By Bill
Después de que Tom me contara aquello creo que mi reacción no fue tan mala ¿no? Porque que tu novio te diga que va a haber una tercera persona en tu relación… Solo espero no meter la pata y decirle a “esa” unas cuantas verdades.
Puede que este sea el castigo que nos ha caído a Tom y a mí por estar juntos. Nadie dijo que sería fácil, solo que no pensé que habría tantos inconvenientes. Igual la solución sería despedirnos del grupo e irnos a una isla desierta, donde estaríamos solos y no habría problemas.
Pero no soy lo suficientemente egoísta como para hacerle eso a Georg y a Gustav.
Toc toc, llaman a la puerta, oh no que no sea Tom otra vez. No es que no quiera verle, lo que no quiero es que él me vea a mí. Este último mes he estado arisco y más diva de lo normal, no solo con Tom sino con todo el mundo. Es algo que no puedo evitar, me siento como una auténtica mierda.
En el fondo estoy cabreado con Tom, aunque él solo tenga la culpa de ser el objetivo de una loca.
Tom: Bill sé que estás ahí, por favor ábreme la puerta.
Me levanto con pesadez y abro la puerta.
Yo: qué -le digo, mientras Tom me mira en profundidad.
Tom: ¿por qué no bajas a comer algo? -me pregunta preocupado.
Bill: no tengo hambre Tom y además está a punto de venir tu “novia”, no quisiera molestar -respondo con sarcasmo.
Tom: ya basta Bill. Estas pagando conmigo todo esto y no es justo -dice molesto. ¡Já! Más molesto estoy yo.
Bill: ¿Justo dices? Claro… pero sí es justo todo lo que tengo que soportar yo ¿verdad Tom? Piensas solo en salvarte el culo. ¡Si tuvieras más cojones ya habrías echo algo Tom! Y no aceptar todo lo que te diga… esa.
¡Plaf!
La bofetada resuena por toda la habitación. Tom… me había pegado. Tal vez me lo merecía por lo que le había dicho. ¿A qué hombre le gusta que le digan que no tiene cojones? Pero es que no podía más, y solté lo primero que me vino a la mente, sin pensar.
By Tom
¡Dios mío! Le he pegado a Bill… ¿Cómo he sido capaz? Ha habido veces en las que nos hemos peleado ambos pero nunca nos hemos levantado la mano.
Yo: Bill… joder Bill lo siento mucho, por favor perdóname -le digo abrazándole, y yo… empiezo a llorar como un niño.
No me siento con fuerzas para esto. Cuando la gente piensa que Bill es el débil de los dos simplemente se equivoca.
Bill me acaricia de arriba abajo la espalda a modo de consuelo. Me da besos tiernos en mis mejillas y yo me dejo hacer.
Bill: tranquilízate Tommy -me dice al oído.
Yo: no te merezco Bill, deberías estar con alguien que no te diera tantos problemas como yo -me separo del abrazo y me dirijo a la sala de estar, cuando Bill me detiene agarrando suavemente mi camiseta.
Doy media vuelta y me besa. Yo le empujo, dejándole entre mi cuerpo y la pared. Siguiéndole el beso pero de una manera más necesitada.
Dios… echaba tanto de menos sus besos… este ha sido el mes más difícil para mí. No hemos podido estar a solas ni una sola vez. Vanessa se pasa todo el día metida en casa.
Yo: Bill… quiero estar contigo… quiero hacerte el amor cariño -le digo tras el beso.
Bill suelta un gemido ahogado mientras agacha su cabeza.
Yo: por favor no me niegues esto -comienzo a morderle el cuello intentando convencerle, y como siempre…él “cae”.
Narrador
La puerta de la sala se abre, entrando Vanessa con una sonrisa en la cara. Deja su chaqueta y bufanda colgadas en el perchero y se dispone a llamar a Tom, cuando el teléfono empieza a sonar.
Vanessa: ¿diga?
Andreas: ehm… hola ¿está Bill?
Vanessa: pues no lo sé la verdad. Yo acabo de llegar a casa, ¿quién lo llama?
Andreas: soy Andreas, un amigo -responde extrañado al oír la soltura con la que habla esa chica. ¿Quién se supone qué es esa mujer?- perdone pero… ¿quién es usted?
Vanessa: ahm pero ¿no lo sabes? Soy la novia de Tom -contesta con superioridad.
Andreas: jajaja ¿la novia de Tom? Sí claro… -dice con sarcasmo- Conociendo a Tom como lo conozco sé perfectamente que él no tiene novias.
Vanessa: pues será que ha madurado -le contesta con de mala gana- Además no serás muy amigo de Bill cuando no te ha dicho que su hermano se ha echado novia.
Andreas: hace tiempo que no hablamos porque he estado muy ocupado con el trabajo, pero soy amigo de Bill desde pequeños; bueno de él y de Tom. Y ahora que tengo vacaciones, he llamado para felicitarle la navidad.
No le gustaba en absoluto cómo hablaba esa mujer. Esos aires que se llevaba… por muy novia que fuera de Tom, le caía bastante mal.
Andreas: bueno, ¿y si fueras tan amable de ver si está Bill o Tom en casa?
Vanessa: por supuesto -responde lo más falsa que puede- espera un momento por favor.
Andreas: claro gracias.
Vanessa: Bill ¿estás arriba? ¿Tom? -pregunta alzando un poco la voz.
Al ver que no contesta nadie decide subir.
Unos minutos antes…
Bill: Tommy -gime muy bajito Bill.
Tom le lleva hasta su habitación y lo acuesta en la cama. Sus ojos brillosos delatan su deseo por Bill.
Quita su camiseta rápidamente y le besa con ansias en los labios. Bill le corresponde al beso quitándole también la camiseta. Después dirige su mano al pantalón dispuesto a quitárselo, cuando empieza a oír unos tacones subiendo las escaleras.
Ambos se separan con el miedo reflejado en los ojos, preguntándose qué hacer.
Bill: ¡¿qué hacemos?! -pregunta Bill en voz baja pero con desesperación.
Tom: Dios ¡no lo sé! -responde Tom también desesperado- Ahm coño ya sé… métete en el armario.
Bill: ¿qué? ¿Y si se quiere cambiar de ropa o algo?
Tom: no lo hará, no la dejaré. Ya se me ocurrirá algo, y ahora métete ¡corre!
Vanessa termina de subir las escaleras, tropezándose en el último escalón, cayendo al suelo.
Vanessa: ¡auch! Mierda… cómo duele -exclama sobándose las rodillas.
Se levanta como puede y entra a la habitación de Tom cojeando, encontrándoselo sentado en la cama, con la guitarra en su regazo.
Vanessa: hola cariño -dice con voz lastimera.
Tom: ¿qué te pasa que andas así? -pregunta, intentando sonar preocupado.
Vanessa: me he tropezado en las escaleras y me he caído.
Tom: ahm -contesta sin prestarle atención.
Vanessa: “¿ahm?” ¿Eso es lo único que me dices? -pregunta enfadada.
Tom: ¿qué quieres que te diga? Sigues viva ¿no? Pues ya está.
Vanessa: no te preocupas ni siquiera un poquito por mí.
Tom la ignora, empezando a tocar una melodía en la guitarra.
Vanessa: venía a avisarte que Andreas está en el teléfono. Primero preguntó por Bill, pero como sabes bien yo con tu hermano... nada de conversación -dice riéndose.
Tom: bueno pues ahora que me lo has dicho, ya puedes salir de Mí habitación -dice echándola prácticamente.
Vanessa: mira que eres estúpido eh.
Tom: muchas gracias yo también te quiero -contesta con una sonrisa en los labios.
Vanessa sale de la habitación dando un portazo y Tom empieza a reírse a carcajadas. Abre la puerta del armario viendo a Bill riéndose también.
Bill: eres único -dice saliendo ayudado por Tom.
Tom: gracias -contesta con una sonrisa tímida- Voy a hablar con Andreas, ¿o quieres hacerlo tú primero?
Bill: pues mejor yo, no quiero escucharte decirle que tienes novia -dice sonriendo tristemente.
Tom: Bill… he decidido contarle la verdad. Es nuestro mejor amigo y estoy seguro de que lo entenderá. ¿Qué me dices?
Bill: bueno, si tú estás seguro… yo estoy seguro -responde acariciándole el cuello, provocando escalofríos en Tom.
Tom: tú si que eres único -acerca su cara a la de Bill, dejando un pequeño beso en sus labios.
El día de año nuevo…
Georg: hey… vamos chicos acercaros más, que si no la foto no sale -exclama Georg con la cámara de fotos en la mano.
Ya es año nuevo, toda la familia está reunida celebrándolo. En todo este tiempo han pasado cantidad de sucesos; entre ellos, Simone, la madre de los gemelos, se enteró de que su hijo Tom tiene novia.
Simone: ay cariño, ya sé que te lo he dicho muchas veces, pero estoy tan feliz de que tengas a una chica a tu lado -dice sonriendo, abrazando a Tom.
Tom: sí mamá, demasiadas veces -dice con tono cansado.
Los gemelos se miran a los ojos, compartiendo miradas de complicidad. Solo ellos, y los G’s, saben que todo es una farsa.
Georg: diez segundos -grita Georg, dejando la cámara preparada para la foto.
Sale corriendo, y se coloca al lado de Gustav. El flash inmortaliza el momento: tíos de los gemelos a la izquierda, al lado los G’s, a la derecha Gordon, Simone y Vanessa, y en el medio… Bill y Tom, con las manos entrelazadas detrás de sus espaldas.
Gustav: uf, por fin -dice Gustav alzando las manos- recuérdame que nunca más te deje hacer una foto.
Georg: eh, para que te enteres, soy un fotógrafo genial -le contesta orgulloso.
Bill: sí Georg, eres un fotógrafo genial -dice Bill para sí mismo, mirando la foto recién sacada.
Tom: a ver -se acerca Tom, viendo que él y Bill, salen mirándose a los ojos, ambos con las caras giradas- vaya, si que es buena.
Gustav: ¿lo decís en serio? Dejadme ver… ¡guau! ¡Salgo de vicio! -exclama Gustav riendo- Y vosotros dos… -dice señalándoles- con caras de enamorados.
Georg: joder Tom. Como vea la foto tu novia se va a poner como una fiera.
Tom: me da igual -contesta con simpleza.
Georg: solo digo que deberíais cortaros un poco.
Simone: ¡chicos a comer! -les llama Simone desde el salón.
Bill: espero que la comida pase rápida -dice Bill, yendo hacia el salón con los demás.
Después de la comida…
Bill: ahora que estamos solos, me gustaría hablar contigo -su voz denota seguridad, aunque por dentro está rompiéndose.
Tom: Bill, no me gusta como suena eso -contesta con miedo.
Bill: Tom… yo te amo, te amo y… lo sabes. Creo que desde pequeños ya te amaba de esta forma, solo que no quise verlo.
Tom escuchaba atento, sabiendo que el final de la conversación no sería muy feliz.
Tom: por favor Bill… ve al grano.
Bill: Tom no me interrumpas -dice Bill sentándose a su lado en la cama- Han pasado demasiadas cosas y siempre nos hemos mantenido unidos. Pero estos meses… dios no puedo engañarte. Han sido los peores de mi vida. He aguantado todo lo que he podido pero mis fuerzas han cesado -termina de decir, soltando algunas lágrimas.
Tom: ¿lo estás dejando conmigo? -pregunta Tom, sollozando también.
Bill: no quiero, te juro que no quiero, pero no puedo más -dice cubriéndose la cara con las manos, llorando como un niño.
Tom: ¿seguro que es eso? ¿Seguro que no es porque has dejado de quererme? -pregunta levantándose de la cama, de espalda a Bill.
Bill: no Tommy, te juro que sigo amándote con toda mi alma -se levanta, intentando abrazarlo pero Tom se da la vuelta.
Tom: no me llames Tommy, no ahora.
Bill: no lo estoy dejando contigo, solo te digo que nos demos un descanso. Vamos a esperar un tiempo, a ver si podemos hacer algo en contra de Vanessa.
Tom: sabes que aunque pasen mil años no te podría olvidar ¿lo sabes no?
Bill: lo sé Tom. Y no quiero que me olvides, es más… te exijo que no me olvides ni me remplaces.
Tom: lo mismo te digo Bill, te quiero.
Bill: y yo a ti mi amor.
Ambos se besan profundamente, sellando ese pacto.
El tiempo hace estragos en la gente, pero los sentimientos cuando son puros y de verdad no pueden romperse.
Después de que Tom me contara aquello creo que mi reacción no fue tan mala ¿no? Porque que tu novio te diga que va a haber una tercera persona en tu relación… Solo espero no meter la pata y decirle a “esa” unas cuantas verdades.
Puede que este sea el castigo que nos ha caído a Tom y a mí por estar juntos. Nadie dijo que sería fácil, solo que no pensé que habría tantos inconvenientes. Igual la solución sería despedirnos del grupo e irnos a una isla desierta, donde estaríamos solos y no habría problemas.
Pero no soy lo suficientemente egoísta como para hacerle eso a Georg y a Gustav.
Toc toc, llaman a la puerta, oh no que no sea Tom otra vez. No es que no quiera verle, lo que no quiero es que él me vea a mí. Este último mes he estado arisco y más diva de lo normal, no solo con Tom sino con todo el mundo. Es algo que no puedo evitar, me siento como una auténtica mierda.
En el fondo estoy cabreado con Tom, aunque él solo tenga la culpa de ser el objetivo de una loca.
Tom: Bill sé que estás ahí, por favor ábreme la puerta.
Me levanto con pesadez y abro la puerta.
Yo: qué -le digo, mientras Tom me mira en profundidad.
Tom: ¿por qué no bajas a comer algo? -me pregunta preocupado.
Bill: no tengo hambre Tom y además está a punto de venir tu “novia”, no quisiera molestar -respondo con sarcasmo.
Tom: ya basta Bill. Estas pagando conmigo todo esto y no es justo -dice molesto. ¡Já! Más molesto estoy yo.
Bill: ¿Justo dices? Claro… pero sí es justo todo lo que tengo que soportar yo ¿verdad Tom? Piensas solo en salvarte el culo. ¡Si tuvieras más cojones ya habrías echo algo Tom! Y no aceptar todo lo que te diga… esa.
¡Plaf!
La bofetada resuena por toda la habitación. Tom… me había pegado. Tal vez me lo merecía por lo que le había dicho. ¿A qué hombre le gusta que le digan que no tiene cojones? Pero es que no podía más, y solté lo primero que me vino a la mente, sin pensar.
By Tom
¡Dios mío! Le he pegado a Bill… ¿Cómo he sido capaz? Ha habido veces en las que nos hemos peleado ambos pero nunca nos hemos levantado la mano.
Yo: Bill… joder Bill lo siento mucho, por favor perdóname -le digo abrazándole, y yo… empiezo a llorar como un niño.
No me siento con fuerzas para esto. Cuando la gente piensa que Bill es el débil de los dos simplemente se equivoca.
Bill me acaricia de arriba abajo la espalda a modo de consuelo. Me da besos tiernos en mis mejillas y yo me dejo hacer.
Bill: tranquilízate Tommy -me dice al oído.
Yo: no te merezco Bill, deberías estar con alguien que no te diera tantos problemas como yo -me separo del abrazo y me dirijo a la sala de estar, cuando Bill me detiene agarrando suavemente mi camiseta.
Doy media vuelta y me besa. Yo le empujo, dejándole entre mi cuerpo y la pared. Siguiéndole el beso pero de una manera más necesitada.
Dios… echaba tanto de menos sus besos… este ha sido el mes más difícil para mí. No hemos podido estar a solas ni una sola vez. Vanessa se pasa todo el día metida en casa.
Yo: Bill… quiero estar contigo… quiero hacerte el amor cariño -le digo tras el beso.
Bill suelta un gemido ahogado mientras agacha su cabeza.
Yo: por favor no me niegues esto -comienzo a morderle el cuello intentando convencerle, y como siempre…él “cae”.
Narrador
La puerta de la sala se abre, entrando Vanessa con una sonrisa en la cara. Deja su chaqueta y bufanda colgadas en el perchero y se dispone a llamar a Tom, cuando el teléfono empieza a sonar.
Vanessa: ¿diga?
Andreas: ehm… hola ¿está Bill?
Vanessa: pues no lo sé la verdad. Yo acabo de llegar a casa, ¿quién lo llama?
Andreas: soy Andreas, un amigo -responde extrañado al oír la soltura con la que habla esa chica. ¿Quién se supone qué es esa mujer?- perdone pero… ¿quién es usted?
Vanessa: ahm pero ¿no lo sabes? Soy la novia de Tom -contesta con superioridad.
Andreas: jajaja ¿la novia de Tom? Sí claro… -dice con sarcasmo- Conociendo a Tom como lo conozco sé perfectamente que él no tiene novias.
Vanessa: pues será que ha madurado -le contesta con de mala gana- Además no serás muy amigo de Bill cuando no te ha dicho que su hermano se ha echado novia.
Andreas: hace tiempo que no hablamos porque he estado muy ocupado con el trabajo, pero soy amigo de Bill desde pequeños; bueno de él y de Tom. Y ahora que tengo vacaciones, he llamado para felicitarle la navidad.
No le gustaba en absoluto cómo hablaba esa mujer. Esos aires que se llevaba… por muy novia que fuera de Tom, le caía bastante mal.
Andreas: bueno, ¿y si fueras tan amable de ver si está Bill o Tom en casa?
Vanessa: por supuesto -responde lo más falsa que puede- espera un momento por favor.
Andreas: claro gracias.
Vanessa: Bill ¿estás arriba? ¿Tom? -pregunta alzando un poco la voz.
Al ver que no contesta nadie decide subir.
Unos minutos antes…
Bill: Tommy -gime muy bajito Bill.
Tom le lleva hasta su habitación y lo acuesta en la cama. Sus ojos brillosos delatan su deseo por Bill.
Quita su camiseta rápidamente y le besa con ansias en los labios. Bill le corresponde al beso quitándole también la camiseta. Después dirige su mano al pantalón dispuesto a quitárselo, cuando empieza a oír unos tacones subiendo las escaleras.
Ambos se separan con el miedo reflejado en los ojos, preguntándose qué hacer.
Bill: ¡¿qué hacemos?! -pregunta Bill en voz baja pero con desesperación.
Tom: Dios ¡no lo sé! -responde Tom también desesperado- Ahm coño ya sé… métete en el armario.
Bill: ¿qué? ¿Y si se quiere cambiar de ropa o algo?
Tom: no lo hará, no la dejaré. Ya se me ocurrirá algo, y ahora métete ¡corre!
Vanessa termina de subir las escaleras, tropezándose en el último escalón, cayendo al suelo.
Vanessa: ¡auch! Mierda… cómo duele -exclama sobándose las rodillas.
Se levanta como puede y entra a la habitación de Tom cojeando, encontrándoselo sentado en la cama, con la guitarra en su regazo.
Vanessa: hola cariño -dice con voz lastimera.
Tom: ¿qué te pasa que andas así? -pregunta, intentando sonar preocupado.
Vanessa: me he tropezado en las escaleras y me he caído.
Tom: ahm -contesta sin prestarle atención.
Vanessa: “¿ahm?” ¿Eso es lo único que me dices? -pregunta enfadada.
Tom: ¿qué quieres que te diga? Sigues viva ¿no? Pues ya está.
Vanessa: no te preocupas ni siquiera un poquito por mí.
Tom la ignora, empezando a tocar una melodía en la guitarra.
Vanessa: venía a avisarte que Andreas está en el teléfono. Primero preguntó por Bill, pero como sabes bien yo con tu hermano... nada de conversación -dice riéndose.
Tom: bueno pues ahora que me lo has dicho, ya puedes salir de Mí habitación -dice echándola prácticamente.
Vanessa: mira que eres estúpido eh.
Tom: muchas gracias yo también te quiero -contesta con una sonrisa en los labios.
Vanessa sale de la habitación dando un portazo y Tom empieza a reírse a carcajadas. Abre la puerta del armario viendo a Bill riéndose también.
Bill: eres único -dice saliendo ayudado por Tom.
Tom: gracias -contesta con una sonrisa tímida- Voy a hablar con Andreas, ¿o quieres hacerlo tú primero?
Bill: pues mejor yo, no quiero escucharte decirle que tienes novia -dice sonriendo tristemente.
Tom: Bill… he decidido contarle la verdad. Es nuestro mejor amigo y estoy seguro de que lo entenderá. ¿Qué me dices?
Bill: bueno, si tú estás seguro… yo estoy seguro -responde acariciándole el cuello, provocando escalofríos en Tom.
Tom: tú si que eres único -acerca su cara a la de Bill, dejando un pequeño beso en sus labios.
El día de año nuevo…
Georg: hey… vamos chicos acercaros más, que si no la foto no sale -exclama Georg con la cámara de fotos en la mano.
Ya es año nuevo, toda la familia está reunida celebrándolo. En todo este tiempo han pasado cantidad de sucesos; entre ellos, Simone, la madre de los gemelos, se enteró de que su hijo Tom tiene novia.
Simone: ay cariño, ya sé que te lo he dicho muchas veces, pero estoy tan feliz de que tengas a una chica a tu lado -dice sonriendo, abrazando a Tom.
Tom: sí mamá, demasiadas veces -dice con tono cansado.
Los gemelos se miran a los ojos, compartiendo miradas de complicidad. Solo ellos, y los G’s, saben que todo es una farsa.
Georg: diez segundos -grita Georg, dejando la cámara preparada para la foto.
Sale corriendo, y se coloca al lado de Gustav. El flash inmortaliza el momento: tíos de los gemelos a la izquierda, al lado los G’s, a la derecha Gordon, Simone y Vanessa, y en el medio… Bill y Tom, con las manos entrelazadas detrás de sus espaldas.
Gustav: uf, por fin -dice Gustav alzando las manos- recuérdame que nunca más te deje hacer una foto.
Georg: eh, para que te enteres, soy un fotógrafo genial -le contesta orgulloso.
Bill: sí Georg, eres un fotógrafo genial -dice Bill para sí mismo, mirando la foto recién sacada.
Tom: a ver -se acerca Tom, viendo que él y Bill, salen mirándose a los ojos, ambos con las caras giradas- vaya, si que es buena.
Gustav: ¿lo decís en serio? Dejadme ver… ¡guau! ¡Salgo de vicio! -exclama Gustav riendo- Y vosotros dos… -dice señalándoles- con caras de enamorados.
Georg: joder Tom. Como vea la foto tu novia se va a poner como una fiera.
Tom: me da igual -contesta con simpleza.
Georg: solo digo que deberíais cortaros un poco.
Simone: ¡chicos a comer! -les llama Simone desde el salón.
Bill: espero que la comida pase rápida -dice Bill, yendo hacia el salón con los demás.
Después de la comida…
Bill: ahora que estamos solos, me gustaría hablar contigo -su voz denota seguridad, aunque por dentro está rompiéndose.
Tom: Bill, no me gusta como suena eso -contesta con miedo.
Bill: Tom… yo te amo, te amo y… lo sabes. Creo que desde pequeños ya te amaba de esta forma, solo que no quise verlo.
Tom escuchaba atento, sabiendo que el final de la conversación no sería muy feliz.
Tom: por favor Bill… ve al grano.
Bill: Tom no me interrumpas -dice Bill sentándose a su lado en la cama- Han pasado demasiadas cosas y siempre nos hemos mantenido unidos. Pero estos meses… dios no puedo engañarte. Han sido los peores de mi vida. He aguantado todo lo que he podido pero mis fuerzas han cesado -termina de decir, soltando algunas lágrimas.
Tom: ¿lo estás dejando conmigo? -pregunta Tom, sollozando también.
Bill: no quiero, te juro que no quiero, pero no puedo más -dice cubriéndose la cara con las manos, llorando como un niño.
Tom: ¿seguro que es eso? ¿Seguro que no es porque has dejado de quererme? -pregunta levantándose de la cama, de espalda a Bill.
Bill: no Tommy, te juro que sigo amándote con toda mi alma -se levanta, intentando abrazarlo pero Tom se da la vuelta.
Tom: no me llames Tommy, no ahora.
Bill: no lo estoy dejando contigo, solo te digo que nos demos un descanso. Vamos a esperar un tiempo, a ver si podemos hacer algo en contra de Vanessa.
Tom: sabes que aunque pasen mil años no te podría olvidar ¿lo sabes no?
Bill: lo sé Tom. Y no quiero que me olvides, es más… te exijo que no me olvides ni me remplaces.
Tom: lo mismo te digo Bill, te quiero.
Bill: y yo a ti mi amor.
Ambos se besan profundamente, sellando ese pacto.
El tiempo hace estragos en la gente, pero los sentimientos cuando son puros y de verdad no pueden romperse.