-T-Tom…
Bill parecía querer echarse a llorar.
En otras circunstancias lo hubiera abrazado. Pero tenía que ser fuerte, no me dejaría pisotear por él de nuevo. Ya no..
-¿Qué ocurre?-Intenté no mostrarme débil. Así que le di una de mis mejores sonrisas.
-¿Con quién estabas hablando?
-Huy Bill, que chismosito me saliste…. Yo no te pregunto quién es cada tío que te tiras ¿o si?
-P-pero Tom…-tartamudeó in importarle lo que yo le estaba diciendo.
-¿Sabes? Quiero dormir, ya que por estar perdiendo mi tiempo contigo no eh dormido una mierda.
-¿Porqué me haces esto Tom?-Bill empezó a temblar y derramó unas lágrimas mientras se acercaba hasta mi cama con paso lento.
Me partía el corazón verle así, pero el que mandaba ahora era yo y no él. No podía ser débil de nuevo. No ahora que Bill tenía el completo control de mi corazón y podía destruirlo una vez más.
-¿Me estas jodiendo verdad?-Me burlé en su cara. Y pude ver como se le descompuso en una mueca de enojo y tristeza. Me iba a pegar, eso puedo apostarlo
-¡Tom maldito idiota!
¡ZAZ!
La segunda del día,¿ y saben qué? No me dolía.
Y no me dolía por el simple hecho de que esto , no era nada comparado con el dolor interno que sentía. ¿Que, qué dolor interno?
¿Tenía que recordarles que hablaba de mi corazón?
-Bill…vete-Dije ya cansado y enojado. Sobando con mi mano la parte golpeada de mi mejilla.
Apuesto a que estaba roja pues me ardía.
-No-Dijo y se cruzó de brazos. Una lágrima bajó por sus ojos y se la limpió rápidamente. Mirándome con Furia-No me voy. –Demandó y me miró retadoramente.
-¿Ah no? ¡Pues entonces yo me voy! Quédate aquí tu solo, o vete no me importa lo que hagas.
-Pero Tom yo…
-¿tú qué?
-¿Con quién hablabas?-preguntó de nuevo bloqueándome la puerta para que no me saliera.
¿Era mi imaginación o Bill estaba celoso?
No… no podría ser.
¿Oh si?
-Con…-Dudé y Bill parecía ansioso. Le temblaba el labio y seguía cruzado de brazos.
Apretando su pecho con fuerza.-¿Qué mierdas te importa?-Grité furioso viendo como sus ojos desprendían un río de lágrimas más.
-¡Porque me importa!
-¿¡Que te importa!?No vengas con gilipolleces. –No me la creía. ¿Yo importarle a Bill? ¿Desde cuándo?.Oh lo olvidé, de seguro era otro de sus estúpidos juegos manipuladores.
Agarré mi sudadera y me la puse. Caminé hacia mi puerta y Bill la bloqueó de nuevo.
Me hizo gracia el hecho de que Bill se veía como una fina astilla sin peso en medio de la puerta. Tratando de impedirme el paso.¡ Qué cómico!
-Tom. Escucha
-Bill apártate, no me importa lo que tengas que decirme.
-¡Escúchame!
-¡Quítate de en medio!-Grité ya harto de su testarudez.
-¡Que no puta madre!-Me gritó en la cara abriéndose de pies y manos tratando de abarcar todo el marco de la puerta.
-¿Te quitas o te quito?-Pregunté harto.
-Quítame…-Sugirió en tono seductor y yo lo vi con escepticismo .No caería en su juego.
Alzo una ceja y me miró sonriente.
- Bill…en serio no quiero lastimarte.
-¡Ya lo estás haciendo!-No sé en qué sentido lo dijo, claro si es que eso tenía algún sentido.
Pero no me importó.- De nuevo empezó a llorar.
¡Que trastornos de bipolaridad tenía Bill Joder!
-Bill, voy a salir.-Dije ya más calmado yendo de regreso a mi espejo. Agarré las llaves y mi cartera.-Por favor sal de mi cuarto.
-¿Con quién carajos hablabas Tom?-preguntó irritado y mirándome desde su posición.
Parecía un felino enojado.
-¿Qué te importa Bill? ¡No te importa!
-¡Pues….tienes razón no me importa Vete a la mierda!-Salió corriendo de mi habitación y se encerró en la suya dando un sonoro portazo.
Se había ido.
Agh, que le den.
Salí de mi cuarto bajando las escaleras hasta llegar a la cocina.
Mamá e había ido hace un par de horas. Casi nunca la veíamos. Pero tampoco es que me afectara.
Tomé un vaso con agua y me dispuse a salir.
Oí ruidos en el cuarto de Bill, como si fueran golpes…¿Qué carajo?
No… de seguro trataba de llamar mi atención. No lo conseguiría. Ya no.
Mi plan era ese, olvidarme de ti Bill ¿Porqué tenías que hacerme las cosas más difíciles?
Suspiré y salí de mi Casa. Caminé hasta el coche que nos habían regalado a Bill y a mí. Dudo
que lo quisiera ocupar.
De todos modos que se jodiera. Hoy me tocaba ocuparlo a mí.
Mi celular empezó a sonar.
Miré la pantallita iluminada.
Llamada entrante de Bill.
¿Por qué jodía tanto?
Decidí contestar sólo para mandarlo al demonio y que no volviera a molestarme más.
-¿Qué coños quieres?-Contesté gritándole.
Oí sollozos del otro lado de la línea. La voz de Bill se quebró.
¿Qué pasaba?
-Tom… ¿Por qué te fuiste?
Esa pregunta me dejó descolocado. Pareció haber dicha con mucho dolor y tristeza pues seguí oyendo la respiración entrecortada por a través de la línea y a Bill sorbiendo por la nariz.
Por un momento no contesté. Porque realmente no sabría que decirle
Para alejarme de ti
¿En serio pensaba decirle eso?
-¡Sólo intento mantenerme fuera de tu alcance Bill!
Esperé su respuesta. Pero no contestó. Se oyeron unos sollozos al otro lado de la línea y después colgó.
La había cagado de nuevo. ¿Cuándo iba aprender?
No tenía que ser tan duro con Bill aunque se o merecía. Realmente ya estaba harto de sufrir por él.
Tenía que hablar con él, tenía que…
¡A la mierda! No iba a hablar con Bill, él y sus juegos de manipulación me tenían harto.
Agarré con furia el volante y pisé el acelerador.
Agarré mi celular y marqué.
-¿Bueno?
-Damien …
-¡Tom!
-Voy a Canca…
-¡oh! Ahí te veo…en ¿15 minutos?
-En 15 minutos llego.
-Vale, besos.-Se oyó una risita divertida del otro lado del teléfono y después colgó.
Damien era muy risueño, como Bill… pero no era Bill, aún así. No perdía en absoluto mi tiempo con él, al contrario, servía de que nos conociéramos y quien sabe… tal vez podría olvidar de una vez por todas al dueño de mis tormentos.
Llegué y me estacioné y vi a lo lejos como entraba una figura esbelta… Era Damien.
Se veía tan tierno, pues traía una chamarra gigantesca, y un gorrito con bolitas a los lados de color azul con morado. Y su chamarra a juego. Su flequillo le tapaba la mitad del rostro y usaba pantalones entubados con tenis Vans .
¡Qué emo se veía!
En ese aspecto no se parecía a Bill, Bill tenía un estilo más rockero, muy suyo… se veía tan bien.
¿Y porqué seguía comparando a Bill con Damien?
No eran la misma persona, por mucho que se parecieran…
Entré y lo ví recargado en la pared fumando un cigarro.
-¿No te han dicho que eso no deben de fumar los niños?
-¡Tom!-Sonrió sonrojándose apagando el cigarro como si lo que le hubiera dicho realmente le hubiera importado.-Hace un frío de cojones. ¿No tienes frío?
-No… ¿Porqué?-Lo miré alzando una ceja divertido.-¿tienes frio nene?-Me pasé la lengua por mi piercing mirándolo descaradamente.
-Y-yo-Tartamudeó poniéndose totalmente colorado. ¡Qué mono se veía!
-Vamos nene entremos al cine, seguro ahí no tendrás tanto frío.
Me miró interrogante pero no preguntó nada del porqué mi extraño comportamiento. ¿Qué acaso no se daba cuenta que estaba flirteando con él o qué?
Caminamos hasta la zona de dulces y palomitas. Y para mi sorpresa. Damien pidió unas tamaño jumbo y dos chocolates, además de un helado.
Era demasiado esbelto para comer tanto. Me preguntaba ¿cómo es que le hacía para mantenerse así de delgado?
-¡No me mires así Tom! –Dijo ruborizado mientras caminaba con las palomitas, Pues yo llevaba toda la demás chucherías.-Me haces sentir como un obeso.
-¡Pero si no estás obeso!-Me reí y lo miré con ternura. Parecía una chiquilla adolescente traumada con su peso.-Estas mu delgado, es por eso que me preguntaba…-Mejor me callé no quería hacerle una pregunta indiscreta.
-¿Te preguntabas?...-preguntó alzando la ceja del lado que no tenía cubierto con el pelo.
-Nada.
-Dime Tooom-Rogó con voz melosa mientras me agarraba del brazo-La gente que pasaba en los pasillos se nos quedó viendo. Tal vez, así como estábamos, podíamos dar una apariencia clara de una pareja homosexual que van muy acaramelados a ver una película. Que además de todo es de amor.
¿Cómo llegué a esto?
Bueno antes de ir a comprar los dulces
Damien insistía tanto en que quería ir a ver Amor en las Sombras.
¿Por qué?
¿Yo qué demonios sé?
Me insistió tanto y con esa carita de gatito que tenía no me pude negar. Porque… era como la de…
Me recordaba tanto a…él.
Llegamos y nos sentamos. La película empezó.
Al principio sólo se escuchaba los crujidos de las palomitas al masticar.
La película en sí no era diferente a otras románticas pero bueno no estaba tan mal.
Hubo una escena en la que ambos protagonistas se besaron apasionadamente. La chica lo besaba como si fuera su mundo y el chico como si ella fuera todo su Universo.
Mezclaban sus lenguas en un compás perfecto. Obviamente era una película y todo fue ensayado previamente.
Se me vino en ese instante la imagen de Bill y yo besándonos en su cuarto… en mi cuarto.
Sus exquisitos labios. Perfectos. Como si hubieran sido creados para los míos. Cómo una pieza de un rompecabezas en las que dos piezas tenían que encajar a la perfección porque sí, porque fueron creadas con ese propósito. Para encajar. Para permanecer unidas.
Se recargó en mí e hice lo mismo con su cabeza, quedando ambos recargados. Mi hermoso Bill…
No puedo creer que haya venido contigo a ver una película de amor, y estemos así, como una pareja, al fin. Aún no me lo creo debo estar soñando…
Agarré la mano de mi hermoso ángel y me la llevé a la boca. Estaban frías como siempre.
De seguro debido al frío.
Recuerdo que tú siempre me dices que pareces cubito de hielo cuando hace demasiado frío.
¿Cómo olvidar sus mejillas rosadas a causa del frío invernal? Y tu nariz y tus manos siempre tan frías.
Lo recuerdo porque todas las navidades siempre te quejas por eso.
Beso tu mano. Me doy vuelta y nuestros labios se encuentran. ¿En serio nos estamos besando? ¿Con tu consentimiento?
No me lo creo, me haces inmensamente feliz. Te amo Bill…
El beso empezó siendo lento… apasionado. Nuestros labios se encontraron
Pero algo andaba mal.
Algo no cuadraba.
Algo no encajaba. ¿Las piezas del rompecabezas no eran las correctas?
Algo no me convencía…
¿Desde cuándo Bill se perforó el labio? ¿Cuándo se hizo los piercings en el labio que no me di cuenta?
Esperen…
Abrí mis ojos y caí de culo a la realidad.
Me separé en ese instante de Damien jadeando.
-L-Lo siento-Me paré y salí corriendo de la sala, importándome una mierda todo.
¿Por qué había hecho eso?
¿No se supone que esto iba a pasar y yo lo iba a afrontar y con mucho gusto?
¿por qué salí corriendo como un cobarde?
Oh yo te diré porqué gran idiota. Porque creíste que Damien era tu adorado hermanito.
Deja de decir la palabra hermano maldita zorra.
Recuerda que soy tú. Tú eres el que la está repitiendo porque sabes que es la realidad. ¿por qué perdiste la enorme oportunidad de estar con Damien para olvidar a Bill ah? ¿Es que acaso eres masoquista y quieres seguir sufriendo? La idea era olvidar a Bill con Damien… O bueno según tú, ese era el plan.
Tal vez Damien no merezca esto…
¿Qué importa Damien? Siempre lo viste como plato de segunda mesa. No es que en serio te importara. Piénsalo Tom, escogiste a Damien porque se parece a Bill en muchos aspectos.
Pero no es Bill…
Escogiste a Damien porque es un blanco fácil para divertirte, para quitar tu profunda obsesión por Bill, para desahogarte de tu frustración al no poder tenerlo. Al no poder besarlo sin que él sienta asco. Porque eso es lo que siente por ti Tom, asco de saber que eres su hermano y que estas jodidamente enamorado de él. No pierdes nada en intentarlo con Damien. Míralo es como si tuvieras a Bill
Pero NO es Bill.
Ni modo así es la vida. Te jodes. A ti te tocó sufrir porque amas a alguien que no debes. ¿Por qué te martirizas tanto?
Yo…
¿A mí no me des explicaciones? A mi que me importan es decir todo lo que pienso lo piensas tu … después de todo soy tu “conciencia” O tu grillito o como me quieras llamar.
Caminé hasta el baño de hombres y me miré al espejo. Me sentía fatal. Me enjuagué la cara y miré de nuevo al espejo. Damien estaba detrás de mí mirándome con enojo y tristeza a la vez.
Supongo que era porque lo había dejando plantado en la sala.
-Te fuiste Tom…- Eso sonó como a lo que me dijo Bill cuando me fui y lo dejé solo. ¿Por qué coño se tenían que parecer tanto?
Esa es la idea.
Cállate que a ti nadie te habló.
Sigues hablando sólo Tom… estás loco. De seguro Damien lo piensa.
-Perdóname no… no debí.-Me volteé y me recargué en el lavadero. Mirándolo parecía decepcionado. No pude ver bien ya que el flequillo seguía cubriéndole casi toda la cara.
-Olvídalo… ya pasó. –Vino hasta donde yo estaba y me miró detenidamente.
-¿Porqué me besaste Tom?-Preguntó y yo me quedé descolocado un momento.
-yo…eh-Tragué saliva y Damien se acercó a mí hasta quedar a escasos centímetros nuestras bocas.-Me eh…
-¿Te gusto Tom?-Preguntó mientras se ruborizaba.
-Si-Dije la verdad.
-¿porqué saliste corriendo? ¿Eres de esos chicos que son tímidos?
¿Tímido yo? Para nada, si supiera la verdadera razón de mi repentina huída…Pero no tenía porqué enterarse ¿cierto?
-Lo que pasa es que me puse sólo un poco nervioso…eres muy lindo Damien.-Se sonrojó hasta quedar como un tomate y después se abalanzó prácticamente sobre mí. Estrujándome con todas sus fuerzas y dándome un beso en la mejilla.
-Tom… si supieras. Desde que te vi y hablé contigo en la escuela no eh podido dejar de pensar en ti.-Me lo suponía, sabía que este chico estaba pillado completamente por mí. ¿pues que más podría hacer?
Sácale provecho a la situación Tom, piénsalo así sirve de que te olvidas de nuestro hermoso hermanito.
Bill…
Así es. Si la vida te da limones…
Es verdad. Tal vez Damien no era ni iba a ser nunca parecido a Bill, pero claro, Bill no tenía comparación con nadie. Absolutamente nadie. Él era un ángel, un verdugo que sólo vino a torturarme con su belleza. Y yo había caído como tonto a sus pies.
-Tú también me gustas Damien…
Agarré su cara una vez más. Deseando aunque sea una última vez que esa persona a la que iba a besar, fuera mi hermano. Imaginando de nuevo que eran sus labios. Y no lo de Damien.
Y con ese pensamiento fusioné una vez más nuestros labios.
Damíen me agarró por la cintura y yo hice lo mismo, juntando nuestras caderas. Pegando nuestros sexos semi-despiertos.
Empezamos a jadear. Y eso me recordó que no estábamos precisamente en un lugar privado.
-Espera…-Me separé de su boca con un sonido húmedo al despegarse una de la otra y lo miré a los ojos. Estaba embelesado. No sabía si conmigo o por el momento.-Vamos a mi casa, podemos ver una película, con palomitas y tal vez no sé… hacer algo divertido.
Me pasé mi lengua por el piercing de manera sugerente y Damien asintió emocionado.
Nos salimos de la casa y nos metimos al coche donde una vez más nos besamos.
Por alguna extraña razón esto me decía que yo no estaba haciendo lo correcto.
¿En qué me había equivocado ahora?
No lo sabía pero tenía un mal presentimiento de lo que sucedería en un futuro no muy lejano…
POV BILL
¿Por qué se había ido Tom?
Me había dejado. Lo necesitaba tanto. Después de lo de hoy en la madrugada. No me puede estar pasando esto.
Realmente lo quería.
¿Qué si lo amaba?
¿Qué no fui claro cuando se los conté?
Tom me tenía atrapado. ¿Cuándo comenzó todo esto?
Todo comenzó cuando me invitó a cenar en nuestro cumpleaños cuando me confesó que él era mi admirador secreto.
Me negaba a creerlo, me negaba a sentir algo por el porqué esto estaba mal. Y en ese tiempo me importaba y ahora no me importaba, porque estamos hablando de mí, de mis sentimientos.
¿Qué pasaba con eso ah?
¿Que no yo también tengo derecho a sentir? ¿ a amar?
¿Qué importa si es Tom de quien estoy enamorado? Uno es libre de pensar de sentir y de amar. A mí me tocó amar a Tom, a mi hermano, ni modo así era la vida. Estábamos destinados a amarnos. Somos almas gemelas. Así tenía que pasar.
Pero ahora que se ha ido, y me ha dejado es demasiado tarde. Demasiado tarde para decirle que sus besos que sus palabras y sus caricias, sus consuelos nunca me fueron indiferentes.
Sólo tenía miedo. Miedo de admitirlo. Miedo de que la gente hablara mal de mí.
Miedo a que Roy le hiciera algo. Porque si algo le pasa a Tom me muero.
Hoy me ha llamado Roy. Quiere verme ¿Para qué?
No lo sé. Tengo miedo. Quisiera que Tom estuviera conmigo. Pero se ha ido, probablemente con alguien que ahora ocupa mi lugar. Un lugar que Tom me ofreció con los brazos abiertos para poder amarnos… y yo lo eh tirado todo por la borda.
Me siento un completo capullo. No merezco la pena su amor. No valgo nada. Todo lo que pedí siempre, todo lo que soñé. Amor verdadero, como dicen algunos. Si, lo tuve y lo desperdicié.
Muchos tal vez me odiarán, porque yo tuve la oportunidad de amar y ser amado sin medidas importándome una mierda lo que la gente dijera de mí, de nosotros. Porque ahora lo veo.
Ahora me arrepiento de todo Tom. Te amo, siempre lo hice, pero fui un cobarde por no admitirlo, por no decírtelo de frente cuando aún había tiempo.
Me duele mucho todo esto. El saber que Tom puede estar con alguien… mi remplazo. Me pone muy mal.
Ahora me encuentro en mi cuarto desesperado llorando y tomando píldoras no recetadas para la depresión.
Tengo que estar en el Pub, o me puede ir muy mal. Y Tom… mi Tom
Puede sufrir las consecuencias por mis estupideces.
Salí de casa y me encuentro con que el coche aún no está. Tom sigue fuera.
Intento calmarme antes de que de nuevo me invada la angustia y la depresión y me muera
por una sobredosis de antidepresivos…
Llegué al pub y digo mi clave.
Y mi número.
Los dos gorilones me dejan pasar.
Camino como si fuera un muerto ambulante. Como si fuera un criminal que va directo a la horca. Como un condenado que va directo al infierno. Después de todo esto no era muy diferente a ese horrible lugar.
Varios clientes se me quedan viendo y pasan miradas descaradas por todo mi cuerpo.
¡Eso es véanme! Jamás me van a poder tener, montón de mierdas. Porque mi cuerpo y mi corazón ya pertenecen a una persona.
No importa si esa persona me odie y me aborrezca. No importa si ya no quiera verme nunca más.
Tengo claros mis sentimientos.
Entré a la oficina de Roy y ví como estaba contando unos fajos de billetes.
-¡Al fin llegas preciosura!¿Qué milagro que te apareces por aquí! Creí que ya no volverías.
Estaba a punto de decirles a mis hombres que fueran a buscarte. ¿Sabes que pasaba si no te encontraban verdad?
Tragué saliva en seco sintiendo el sabor amargo de las lágrimas que se avecinaban a salir.
Sólo pude pensar una cosa.
Tom.
Asentí con miedo impregnado en mis ojos.
-Bien, creo que necesitas que te recuerde una vez más que si tú no estás aquí conmigo. En el tiempo de trabajo o en el tiempo que yo lo requiera rodarán las cabezas de tu madre y tu hermano.
Volví a asentir y senti mis mejillas húmedas. Productos de las incontables lágrimas que habían salido sin que me diera cuenta a causa del miedo y el pánico.
-Ven aquí lindura.- Palmeó su pierna y me le quedé viendo con pánico. Apuesto a que mis ojos estaban desorbitados.
Mis manos sudaban a chorros.
-te pusiste pálido precioso. ¿Porqué no vienes a sentarte en las piernas de papá?- Sonrió con maldad mientras hacía señas para que fuera y me sentara.
-Y-yo…
-¿Tú?-Me miró interrogante y molesto. Sabía que algo así iba a pasar. Pero era mejor huir ahora.
-Yo… me mudaré mañana a… Estados Unidos con mi familia. No podrás retenerme aquí.
- ¡¿Qué te vas!?-gritó exaltado dando un fuerte golpe en el escritorio.
- Nos vamos a ir a Estados Unidos. S-si intentas perseguirnos la policía allá te atrapará y te meterá a la cárcel, las reglas son muy estrictas y…
-¿Me estas amenazando Bill?- Me miró divertido alzando una ceja.
-Sólo no le hagas nada a mi familia. Es a mí a quien quieres, a ellos déjalos en paz.
-Los dejaré en paz Bill, pero te estaré persiguiendo a TI hasta encontrarte. No me cansaré hasta dar con tu paradero. Si no te llego a encontrar Tu familia sufrirá las consecuencias, ya lo sabes. Puedes correr nene, pero no escapar. Jamás podrás deshacerte de mí. ¡Jamás!
¿Escuchaste Bill?
Se levantó y me dio una tremenda zarpada en la cara.
Caí al suelo medio inconsciente. Sentía mi cara arder. Me dolía horrores el ojo y el labio.
Seguro me salía un moretón.
Sentí mi cara arder.
-Agh…-Me quejé y me levante a tientas limpiándome la cara. Estaba sangrando de labio y la frente por el golpazo con el piso. Ya no me dolía. Era lo de menos, tenía que escapar tenía que poner a salvo a Tom y a mamá…
Mamá ajena a todo lo que pasaba… Mi pobre madre, Tan histérica, atolondrada y paranoica ajena a todo. Ahora también estaba en peligro y todo por mi culpa.
-Corre si quieres lindura. Pero recuerda que siempre te encontraré.
Esas fueron sus últimas palabras. ¿Me había dado tiempo de escapar?
Al parecer esto lo veía como un juego del Gato y el Ratón le parecía de lo más divertido. Pero
yo estaba acojonado. No sabía que hacer. Tenía que irme, aquí sólo ponía en riesgo a mi familia. Tenía que irme, aunque abandonara mis sueños , aunque dejara atrás al ahora amor de mi vida. Pero no me importaba si eso implicaba que estuviera a salvo.
Una vez lo dije, estaría dispuesto a dar mi vida por Tom, y no me arrepiento de ello.
Ha llegado el momento en el que tengo que cumplir esa promesa.
Corrí a mi casa y veo que está el coche de nuevo ahí, no me detuve mucho en eso. Tenía el tiempo contado, las manecillas del reloj ahora parecían ir más rápido de lo normal. Acortando mí tiempo.
Cada movimiento de las manecillas del reloj era como una tortura que me recordaban que estaba en peligro y que me asechaban.
Entré corriendo a la casa.
Y todo pasó en cámara lenta. Había dos Sombras en el sofá.
Una era Tom. Había vuelto.
Vi al amor de mi vida, sí, había regresado. Pero alguien estaba con él. En sus brazos.
Aquellos que alguna vez me cobijaron a mí, aquellos que alguna vez me pertenecieron. Y sus labios. Sus tortuosos labios estaban besando a alguien más… alguien que no era yo…
¿Así es como se sentía?
¿Así se había sentido Tom?
Ahora lo estaba viviendo en carne propia. Un corazón roto. El mío.
Podía oír el sonido de ése órgano haciéndose añicos en mi interior.
Me quedé parando en el umbral de la puerta.
Mirando aquella escena que acababa de llevarme directo a la muerte.
Tom dejó de besarlo. Era un chico. Y después me miró estático. Desde su posición.
Mis manos y piernas temblaban. No podía respirar estaba asfixiado. Sentí como si de pronto todas mis pocas fuerzas se hubieran esfumado. Me sentía vacío. Olvidado, cambiado.
Remplazado.
Tom me miró serio. Sin expresión alguna. Pero después se detuvo a mirarme la cara con detenimiento. Su expresión cambio a una de terror y pánico.
El abismo me tragaba entero, la tristeza me estaba absorbiendo la decepción se apoderaba de mi ser.
Lo miré por última vez, pero aún tenía un par de lágrimas que dar…
Bill parecía querer echarse a llorar.
En otras circunstancias lo hubiera abrazado. Pero tenía que ser fuerte, no me dejaría pisotear por él de nuevo. Ya no..
-¿Qué ocurre?-Intenté no mostrarme débil. Así que le di una de mis mejores sonrisas.
-¿Con quién estabas hablando?
-Huy Bill, que chismosito me saliste…. Yo no te pregunto quién es cada tío que te tiras ¿o si?
-P-pero Tom…-tartamudeó in importarle lo que yo le estaba diciendo.
-¿Sabes? Quiero dormir, ya que por estar perdiendo mi tiempo contigo no eh dormido una mierda.
-¿Porqué me haces esto Tom?-Bill empezó a temblar y derramó unas lágrimas mientras se acercaba hasta mi cama con paso lento.
Me partía el corazón verle así, pero el que mandaba ahora era yo y no él. No podía ser débil de nuevo. No ahora que Bill tenía el completo control de mi corazón y podía destruirlo una vez más.
-¿Me estas jodiendo verdad?-Me burlé en su cara. Y pude ver como se le descompuso en una mueca de enojo y tristeza. Me iba a pegar, eso puedo apostarlo
-¡Tom maldito idiota!
¡ZAZ!
La segunda del día,¿ y saben qué? No me dolía.
Y no me dolía por el simple hecho de que esto , no era nada comparado con el dolor interno que sentía. ¿Que, qué dolor interno?
¿Tenía que recordarles que hablaba de mi corazón?
-Bill…vete-Dije ya cansado y enojado. Sobando con mi mano la parte golpeada de mi mejilla.
Apuesto a que estaba roja pues me ardía.
-No-Dijo y se cruzó de brazos. Una lágrima bajó por sus ojos y se la limpió rápidamente. Mirándome con Furia-No me voy. –Demandó y me miró retadoramente.
-¿Ah no? ¡Pues entonces yo me voy! Quédate aquí tu solo, o vete no me importa lo que hagas.
-Pero Tom yo…
-¿tú qué?
-¿Con quién hablabas?-preguntó de nuevo bloqueándome la puerta para que no me saliera.
¿Era mi imaginación o Bill estaba celoso?
No… no podría ser.
¿Oh si?
-Con…-Dudé y Bill parecía ansioso. Le temblaba el labio y seguía cruzado de brazos.
Apretando su pecho con fuerza.-¿Qué mierdas te importa?-Grité furioso viendo como sus ojos desprendían un río de lágrimas más.
-¡Porque me importa!
-¿¡Que te importa!?No vengas con gilipolleces. –No me la creía. ¿Yo importarle a Bill? ¿Desde cuándo?.Oh lo olvidé, de seguro era otro de sus estúpidos juegos manipuladores.
Agarré mi sudadera y me la puse. Caminé hacia mi puerta y Bill la bloqueó de nuevo.
Me hizo gracia el hecho de que Bill se veía como una fina astilla sin peso en medio de la puerta. Tratando de impedirme el paso.¡ Qué cómico!
-Tom. Escucha
-Bill apártate, no me importa lo que tengas que decirme.
-¡Escúchame!
-¡Quítate de en medio!-Grité ya harto de su testarudez.
-¡Que no puta madre!-Me gritó en la cara abriéndose de pies y manos tratando de abarcar todo el marco de la puerta.
-¿Te quitas o te quito?-Pregunté harto.
-Quítame…-Sugirió en tono seductor y yo lo vi con escepticismo .No caería en su juego.
Alzo una ceja y me miró sonriente.
- Bill…en serio no quiero lastimarte.
-¡Ya lo estás haciendo!-No sé en qué sentido lo dijo, claro si es que eso tenía algún sentido.
Pero no me importó.- De nuevo empezó a llorar.
¡Que trastornos de bipolaridad tenía Bill Joder!
-Bill, voy a salir.-Dije ya más calmado yendo de regreso a mi espejo. Agarré las llaves y mi cartera.-Por favor sal de mi cuarto.
-¿Con quién carajos hablabas Tom?-preguntó irritado y mirándome desde su posición.
Parecía un felino enojado.
-¿Qué te importa Bill? ¡No te importa!
-¡Pues….tienes razón no me importa Vete a la mierda!-Salió corriendo de mi habitación y se encerró en la suya dando un sonoro portazo.
Se había ido.
Agh, que le den.
Salí de mi cuarto bajando las escaleras hasta llegar a la cocina.
Mamá e había ido hace un par de horas. Casi nunca la veíamos. Pero tampoco es que me afectara.
Tomé un vaso con agua y me dispuse a salir.
Oí ruidos en el cuarto de Bill, como si fueran golpes…¿Qué carajo?
No… de seguro trataba de llamar mi atención. No lo conseguiría. Ya no.
Mi plan era ese, olvidarme de ti Bill ¿Porqué tenías que hacerme las cosas más difíciles?
Suspiré y salí de mi Casa. Caminé hasta el coche que nos habían regalado a Bill y a mí. Dudo
que lo quisiera ocupar.
De todos modos que se jodiera. Hoy me tocaba ocuparlo a mí.
Mi celular empezó a sonar.
Miré la pantallita iluminada.
Llamada entrante de Bill.
¿Por qué jodía tanto?
Decidí contestar sólo para mandarlo al demonio y que no volviera a molestarme más.
-¿Qué coños quieres?-Contesté gritándole.
Oí sollozos del otro lado de la línea. La voz de Bill se quebró.
¿Qué pasaba?
-Tom… ¿Por qué te fuiste?
Esa pregunta me dejó descolocado. Pareció haber dicha con mucho dolor y tristeza pues seguí oyendo la respiración entrecortada por a través de la línea y a Bill sorbiendo por la nariz.
Por un momento no contesté. Porque realmente no sabría que decirle
Para alejarme de ti
¿En serio pensaba decirle eso?
-¡Sólo intento mantenerme fuera de tu alcance Bill!
Esperé su respuesta. Pero no contestó. Se oyeron unos sollozos al otro lado de la línea y después colgó.
La había cagado de nuevo. ¿Cuándo iba aprender?
No tenía que ser tan duro con Bill aunque se o merecía. Realmente ya estaba harto de sufrir por él.
Tenía que hablar con él, tenía que…
¡A la mierda! No iba a hablar con Bill, él y sus juegos de manipulación me tenían harto.
Agarré con furia el volante y pisé el acelerador.
Agarré mi celular y marqué.
-¿Bueno?
-Damien …
-¡Tom!
-Voy a Canca…
-¡oh! Ahí te veo…en ¿15 minutos?
-En 15 minutos llego.
-Vale, besos.-Se oyó una risita divertida del otro lado del teléfono y después colgó.
Damien era muy risueño, como Bill… pero no era Bill, aún así. No perdía en absoluto mi tiempo con él, al contrario, servía de que nos conociéramos y quien sabe… tal vez podría olvidar de una vez por todas al dueño de mis tormentos.
Llegué y me estacioné y vi a lo lejos como entraba una figura esbelta… Era Damien.
Se veía tan tierno, pues traía una chamarra gigantesca, y un gorrito con bolitas a los lados de color azul con morado. Y su chamarra a juego. Su flequillo le tapaba la mitad del rostro y usaba pantalones entubados con tenis Vans .
¡Qué emo se veía!
En ese aspecto no se parecía a Bill, Bill tenía un estilo más rockero, muy suyo… se veía tan bien.
¿Y porqué seguía comparando a Bill con Damien?
No eran la misma persona, por mucho que se parecieran…
Entré y lo ví recargado en la pared fumando un cigarro.
-¿No te han dicho que eso no deben de fumar los niños?
-¡Tom!-Sonrió sonrojándose apagando el cigarro como si lo que le hubiera dicho realmente le hubiera importado.-Hace un frío de cojones. ¿No tienes frío?
-No… ¿Porqué?-Lo miré alzando una ceja divertido.-¿tienes frio nene?-Me pasé la lengua por mi piercing mirándolo descaradamente.
-Y-yo-Tartamudeó poniéndose totalmente colorado. ¡Qué mono se veía!
-Vamos nene entremos al cine, seguro ahí no tendrás tanto frío.
Me miró interrogante pero no preguntó nada del porqué mi extraño comportamiento. ¿Qué acaso no se daba cuenta que estaba flirteando con él o qué?
Caminamos hasta la zona de dulces y palomitas. Y para mi sorpresa. Damien pidió unas tamaño jumbo y dos chocolates, además de un helado.
Era demasiado esbelto para comer tanto. Me preguntaba ¿cómo es que le hacía para mantenerse así de delgado?
-¡No me mires así Tom! –Dijo ruborizado mientras caminaba con las palomitas, Pues yo llevaba toda la demás chucherías.-Me haces sentir como un obeso.
-¡Pero si no estás obeso!-Me reí y lo miré con ternura. Parecía una chiquilla adolescente traumada con su peso.-Estas mu delgado, es por eso que me preguntaba…-Mejor me callé no quería hacerle una pregunta indiscreta.
-¿Te preguntabas?...-preguntó alzando la ceja del lado que no tenía cubierto con el pelo.
-Nada.
-Dime Tooom-Rogó con voz melosa mientras me agarraba del brazo-La gente que pasaba en los pasillos se nos quedó viendo. Tal vez, así como estábamos, podíamos dar una apariencia clara de una pareja homosexual que van muy acaramelados a ver una película. Que además de todo es de amor.
¿Cómo llegué a esto?
Bueno antes de ir a comprar los dulces
Damien insistía tanto en que quería ir a ver Amor en las Sombras.
¿Por qué?
¿Yo qué demonios sé?
Me insistió tanto y con esa carita de gatito que tenía no me pude negar. Porque… era como la de…
Me recordaba tanto a…él.
Llegamos y nos sentamos. La película empezó.
Al principio sólo se escuchaba los crujidos de las palomitas al masticar.
La película en sí no era diferente a otras románticas pero bueno no estaba tan mal.
Hubo una escena en la que ambos protagonistas se besaron apasionadamente. La chica lo besaba como si fuera su mundo y el chico como si ella fuera todo su Universo.
Mezclaban sus lenguas en un compás perfecto. Obviamente era una película y todo fue ensayado previamente.
Se me vino en ese instante la imagen de Bill y yo besándonos en su cuarto… en mi cuarto.
Sus exquisitos labios. Perfectos. Como si hubieran sido creados para los míos. Cómo una pieza de un rompecabezas en las que dos piezas tenían que encajar a la perfección porque sí, porque fueron creadas con ese propósito. Para encajar. Para permanecer unidas.
Se recargó en mí e hice lo mismo con su cabeza, quedando ambos recargados. Mi hermoso Bill…
No puedo creer que haya venido contigo a ver una película de amor, y estemos así, como una pareja, al fin. Aún no me lo creo debo estar soñando…
Agarré la mano de mi hermoso ángel y me la llevé a la boca. Estaban frías como siempre.
De seguro debido al frío.
Recuerdo que tú siempre me dices que pareces cubito de hielo cuando hace demasiado frío.
¿Cómo olvidar sus mejillas rosadas a causa del frío invernal? Y tu nariz y tus manos siempre tan frías.
Lo recuerdo porque todas las navidades siempre te quejas por eso.
Beso tu mano. Me doy vuelta y nuestros labios se encuentran. ¿En serio nos estamos besando? ¿Con tu consentimiento?
No me lo creo, me haces inmensamente feliz. Te amo Bill…
El beso empezó siendo lento… apasionado. Nuestros labios se encontraron
Pero algo andaba mal.
Algo no cuadraba.
Algo no encajaba. ¿Las piezas del rompecabezas no eran las correctas?
Algo no me convencía…
¿Desde cuándo Bill se perforó el labio? ¿Cuándo se hizo los piercings en el labio que no me di cuenta?
Esperen…
Abrí mis ojos y caí de culo a la realidad.
Me separé en ese instante de Damien jadeando.
-L-Lo siento-Me paré y salí corriendo de la sala, importándome una mierda todo.
¿Por qué había hecho eso?
¿No se supone que esto iba a pasar y yo lo iba a afrontar y con mucho gusto?
¿por qué salí corriendo como un cobarde?
Oh yo te diré porqué gran idiota. Porque creíste que Damien era tu adorado hermanito.
Deja de decir la palabra hermano maldita zorra.
Recuerda que soy tú. Tú eres el que la está repitiendo porque sabes que es la realidad. ¿por qué perdiste la enorme oportunidad de estar con Damien para olvidar a Bill ah? ¿Es que acaso eres masoquista y quieres seguir sufriendo? La idea era olvidar a Bill con Damien… O bueno según tú, ese era el plan.
Tal vez Damien no merezca esto…
¿Qué importa Damien? Siempre lo viste como plato de segunda mesa. No es que en serio te importara. Piénsalo Tom, escogiste a Damien porque se parece a Bill en muchos aspectos.
Pero no es Bill…
Escogiste a Damien porque es un blanco fácil para divertirte, para quitar tu profunda obsesión por Bill, para desahogarte de tu frustración al no poder tenerlo. Al no poder besarlo sin que él sienta asco. Porque eso es lo que siente por ti Tom, asco de saber que eres su hermano y que estas jodidamente enamorado de él. No pierdes nada en intentarlo con Damien. Míralo es como si tuvieras a Bill
Pero NO es Bill.
Ni modo así es la vida. Te jodes. A ti te tocó sufrir porque amas a alguien que no debes. ¿Por qué te martirizas tanto?
Yo…
¿A mí no me des explicaciones? A mi que me importan es decir todo lo que pienso lo piensas tu … después de todo soy tu “conciencia” O tu grillito o como me quieras llamar.
Caminé hasta el baño de hombres y me miré al espejo. Me sentía fatal. Me enjuagué la cara y miré de nuevo al espejo. Damien estaba detrás de mí mirándome con enojo y tristeza a la vez.
Supongo que era porque lo había dejando plantado en la sala.
-Te fuiste Tom…- Eso sonó como a lo que me dijo Bill cuando me fui y lo dejé solo. ¿Por qué coño se tenían que parecer tanto?
Esa es la idea.
Cállate que a ti nadie te habló.
Sigues hablando sólo Tom… estás loco. De seguro Damien lo piensa.
-Perdóname no… no debí.-Me volteé y me recargué en el lavadero. Mirándolo parecía decepcionado. No pude ver bien ya que el flequillo seguía cubriéndole casi toda la cara.
-Olvídalo… ya pasó. –Vino hasta donde yo estaba y me miró detenidamente.
-¿Porqué me besaste Tom?-Preguntó y yo me quedé descolocado un momento.
-yo…eh-Tragué saliva y Damien se acercó a mí hasta quedar a escasos centímetros nuestras bocas.-Me eh…
-¿Te gusto Tom?-Preguntó mientras se ruborizaba.
-Si-Dije la verdad.
-¿porqué saliste corriendo? ¿Eres de esos chicos que son tímidos?
¿Tímido yo? Para nada, si supiera la verdadera razón de mi repentina huída…Pero no tenía porqué enterarse ¿cierto?
-Lo que pasa es que me puse sólo un poco nervioso…eres muy lindo Damien.-Se sonrojó hasta quedar como un tomate y después se abalanzó prácticamente sobre mí. Estrujándome con todas sus fuerzas y dándome un beso en la mejilla.
-Tom… si supieras. Desde que te vi y hablé contigo en la escuela no eh podido dejar de pensar en ti.-Me lo suponía, sabía que este chico estaba pillado completamente por mí. ¿pues que más podría hacer?
Sácale provecho a la situación Tom, piénsalo así sirve de que te olvidas de nuestro hermoso hermanito.
Bill…
Así es. Si la vida te da limones…
Es verdad. Tal vez Damien no era ni iba a ser nunca parecido a Bill, pero claro, Bill no tenía comparación con nadie. Absolutamente nadie. Él era un ángel, un verdugo que sólo vino a torturarme con su belleza. Y yo había caído como tonto a sus pies.
-Tú también me gustas Damien…
Agarré su cara una vez más. Deseando aunque sea una última vez que esa persona a la que iba a besar, fuera mi hermano. Imaginando de nuevo que eran sus labios. Y no lo de Damien.
Y con ese pensamiento fusioné una vez más nuestros labios.
Damíen me agarró por la cintura y yo hice lo mismo, juntando nuestras caderas. Pegando nuestros sexos semi-despiertos.
Empezamos a jadear. Y eso me recordó que no estábamos precisamente en un lugar privado.
-Espera…-Me separé de su boca con un sonido húmedo al despegarse una de la otra y lo miré a los ojos. Estaba embelesado. No sabía si conmigo o por el momento.-Vamos a mi casa, podemos ver una película, con palomitas y tal vez no sé… hacer algo divertido.
Me pasé mi lengua por el piercing de manera sugerente y Damien asintió emocionado.
Nos salimos de la casa y nos metimos al coche donde una vez más nos besamos.
Por alguna extraña razón esto me decía que yo no estaba haciendo lo correcto.
¿En qué me había equivocado ahora?
No lo sabía pero tenía un mal presentimiento de lo que sucedería en un futuro no muy lejano…
POV BILL
¿Por qué se había ido Tom?
Me había dejado. Lo necesitaba tanto. Después de lo de hoy en la madrugada. No me puede estar pasando esto.
Realmente lo quería.
¿Qué si lo amaba?
¿Qué no fui claro cuando se los conté?
Tom me tenía atrapado. ¿Cuándo comenzó todo esto?
Todo comenzó cuando me invitó a cenar en nuestro cumpleaños cuando me confesó que él era mi admirador secreto.
Me negaba a creerlo, me negaba a sentir algo por el porqué esto estaba mal. Y en ese tiempo me importaba y ahora no me importaba, porque estamos hablando de mí, de mis sentimientos.
¿Qué pasaba con eso ah?
¿Que no yo también tengo derecho a sentir? ¿ a amar?
¿Qué importa si es Tom de quien estoy enamorado? Uno es libre de pensar de sentir y de amar. A mí me tocó amar a Tom, a mi hermano, ni modo así era la vida. Estábamos destinados a amarnos. Somos almas gemelas. Así tenía que pasar.
Pero ahora que se ha ido, y me ha dejado es demasiado tarde. Demasiado tarde para decirle que sus besos que sus palabras y sus caricias, sus consuelos nunca me fueron indiferentes.
Sólo tenía miedo. Miedo de admitirlo. Miedo de que la gente hablara mal de mí.
Miedo a que Roy le hiciera algo. Porque si algo le pasa a Tom me muero.
Hoy me ha llamado Roy. Quiere verme ¿Para qué?
No lo sé. Tengo miedo. Quisiera que Tom estuviera conmigo. Pero se ha ido, probablemente con alguien que ahora ocupa mi lugar. Un lugar que Tom me ofreció con los brazos abiertos para poder amarnos… y yo lo eh tirado todo por la borda.
Me siento un completo capullo. No merezco la pena su amor. No valgo nada. Todo lo que pedí siempre, todo lo que soñé. Amor verdadero, como dicen algunos. Si, lo tuve y lo desperdicié.
Muchos tal vez me odiarán, porque yo tuve la oportunidad de amar y ser amado sin medidas importándome una mierda lo que la gente dijera de mí, de nosotros. Porque ahora lo veo.
Ahora me arrepiento de todo Tom. Te amo, siempre lo hice, pero fui un cobarde por no admitirlo, por no decírtelo de frente cuando aún había tiempo.
Me duele mucho todo esto. El saber que Tom puede estar con alguien… mi remplazo. Me pone muy mal.
Ahora me encuentro en mi cuarto desesperado llorando y tomando píldoras no recetadas para la depresión.
Tengo que estar en el Pub, o me puede ir muy mal. Y Tom… mi Tom
Puede sufrir las consecuencias por mis estupideces.
Salí de casa y me encuentro con que el coche aún no está. Tom sigue fuera.
Intento calmarme antes de que de nuevo me invada la angustia y la depresión y me muera
por una sobredosis de antidepresivos…
Llegué al pub y digo mi clave.
Y mi número.
Los dos gorilones me dejan pasar.
Camino como si fuera un muerto ambulante. Como si fuera un criminal que va directo a la horca. Como un condenado que va directo al infierno. Después de todo esto no era muy diferente a ese horrible lugar.
Varios clientes se me quedan viendo y pasan miradas descaradas por todo mi cuerpo.
¡Eso es véanme! Jamás me van a poder tener, montón de mierdas. Porque mi cuerpo y mi corazón ya pertenecen a una persona.
No importa si esa persona me odie y me aborrezca. No importa si ya no quiera verme nunca más.
Tengo claros mis sentimientos.
Entré a la oficina de Roy y ví como estaba contando unos fajos de billetes.
-¡Al fin llegas preciosura!¿Qué milagro que te apareces por aquí! Creí que ya no volverías.
Estaba a punto de decirles a mis hombres que fueran a buscarte. ¿Sabes que pasaba si no te encontraban verdad?
Tragué saliva en seco sintiendo el sabor amargo de las lágrimas que se avecinaban a salir.
Sólo pude pensar una cosa.
Tom.
Asentí con miedo impregnado en mis ojos.
-Bien, creo que necesitas que te recuerde una vez más que si tú no estás aquí conmigo. En el tiempo de trabajo o en el tiempo que yo lo requiera rodarán las cabezas de tu madre y tu hermano.
Volví a asentir y senti mis mejillas húmedas. Productos de las incontables lágrimas que habían salido sin que me diera cuenta a causa del miedo y el pánico.
-Ven aquí lindura.- Palmeó su pierna y me le quedé viendo con pánico. Apuesto a que mis ojos estaban desorbitados.
Mis manos sudaban a chorros.
-te pusiste pálido precioso. ¿Porqué no vienes a sentarte en las piernas de papá?- Sonrió con maldad mientras hacía señas para que fuera y me sentara.
-Y-yo…
-¿Tú?-Me miró interrogante y molesto. Sabía que algo así iba a pasar. Pero era mejor huir ahora.
-Yo… me mudaré mañana a… Estados Unidos con mi familia. No podrás retenerme aquí.
- ¡¿Qué te vas!?-gritó exaltado dando un fuerte golpe en el escritorio.
- Nos vamos a ir a Estados Unidos. S-si intentas perseguirnos la policía allá te atrapará y te meterá a la cárcel, las reglas son muy estrictas y…
-¿Me estas amenazando Bill?- Me miró divertido alzando una ceja.
-Sólo no le hagas nada a mi familia. Es a mí a quien quieres, a ellos déjalos en paz.
-Los dejaré en paz Bill, pero te estaré persiguiendo a TI hasta encontrarte. No me cansaré hasta dar con tu paradero. Si no te llego a encontrar Tu familia sufrirá las consecuencias, ya lo sabes. Puedes correr nene, pero no escapar. Jamás podrás deshacerte de mí. ¡Jamás!
¿Escuchaste Bill?
Se levantó y me dio una tremenda zarpada en la cara.
Caí al suelo medio inconsciente. Sentía mi cara arder. Me dolía horrores el ojo y el labio.
Seguro me salía un moretón.
Sentí mi cara arder.
-Agh…-Me quejé y me levante a tientas limpiándome la cara. Estaba sangrando de labio y la frente por el golpazo con el piso. Ya no me dolía. Era lo de menos, tenía que escapar tenía que poner a salvo a Tom y a mamá…
Mamá ajena a todo lo que pasaba… Mi pobre madre, Tan histérica, atolondrada y paranoica ajena a todo. Ahora también estaba en peligro y todo por mi culpa.
-Corre si quieres lindura. Pero recuerda que siempre te encontraré.
Esas fueron sus últimas palabras. ¿Me había dado tiempo de escapar?
Al parecer esto lo veía como un juego del Gato y el Ratón le parecía de lo más divertido. Pero
yo estaba acojonado. No sabía que hacer. Tenía que irme, aquí sólo ponía en riesgo a mi familia. Tenía que irme, aunque abandonara mis sueños , aunque dejara atrás al ahora amor de mi vida. Pero no me importaba si eso implicaba que estuviera a salvo.
Una vez lo dije, estaría dispuesto a dar mi vida por Tom, y no me arrepiento de ello.
Ha llegado el momento en el que tengo que cumplir esa promesa.
Corrí a mi casa y veo que está el coche de nuevo ahí, no me detuve mucho en eso. Tenía el tiempo contado, las manecillas del reloj ahora parecían ir más rápido de lo normal. Acortando mí tiempo.
Cada movimiento de las manecillas del reloj era como una tortura que me recordaban que estaba en peligro y que me asechaban.
Entré corriendo a la casa.
Y todo pasó en cámara lenta. Había dos Sombras en el sofá.
Una era Tom. Había vuelto.
Vi al amor de mi vida, sí, había regresado. Pero alguien estaba con él. En sus brazos.
Aquellos que alguna vez me cobijaron a mí, aquellos que alguna vez me pertenecieron. Y sus labios. Sus tortuosos labios estaban besando a alguien más… alguien que no era yo…
¿Así es como se sentía?
¿Así se había sentido Tom?
Ahora lo estaba viviendo en carne propia. Un corazón roto. El mío.
Podía oír el sonido de ése órgano haciéndose añicos en mi interior.
Me quedé parando en el umbral de la puerta.
Mirando aquella escena que acababa de llevarme directo a la muerte.
Tom dejó de besarlo. Era un chico. Y después me miró estático. Desde su posición.
Mis manos y piernas temblaban. No podía respirar estaba asfixiado. Sentí como si de pronto todas mis pocas fuerzas se hubieran esfumado. Me sentía vacío. Olvidado, cambiado.
Remplazado.
Tom me miró serio. Sin expresión alguna. Pero después se detuvo a mirarme la cara con detenimiento. Su expresión cambio a una de terror y pánico.
El abismo me tragaba entero, la tristeza me estaba absorbiendo la decepción se apoderaba de mi ser.
Lo miré por última vez, pero aún tenía un par de lágrimas que dar…