Tokio Hotel World

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^-^Dediado a todos los Aliens ^-^


    Capitulo 17

    Thomas Kaulitz
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    Fecha de inscripción : 11/07/2011
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    Mensaje  Thomas Kaulitz Vie Jul 15, 2011 6:36 pm

    El sonido del teléfono los despertó a las 7 de la mañana. Era el móvil de Bill, que vibraba y sonaba en la mesilla que había al lado de la cama de Tom, que fue quien lo cogió estirándose por encima del dormido cuerpo de Bill. Leyó quien era y se apresuró a despertarle al ver el nombre de su padre.

    -¿Georg?-susurró Bill abriendo los ojos

    Cogió el móvil que le pasaba Tom y lo abrió con manos temblorosas.

    -Papá...-susurró rompiendo a llorar.

    Tom escuchaba a su lado frotándole la espalda con una mano reconfortándole, mientras que con la otra secaba sus lágrimas. Le vio asentir con la cabeza en silencio, incapaz de pronunciar una palabra. Entonces vio que le pasaba el móvil llorando sin poder evitarlo.

    Lo cogió de inmediato mientras que Bill se acurrucaba en su pecho y le abrazaba con fuerza.

    -Tom, Georg ha salido del coma-repitió Gordon suspirando aliviado.

    -Gracias a Dios-susurró Tom de todo corazón.

    -Ahora le están haciendo unas pruebas, pero seguro que Bill querrá estar a su lado-explicó Gordon.

    -¿Ha dicho algo?-preguntó Tom cruzando los dedos.

    -No, sigue intubado y sedado. Los médicos dicen que habrá que esperar a que recupere la fuerzas, sigue muy débil-contestó Gordon suspirando.

    Tom le imitó y tras despedirse hasta dentro de media hora, estrechó entre sus brazos a un Bill muy lloroso.

    -Se ha salvado...no estaba seguro de que lo consiguiera, pero...es muy fuerte...-le escuchó decir entre sollozos.

    -Venga, que querrás ir a verle-dijo Tom incorporándose.

    Le ayudó a salir de la cama y mientras se daba una ducha rápida él preparó el desayuno para los dos. Sonrió al verle bajar con el pelo medio húmedo.

    -Tienes que comer, Georg te necesita fuerte a su lado-se apresuró a decir al verle arrugar la nariz.

    Le escuchó resoplar y sentarse a su lado en la mesa cogiendo el bol de cereales que le había preparado. Estaban terminando cuando llamaron a la puerta. Tom se levantó de inmediato haciéndole un gesto a Bill con la mano, pidiéndole que se quedara en la cocina.

    Abrió la puerta tras ver quien era por la mirilla.

    -¡David!-exclamó extrañado.

    -Me ha llamado Gordon, dice que es mejor que os lleve yo al hospital-dijo David desde la puerta.

    Tom le dejó pasar y le señaló la cocina invitándole a un café recién hecho.

    -¿Sabes ya la buena noticia?-preguntó Bill esbozando una amplia sonrisa

    -Si, es estupendo-comentó David tomando un sorbo de su café.

    Terminaron de desayunar y se subieron al coche de David. Sentado a su lado, Bill suspiraba mirando por la ventanilla. Se le estaba haciendo el viaje muy largo y trataba de no pensar en el coche patrulla que les seguía. Nada más verlos salir de la casa en compañía de David puso el motor en marcha y salió tras ellos.

    Esperaban que cogieran pronto al asesino, no se imaginaba pasarse el resto de su vida escondiéndose y con miedo.



    Llegaron al hospital y tras despedirse de David, echaron a correr a la planta de cuidados intensivos. Se fundió en un abrazo con su madre mientras escuchaba las nuevas noticias.

    -Le han hecho un TAC, el traumatismo se está curando pero llevará su tiempo-explicó Gordon.

    -¿Puedo verle?-preguntó con un hilo de voz.

    -Ahora están sus padres, y luego no recibirá más visitas. Después de comer podrás entrar, cariño-contestó su madre.

    Resopló entre sus brazos. Quería verlo con sus propios ojos, pero sus padres tenían más derecho que él. Se separó de su madre y se sentó al lado de Tom, cogiendo su mano con fuerza que estrechó entre las suyas.

    Si fuera el quien estuviera postrado en la cama, nadie le separaría de su lado. Se pasaría todo el raro hablándole hasta lograr hacerle salir del coma, recordando los buenos momentos vividos...como ese picnic campestre en el que tan bien se lo pasó.

    Sintió que se sonrojaba de solo recordarlo, como hicieron el amor sobre el suelo sin importarles que hubiera alguien mirando...



    Llegó la hora de la comida pero no le permitieron que entrara a verle. Debían hacerle más pruebas.

    -Pero... ¿está bien?-preguntó tragándose las lágrimas.

    -Son pruebas de rutina, comprobamos sus signos vitales y si le podemos retirar la sedación para que despierte por sus propios medios-le explicó con calma el médico.

    Asintió en silencio. Estaba muy impaciente por verle y comprobar que estaba fuera de peligro.

    -¿Por qué no vais a dar un paseo?-preguntó Gordon mirando a Tom y a su hijo-Lleváis toda la mañana aquí metidos y ya sabéis que esta bien y en buenas manos.

    -Necesito un poco de aire, me siento algo mareado-confesó Bill suspirando.

    Tom se apresuró a cogerle de la mano y se la llevó a los labios, besándola delante del padre.

    -Iremos andando a casa-dijo con firmeza-Podemos preparar una ligera cena y se la traemos a tus padres y a los de Georg.

    Gordon asintió. Podía bajar al bar a cenar, pero de esa manera Tom mantendría distraído a su hijo. Se despidió de ellos y les vio salir del hospital, regresando él al lado de su mujer, que trataba de consolar a la madre de Georg.


    Salieron del hospital y caminaron cogidos de la mano. A lo lejos vieron el coche patrulla que les vigilaba a corta distancia. Trataron de no pensar en el mientras respiraban un poco de aire fresco.

    No se dieron cuenta de donde estaban hasta que alzaron la mirada. Sus pies les habían llevado al apartamento de Tom. Se miraron y sonrieron asintiendo. Subieron las escaleras y nada más entrar por la puerta sus labios se fundieron en un profundo beso.

    Caminaron por la estancia hasta llegar al sofá, abierto como cama. Solo separaron los labios el tiempo necesario para desnudarse el uno al otro conteniendo el aliento. Llevaban tiempo deseándolo, desde la noche anterior que le tuvo en sus brazos, Tom no pensaba en nada más que no fuera hacer gozar a Bill, se lo merecía tras lo mal que lo estaban pasando.

    Una vez desnudos del todo, Tom cogió a Bill de la mano y se metieron bajo las sábanas. Se tumbaron de costado, con Tom abrazándole por la espalda suspirando.

    Bajó las manos por su cuerpo acariciando su suave piel, haciéndole suspirar y acomodarse contra él, pegando sus nalgas contra su entrepierna, que reaccionó de inmediato poniéndose dura.

    Enterró la cara en su cuello y se lo empezó a besar mientras que llevaba las manos más abajo, tomando su miembro en ella y recorriéndoselo con los dedos de arriba abajo mientras se frotaba contra sus nalgas.

    Eso hizo reaccionar a Bill, dejar a un lado su dolor y tristeza y girarse en los brazos de Tom para mirarle de frente, mientras llevaba las manos a su miembro y él también le masturbaba.

    Empezaron a gemir los dos a la vez mientras aceleraban el ritmo de sus movimientos, sintiendo como crecían sus erecciones y amenazaban con estallar de un momento a otro.

    Sin decir nada, Bill soltó la de Tom y se echó sobre su cuerpo separando las piernas a ambos lados e incorporándose. Se quedó sentado en su regazo dejando que la sábana resbalara por su espalda. Se apoyó en su estómago con una mano y llevando la otra atrás cogió la erección de Tom y la dirigió a su entrada.

    -Espera….no quiero hacerte daño-murmuró Tom levantando las manos.

    -Nunca me lo harías-susurró Bill mirándole fijamente.

    Separó los labios cuando vio que Tom separaba los suyos y se lamia dos dedos que al poco tiempo sintió entrar en su cuerpo. Ahogó un gemido y cerró los ojos sonriendo, sintiendo como le iba preparando hasta dejarle dilatado.

    Entonces Tom sacó sus dedos y los sustituyó por su erección, que entró con facilidad en su cuerpo. Puso las manos en su cintura y le hizo moverse de atrás a adelante, a un ritmo suave que fue incrementando al tiempo que sus gemidos cobraban volumen transformándose en pequeños gritos.

    Cuando ya no pudo resistirse más, le dio dos suaves embestidas derramándose en su interior, sintiendo bajar sobre su vientre la esencia de Bill.

    Le vio dejarse caer sobre su agitado pecho mientras recuperaba él también la respiración. Salió de su cuerpo y le aparto con las manos el pelo, besándole en la frente suspirando.

    Sonrió al ver la sonrisa de sus dulces labios, le había consolado de la mejor manera que podía. Le vio cerrar los ojos y a los pocos minutos escuchó su respiración suave.

    Se había quedado profundamente dormido, pero él no podría cerrar los ojos hasta no dar con ese asesino que amenazaba con arrebatarle cualquier persona importante de su vida.

    Si Bill moría….él le seguiría. ¿Qué sentido tendría vivir sin la persona que amas a tu lado?




    Se quedó escuchándole dormir, abrazándole con fuerza mientras miraba la habitación que le rodeaba. Se los imaginaba a los dos, viviendo juntos en un piso. …l encontraría un trabajo con el que mantener a Bill, quien le esperaría en casa con la comida preparada…

    Hablando de comida…se acordó que prometió al padre de Bill llevarles algo para cenar. Si regresaban con las manos vacías, iban a pensar mal, y con razón.

    Suspiró y bajó la mirada, Bill se encontraba profundamente dormido y le daba mucha pena despertarle. Decidió dejarle dormir, él se acercaría a su casa y prepararía unos bocadillos.


    Salió de la cama sin despertarle y tras dejarle bien tapado se vistió con rapidez. Cogió su sudadera y se inclinó para besarle en la mejilla, sonriendo al verle a él hacerlo en sueños.

    Decidió dejarle una nota sobre la almohada, por si se despertaba y se asustaba. Salió del apartamento y bajó las escaleras mientras se ponía la sudadera. Rodeó la esquina y vio al coche patrulla aparcado en la acera de enfrente. Les hizo una señal con la mano que entendieron de inmediato. Prefería que se quedasen vigilando a Bill, él…estaba relativamente a salvo, no era a quien buscaban para ser asesinado.

    Echó a correr a la casa de Bill. Llegó a los 15 minutos y fue directo a la cocina. Hizo 6 bocadillos y cogió 6 botellas de agua también. Lo metió todo en una vieja mochila que encontró y que debía ser de Bill. Se la cargó al hombro dispuesto a ir a despertarle cuando escuchó que llamaban con insistencia a la puerta.

    Corrió a ver quien era, encontrándose a una pareja de policías que le miraban con al frente arrugada…




    Se despertó solo en la cama. Abrió los ojos y lo primero que buscó fue a Tom, pero no le halló a su lado. Se quedó sentado en la cama con la sábana apretada contra su agitado pecho, hasta que sus ojos localizaron un trozo de papel doblado en dos sobre la almohada.

    Estiró una mano y lo abrió con una sonrisa en los labios. Tom le decía que estaba en su casa preparando la cena que habían prometido llevar. Firmaba con su nombre y había dibujado dos corazones entrelazados.

    Suspiró sin poder evitarlo, no se imaginaba que Tom fuera tan romántico. Se levantó de la cama y se vistió sin prisa alguna, sonriendo mientras recordaba lo bien que se había sentido en los brazos de Tom…

    Salió de sus pensamientos cuando llamaron a la puerta del apartamento con insistencia. Sabía que había un coche patrulla vigilando, aunque bien era cierto que la entrada al apartamento quedaba oculta por el callejón que había al lado de la tienda.

    Se llevó una mano a su agitado pecho, pensando si abrir o no cuando…

    -Bill, soy David.

    Suspiró aliviado y corrió a abrirle.

    -¿Qué ha pasado?-preguntó al ver el gesto que llevaba.

    -No sé como decírtelo, pero Georg ha despertado y ha dicho quien le ha atacado-empezó a decir David.

    Negó con la cabeza mientras que los ojos se le llenaban de lágrimas Georg debía estar confundido, no era quien él pensaba…

    -La policía ya ha ido a por Tom, yo me he ofrecido para avisarte y llevarte directo al hospital. Tu padre está muy preocupado y me ha llamado. Ha preferido que te lo dijera alguien en persona que enterarte por una llamada-le explicó.

    -No…-susurró Bill.

    -Mira, no tenemos tiempo-dijo David cogiéndole con firmeza por la muñeca.

    Tiró de él y le hizo bajar las escaleras. Tenía el coche aparcado justo en la entrada del callejón. Le hizo subir a el y luego lo rodeó tras echar una mirada por encima del hombro. Entró y arrancó, dando marcha atrás y saliendo en dirección contraria.

    Sentado a su lado, Bill sollozaba sin poder evitarlo, se cubría con las manos la cara, negando con firmeza.

    -Tom me dijo….que no fue él-susurró entre sollozos-Y yo le creo.

    -Tom te ha estado engañando todo este tiempo-dijo David con dureza.

    -No lo haría-sollozó con más fuerza-Me ama, y yo a él. Lo que hay entre nosotros es muy especial.

    Siguió llorando el resto del camino cubriéndose la cara con ambas manos. Cuando sintió que el coche paraba, alzó la mirada y miró a David con la frente arrugada…

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