Tokio Hotel World

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^-^Dediado a todos los Aliens ^-^


    Capitulo 15

    Thomas Kaulitz
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    Mensaje  Thomas Kaulitz Vie Jul 15, 2011 6:32 pm

    Decidió irse a casa, no entraba nadie en la tienda y estaba preocupado por lo que podía estar ocurriendo allí, mas que nada por lo que pudiera decir sin querer su mujer, presa de los nervios por esos momentos que estaban viviendo. Un asesino andaba suelto, podrían haber convivido con el durante unos 5 años y nadie sin sospecharlo.

    Y su hijo, que se había enamorado del chico menos apropiado...a ojos de su mujer, claro. Gordon presentía que tras la dura fachada que Tom lucia estaba ese niño que había visto crecer ante sus ojos, llorar por el abandono de su madre y por todas las veces que le había pegado su padre.

    A decir verdad, su hijo no había podido elegir un novio mejor. Tom estaba carente de amor y su hijo tenia mucho que dar, como había comprobado. Tom se preocupaba por él, y cuando se besaban se veía que estaban realmente enamorados.

    Por eso no pudo decir que no cuando David le sugirió que se fuera a casa, que él ya cerraba la tienda pues estaba claro que ese día no harían nada. La gente estaba asustada, solo los curiosos salían de sus casas para tratar de enterarse de algo, acudiendo a verle a él antes que preguntar a la policía, que no soltaba prenda alguna.

    Se despidió de David y entró en su coche, haciendo una pequeña parada en la comisaría. Necesitaba saber como iba el caso, no por curiosidad, sino por el bienestar de su hijo y del propio Tom.

    Solo cuando insistió el agente encargado del caso le contó algunos detalles de la autopsia, sabiendo que podía confiar en el.

    -Hemos hallado pruebas evidentes de que el chico fue salvajemente violado y torturado. No hemos encontrado nada del asesino, ni una huella ni rastro de semen ni nada. Estamos como al principio.

    Gordon escuchó sus palabras con un nudo en el estomago. Violación y tortura... El pobre chico debió sufrir mucho antes de morir estrangulado como también le informaron.

    Les dio las gracias prometiendo de nuevo guardar silencio y regreso a su casa. Por el camino vio alguien salir de ella, respirando aliviado al ver que era Georg. Le saludó con la mano y le vio caminar calle abajo. Se imaginó que se habría enterado y fue a ver si su hijo estaba bien. No se podía imaginar la cara que habría puesto al ver a su rival cómodamente instalado en su casa...

    Suspiró y dejando el coche bien aparcado entró en la casa encontrándose una escena que mucho se temía que iba a suceder...



    Tras la marcha de Georg, Bill cerró con suavidad la puerta y regresó al salón, encontrándose a Tom con los ojos abiertos y mirando al techo. Les había estado escuchando, no podía negarlo. Suspiró y se le acercó, sentándose en el borde del sofá y mirándole fijamente.

    -Así que soy muy dulce-murmuró Tom alzando una ceja.

    Bill se sonrojó, recordando la tarde anterior cuando probó su sabor. Dulce, exquisito…se quedaba sin palabras para poder explicarlo.

    -Está mal escuchar una conversación privada-le riñó poniéndose serio sin lograrlo.

    -Sería privada si hablaseis en otra habitación, además Georg no se preocupo en bajar la voz-dijo Tom acomodándose en el sofá.

    -Está dolido, porque te amo a ti y a él no-afirmó Bill.

    -¿Me amas? ¿Con toda tu alma?-preguntó Tom conteniendo el aliento.

    -¿Y tú a mi?-preguntó Bill alzando una ceja.

    No obtuvo respuesta, Tom se incorporo en el sofá y el envolvió en sus brazos tirando de él hasta tenerlo acostado sobre su cuerpo. Bajó las manos de su cintura y las puso sobre sus nalgas, acariciándole sobre la tela que les separaba.

    -Tom...mi madre...-empezó a decir Bill en voz baja.

    No pudo seguir, Tom alzo la cara y se apodero de sus labios. Gimió dándose por vencido y relajando las manos que tenía sobre su pecho, le devolvió el beso suspirando. No se dieron cuenta de nada, en esos momentos era como si estuvieran solos en todo el planeta....no se dieron cuenta de que se estaba abriendo la puerta y el padre de Bill les miraba con un gesto de sorpresa en la cara.

    Una cosa era saber que se acostaban, y otra verlos en mitad de la faena...

    -Bill, Tom-llamo carraspeando.

    Su hijo fue el primero en reaccionar. Se levantó del sofá con toda la rapidez que pudo, aun mareado por el beso. Sintió como Tom le soltaba como si de repente su cuerpo quemara y se levantaba también, apoyándose en su hombro para no caer.

    -Papá...no es lo que piensas-dijo Bill con voz temblorosa.

    Gordon levanto una mano y pidió silencio. Solo eran dos adolescentes con las hormonas revolucionadas, no les podía culpar de ello. Entró del todo en el salón y les pidió que tomaran asiento de nuevo. Esperó a que le obedecieran y él se sentó en una butaca enfrente de ellos, sin dejar de ver sus manos entrelazadas.

    -Vengo de comisaría, me han contado ciertos detalles que he prometido no revelar, pero sé que puedo confiar en vosotros y no vais a decir nada.

    -¿Confía en mí?-no pudo evitar preguntar Tom.

    -Si Tom. Sé que eres inocente, siempre lo supe. Si ahora os lo cuento es porque estáis ambos implicados, tú por haber sido injustamente acusado, y mi hijo por obstinarse a estar a tu lado.

    Bill miró a su padre esbozando una tímida sonrisa. Siempre le consentía, hasta el más mínimo capricho. Pero con Tom era distinto, lo que sentía por el no se le iba a pasar con el paso del tiempo, todo lo contrario, cada día que pasaba a su lado su amor iba ganando terreno en su corazón.

    -¿Que le hicieron a Andreas?-pregunto Tom en voz baja.

    Gordon cogió aire antes de hablar, viendo como su hijo ponía sus manos entrelazadas en su regazo y le acariciaba con suavidad el brazo, apoyándole en ese duro momento que Tom atravesaba.

    -Se ha demostrado que fue....violado-empezó a decir, viendo como cambiaban sus caras.

    -Andreas...-susurró Tom con los ojos llenos de lágrimas.

    -Lo siento tanto-musitó Bill a su lado.

    -Le torturaron, fue asfixiado...no han hallado ninguna pista que les lleve al asesino, no tienen nada para empezar a buscar...

    Con cada palabra que pronunciaba, veía como el rostro de Tom se desencajaba, empezándole a bajar lagrimas por sus mejillas que su hijo secaba con la yema de sus dedos.

    -Tengo que salir de aquí-dijo Tom de repente poniéndose en pie-Necesito aire...

    Salió del salón sin esperar respuesta, pero cuando iba a salir por la puerta sintió que Bill le cogía de un brazo y le hacía girarse para que le mirase.

    -Déjame acompañarte-le suplico él también llorando.

    -Necesito estar solo, por favor entiéndelo-dijo Tom haciendo que le soltara-Quédate con tu padre, con él estarás a salvo.

    Puso las dos manos en las mejillas de Bill y le hizo inclinar la cabeza, besándole con suavidad en la frente. Le soltó y salió de la casa caminando sin rumbo fijo.

    Pero sus pies le llevaron a la tienda. En ella vio a David parado en mitad mirando hacia la calle con una rara expresión en la cara. Al momento la puerta se abrió y vio salir a Georg. …l no le vio, oculto como estaba entre dos coches. No quería que le viera, si intentaba hablar con el puede que terminaran en las manos, y no le podía hacer eso a Bill.

    Dio media vuelta y camino en dirección opuesta. Giró en la siguiente esquina y de repente una idea cruzó su mente. Georg estaba muy celoso de su relación con Bill, técnicamente se lo había robado delante de sus narices, le había entregado algo que Georg esperaba con mucha ansia, poder gozar de su cuerpo tal y como él lo había hecho.

    ¿Seria capaz de vengarse, haciendo daño a la única persona que le había apoyado desde que regreso al pueblo?

    No se lo pensó dos veces y dio media vuelta. Le tocó correr, no veía a Georg por ningún lado. Llego a una intersección y decidió girar a la derecha sonriendo al ver una larga melena castaña que el aire alborotaba.

    No se lo pensó dos veces y apretando el puño bien fuerte corrió a averiguar si eran ciertas sus sospechas.

    -¡Georg!





    Llegaba la hora de comer y Tom no regresaba. No se apartaba de la puerta, asomándose a la ventana cada dos por tres por si le veía, pero nada.

    Su madre se había levantado y estaba hablando en la cocina con su padre, quien le explicaría como estaban las cosas. Desde el vestíbulo escuchó como su madre ya se ponía en lo peor y hablaba de mudarse a otro pueblo…ni aunque se mudara otro planeta dejaría de sentir por Tom lo que estaba sintiendo…

    -Bill, ven a comer-llamó Gordon a su hijo.

    Se dio la vuelta y vio a su padre a la puerta de la cocina. Asintió resoplando y caminó con paso lento, sentándose al lado de su preocupada madre.

    -Tranquila, Tom no dejara que nadie me haga daño-la trató de calmar.

    -Tengo mucho miedo por ti Bill-susurró Simone-Según la policía, dos personas estrechamente relacionadas con Tom han sido asesinadas. Sé que no puedo pedirte que le dejes, ya pasó la época en la que me obedecías con los ojos cerrados, pero solo te pido que tengas mucho cuidado.

    -Lo tengo-le aseguró Bill.

    Simone suspiró resignada y sirvió la comida. Habían sacado un plato por si Tom regresaba a tiempo de comer, pero cuando terminaron seguían solos los tres.

    Ayudó a su madre a lavar los platos mientras que su padre terminaba de tomarse un café sentado en la cocina. No le quitaba los ojos de encima, lo presentía. Era como si temiera que le hicieran daño delante de él, en su propia casa…

    Entonces llamaron a la puerta y sin molestarse en secarse las manos echó a correr a ver quien era, suspirando aliviado a ver a Tom ante sus ojos. Se arrojó a sus brazos y le besó sollozando en los labios.

    -¡Hey!-dijo Tom cuando pudo hablar-¿Qué pasa?

    -Te he echado mucho de menos-sollozó Bill entre sus brazos-No vuelvas a irte tan lejos.

    -Bill, mi amor…solo estaba dando una vuelta por el pueblo-explicó Tom.

    Alzó la mirada y vio a lo lejos a los padres de Bill. Les miraban sin decir nada, pero en sus ojos no había odio, solo resignación.

    -Debes tener hambre, te guardé un plato en la nevera-dijo Simone esbozando con esfuerzo una sonrisa.

    Asintió y sin soltar a Bill entró en la cocina y se sentó a comer.




    Dos horas más tarde se encontraban sentados en el sofá de nuevo, disfrutando del silencio. Su madre estaba arreglando el jardín en compañía de su padre, y tenían la casa para ellos solos. Pero aún así y por respeto a sus padres, Bill no el llevó a su habitación ni entraron en la suya.

    Estaban sentados muy juntos, esa vez era él quien descansaba con los ojos cerrados, apoyando la cabeza en su pecho y escuchando así ese corazón que latía con fuerza lleno de amor.

    Suspiró sin poder evitarlo, sintiendo como le acariciaban la espalda y besaban en la frente.

    -Se está muy bien así, ¿verdad?-preguntó Tom suspirando él también.

    Estaba a punto de contestar cuando la puerta de la calle se abrió de repente y entró su padre como una exhalación. Se levantaron del sofá con rapidez, asustados al verle tan pálido y que no le salía la voz.

    -¿Papá?-llamó Bill con miedo.

    -Han…han encontrado a Georg-susurró Gordon cuando pudo hablar al fin.

    -¿Está muerto?-preguntó Tom con rapidez.

    Vieron como negaba con la cabeza, pero aún así a Bill eso no le decía nada. Sentía que las piernas le fallaban y se tuvo que sujetar a Tom para no caer. Le faltaba el aire, todo a su alrededor se iba poniendo negro…

    Aunque su relación con Georg se había deteriorado por culpa suya, no dejaba de ser el primer chico al que dijo “te quiero”…

    -¡Bill!-gritó Tom asustado al sentirle desmayado en sus brazos.

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