_________________Tom’s POV__________________
Compartimos nuestra felicidad con las visitas por una hora hasta que la puerta se abrió y el padre de Bill entró. Sentí como la sangre me hervía de furia y por un momento no supe que hacer o qué decir para no hacer sentir mal a mi esposo.
-Perdón, no quiero interrumpir. –Dijo bajando la mirada.-
-Reverendo, quiero pedirle que bendiga a mi hijo. –Dijo Bill con ojos llenos de esperanza-
-Antes de hacer nada, necesito hablar con Tom. –Yo lo miré de frente, desafiante-
-Si no quiere hacerlo, no lo haga. –Le dije molesto-
-Tom! –Me regañó mi madre, mi esposo me miró comprensivo-
-No es eso Tom. Con gusto bendeciré a mi nieto, pero necesito hacer las paces con mi alma. Tú después decidirás si aceptas mis disculpas o no, pero necesitamos hablar.
-Tom, cariño. –Me rogó Bill con la mirada-
-Está bien. Vamos. –Salimos de la habitación-
-Te invito un café. –Me dijo con una sonrisa-
-Claro. –Caminamos hacia la cafetería del hospital. Allí pedimos nuestros cafés y nos sentamos-
-Te contaré algo que me pasó cuando cumplí los seis años.
-Como sea. –Dije resignado. Escuché atentamente el relato del reverendo y me quedé de a cuadros. Con razón tenía esa aversión con la homosexualidad, y esto me llevó a pensar en mí mismo-
-Y esa ha sido mi historia. No puedo pedirte que me perdones, pero sí que me entiendas.
-Reverendo yo comprendo perfectamente cómo se sintió, pues a mí me pasó algo similar. Sin embargo, lejos de atacar a Bill, yo me prometí a mí mismo que jamás haría sentir a Bill utilizado, en ninguna forma. Me prometí amarlo, cuidarlo, protegerlo y serle fiel toda la vida.
-En ese aspecto eres mucho mejor que yo.
-No me alabe que yo soy sólo un hombre. –Dije bebiendo el final de mi café-
-Pero Tom, quiero que sepas que desde que hablé con el reverendo Lewis y me enteré del embarazo de mi hijo, quise arreglar las cosas.
-Siento mucho haber interferido en el proceso. –Dije un poco apenado-
-Tenías tus razones, ahora quiero que me perdones porque sé que aquella vez en que dejé caer a Bill, el pequeño pudo haber sido lastimado. Yo, de haber sabido, jamás lo habría dañado, es mi hijo y lo amo, ni hablar del pequeño Kenshin, lo adoro.
-Ya sabe cómo se llama mi hijo?
-He obligado a mis otros hijos a hablarme de Bill y el bebé, no te molesta, cierto?
-Ahora que ya tengo todo claro, no me molesta. Y me uno a Bill en su petición de bendecir al bebé. Sé por experiencia que Dios escucha las oraciones de Bill, y me encantaría que nos escuchara y Kenshin fuera normal, pero si no lo es, ese bebé será inmensamente amado por nosotros dos y todos ustedes.
-Eres un buen hombre Tom, lamento haberte juzgado mal.
-Ya basta de lamentos, qué le parece si vamos con Bill?
-Excelente idea. –Subieron a la habitación y todos pusieron cara de expectación-
-Por qué esas caras. Pónganse felices porque el reverendo bendecirá a Kenshin.
-Qué bueno. –Suspiró aliviado mi esposo, me puse a su lado y le retiré al bebé para ponerlo en brazos del padre de Bill, él sonrió-
-Les voy a pedir que todos tengan los ojos cerrados mientras hago la bendición del pequeño. –Todos asintieron. Yo volví al lado de mi moreno y tomé su mano bajando la cabeza y cerrando los ojos. El reverendo dijo palabras hermosas, confirmó el nombre del bebé, para que fuera conocido así en la Tierra y en el cielo. Le bendijo con salud, con inteligencia y para que fuera una luz en su nuevo hogar. Fue realmente conmovedor, no pude evitar sonreír cuando terminó. Le devolví el bebé a Bill y le di un abrazo a su padre.
-Muchas gracias suegro.
-Gracias a ti por darme este precioso nieto y por hacer feliz a mi hijo. –La puerta se abrió y entró el doctor David Jost.-
-Bien señores, ya es hora de que Bill descanse. Tom te quedarás, verdad?
-Obvio.
-Muy bien, despídanse y volveré en un rato a revisar a Bill.
-Gracias doctor. –Le dije. Todos se despidieron. Eva me dejó una maleta enorme con ropa y accesorios de bebé y luego todos se fueron-
-Estás muy cansado amor? –Le pregunté besándolo-
-Estoy adolorido cariño, me duele todo el cuerpo.
-Le preguntaremos al doctor.
-Tomi, qué te dijo papá para que cambiaras tu forma de tratarlo.
-No sé si deba contarte yo. Tal vez él quiera hablar contigo después. Necesita tu perdón.
-Yo ya lo perdoné.
-Lo sabía, tú eres un ángel Billy.
-Es mi padre y todos me han dicho que él quería arreglar las cosas y quién soy yo para juzgar, sólo debemos perdonar, eso me lo enseñó él mismo en la iglesia.
-Ya veo, y te lo enseñó por una razón.
-Gracias Tomi, por perdonarlo. Sé que lo hiciste por mí.
-Siento decepcionarte esta vez, pero la verdad es que sus razones fueron suficientes para perdonarlo, no tuve que hacerlo por ti.
-Wow Bésame Tomi –Me acerqué y le besé profundamente- Quiero comer dulces.
-Bingo, te compre gomitas en la cafetería, son ositos.
-ay Tomi, no sé qué haría yo sin ti.
-No cielo, no sé qué haría YO sin ti. –Al cabo de un momento el doctor Jost revisó a Bill y le dio unos analgésicos para el dolor, los que le hicieron dormir. Yo me quedé en la cama de al lado, pero cada vez que desperté fui a ver a mi ángel. Por la mañana, me levanté temprano, quería sorprender a Bill con nuestro pequeño. Así que subí al nido a buscar a mi hijo. Al entrar vi que había mucha confusión allí-
-Qué sucede? –Pregunté a una de las chicas-
-Han encontrado a un bebé en la basura.
-Dios mío, está bien?
-Ya lo limpiaron y parece estar bien, pero está desnudo y no tenemos que ponerle. –Yo sin dudarlo le extendí la maletita que traía conmigo-
-Yo tengo ropita de mi hijo. Tal vez le quede algo.
-Muchas gracias señor.
-Es un bebé, es lo menos que puedo hacer. –La enfermera sacó una muda de ropa y procedió a vestir al pequeño, al que nombraron Matías-
-Me puedo llevar a Kenshin?, quiero que su padre lo alimente. –Le pedí cuando me devolvieron la maletita-
-Claro, ya le cambié y seguro tiene hambre.
-Si Matías necesita algo más, no dudes en ir a nuestra habitación, Kenshin estará feliz de compartir sus cosas.
-Muchas gracias de verdad. –Regresé a la pieza de Bill y el pequeño comenzó a llorar, mi marido por instinto despertó de inmediato-
-Quién ha venido a despertar a papá? –Dijo con una sonrisa. Me acerqué a él y le acomodé la cama antes de entregarle a Kenshin-
-Tu hijo tiene hambre mi vida. –Le dije besando sus labios-
-Él no es el único. –Me dijo-
-Voy por tu desayuno cariño. –Fui donde la enfermera, que ya traía la charola con el desayuno. La tomé y fui hasta el cuarto- Dame al pequeño y come cielo. –Tomé a Kenshin y proseguí dándole de comer. Bill devoraba todo a su paso- Sigues igual que con el embarazo. –Bromeé-
-Es verdad mmm está delicioso. Tomi vas a comerte todo el pancito?
-Cómelo, si me da hambre después bajo a la cafetería.
-Y me podrías traer más gomitas de oso?
-Claro corazón. –El bebé terminó su biberón y gruñó- tranquilo bebé. –Le saqué los gases y se durmió-
-A qué hora vendrá el doctor Jost, Tomi?
-Debe estar por llegar. Hoy le hará los exámenes a Kenshin.
-Tengo miedo.
-No tienes por qué. Recuerdas que una vez me dijiste que si el pequeño salía especial, lo íbamos a amar el doble?
-Sí lo recuerdo. Gracias Tomi por estar a mi lado en estos momentos, no sé qué habría hecho en esta situación yo solo. –Se abrió la puerta-
-Buenos días –Saludó el doctor- Te revisaré a ti primero Bill, y luego secuestraré al pequeño, les parece?
-Sí doctor. –El médico procedió a ver la herida de mi esposo, chequeó las máquinas, los signos vitales y el historial, que tenía los exámenes de sangre.-
-Todo está muy bien.
-Podré salir pronto? –Preguntó ansioso-
-Lo siento, pero por el susto y la arritmia que sufriste te tendremos en observación una semana.
-Una semana? Es mucho. –Dijo haciendo un puchero-
-Lo siento caballero, pero debemos cuidarlo, de lo contrario, Tom nos golpeará a todos, ya me enteré de la pelea de ayer, pero no se preocupen, nadie se quejó.
-Lo siento doctor. –Dije apenado-
-No te preocupes, lo importante ahora es tu familia.
-Así es.
-Bien, me llevo al pequeño. –Lo puso en la cunita del hospital y se lo llevó, dejándonos con mucha preocupación.-
-Todo saldrá bien cariño. –Le dije a mi esposo cuando la puerta se abrió, era la enfermera del nido, venía con otra cunita-
-Disculpen, pero otra vez necesitamos de su hospitalidad.
-Qué? –Bill no entendía nada, pero le guiñé el ojo y se tranquilizó-
-El pequeño Matías necesita un pañal.
-Porque no me lo dejas un rato, yo lo cambiaré.
-Y hay que darle el biberón. –Dijo avergonzada la chica-
-Yo se lo doy. –Se ofreció mi esposo-
-Ustedes son muy amables, gracias. –Y dejó la cuna-
-Me podrías explicar?
-Claro, esta mañana cuando fui por Kenshin, me encontré que estaban todas locas porque encontraron al pequeño bebé, recién nacido abandonado.
-Dios mío.
-Eso mismo dije yo.
-Quién haría algo tan terrible?
-Alguien desesperado, creo yo. En fin, el pequeño estaba desnudo, así que les ofrecí un cambio de ropa y si necesitaban algo más que vinieran aquí.
-Muy bien hecho Tomi.
-Ven aquí Matías te voy a limpiar el trasero agu agu agu. –El pequeño sonrió- Lo viste cielo?
-Te quiere Tomi.
-Te voy a cambiar pequeñin. –Y procedí a mudarlo de ropa, se quedó quietecito. Al terminar se lo pasé a mi esposo-
-Tienes hambre bebé? –Dijo meloso- Toma –Le dio el biberón, que el pequeño bebía ansioso-
-Te ves muy bien alimentando a los niños. –Le dije besando su frente-
-Es que son pequeños angelitos.
-Lo sé, por eso se llevan tan bien contigo, porque tú también eres un ángel. –El sonrió. Estuvimos con Matías hasta que llegó la enfermera con un semblante muy triste-
-Qué pasa?
-Llegaron los resultados de los exámenes del pequeño Matías.
-Hay algo malo con el niño? –Preguntó de inmediato Bill-
-Sí. Tiene Síndrome de down, tal vez por eso fue abandonado.
-Han encontrado algún dato de la madre? –Pregunté-
-Nada, por los exámenes de ADN no hemos dado con ella, no tiene registro criminal, seguramente no quiso un hijo enfermo y lo abandonó.
-Qué pasará con el niño? –Volvió a preguntar Bill-
-Seguramente al cabo de esta semana lo mandarán a un hogar de adopción. Es triste. –Una idea surgió en mi cabeza y al mirar a Bill, creo que él pensó lo mismo que yo-
-Muchas gracias por cuidarlo, ahora lo devuelvo al nido.
-Lo puedes traer para alimentarlo de nuevo? –Dijo Bill-
-Estaríamos encantados de cuidarlo entre tanto aparecen sus padres. –Dije con una sonrisa-
-Muchas gracias, así lo haré. Adiós. –Me senté en la cama mirando a Bill-
-En qué piensas? –Le miré a los ojos, que brillaban intensamente-
-Pienso en que Kenshin necesitará un compañero de juegos.
-Quieres adoptar a Matías?
-Él es un niño especial y está solo en el mundo, nosotros podemos darle padre y un hermano. Qué te parece?
-Podemos hablar con David Jost para que nos oriente. Tú sabes que un niño discapacitado necesita muchos cuidados.
-Pero más que todo necesita amor. Además si tiene más necesidades, tú puedes responder a todas sus necesidades.
-Tienes razón, sólo me estaba asegurando de que estuvieras seguro, porque ya no sería una, sino dos las responsabilidades. Necesitaremos una nana.
-Bien. Está decidido.
-Te apoyo. Adoptaremos a Matías. –Lo besé con pasión, hasta que la puerta se volvió a abrir y nuestro hijo venía en su cunita-
-Doctor, cómo salió todo? –Preguntó ansioso mi esposo-
-Extremadamente bien. Todas las pruebas motrices salieron perfectas, y las neurológicas también. Kenshin es absolutamente normal.
-Dios mío, gracias. –Dije al aire. Bill me tomó por los hombros y me abrazó-
-Que felicidad Tomi, Kenshin es normal. –Tomé al pequeño y lo abracé con dulzura –
-Doctor? Ya se enteró del caso de Matías? –Pregunté con mi bebé en brazos-
-Sí, es una verdadera pena, pero casos como él pasan siempre.
-Cree que podamos adoptarlo. –Preguntó mi pelinegro-
-En serio harían algo así? Ahora que saben que su bebé es normal?
-Ahora más que nunca sabemos que debemos ayudar al pequeño. –Dije resuelto-
-Sería un acto noble de su parte. La mayoría de estos pequeños no son adoptados y pasan gran parte de su vida en hogares, donde no siempre tienen los cuidados que su condición necesita.
-Usted podría ayudarnos con eso? –Insistí-
-Debe pasar una semana en el hospital y luego es trasladado, sólo entonces pueden comenzar a hacer los papeles de la adopción. Y por supuesto que les daré una carta de recomendación. Ahora dedíquense a celebrar que su pequeñin está sanito.
-Gracias doctor. –El médico salió y yo me puse al lado de mi esposo con mi hijo en brazos-
-Te amo Bill, y a ti también pequeño.
-Y yo te amo Tomi, mi vida.