Al día siguiente...
Toda la noche buscando a Bill sin resultado alguno, Tom ya estaba desesperado, pues no había ni siquiera una pequeña pista que le indicara donde podría estar. La policía y él se comunicaban momento a momento para saber si alguno tenía suerte, pero nada, parecía que la tierra se los hubiese tragado.
Ya eran las ocho de la mañana y Tom sabía que era hora de comunicarle a Simone y a Gordon la mala noticia, toma su celular y marca con nerviosismo el número de su suegra.
-Diga- contesta ella.
-Simone...soy yo, Tom...- le dice nervioso.
-¡Tomi...que gusto saludarte cariño!... ¿cómo está Bill?- pregunta ella canturreando feliz.
-Precisamente de él quiero hablarte- le dice con voz cansada, algo que Simone nota al instante.
-¿Le pasó algo a mi hijo?... ¿el bebé...está bien?...- pregunta asustada.
Tom traga saliva y se arma de valor para contarle lo que había sucedido, sabiendo que en gran parte fue su culpa, por no confiar en él y dejarlo solo - trata de tomar esto con calma por favor...-
-Tom, dilo de una vez!!- le exige ella, con la voz quebrada.
-Bill...él...ha sido secuestrado- le dice de una vez.
A muchos kilómetros de distancia, Simone se siente desfallecer, la noticia le había calado hondo y le había quitado todas las fuerzas, por lo cual no pudo mantenerse en pie, al ver a su esposa desmayada Gordon corre en su ayuda la toma en sus brazos y le acuesta en el sofá de la sala, pide ayuda al resto de la familia y coge el celular.
-¿Simone...sigues ahí?- preguntaba Tom al otro lado de la línea.
-Tom... ¿qué demonios ha pasado?, Simone se ha desmayado... ¿qué le has dicho?- le interroga desesperado ahora él.
-Han secuestrado a Bill... lo estamos buscando...-
-¡¡Santo cielo!!...¡¿Cuándo?!-
-Anteanoche...pero yo lo...-
-¡Por Dios Tom, y recién ahora nos avisas!- le sermonea -nos vamos enseguida para allá -corta la llamada sin dar lugar a las explicaciones, que en todo caso estaban de más en ese momento.
Espera a que su esposa vuelva en si y sale enseguida de vuelta a la ciudad, a prestar su ayuda, en lo que fuera necesario.
Mientras tanto Tom y la policía seguía buscando rastros del secuestrador y su victima, una hora después dan con el departamento que hacía solo horas había sido abandonado, llaman de inmediato a Tom y este sale de vuelo para allá. Al llegar, ve el lugar desordenado y deshabitado, desorientándolo y desesperándolo aun más, era obvio que el secuestrador se lo había llevado para que jamás los encontraran.
Un policía entra corriendo al departamento y casi sin aliento les avisa a los que estaban adentro que ya sabían quien era el secuestrador -se llama Peter Murphy... aquí está su fotografía...gracias a la descripción que nos diste - le dice a Gustav - pudimos dar con el tipo este- termina el policía. Tom está perdido en la fotografía de Peter, no le cabe en la cabeza que ese tipo se haya llevado como si nada a la persona que más amaba, y le causa un angustia terrible el saber que era él que enviaba los obsequios y le hizo dudar de Bill, comenzó a llorar como no lo había hecho en años y tenía miedo de que por su culpa Bill y su bebé pagaran las consecuencias.
Sin nada más que hacer en ese departamento, todos se marchan para seguir con la búsqueda, pero viendo que las horas seguían pasando y ni rastros de Bill, la desesperación ya estaba carcomiendo la mente de todos los que trabajan en la búsqueda, hasta que a Gustav se le ocurrió ,lo que él creía seria una grandísima idea.
-Tom...estaba pensando que sería más fácil encontrar a Bill si...-
-Si que- dijo el de rastas mientras se mordía las uñas.
-Si ofrecemos una recompensa por si alguien ha visto algo...nunca se sabe-
termina la idea no muy seguro de si sería bien aceptada, pero a Tom se le ilumina la cara con una leve sonrisa.
-Esa es una idea estupenda -dice abrazando a Gustav.
Enseguida se reúne con la policía y echan a correr el rumor de la recompensa por la radio y la tele, a pesar de que el dinero no le sobraba a Tom, se deshizo de todo lo que pudiera ser valioso y juntó una cantidad considerable de dinero, nada que alguien no pudiera pasar por alto, casi de inmediato las llamadas comenzaron a abarrotar las centrales de policía, las radios, la tele y los celulares de Tom y Gustav, la esperanza que se había estado desvaneciendo a medida que pasaba el tiempo, volvía a acrecentarse sobre todo en el corazón de Tom.
Las llamadas que recibían les daban nuevas pistas, muchos habían visto el mismo auto blanco, algunos recordaban muy bien la matricula, puesto que se había estacionado unas cuantas veces en unas gasolineras, para que una chica embarazada, según ellos fuera al baño, siempre acompañada por él, el que todos creyeron era su pareja. Las pistas les entregaban información increíblemente valiosa, y gracias a eso ya sabían a donde ir.
Casi obscurecía, y todos los que trabajan en la búsqueda de Bill, se dirigen hasta el lugar en donde están seguros los encontraran.
.........................................
-Pero que demonios...estamos en la tele, maldita sea -dice para sus adentros Peter, que acababa de encender la tele y enseguida se encuentra con su foto y la de Bill en pantalla -y además ofrecen una suculenta suma al que de aviso -sigue hablando solo. Apaga la tele y camina a la habitación, en donde encuentra Bill llorando desconsolado abrazado a una almohada -otra vez estás llorando cariño -le dice acariciando su cabeza -ven déjame abrazarte-.
-¡No me toques!- le grita el pelinegro quitándose las manos de Peter de encima.
-Está bien, ya es tarde y no tengo ánimos de discutir...hazme un lado que me voy a acostar- le dice sonriendo.
El pelinegro se incorpora y se levanta de la cama, si meter pensaba compartir la cama con él, estaba muy equivocado, coge una manta y sale de la habitación - dormiré en el sofá-.
-Si tu quieres...pero solo para que lo sepas, la puerta está con llave -con una sonrisa extraña, el rubio se voltea y se tapa hasta la cabeza con las sábanas, soltando una risa burlona.
Bill se asoma al balcón y se queda observando, la tranquilidad del lugar, algo que en cierto punto le desesperaba por que todo indicaba que Tom, jamás le encontraría. Casi una hora estuvo ahí, de pie observando cada lugar, hasta que su pancita le avisa que debe comer algo, pues no lo ha hecho en casi tres horas, se lleva las manos a ella y la acaricia suavemente -tranquilo bebé, enseguida comeremos algo...-decía llorando -¿qué tal unos emparedados y leche de chocolate?, al sentir una patadita en un costado, el pelinegro sonríe, pero en un segundo rompe en llanto, llevándose las manos a la cara, en un momento de desesperación por que no sabe que será de él y de su bebé si Tom jamás los encuentra, después de unos segundos cesa su llanto, quedándole solamente sollozos, comienza a preparar los emparedados con manos temblorosas y cuando toma el cuchillo una idea horrible se cruza por su cabeza.
Camina sigilosamente hacia el cuarto en el que supuestamente Peter duerme, abre la puerta y camina hasta la cama, rodeándola hasta quedar frente a él, en un segundo miles de recuerdos pasan por su cabeza, hasta que una fuerte patada del bebé le hace soltar un leve sollozo, que el agudo oído de Peter oye enseguida, rápidamente, le toma la mano al pelinegro y se la aprieta hasta hacerle soltar el cuchillo, acercando a Bill hasta quedar de rodillas en el suelo -esto si que no te perdono -, le suelta y se levanta de la cama, abre el armario que estaba casi vacío y saca una pequeña caja, de su interior saca lo que pensó que nunca tendría que usar, al menos no contra Bill, pero las circunstancias le decían que ya no tenía opción, si se descuidaba Bill podía jugarle una mala pasada. Se acerca nuevamente al pelinegro y le sienta sobre la cama, parándose frente a él -esto que acabas de hacer es muy lamentable, ¿sabes por qué?...por que has traicionado a mi confianza...y eso me duele y me enoja mucho, me enoja de verdad sabes, ¡¡mírame a la cara cuando te hable!! -le grita de repente, asustando a Bill y haciéndolo llorar- intentaste matarme, eso no está bien...¡¡te dije que me miraras a la cara!! -le vuelve a gritar esta vez golpeándolo en el rostro, haciéndole sangrar la nariz y la boca, y haciéndole gemir de dolor -¿ves lo que me obligas a hacer?-.
Llorando con las manos en su rostro el pelinegro suplica en medio de llantos estremecedores que le deje en paz, pero las suplicas no obtienen resultado y otro golpe llega a su ya herida y sangrante boca, dejándolo inconsciente hasta la mañana siguiente.
..................................
Sentado en una silla, en la estación de policía se encuentra Tom, llorando por que otra noche a pasado y aun no están ni tan cerca de Bill, como lo creían en un principio, loco de ira hacia si mismo se levanta y comienza a patear todo y a maldecir gritando al punto de quedar afónico, logrando que los guardias lo agarraran y lo tranquilizaran con unas cuantas cachetadas ya que él no quería entrar en razón -¡ustedes no entienden! -le gritaba al personal- ¡no tienen idea de lo que es esto!, ¡de que se lleven a la persona que uno más ama y no tener idea de donde está!... ¡no tengo idea de si está vivo o no!!- seguía gritando mientras los corpulentos guardias lo retenían.
-Cálmate muchacho- le dijo un guardia - no te puedes derrumbar ahora, él está vivo y seguramente está esperando por ti, así que no decaigas...no ahora-.
Tom lo miró extrañado, pero no dijo nada, solo negó con la cabeza y volvió a sentarse en esa dura y fría silla, se sentó a esperar, lo que sea que pasara.
.....................................
Una hora después...
Mientras los de investigaciones seguían estudiando la situación en una pequeña oficina, el radio de uno de ellos suena -lo tenemos...un testigo ha dado el paradero del secuestrador...-.
-Entendido, vamos en camino -el policía corta la llamada y se acerca a Tom con una sonrisa que no pudo ocultar, le palmea el hombro -tranquilo muchacho, ya sabemos donde está... ¿a qué esperas?-le dice invitándolo a ponerse de pie, acto que el de rastas hace enseguida, con una sonrisa que denotaba, todo lo que había estado sufriendo, pero aun no podía cantar victoria, no hasta tener a Bill en sus brazos.
Toda la noche buscando a Bill sin resultado alguno, Tom ya estaba desesperado, pues no había ni siquiera una pequeña pista que le indicara donde podría estar. La policía y él se comunicaban momento a momento para saber si alguno tenía suerte, pero nada, parecía que la tierra se los hubiese tragado.
Ya eran las ocho de la mañana y Tom sabía que era hora de comunicarle a Simone y a Gordon la mala noticia, toma su celular y marca con nerviosismo el número de su suegra.
-Diga- contesta ella.
-Simone...soy yo, Tom...- le dice nervioso.
-¡Tomi...que gusto saludarte cariño!... ¿cómo está Bill?- pregunta ella canturreando feliz.
-Precisamente de él quiero hablarte- le dice con voz cansada, algo que Simone nota al instante.
-¿Le pasó algo a mi hijo?... ¿el bebé...está bien?...- pregunta asustada.
Tom traga saliva y se arma de valor para contarle lo que había sucedido, sabiendo que en gran parte fue su culpa, por no confiar en él y dejarlo solo - trata de tomar esto con calma por favor...-
-Tom, dilo de una vez!!- le exige ella, con la voz quebrada.
-Bill...él...ha sido secuestrado- le dice de una vez.
A muchos kilómetros de distancia, Simone se siente desfallecer, la noticia le había calado hondo y le había quitado todas las fuerzas, por lo cual no pudo mantenerse en pie, al ver a su esposa desmayada Gordon corre en su ayuda la toma en sus brazos y le acuesta en el sofá de la sala, pide ayuda al resto de la familia y coge el celular.
-¿Simone...sigues ahí?- preguntaba Tom al otro lado de la línea.
-Tom... ¿qué demonios ha pasado?, Simone se ha desmayado... ¿qué le has dicho?- le interroga desesperado ahora él.
-Han secuestrado a Bill... lo estamos buscando...-
-¡¡Santo cielo!!...¡¿Cuándo?!-
-Anteanoche...pero yo lo...-
-¡Por Dios Tom, y recién ahora nos avisas!- le sermonea -nos vamos enseguida para allá -corta la llamada sin dar lugar a las explicaciones, que en todo caso estaban de más en ese momento.
Espera a que su esposa vuelva en si y sale enseguida de vuelta a la ciudad, a prestar su ayuda, en lo que fuera necesario.
Mientras tanto Tom y la policía seguía buscando rastros del secuestrador y su victima, una hora después dan con el departamento que hacía solo horas había sido abandonado, llaman de inmediato a Tom y este sale de vuelo para allá. Al llegar, ve el lugar desordenado y deshabitado, desorientándolo y desesperándolo aun más, era obvio que el secuestrador se lo había llevado para que jamás los encontraran.
Un policía entra corriendo al departamento y casi sin aliento les avisa a los que estaban adentro que ya sabían quien era el secuestrador -se llama Peter Murphy... aquí está su fotografía...gracias a la descripción que nos diste - le dice a Gustav - pudimos dar con el tipo este- termina el policía. Tom está perdido en la fotografía de Peter, no le cabe en la cabeza que ese tipo se haya llevado como si nada a la persona que más amaba, y le causa un angustia terrible el saber que era él que enviaba los obsequios y le hizo dudar de Bill, comenzó a llorar como no lo había hecho en años y tenía miedo de que por su culpa Bill y su bebé pagaran las consecuencias.
Sin nada más que hacer en ese departamento, todos se marchan para seguir con la búsqueda, pero viendo que las horas seguían pasando y ni rastros de Bill, la desesperación ya estaba carcomiendo la mente de todos los que trabajan en la búsqueda, hasta que a Gustav se le ocurrió ,lo que él creía seria una grandísima idea.
-Tom...estaba pensando que sería más fácil encontrar a Bill si...-
-Si que- dijo el de rastas mientras se mordía las uñas.
-Si ofrecemos una recompensa por si alguien ha visto algo...nunca se sabe-
termina la idea no muy seguro de si sería bien aceptada, pero a Tom se le ilumina la cara con una leve sonrisa.
-Esa es una idea estupenda -dice abrazando a Gustav.
Enseguida se reúne con la policía y echan a correr el rumor de la recompensa por la radio y la tele, a pesar de que el dinero no le sobraba a Tom, se deshizo de todo lo que pudiera ser valioso y juntó una cantidad considerable de dinero, nada que alguien no pudiera pasar por alto, casi de inmediato las llamadas comenzaron a abarrotar las centrales de policía, las radios, la tele y los celulares de Tom y Gustav, la esperanza que se había estado desvaneciendo a medida que pasaba el tiempo, volvía a acrecentarse sobre todo en el corazón de Tom.
Las llamadas que recibían les daban nuevas pistas, muchos habían visto el mismo auto blanco, algunos recordaban muy bien la matricula, puesto que se había estacionado unas cuantas veces en unas gasolineras, para que una chica embarazada, según ellos fuera al baño, siempre acompañada por él, el que todos creyeron era su pareja. Las pistas les entregaban información increíblemente valiosa, y gracias a eso ya sabían a donde ir.
Casi obscurecía, y todos los que trabajan en la búsqueda de Bill, se dirigen hasta el lugar en donde están seguros los encontraran.
.........................................
-Pero que demonios...estamos en la tele, maldita sea -dice para sus adentros Peter, que acababa de encender la tele y enseguida se encuentra con su foto y la de Bill en pantalla -y además ofrecen una suculenta suma al que de aviso -sigue hablando solo. Apaga la tele y camina a la habitación, en donde encuentra Bill llorando desconsolado abrazado a una almohada -otra vez estás llorando cariño -le dice acariciando su cabeza -ven déjame abrazarte-.
-¡No me toques!- le grita el pelinegro quitándose las manos de Peter de encima.
-Está bien, ya es tarde y no tengo ánimos de discutir...hazme un lado que me voy a acostar- le dice sonriendo.
El pelinegro se incorpora y se levanta de la cama, si meter pensaba compartir la cama con él, estaba muy equivocado, coge una manta y sale de la habitación - dormiré en el sofá-.
-Si tu quieres...pero solo para que lo sepas, la puerta está con llave -con una sonrisa extraña, el rubio se voltea y se tapa hasta la cabeza con las sábanas, soltando una risa burlona.
Bill se asoma al balcón y se queda observando, la tranquilidad del lugar, algo que en cierto punto le desesperaba por que todo indicaba que Tom, jamás le encontraría. Casi una hora estuvo ahí, de pie observando cada lugar, hasta que su pancita le avisa que debe comer algo, pues no lo ha hecho en casi tres horas, se lleva las manos a ella y la acaricia suavemente -tranquilo bebé, enseguida comeremos algo...-decía llorando -¿qué tal unos emparedados y leche de chocolate?, al sentir una patadita en un costado, el pelinegro sonríe, pero en un segundo rompe en llanto, llevándose las manos a la cara, en un momento de desesperación por que no sabe que será de él y de su bebé si Tom jamás los encuentra, después de unos segundos cesa su llanto, quedándole solamente sollozos, comienza a preparar los emparedados con manos temblorosas y cuando toma el cuchillo una idea horrible se cruza por su cabeza.
Camina sigilosamente hacia el cuarto en el que supuestamente Peter duerme, abre la puerta y camina hasta la cama, rodeándola hasta quedar frente a él, en un segundo miles de recuerdos pasan por su cabeza, hasta que una fuerte patada del bebé le hace soltar un leve sollozo, que el agudo oído de Peter oye enseguida, rápidamente, le toma la mano al pelinegro y se la aprieta hasta hacerle soltar el cuchillo, acercando a Bill hasta quedar de rodillas en el suelo -esto si que no te perdono -, le suelta y se levanta de la cama, abre el armario que estaba casi vacío y saca una pequeña caja, de su interior saca lo que pensó que nunca tendría que usar, al menos no contra Bill, pero las circunstancias le decían que ya no tenía opción, si se descuidaba Bill podía jugarle una mala pasada. Se acerca nuevamente al pelinegro y le sienta sobre la cama, parándose frente a él -esto que acabas de hacer es muy lamentable, ¿sabes por qué?...por que has traicionado a mi confianza...y eso me duele y me enoja mucho, me enoja de verdad sabes, ¡¡mírame a la cara cuando te hable!! -le grita de repente, asustando a Bill y haciéndolo llorar- intentaste matarme, eso no está bien...¡¡te dije que me miraras a la cara!! -le vuelve a gritar esta vez golpeándolo en el rostro, haciéndole sangrar la nariz y la boca, y haciéndole gemir de dolor -¿ves lo que me obligas a hacer?-.
Llorando con las manos en su rostro el pelinegro suplica en medio de llantos estremecedores que le deje en paz, pero las suplicas no obtienen resultado y otro golpe llega a su ya herida y sangrante boca, dejándolo inconsciente hasta la mañana siguiente.
..................................
Sentado en una silla, en la estación de policía se encuentra Tom, llorando por que otra noche a pasado y aun no están ni tan cerca de Bill, como lo creían en un principio, loco de ira hacia si mismo se levanta y comienza a patear todo y a maldecir gritando al punto de quedar afónico, logrando que los guardias lo agarraran y lo tranquilizaran con unas cuantas cachetadas ya que él no quería entrar en razón -¡ustedes no entienden! -le gritaba al personal- ¡no tienen idea de lo que es esto!, ¡de que se lleven a la persona que uno más ama y no tener idea de donde está!... ¡no tengo idea de si está vivo o no!!- seguía gritando mientras los corpulentos guardias lo retenían.
-Cálmate muchacho- le dijo un guardia - no te puedes derrumbar ahora, él está vivo y seguramente está esperando por ti, así que no decaigas...no ahora-.
Tom lo miró extrañado, pero no dijo nada, solo negó con la cabeza y volvió a sentarse en esa dura y fría silla, se sentó a esperar, lo que sea que pasara.
.....................................
Una hora después...
Mientras los de investigaciones seguían estudiando la situación en una pequeña oficina, el radio de uno de ellos suena -lo tenemos...un testigo ha dado el paradero del secuestrador...-.
-Entendido, vamos en camino -el policía corta la llamada y se acerca a Tom con una sonrisa que no pudo ocultar, le palmea el hombro -tranquilo muchacho, ya sabemos donde está... ¿a qué esperas?-le dice invitándolo a ponerse de pie, acto que el de rastas hace enseguida, con una sonrisa que denotaba, todo lo que había estado sufriendo, pero aun no podía cantar victoria, no hasta tener a Bill en sus brazos.