Tokio Hotel World

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^-^Dediado a todos los Aliens ^-^


    Capitulo 5: Ya No Quiero Ser El Otro, Hoy Quiero Ser Un Tambien

    Alisson Kaulitz
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    Mensaje  Alisson Kaulitz Miér Jul 20, 2011 1:02 pm

    Observó el reflejo de su cuerpo por quinta vez, quedando nuevamente inconforme con su atuendo, por lo que se quitó la polera que se había probado, dejando al descubierto su torso desnudo.









    -¿Ya te has probado todo el armario y aún no te decides? – le preguntó su hermano mayor entrando en la habitación nuevamente y viendo la mueca de disgusto que se apreciaba en el rostro de su gemelo. -Bueno, no tanto, para eso necesitarías una semana entera – añadió, riéndose ante su pensamiento que al fin y al cabo, no estaba tan alejado de la realidad.







    - Mhm…- gruñó en respuesta Bill, mientras continuaba buscando algo que le gustara entre cajones y cajones de ropa.





    Sintió que le observaban fijamente, y mirando de reojo descubrió a su gemelo con los ojos clavados en la piel de su pecho, parecía que estuviera hipnotizado. Inmediatamente se ruborizó, pero disimuló lo más que pudo. Estaba nervioso e incómodo, por lo que decidió interrumpirle.





    - Emm... ¿Tom?

    - ¿Ah? …¿Qué me decías? -respondió el nombrado, despertando de sus pensamientos.

    - ¿Puedes irme a buscar unas bolsas que dejé en el sofá de la sala de estar por favor?- dijo lo primero que se le vino a la mente para que su gemelo le dejara de mirar de esa manera que hasta miedo le producía.

    - Ok, ya voy





    -¡Mierda, casi me descubre! –pensaba el mayor mientras se dirigía a cumplir con lo que le había pedido Bill.

    Y es que era ver la piel de su gemelo expuesta y sentir unas ganas incontrolables de besarle y recorrer uno a uno sus tatuajes con la lengua…







    -¡No puedes pensar así! ¡Es tu propio hermano!- se reprochaba una y mil veces, aunque sabía que no iba a poder lograr mucho. El último tiempo había estado intentando sacarse esas ideas de la cabeza tratando de razonar consigo mismo y no consiguió nada. Decidió que lo mejor que podía hacer era convencerse a si mismo que era algo pasajero, que era la falta de mujeres la que le hacía pensar en cosas que no debería. Claro, porque a su novia no la veía hace dos semanas. Rogaba silenciosamente que cuando volviera a ella todo volvería a ser como antes. Estaba seguro de eso, porque con ella el mundo se le olvidaba. Porque… ¿la amaba?

    No estaba muy seguro de ello pero lo que si sabía es que no quería perderla. No por una estupidez como desear a su propio hermano, el mismo con el que creció, el que tenía su misma sangre…





    Distraído en sus pensamientos el mayor se apresuró en llevarle las bolsas de compras a su gemelo, dejándole solo para ir a cambiarse de ropa él también. Le tomó sólo 5 minutos el arreglar sus trenzas y vestirse con la ropa gigante que siempre usaba, totalmente diferente a su hermano que había estado arreglando su atuendo por más de 2 horas.





    Esa noche iban ir los dos solos, como en los viejos tiempos. Le pareció muy extraño que esta vez fuera Bill quien le pidiera salir y no al revés, y es que al menor no le sentaban muy bien las fiestas…









    Tom le dejó las bolsas que le había pedido encima de la cama, y al abrirlas sacó una ajustada polera negra con estampados en blanco que decidió usar esa misma noche. Se cambió nuevamente los pantalones, dejándose unos nuevos muy angostos que resaltaban cada detalle de su cuerpo, encajando perfectamente como si hubieran sido hechos para él. Adornó su cuello y muñecas con joyas y cuando estuvo listo arregló el esmalte de uñas.

    Luego de retocar por última vez su maquillaje y procurar que su cabello en forma de mohicano se viera bien, decidió por fin dirigirse al vehículo en donde su gemelo lo esperaba.









    Luces llamativas y cegadoras adornaban el lugar. La música era muy pegajosa, daba el ambiente perfecto para quien quisiera pasar un buen rato. Bill seguía el ritmo con sus dedos mientras tomaba un refresco, observando a las personas presentes en el local; habían bastantes chicas y chicos que le miraban pero no se atrevían a acercarse. O eso pensó, porque en pocos minutos tenía a una bella chica de pelo castaño y de ojos almendrados frente suyo.



    -¿Bailas?- preguntó ella, mirándolo coqueta, aunque no causó en Bill el efecto esperado.

    -Claro- respondió dirigiéndose a la pista de baile con ella, en donde bailó unos pocos minutos.





    Desde allí observó extrañado que su hermano no estaba bailando con ninguna chica como lo hacía normalmente, si no que más bien, se había aislado en uno de los asientos y miraba hacia el frente perdido en sus pensamientos.





    -Muy extraño y sospechoso, pensó. ¿No se sentirá mal? -con ese pensamiento en la cabeza se acercó a la barra en donde su gemelo se encontraba.





    -Tom, ¿y dónde están todas tus chicas que no las veo por ninguna parte?- preguntó alzando la voz, ya que la música no dejaba escuchar claramente.



    -Hoy no puedo, recuerda, ahora soy un hombre comprometido- le dijo esbozando una sonrisa.







    Comprometido –la palabra resonaba en la cabeza del menor.

    Por una razón que aún desconocía el significado de aquello no le importó demasiado.







    -Bueno, entonces te dejo- le respondió mientras se encaminaba de vuelta a la pista de baile.



    Allá tú- pensó. -Si quieres aburrirte es cosa tuya, yo no me voy a amargar por eso.



    Era su noche. Iba a brillar y nadie iba a impedirlo.

    .

    Ya no quiero ser el otro, hoy quiero ser el también.



    Sonrió satisfecho. La noche recién estaba comenzando para él…











    La mayoría de las miradas se concentraban en él, en sus movimientos sensuales al bailar y su aspecto deslumbrante.



    Bailó con numerosas chicas, ninguna de ellas le interesó demasiado pero al menos pasó un buen rato en compañía de alguien, no solo como era siempre. Estaba por volver a la mesa de bar cuando le interrumpieron…





    -¿Quieres bailar?- le preguntó una voz desconocida a su espalda, haciéndole girar exaltado.







    Detrás suyo había un chico de su misma estatura, con una bella sonrisa en sus labios.





    Sus ojos eran de un hermoso color plateado, como el de los lobos, levemente delineados en negro. Llevaba el cabello oscuro, cayéndole delicadamente hacia los hombros en forma de melena. Estaba vestido con ropa sencilla, visiblemente orientada al estilo rock, pero aún así lucía totalmente deslumbrante, o al menos así pensaba Bill.



    Asintió levemente olvidando el cansancio para luego de dirigirse de la mano con aquél chico a la pista de baile.





    Se olvidó del mundo, su cuerpo se movía al compás del sonido atrayente y seductor de la música. No es que fuera muy bueno para las fiestas, de hecho era siempre el que se quedaba a un rincón observando como los demás se divertían. Pero esa vez era diferente, se sentía renovado, libre, con ganas de aprovechar lo más que pudiera el momento.

    Sus manos se ubicaron en el cuello del chico, y éste a su vez le tomaba de la cintura, perdiéndose en una apasionante danza al ritmo de la música.

    Definitivamente, nunca había disfrutado tanto el bailar con alguien.





    De pronto y sin aviso sintió unos labios posarse en los suyos, dulcemente, tanteando el terreno. Se dejó llevar, entreabriendo la boca para dejar paso a la suave y cálida lengua ajena que pronto se encontró con la suya, rozándole suave y sensualmente el piercing que llevaba puesto allí. Su corazón latía rápidamente, hacia mucho tiempo que no besaba a alguien de esa manera y se sentía tan bien…

    Estuvieron besándose por varios minutos mientras bailaban. No le importó que alguien pudiera estar viéndole besarse con otro chico, solo quería imaginar que el tiempo se detenía y que quedaría en ese estado por siempre. Por primera vez en años sentía el vacío en su pecho llenarse y el dolor de

    las heridas en su alma aliviarse.



    La temperatura comenzaba a subir rápidamente en aquellos dos cuerpos que se rozaban a través de la ropa, haciendo que ésta les fuera cada vez más incómoda.



    -¿Vamos a mi departamento?- le preguntó el chico, respirando agitadamente cuando se separaron sus labios para respirar.

    Sin pensarlo dos veces, el cantante asintió, sabiendo perfectamente lo que iban a hacer cuando estuvieran dentro de éste…

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