Tokio Hotel World

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    Capitulo 29: Niño Especial

    Alisson Kaulitz
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    Mensaje  Alisson Kaulitz Mar Jul 19, 2011 5:50 pm

    Capitulo 29: Niño Especial Corazon-bebe-con-sindrome-de-down5

    _________________Tom’s POV__________________









    Compartimos nuestra felicidad con las visitas por una hora hasta que la puerta se abrió y el padre de Bill entró. Sentí como la sangre me hervía de furia y por un momento no supe que hacer o qué decir para no hacer sentir mal a mi esposo.




    -Perdón, no quiero interrumpir. –Dijo bajando la mirada.-




    -Reverendo, quiero pedirle que bendiga a mi hijo. –Dijo Bill con ojos llenos de esperanza-




    -Antes de hacer nada, necesito hablar con Tom. –Yo lo miré de frente, desafiante-




    -Si no quiere hacerlo, no lo haga. –Le dije molesto-




    -Tom! –Me regañó mi madre, mi esposo me miró comprensivo-




    -No es eso Tom. Con gusto bendeciré a mi nieto, pero necesito hacer las paces con mi alma. Tú después decidirás si aceptas mis disculpas o no, pero necesitamos hablar.




    -Tom, cariño. –Me rogó Bill con la mirada-




    -Está bien. Vamos. –Salimos de la habitación-




    -Te invito un café. –Me dijo con una sonrisa-




    -Claro. –Caminamos hacia la cafetería del hospital. Allí pedimos nuestros cafés y nos sentamos-




    -Te contaré algo que me pasó cuando cumplí los seis años.




    -Como sea. –Dije resignado. Escuché atentamente el relato del reverendo y me quedé de a cuadros. Con razón tenía esa aversión con la homosexualidad, y esto me llevó a pensar en mí mismo-




    -Y esa ha sido mi historia. No puedo pedirte que me perdones, pero sí que me entiendas.




    -Reverendo yo comprendo perfectamente cómo se sintió, pues a mí me pasó algo similar. Sin embargo, lejos de atacar a Bill, yo me prometí a mí mismo que jamás haría sentir a Bill utilizado, en ninguna forma. Me prometí amarlo, cuidarlo, protegerlo y serle fiel toda la vida.




    -En ese aspecto eres mucho mejor que yo.




    -No me alabe que yo soy sólo un hombre. –Dije bebiendo el final de mi café-




    -Pero Tom, quiero que sepas que desde que hablé con el reverendo Lewis y me enteré del embarazo de mi hijo, quise arreglar las cosas.




    -Siento mucho haber interferido en el proceso. –Dije un poco apenado-




    -Tenías tus razones, ahora quiero que me perdones porque sé que aquella vez en que dejé caer a Bill, el pequeño pudo haber sido lastimado. Yo, de haber sabido, jamás lo habría dañado, es mi hijo y lo amo, ni hablar del pequeño Kenshin, lo adoro.




    -Ya sabe cómo se llama mi hijo?




    -He obligado a mis otros hijos a hablarme de Bill y el bebé, no te molesta, cierto?




    -Ahora que ya tengo todo claro, no me molesta. Y me uno a Bill en su petición de bendecir al bebé. Sé por experiencia que Dios escucha las oraciones de Bill, y me encantaría que nos escuchara y Kenshin fuera normal, pero si no lo es, ese bebé será inmensamente amado por nosotros dos y todos ustedes.




    -Eres un buen hombre Tom, lamento haberte juzgado mal.




    -Ya basta de lamentos, qué le parece si vamos con Bill?




    -Excelente idea. –Subieron a la habitación y todos pusieron cara de expectación-




    -Por qué esas caras. Pónganse felices porque el reverendo bendecirá a Kenshin.




    -Qué bueno. –Suspiró aliviado mi esposo, me puse a su lado y le retiré al bebé para ponerlo en brazos del padre de Bill, él sonrió-




    -Les voy a pedir que todos tengan los ojos cerrados mientras hago la bendición del pequeño. –Todos asintieron. Yo volví al lado de mi moreno y tomé su mano bajando la cabeza y cerrando los ojos. El reverendo dijo palabras hermosas, confirmó el nombre del bebé, para que fuera conocido así en la Tierra y en el cielo. Le bendijo con salud, con inteligencia y para que fuera una luz en su nuevo hogar. Fue realmente conmovedor, no pude evitar sonreír cuando terminó. Le devolví el bebé a Bill y le di un abrazo a su padre.




    -Muchas gracias suegro.




    -Gracias a ti por darme este precioso nieto y por hacer feliz a mi hijo. –La puerta se abrió y entró el doctor David Jost.-




    -Bien señores, ya es hora de que Bill descanse. Tom te quedarás, verdad?




    -Obvio.




    -Muy bien, despídanse y volveré en un rato a revisar a Bill.




    -Gracias doctor. –Le dije. Todos se despidieron. Eva me dejó una maleta enorme con ropa y accesorios de bebé y luego todos se fueron-




    -Estás muy cansado amor? –Le pregunté besándolo-




    -Estoy adolorido cariño, me duele todo el cuerpo.




    -Le preguntaremos al doctor.




    -Tomi, qué te dijo papá para que cambiaras tu forma de tratarlo.




    -No sé si deba contarte yo. Tal vez él quiera hablar contigo después. Necesita tu perdón.




    -Yo ya lo perdoné.




    -Lo sabía, tú eres un ángel Billy.




    -Es mi padre y todos me han dicho que él quería arreglar las cosas y quién soy yo para juzgar, sólo debemos perdonar, eso me lo enseñó él mismo en la iglesia.




    -Ya veo, y te lo enseñó por una razón.




    -Gracias Tomi, por perdonarlo. Sé que lo hiciste por mí.




    -Siento decepcionarte esta vez, pero la verdad es que sus razones fueron suficientes para perdonarlo, no tuve que hacerlo por ti.




    -Wow Bésame Tomi –Me acerqué y le besé profundamente- Quiero comer dulces.




    -Bingo, te compre gomitas en la cafetería, son ositos.




    -ay Tomi, no sé qué haría yo sin ti.




    -No cielo, no sé qué haría YO sin ti. –Al cabo de un momento el doctor Jost revisó a Bill y le dio unos analgésicos para el dolor, los que le hicieron dormir. Yo me quedé en la cama de al lado, pero cada vez que desperté fui a ver a mi ángel. Por la mañana, me levanté temprano, quería sorprender a Bill con nuestro pequeño. Así que subí al nido a buscar a mi hijo. Al entrar vi que había mucha confusión allí-




    -Qué sucede? –Pregunté a una de las chicas-




    -Han encontrado a un bebé en la basura.




    -Dios mío, está bien?




    -Ya lo limpiaron y parece estar bien, pero está desnudo y no tenemos que ponerle. –Yo sin dudarlo le extendí la maletita que traía conmigo-




    -Yo tengo ropita de mi hijo. Tal vez le quede algo.




    -Muchas gracias señor.




    -Es un bebé, es lo menos que puedo hacer. –La enfermera sacó una muda de ropa y procedió a vestir al pequeño, al que nombraron Matías-




    -Me puedo llevar a Kenshin?, quiero que su padre lo alimente. –Le pedí cuando me devolvieron la maletita-




    -Claro, ya le cambié y seguro tiene hambre.




    -Si Matías necesita algo más, no dudes en ir a nuestra habitación, Kenshin estará feliz de compartir sus cosas.




    -Muchas gracias de verdad. –Regresé a la pieza de Bill y el pequeño comenzó a llorar, mi marido por instinto despertó de inmediato-




    -Quién ha venido a despertar a papá? –Dijo con una sonrisa. Me acerqué a él y le acomodé la cama antes de entregarle a Kenshin-




    -Tu hijo tiene hambre mi vida. –Le dije besando sus labios-




    -Él no es el único. –Me dijo-




    -Voy por tu desayuno cariño. –Fui donde la enfermera, que ya traía la charola con el desayuno. La tomé y fui hasta el cuarto- Dame al pequeño y come cielo. –Tomé a Kenshin y proseguí dándole de comer. Bill devoraba todo a su paso- Sigues igual que con el embarazo. –Bromeé-




    -Es verdad mmm está delicioso. Tomi vas a comerte todo el pancito?




    -Cómelo, si me da hambre después bajo a la cafetería.




    -Y me podrías traer más gomitas de oso?




    -Claro corazón. –El bebé terminó su biberón y gruñó- tranquilo bebé. –Le saqué los gases y se durmió-




    -A qué hora vendrá el doctor Jost, Tomi?




    -Debe estar por llegar. Hoy le hará los exámenes a Kenshin.




    -Tengo miedo.




    -No tienes por qué. Recuerdas que una vez me dijiste que si el pequeño salía especial, lo íbamos a amar el doble?




    -Sí lo recuerdo. Gracias Tomi por estar a mi lado en estos momentos, no sé qué habría hecho en esta situación yo solo. –Se abrió la puerta-




    -Buenos días –Saludó el doctor- Te revisaré a ti primero Bill, y luego secuestraré al pequeño, les parece?




    -Sí doctor. –El médico procedió a ver la herida de mi esposo, chequeó las máquinas, los signos vitales y el historial, que tenía los exámenes de sangre.-




    -Todo está muy bien.




    -Podré salir pronto? –Preguntó ansioso-




    -Lo siento, pero por el susto y la arritmia que sufriste te tendremos en observación una semana.




    -Una semana? Es mucho. –Dijo haciendo un puchero-




    -Lo siento caballero, pero debemos cuidarlo, de lo contrario, Tom nos golpeará a todos, ya me enteré de la pelea de ayer, pero no se preocupen, nadie se quejó.




    -Lo siento doctor. –Dije apenado-




    -No te preocupes, lo importante ahora es tu familia.




    -Así es.




    -Bien, me llevo al pequeño. –Lo puso en la cunita del hospital y se lo llevó, dejándonos con mucha preocupación.-




    -Todo saldrá bien cariño. –Le dije a mi esposo cuando la puerta se abrió, era la enfermera del nido, venía con otra cunita-




    -Disculpen, pero otra vez necesitamos de su hospitalidad.




    -Qué? –Bill no entendía nada, pero le guiñé el ojo y se tranquilizó-




    -El pequeño Matías necesita un pañal.




    -Porque no me lo dejas un rato, yo lo cambiaré.




    -Y hay que darle el biberón. –Dijo avergonzada la chica-




    -Yo se lo doy. –Se ofreció mi esposo-




    -Ustedes son muy amables, gracias. –Y dejó la cuna-




    -Me podrías explicar?




    -Claro, esta mañana cuando fui por Kenshin, me encontré que estaban todas locas porque encontraron al pequeño bebé, recién nacido abandonado.




    -Dios mío.




    -Eso mismo dije yo.




    -Quién haría algo tan terrible?




    -Alguien desesperado, creo yo. En fin, el pequeño estaba desnudo, así que les ofrecí un cambio de ropa y si necesitaban algo más que vinieran aquí.




    -Muy bien hecho Tomi.




    -Ven aquí Matías te voy a limpiar el trasero agu agu agu. –El pequeño sonrió- Lo viste cielo?




    -Te quiere Tomi.




    -Te voy a cambiar pequeñin. –Y procedí a mudarlo de ropa, se quedó quietecito. Al terminar se lo pasé a mi esposo-




    -Tienes hambre bebé? –Dijo meloso- Toma –Le dio el biberón, que el pequeño bebía ansioso-




    -Te ves muy bien alimentando a los niños. –Le dije besando su frente-




    -Es que son pequeños angelitos.




    -Lo sé, por eso se llevan tan bien contigo, porque tú también eres un ángel. –El sonrió. Estuvimos con Matías hasta que llegó la enfermera con un semblante muy triste-




    -Qué pasa?




    -Llegaron los resultados de los exámenes del pequeño Matías.




    -Hay algo malo con el niño? –Preguntó de inmediato Bill-




    -Sí. Tiene Síndrome de down, tal vez por eso fue abandonado.




    -Han encontrado algún dato de la madre? –Pregunté-




    -Nada, por los exámenes de ADN no hemos dado con ella, no tiene registro criminal, seguramente no quiso un hijo enfermo y lo abandonó.




    -Qué pasará con el niño? –Volvió a preguntar Bill-




    -Seguramente al cabo de esta semana lo mandarán a un hogar de adopción. Es triste. –Una idea surgió en mi cabeza y al mirar a Bill, creo que él pensó lo mismo que yo-




    -Muchas gracias por cuidarlo, ahora lo devuelvo al nido.




    -Lo puedes traer para alimentarlo de nuevo? –Dijo Bill-




    -Estaríamos encantados de cuidarlo entre tanto aparecen sus padres. –Dije con una sonrisa-




    -Muchas gracias, así lo haré. Adiós. –Me senté en la cama mirando a Bill-




    -En qué piensas? –Le miré a los ojos, que brillaban intensamente-




    -Pienso en que Kenshin necesitará un compañero de juegos.




    -Quieres adoptar a Matías?




    -Él es un niño especial y está solo en el mundo, nosotros podemos darle padre y un hermano. Qué te parece?




    -Podemos hablar con David Jost para que nos oriente. Tú sabes que un niño discapacitado necesita muchos cuidados.




    -Pero más que todo necesita amor. Además si tiene más necesidades, tú puedes responder a todas sus necesidades.




    -Tienes razón, sólo me estaba asegurando de que estuvieras seguro, porque ya no sería una, sino dos las responsabilidades. Necesitaremos una nana.




    -Bien. Está decidido.




    -Te apoyo. Adoptaremos a Matías. –Lo besé con pasión, hasta que la puerta se volvió a abrir y nuestro hijo venía en su cunita-




    -Doctor, cómo salió todo? –Preguntó ansioso mi esposo-




    -Extremadamente bien. Todas las pruebas motrices salieron perfectas, y las neurológicas también. Kenshin es absolutamente normal.




    -Dios mío, gracias. –Dije al aire. Bill me tomó por los hombros y me abrazó-




    -Que felicidad Tomi, Kenshin es normal. –Tomé al pequeño y lo abracé con dulzura –




    -Doctor? Ya se enteró del caso de Matías? –Pregunté con mi bebé en brazos-




    -Sí, es una verdadera pena, pero casos como él pasan siempre.




    -Cree que podamos adoptarlo. –Preguntó mi pelinegro-




    -En serio harían algo así? Ahora que saben que su bebé es normal?




    -Ahora más que nunca sabemos que debemos ayudar al pequeño. –Dije resuelto-




    -Sería un acto noble de su parte. La mayoría de estos pequeños no son adoptados y pasan gran parte de su vida en hogares, donde no siempre tienen los cuidados que su condición necesita.




    -Usted podría ayudarnos con eso? –Insistí-




    -Debe pasar una semana en el hospital y luego es trasladado, sólo entonces pueden comenzar a hacer los papeles de la adopción. Y por supuesto que les daré una carta de recomendación. Ahora dedíquense a celebrar que su pequeñin está sanito.




    -Gracias doctor. –El médico salió y yo me puse al lado de mi esposo con mi hijo en brazos-




    -Te amo Bill, y a ti también pequeño.




    -Y yo te amo Tomi, mi vida.



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