana decidió que ya era hora de levantarse, recogió su cama, y se fue a duchar, luego del desayuno salió al balcón a fumar un cigarrillo, la lluvia había parado finalmente, pero aun hacia frío, apenas terminó de fumar se metió dentro, sin nada que hacer se tumbó en su sillón, cerró los ojos y comenzó a pensar en una vida diferente, en como sería si aun estuviera junto a Peter, cuando en su imaginación empezaba a escuchar las risas de ambos jugando en la cama, divirtiéndose después de hacer el amor, el maldito teléfono le interrumpe, abre los ojos y va a contestar.

    -Si...-.

    -Bill, te tengo una mala noticia-le habló un hombre- siento molestarte en tu día libre, pero tenemos un problema y te necesitamos...-.

    -¿Qué pasa?-.

    -Tania se cayó y se fracturó un brazo, por lo tanto no puede trabajar...-.

    -¿Y qué tengo que ver yo?-.

    -Tienes que sustituirla...-.

    -Pero jefe, es mi día libre tenia planes-mintió.

    -Bill, por favor, no hay nadie más...te pagaré el doble si vienes-.

    -Está bien, pero llegaré en unas tres horas, debo cambiarme y maquillarme-.

    -Si si, no importa, solo ven, hoy hay muchos clientes y los chicos están vueltos locos-.

    -No se preocupe jefe, estaré allí pronto-.

    Bill colgó el teléfono y corrió a maquillarse que era lo que más tiempo le tomaba, después se vistió y se fue al bar.

    Cuando llegó, el lugar estaba atestado de gente, el espacio era muy reducido y muchos de sus compañeros de trabajo derramaban los tragos antes de llegar a su destino.

    -Cielos esto parece un hormiguero-se dijo el muchacho tratando de esquivar a la gente.

    Finalmente llegó a su casillero, guardó sus cosas y se puso su ropa de trabajo que consistía de un pantalón negro ajustado, una camiseta de seda roja y una chaquetilla negra que no llegaba hasta la cintura , el primer día que llegó a trabajar ahí le mostraron sus respectivos uniformes, el de los hombres que era ancho no le gustó para nada, mientras que el de las chicas se asemejaba más a su estilo habitual de ropa ,obviamente eligió el que más le acomodaba, obtuvo el permiso de su jefe y comenzó a usarlo, por eso siempre era confundido con una chica, pero a él le daba igual casi la mayoría de las personas que frecuentaban el bar sabían que él era gay.

    -¡Ay, por Dios Bill, este lugar parece un horno!-le gritó uno de sus compañeros.

    -Si, nunca había visto este lugar tan lleno de gente- bueno supongo que eso es bueno para nuestros bolsillos-.

    -Si, eso es lo único bueno, bueno vuelvo al trabajo, nos vemos luego- le dijo el compañero.

    El reloj marcaba la una treinta de la madrugada y Bill se preparaba para salir-¡nos vemos chicos, hasta mañana!-.

    -¡Bill espera!, me voy contigo-dijo una compañera,¿viste al chico que está en la barra?, está ahí desde temprano, está borracho hasta los pelos, pero está muy guapo...-.

    -No, no lo vi, ni me interesa tampoco, vamonos estoy muy cansado, nos vemos-.

    -Vaya parece que se fue, estaba ahí hace un momento-.

    -¿Quién?-.

    -El chico guapo del que te hablé...-.

    -Oij, Katty tu solo piensas en chicos-.

    -Pues claro, soy mujer...me encantan los hombres-rió Katty.

    Fuera del bar, Katty divisó al chico de la barra, estaba junto a un contenedor de basura devolviendo todo lo que había tomado, de rodillas con las manos apoyadas en el suelo, se le escuchaba llorar y balbucear palabras in entendibles.

    -Pobre chico, estuvo bebiendo un trago tras otro, no quería parar-contó Katty mientras lo observaban.

    Bill suspiró al ver esa penosa escena, no pudo evitar sentir lástima por el muchacho, que por momentos parecía querer vomitar hasta las entrañas- no entiendo como se pude tomar hasta quedar en ese estado -dijo Bill.

    -Talvez ha tenido un problema, bueno vamonos ya, que me muero por llegar a mi casa-.

    Bill miró un momento más al muchacho que ahora estaba tirado en el suelo como un cuerpo sin vida- deberíamos ayudarlo-.

    -¿Qué, estás loco?...yo no ayudaré a ningún borracho-.

    -Pero míralo, ¿qué tal si viene algún matón y le hace algo?, en ese estado no podría defenderse-.

    -¿Y eso a nosotros que nos importa?- gruñó Katty, cruzándose de brazos-.

    -No seas mala-.

    -¿Y que haremos, le conseguimos un taxi y luego qué?...no sabemos donde vive-.

    Bill se quedó en silencio, ella tenia razón- pero y si revisamos su cartera, talvez en ella haya algo que nos diga donde vive, o un número de teléfono...-.

    -Aaahh no, eso si que no, no registraré su cartera por ningún motivo, no quiero meterme en problemas yo me voy, si quieres hacer algo por él allá tú, nos vemos mañana- se despidió Katty, dejándolo solo.

    -¡Katty, no te cuesta nada...esta bien, no me ayudes, pero ya sabes que no cuentas conmigo para nada!- gritó Bill enojado.

    -¡Como quieras!-gritó ella desde la esquina.

    Bill miró a su alrededor, no había nadie más aparte de él y el chico, por un momento dudó en prestarle su ayuda, comenzó a caminar hasta la esquina, pero se detenía y miraba atrás arrepentido- no puedo dejarlo ahí, no me cuesta nada ayudarlo- finalmente se devolvió y se apresuró en ayudarle.

    El muchacho parecía de verdad estar muerto, su respiración era casi inaudible, y realmente apestaba, a pesar de su delgada contextura, a Bill le pareció que pesaba tanto como un bloque de cemento, tomó aliento y con todo su esfuerzo alzó al chico y rodeó un brazo alrededor de su cuello para que tuviera más estabilidad y no cayera -¡ cielos como apestas!- exclamó Bill al sentir el hedor justo en su nariz, caminó a duras penas hasta llegar a la esquina, mientras esperaba el taxi, pensaba en que hacer con el chico que aun no reaccionaba- ¿qué haré contigo?- se preguntaba nervioso, en ese momento vio venir su taxi, ya era tarde y no podía dejarlo pasar, así que lo único que se le ocurrió fue meterse dentro llevándose al chico con él, durante el camino pensaba que mañana cuando estuviera mejor, le contaría lo que sucedió y luego podría irse a casa.

    Subir a su departamento no fue para nada fácil, con ese pesado bulto a cuestas, era la primera vez que pensaba que vivir en el cuarto piso era una maldición, cuando por fin llegó, abrió la puerta con cuidado de no dejar caer al chico, una vez adentro lo dejó suavemente sobre su sofá favorito- espero que no vomite sobre el -se dijo acariciando su blanco estampado de cuero, el dinero no era algo que le sobraba ,por lo tanto valoraba mucho sus cosas, buscó una manta para cubrirlo con ella, pero se percató de que su gigantesca ropa estaba manchada de vómito- "no puede dormir así" - pensó, le quitó primero la gorra y soltó la cola que sujetaba sus hermosas rastas, las cuales no dudó en tocar, después le quitó toda su ropa exceptuando sus boxers, lo arropó muy bien y se fue a la cocina para lavar la apestosa ropa, después de dejarla secando se fue a dormir, estaba demasiado cansado, este había sido un día realmente agotador, por suerte al día siguiente tenia que trabajar en el turno de la tarde así que podía dormir el tiempo que quisiera, se quitó la ropa quedando solo en sus pequeños boxers, y se puso una delgada camiseta que usaba como pijama, se metió en su cama y en menos de cinco minutos ya estaba profundamente dormido.

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