Siguieron con el paseo como si nada hubiera pasado. Llegó la hora de comer y Bill tuvo que regresar al restaurante. James le acompañó y se despidió de él con un fugaz beso en los labios.
-¿Te llamo a la noche?-preguntó James.
Bill asintió y tras otro beso entró en el restaurante. Estaba medio lleno y su padre ocupado atendiendo una mesa al fondo. Pudo colarse tras la barra y entró en la cocina suspirando.
-¿Estás bien?-preguntó Andreas al escucharlo.
-Si…me cambio de ropa y ahora bajo-musitó Bill sin mirarle.
No quería que le echara un repaso de arriba abajo y descubriera lo que había hecho….no podía evitar sentirse utilizado, y tenía unas ganas enormes de llorar. Echó a correr escaleras arriba y se encerró en su habitación, donde se desnudó y se puso el uniforme para bajar y hacer su parte del trabajo.
Pero…Andreas no era tonto y excusándose a su padre salió corriendo tras él. Vio la puerta cerrada de su dormitorio y llamó antes de entrar.
-¿Bill?-llamó girando el manillar.
-Ahora bajo-musitó Bill.
Pero Andreas ya había entrado y le pilló sentado en la cama con la cara entre las manos. No había podido resistirlo más y se había echado a llorar.
-Bill…-susurró Andreas corriendo a su lado.
Se sentó con él en la cama y le atrajo a sus brazos, respirando aliviado al no verse rechazado. Cerró los ojos al sentir como se le abrazaba con firmeza a la cintura y enterrando la cara en su cuello le dejaba la piel húmeda de lágrimas.
Le abrazó con fuerza y esperó a que el llanto remitiera. Entonces estiró una mano y cogió un pañuelo de papel de encima de la mesilla y se lo pasó con discreción para que se secara las mejillas.
-Gracias-susurró Bill separándose.
Se sentó mejor en la cama y se sonó ante la preocupada mirada de Andreas.
-Bill… ¿te han hecho algo?-preguntó Andreas yendo directo al grano.
Le vio alzar la mirada y morderse el labio, que le temblaba con fuerza sin que pudiera evitarlo.
-Bill… ¿te han forzado?-casi gritó Andreas.
-No…. ¡claro que no!-contestó Bill levantándose de la cama.
-Sabes que me lo puedes contar…y ese malnacido te ha hecho daño, le parto la cara-dijo Andreas con firmeza.
-No ha pasado nada Andreas-resopló Bill retrocediendo.
-¿No? ¿Y por qué estás en ese estado?-insistió Andreas.
-Porque…yo…-empezó a decir Bill.
No podía contárselo, le daba mucha vergüenza y sabía que Andreas jamás lo entendería. Carraspeó y haciendo acopio de fuerzas se enfrentó a su amigo.
-No he hecho nada que yo no quisiera-dijo con firmeza.
-Pues cualquiera lo diría-murmuró Andreas.
-No te montes una película-saltó Bill ya cansado-Vamos, tenemos mucho trabajo. Y no le digas nada a mi padre, no le preocupes con tus paranoias.
Salió de la habitación y bajó las escaleras seguido de su amigo. Entró en el restaurante y se puso a trabajar mostrando la mejor de sus sonrisas, dejando en el fondo de su corazón la sensación de haber sido utilizado.
Llegó la noche y recibió la llamada de James.
-Bill, ¿estás bien?-le preguntó todo preocupado.
-Si-mintió Bill con todo descaro.
Se hallaba tumbado en la cama. Estuvo trabajando toda la tarde y su padre le mandó acostarse antes de servir las cenas, le veía mala cara e incluso le puso la mano en la frente para comprobar que no tenía fiebre.
-Se te nota la voz rara-insistió James.
Maldijo por lo bajo. Había estado otra vez llorando y solo había conseguido confundirse más de lo que ya lo estaba y un terrible dolor de cabeza.
-Hoy…hemos tenido mucho trabajo y estoy cansado-explicó por encima.
James se conformó en parte con su respuesta, pero aún así…quedaba ese otro tema…
-Bill, lo de antes en el parque…-empezó a decir carraspeando-Siento mucho si he hecho algo que te haya ofendido.
-¿Cómo?-dijo Bill sin entender.
-Eres muy joven y quizás….bueno, es la sensación que me ha dado, quizás has pensado que yo creo que eres inexperto y te puedo dejar por ello-explicó sin aliento.
Bill se dio la vuelta en la cama, le había calado a la primera.
-¿Lo hiciste por eso?-preguntó James carraspeando.
-En parte-confesó Bill-Es que te vi tan raro y tuve miedo…jamás he estado con un chico y tú…tú eres lo mejor que me ha pasado.
-Yo tampoco he estado con un chico antes-confesó James a su vez-Y también eres muy especial para mí. No sé que me has dado, fue verte y sentir que el corazón me daba un vuelco. Sentí la necesidad de habarlo con alguien y lo hice con David, pero no he recibido ningún apoyo por su parte y de ahí que hoy estuviera raro.
-¿Te ha pedido que dejaras de verme?-preguntó Bill con miedo.
-Si, y me hizo replanteármelo. Pero…no puedo Bill, hay algo en ti que me hace sentir muy especial. Solo que me llevará tiempo y no quisiera hacerte daño haciéndote esperar-explicó James.
-Tal vez hayamos empezado yendo muy rápido-reflexionó Bill.
-Empecemos de nuevo-dijo James sonriendo-Mañana te paso a buscar y damos otro paseo, y nada más.
Bill asintió también sonriendo, todo había ido muy deprisa y se sentía muy afortunado de que James lo entendiera y aún así insistiera en seguir adelante.
-Buenas noche Bill-susurró James al móvil-Te veo mañana.
-Buenas noches, James-se despidió Bill suspirando.
Colgó el móvil y se le quedó mirando en silencio. Había una cosa que Bill había dicho y que aún resonaba en su cerebro…
“…jamás he estado con un chico…”
-Voy a ser el primero-dijo en voz alta.
-¿Cómo dices?
Pegó un bote y casi se cayó del sofá donde estaba recostado. David entraba en esos momentos por la puerta del apartamento y le miraba extrañado de encontrarlo hablando solo.
-Nada-murmuró sentándose de nuevo.
Puso el móvil a un lado y se lo quedó mirando, gesto que David no pasó por alto.
-Hablabas con Bill, ¿verdad?-preguntó viéndole asentir-Pensaba que tras nuestra charla habías tomado una decisión.
-Bill me hizo cambiar de idea-contestó James sin pensar.
-¿Y cómo…?-empezó a preguntar David.
Calló de golpe, una imagen se había formado en su cerebro y sacudió la cabeza para sacársela de ella.
-James…. ¡por favor!-gritó.
-Por favor, ¿qué?-gritó James a su vez.
-¿Cómo has podido dejar que te hiciera…eso?-preguntó David arrugando la frente-Creí que te lo ibas a pensar un poco más.
-No hay nada que pensar-dijo James con firmeza-Entre Bill y yo hay algo, puedes aceptarlo o…o irte a la mierda.
Se levantó del sofá y esa vez fue él quien se encerró en su habitación y dio un sonoro portazo que hizo retumbar las paredes. Pero David no se quedó corto, dio otro portazo maldiciendo por lo bajo.
No había vuelta atrás, había perdido a su amigo. No sabía que poder ejercía Bill en él para que le hubiera hecho cambiar de la noche a la mañana. Antes siempre pedía su consejo y tras hablarlo horas e incluso días, acababa haciendo lo que le sugería porque tenía buen criterio.
Ahora sin embargo, era como si hablara con la pared de enfrente. No le escuchaba y hacía lo que le daba la real gana sin tener en cuenta las consecuencias. Era un chico joven y atractivo, miles de chicas suspiraban por estar con él e iba y se le antojaba enrollarse con alguien de su mismo sexo.
¿Es qué no veía que para Bill no era más que un pasatiempo? Se le veía que era un don nadie y que solo estaba esperando a que fuera alguien y se lo follara para tener algo de que hablar con sus amigos….si es que tenía alguno. Ya se lo imaginaba fardando delante de ellos de lo bien que se lo montaba con alguien mayor que él, luego se echarían unas risas e iría a por su siguiente presa.
No le quedaba más remedio que hacer algo para que su amigo abriera los ojos y viera el tipo de persona de la que se había….”enamorado”…
-¿Te llamo a la noche?-preguntó James.
Bill asintió y tras otro beso entró en el restaurante. Estaba medio lleno y su padre ocupado atendiendo una mesa al fondo. Pudo colarse tras la barra y entró en la cocina suspirando.
-¿Estás bien?-preguntó Andreas al escucharlo.
-Si…me cambio de ropa y ahora bajo-musitó Bill sin mirarle.
No quería que le echara un repaso de arriba abajo y descubriera lo que había hecho….no podía evitar sentirse utilizado, y tenía unas ganas enormes de llorar. Echó a correr escaleras arriba y se encerró en su habitación, donde se desnudó y se puso el uniforme para bajar y hacer su parte del trabajo.
Pero…Andreas no era tonto y excusándose a su padre salió corriendo tras él. Vio la puerta cerrada de su dormitorio y llamó antes de entrar.
-¿Bill?-llamó girando el manillar.
-Ahora bajo-musitó Bill.
Pero Andreas ya había entrado y le pilló sentado en la cama con la cara entre las manos. No había podido resistirlo más y se había echado a llorar.
-Bill…-susurró Andreas corriendo a su lado.
Se sentó con él en la cama y le atrajo a sus brazos, respirando aliviado al no verse rechazado. Cerró los ojos al sentir como se le abrazaba con firmeza a la cintura y enterrando la cara en su cuello le dejaba la piel húmeda de lágrimas.
Le abrazó con fuerza y esperó a que el llanto remitiera. Entonces estiró una mano y cogió un pañuelo de papel de encima de la mesilla y se lo pasó con discreción para que se secara las mejillas.
-Gracias-susurró Bill separándose.
Se sentó mejor en la cama y se sonó ante la preocupada mirada de Andreas.
-Bill… ¿te han hecho algo?-preguntó Andreas yendo directo al grano.
Le vio alzar la mirada y morderse el labio, que le temblaba con fuerza sin que pudiera evitarlo.
-Bill… ¿te han forzado?-casi gritó Andreas.
-No…. ¡claro que no!-contestó Bill levantándose de la cama.
-Sabes que me lo puedes contar…y ese malnacido te ha hecho daño, le parto la cara-dijo Andreas con firmeza.
-No ha pasado nada Andreas-resopló Bill retrocediendo.
-¿No? ¿Y por qué estás en ese estado?-insistió Andreas.
-Porque…yo…-empezó a decir Bill.
No podía contárselo, le daba mucha vergüenza y sabía que Andreas jamás lo entendería. Carraspeó y haciendo acopio de fuerzas se enfrentó a su amigo.
-No he hecho nada que yo no quisiera-dijo con firmeza.
-Pues cualquiera lo diría-murmuró Andreas.
-No te montes una película-saltó Bill ya cansado-Vamos, tenemos mucho trabajo. Y no le digas nada a mi padre, no le preocupes con tus paranoias.
Salió de la habitación y bajó las escaleras seguido de su amigo. Entró en el restaurante y se puso a trabajar mostrando la mejor de sus sonrisas, dejando en el fondo de su corazón la sensación de haber sido utilizado.
Llegó la noche y recibió la llamada de James.
-Bill, ¿estás bien?-le preguntó todo preocupado.
-Si-mintió Bill con todo descaro.
Se hallaba tumbado en la cama. Estuvo trabajando toda la tarde y su padre le mandó acostarse antes de servir las cenas, le veía mala cara e incluso le puso la mano en la frente para comprobar que no tenía fiebre.
-Se te nota la voz rara-insistió James.
Maldijo por lo bajo. Había estado otra vez llorando y solo había conseguido confundirse más de lo que ya lo estaba y un terrible dolor de cabeza.
-Hoy…hemos tenido mucho trabajo y estoy cansado-explicó por encima.
James se conformó en parte con su respuesta, pero aún así…quedaba ese otro tema…
-Bill, lo de antes en el parque…-empezó a decir carraspeando-Siento mucho si he hecho algo que te haya ofendido.
-¿Cómo?-dijo Bill sin entender.
-Eres muy joven y quizás….bueno, es la sensación que me ha dado, quizás has pensado que yo creo que eres inexperto y te puedo dejar por ello-explicó sin aliento.
Bill se dio la vuelta en la cama, le había calado a la primera.
-¿Lo hiciste por eso?-preguntó James carraspeando.
-En parte-confesó Bill-Es que te vi tan raro y tuve miedo…jamás he estado con un chico y tú…tú eres lo mejor que me ha pasado.
-Yo tampoco he estado con un chico antes-confesó James a su vez-Y también eres muy especial para mí. No sé que me has dado, fue verte y sentir que el corazón me daba un vuelco. Sentí la necesidad de habarlo con alguien y lo hice con David, pero no he recibido ningún apoyo por su parte y de ahí que hoy estuviera raro.
-¿Te ha pedido que dejaras de verme?-preguntó Bill con miedo.
-Si, y me hizo replanteármelo. Pero…no puedo Bill, hay algo en ti que me hace sentir muy especial. Solo que me llevará tiempo y no quisiera hacerte daño haciéndote esperar-explicó James.
-Tal vez hayamos empezado yendo muy rápido-reflexionó Bill.
-Empecemos de nuevo-dijo James sonriendo-Mañana te paso a buscar y damos otro paseo, y nada más.
Bill asintió también sonriendo, todo había ido muy deprisa y se sentía muy afortunado de que James lo entendiera y aún así insistiera en seguir adelante.
-Buenas noche Bill-susurró James al móvil-Te veo mañana.
-Buenas noches, James-se despidió Bill suspirando.
Colgó el móvil y se le quedó mirando en silencio. Había una cosa que Bill había dicho y que aún resonaba en su cerebro…
“…jamás he estado con un chico…”
-Voy a ser el primero-dijo en voz alta.
-¿Cómo dices?
Pegó un bote y casi se cayó del sofá donde estaba recostado. David entraba en esos momentos por la puerta del apartamento y le miraba extrañado de encontrarlo hablando solo.
-Nada-murmuró sentándose de nuevo.
Puso el móvil a un lado y se lo quedó mirando, gesto que David no pasó por alto.
-Hablabas con Bill, ¿verdad?-preguntó viéndole asentir-Pensaba que tras nuestra charla habías tomado una decisión.
-Bill me hizo cambiar de idea-contestó James sin pensar.
-¿Y cómo…?-empezó a preguntar David.
Calló de golpe, una imagen se había formado en su cerebro y sacudió la cabeza para sacársela de ella.
-James…. ¡por favor!-gritó.
-Por favor, ¿qué?-gritó James a su vez.
-¿Cómo has podido dejar que te hiciera…eso?-preguntó David arrugando la frente-Creí que te lo ibas a pensar un poco más.
-No hay nada que pensar-dijo James con firmeza-Entre Bill y yo hay algo, puedes aceptarlo o…o irte a la mierda.
Se levantó del sofá y esa vez fue él quien se encerró en su habitación y dio un sonoro portazo que hizo retumbar las paredes. Pero David no se quedó corto, dio otro portazo maldiciendo por lo bajo.
No había vuelta atrás, había perdido a su amigo. No sabía que poder ejercía Bill en él para que le hubiera hecho cambiar de la noche a la mañana. Antes siempre pedía su consejo y tras hablarlo horas e incluso días, acababa haciendo lo que le sugería porque tenía buen criterio.
Ahora sin embargo, era como si hablara con la pared de enfrente. No le escuchaba y hacía lo que le daba la real gana sin tener en cuenta las consecuencias. Era un chico joven y atractivo, miles de chicas suspiraban por estar con él e iba y se le antojaba enrollarse con alguien de su mismo sexo.
¿Es qué no veía que para Bill no era más que un pasatiempo? Se le veía que era un don nadie y que solo estaba esperando a que fuera alguien y se lo follara para tener algo de que hablar con sus amigos….si es que tenía alguno. Ya se lo imaginaba fardando delante de ellos de lo bien que se lo montaba con alguien mayor que él, luego se echarían unas risas e iría a por su siguiente presa.
No le quedaba más remedio que hacer algo para que su amigo abriera los ojos y viera el tipo de persona de la que se había….”enamorado”…