Dos días después...
Simone se encontraba de visita en casa de la pareja, la tensión se podía sentir en el ambiente y se reflejaba en los rostros de Tom y Bill, ella pensó que lo mejor era sermonear Bill por ser tan testarudo, pues la pelea se estaba extendiendo mucho y para ella su hijo era el único culpable, por que no entendía lo que Tom estaba pasando, entró en la alcoba en donde vio a su hijo tumbado con los ojos rojos.
-¿Por qué no terminas con esto de una vez?- le dijo Simone en voz alta.
-Mamá...no sabía que estabas aquí-.
-Vine a visitarlos y me encuentro con que aun están peleados...esto no puede ser...-
-Es que...-
-Ya eres un adulto, y no puedes ser tan cobarde como para negarle algo al hombre que casi dio su vida por ti, eres un egoísta-.
-Pero...-
-Nada de peros, si lo amas tanto como dices, dale lo que te pide y confía en que todo saldrá bien...hazlo por él-
-Yo...-.
-Hazlo y pronto, por que esa carita de pena que trae Tom me rompe el corazón, ahora levántate y lávate la cara, arréglate y ve a solucionar esto, yo me encargaré de Liam-
-Pero, ¿que hago?- dijo finalmente convencido por las palabras de su madre.
-Que tal si yo me llevo a Liam esta noche, para que ustedes tengan tiempo de "maniobrar" tranquilos y mañana lo traigo, no tan temprano... digamos a las tres de la tarde ¿qué te parece?-.
El pelinegro se sonrojó ante el comentario de su madre, pero luego sonrió y se levantó con ansias de la cama, abrazó a su madre y le dijo que la amaba, juntó unas cosas para Liam y mientras Tom mojaba sus pies en la piscina aprovechó para maquillarse y arreglarse un poco. Se despidió de su madre y de Liam y caminó descalzo hacia donde estaba Tom.
Suavemente le abraza por la espalda y deja un suave beso en su mejilla -lo siento-.
Tom se apoya en el pecho de Bill y cierra los ojos -está bien cielo, ya no quiero que sigamos así- le dice levantándose.
Tom se para frente a Bill y se acerca para besarlo, pero el pelinegro retrocede -¿tan rápido me has perdonado?.
- Si, por que te amo, ya no podía seguir así, extraño tus besos, tu tacto, te extraño Bill, perdóname por ser tan tonto-.
-Oh no Tomy, el único tonto he sido yo, perdóname por favor.
-No tengo nada que perdonarte, entiendo que hayas tomado esa decisión, de verdad -.
El pelinegro se acerca se besan con pasión y caminan abrazados hacia la casa, pero Tom se extraña al no escuchar la voz de su hijo y lo busca con la mirada.
-Mi madre se lo llevó hasta mañana, podremos estar solitos y...- dijo el pelinegro entendiendo la mirada de Tom.
-Pero ni siquiera le di un beso a mi pequeño.
-Tomy, será solo hasta mañana, mamá lo cuidará bien, no te preocupes.
Tom asintió y se dejó guiar por Bill, quien había tomado su mano y lo llevaba a su alcoba, allí experimentaron un juego de pasión hasta que ya llegaba la hora de la verdadera diversión, cuando Tom sacó un preservativo de la mesita de noche Bill se lo quitó suavemente de las manos, haciendo que Tom lo mirara extrañado.
-Esta vez lo haremos sin preservativo.
-Pero...podrías quedar...-
El pelinegro puso un dedo en su boca y le calló, mientras le sonreía- eso es lo que quiero-.
El de rastas lo miró sorprendido, él ya había aceptado que no volvería a ser padre, y le pareció extraño que Bill hubiera cambiado de opinión -pero tú dijiste...-.
-Se lo que dije, pero cambié de opinión...no puedo ser tan egoísta como para negarte algo que tu deseas con todo tu corazón, no después de lo que tu hiciste por mi-.
-Bill, yo...-.
-Esta tarde lo intentaremos y si no funciona, lo seguiremos intentando en la noche y mañana...sin parar, haré todo por ti, por que tú te lo mereces mi vida, te amo-.
-Y yo a ti, no sabes cuanto-.
Lo que le siguió a esa romántica conversación, fue una noche de amor sin preocupaciones, gritaron, gimieron, usaron posiciones que jamás usaron antes y luego de llegar al sublime placer del éxtasis, abrazados ambos, cayeron en un profundo sueño.
Los próximos meses fueron de lo mismo, la búsqueda de otro hijo, pero Bill no podía quedar embarazado, Tom al ver lo frustrado que estaba Bill, le pidió que dejara de intentarlo, que lo dejara al destino pero el pelinegro ya estaba entusiasmado y no quería desistir. Una tarde después de acostar a Liam para su siesta, el pelinegro sintió un extraño mareo que casi le hace perder el equilibrio, seguido de eso una terrible nausea, corrió al baño y devolvió todo, cuando terminó y se levantó para mojar su cara, se miró detenidamente al espejo sonriendo al ver su pálido reflejo, pues eso solo significaba una cosa, pero de todas formas quería asegurarse. Fue por su pequeño y salió con él buscar una farmacia y compró una prueba de embarazo, Volvió a casa y realizó la prueba hecho un mar de nervios. Cuando vio el signo +, se llevó las manos a la boca y saltó de alegría por toda la habitación, luego tomó a Liam en sus brazos y bailó con él.
-¡Tendrás un hermanito!- le decía como si él entendiera -¡ahora serás el hermano mayor!- reía y arrimaba a su pequeño, sin darse cuenta de que Tom le observaba con la boca abierta desde la puerta entre abierta.
-¿Eso quiere decir que estas embarazado?- preguntó el de rastas tragando saliva y sorprendiendo a Bill.
-¡Tomy!- exclamó el pelinegro acercándose a él- se suponía que sería una sorpresa cariño...pero... ¡siiiiii estoy esperando otro bebé!- ambos se abrazaron con Liam entre ellos, se besaban ellos y luego besaban las mejillitas de su hijo, riendo de felicidad.
Esa misma tarde les dieron la sorpresa a sus amigos y los padres de Bill, quienes no dudaron en hacerle una visita para felicitar personalmente a la feliz pareja. Los meses siguientes fueron de visitas al doctor y compras para el nuevo bebé y para Liam, los meses se pasaron volando, el embarazo de Bill fue muy distinto al primero las nauseas le duraron solo dos meses y siempre tenía el animo por los cielos, lo único que cambió fue su deseo sexual, el cual era totalmente incontrolable, a la fecha Tom ya había bajado
casi cuatro kilos, siendo molestado por los demás con bromas y chistes de su persona.
Pero él lo tomaba todo muy bien, pues estaba feliz y nada ni nadie podía opacar su felicidad.
Bill ya tenía los nueve meses y estaba muy feliz de haber llegado al final de su embarazo sin ningún problema, pero para evitar cualquier posibilidad de que algo saliera mal, programó una cesárea que se llevaría acabo en tan solo un día. Todos estaban muy nerviosos esperando a que el próximo día llegara, pero el más afectado era Tom, quien por los nervios estuvo casi toda la noche despierto por los dolores de estomago que le causaban los nervios. Así llegó el nuevo día, Tom no había dormido nada y solo esperaba ver pronto a su bebé.
-Tomy, ya deberíamos irnos o se nos hará tarde-.
-Si, solo termino de vestir a Liam y estamos listos- le dice Tom terminado de vestir a su pequeño hijo, pues desde que Bill tenía cinco meses, él le había dicho que no haría ningún tipo de esfuerzos y así lo hizo, le ayudaba en lo que más podía, llegaba cansado del trabajo y aun así tenía ánimos para ayudar a su amado.
Al llegar a la clínica se encontraron con los padres de Bill y sus amigos, quienes llevaban mucho rato esperándolos -pero si ustedes sabían que la operación es a las seis y aun queda media hora -dijo el pelinegro al ver las expresiones de aburrimiento que tenían.
Tom le pasó a Liam a su abuela, él y Bill se fueron a la recepción para arreglar los últimos papeles de la operación. Solo quince minutos después salió el doctor que le operaría a recibirles, llevándoselos a él y a Tom para comenzar, con la sala preparada y Tom vestido para participar en el parto, comienzan la operación, lo mismo que le hicieron en su primer parto, lo sedaron de la cintura hacia abajo y esperaron a que la anestesia hiciera efecto. Diez minutos después la incisión estaba hecha y ya se preparaban para sacar a su segundo hijo, el llanto que escucharon fue maravilloso, pues su primer hijo no había llorado sino minutos después cuando lograron reanimarlo, en seguida comenzaron a llorar y el médico les mostró a su hijo así como había nacido, desnudito y tembloroso, era la cosita más linda del mundo junto con Liam, su hermanito mayor.
-Es una niña hermosa y sanita -les dijo el médico dejando que Tom la tomara y besara su cabecita mientras le cerraban la incisión a Bill.
Dos horas después, todos estaban en el cuarto de Bill, llenándolo de obsequios para él y para la bebé, que por cierto no dejaba de chupar su biberón, llorando en el momento en que su papi se lo quitaba.
-Oh Nataly, ya no queda más leche, te la bebiste toda- le decía tiernamente Bill mientras la acomodaba para sacarle los gases.
-Es una glotona- bromeó Tom, dándole el biberón a Liam, quien curioso alzaba sus bracitos hacia donde estaba su papi.
-Quiere estar contigo mi vida-.
-Dámelo...dame a mi pequeño -le dijo el pelinegro intercambiando a los niños haciendo llorar a Nataly a todo pulmón, pero ambos se extrañaron al notar que Liam no buscaba a su papi, sino a su hermanita.
Entonces se la acercaron y esperaron a ver su reacción, la cual fue emotivamente hermosa, el pequeño acarició suavemente a su pequeña hermanita y luego dijo la palabra "manita" enterneciendo a todos los presentes y aun más a sus padres pues era la primera vez que el pequeño decía esa hermosa palabra y hacía un gesto tan tierno como ese, luego le dio un tierno beso en la mejilla, haciendo que ella dejara de llorar al instante y cayera profundamente dormida.
La expresión que tenían todos en la sala era de asombro mezclado con ternura, los lazos de hermandad que tendrían esos pequeñitos ya se empezaban a demostrar.
Pasaron cuatro años y todo funcionaba de maravilla en la pareja, las discusiones que se armaban en minutos se solucionaban en segundos, Liam tenía cinco años y ya cursaba Kinder, era un niño sumamente creativo y muy amigable, sobre todo muy protector con su hermanita pequeña, quien le imitaba y le seguía a donde quiera que fuera, les encantaba estar juntos y compartir todas sus cosas y cuando alguno de sus padres sermoneaba a uno de ellos el otro hacía un berrinche encantador que terminaba por ablandar a su enternecidos padres.
Ambos hermanitos disfrutaban jugando en el gran jardín, seguros, pues Tom había cercado la piscina, observados por sus padres, quienes encontraban cualquier ocasión para demostrarse cuanto se amaban.
La noche cayó y ambos niños ya estaban durmiendo, pues estuvieron jugando todo el día sin parar en el jardín. Dándoles el besito de las buenas noches Tom y Bill se fueron a su alcoba, en donde se abrazaron y se relajaron una vez metidos en la cama, era todo silencio hasta que Tom lo rompió con un susurro.
-Esto es lo que siempre soñé-.
-Si, yo también soñé por mucho tiempo con esto, y estoy tan feliz de haberlo conseguido-.
-¿Qué más podría darnos la vida, si ya lo tenemos todo?...somos felices y somos una familia unida, el amor es nuestro elemento principal -le dijo besando los labios del pelinegro.
-Tomy...la vida es impredecible y a querido darnos otra felicidad...-dijo el pelinegro arrodillándose en la cama y poniendo una mano sobre su vientre.
Tom miró su mano y luego miró a Bill, quien le sonreía diciéndole todo con la mirada.
-¿Otro bebé?- preguntó sonriendo.
-No otro...otros...-le responde emocionado.
-Son...-.
-Gemelos- terminó la frase por él- tengo tres meses, y lo supe esta mañana-.
Tom se levantó para quedar a la altura de Bill, lo abrazó y lo besó con tanta pasión, que ha los pocos minutos se encontraban enredados en las sábanas haciendo el amor, ya la alegría no podía superarse, y si lo hiciera les volvería locos, la vida quiso hacer que esa alegría les siguiera por mucho, mucho tiempo más, viendo a sus pequeñitos crecer, viendo nacer a sus gemelos y finalmente sellando su amor, después de que nacieran los gemelos Tom le pidió matrimonio en la misma sala de partos y Bill aceptó inmediatamente, casándose dos meses después en una hermosa iglesia.
El tiempo ha pasado y la alegría sigue creciendo más y más, ayudándoles a superar los obstáculos y aprendiendo de sus errores, la vida era buena y les dio el regalo de vivir felices para siempre.
FIN
Simone se encontraba de visita en casa de la pareja, la tensión se podía sentir en el ambiente y se reflejaba en los rostros de Tom y Bill, ella pensó que lo mejor era sermonear Bill por ser tan testarudo, pues la pelea se estaba extendiendo mucho y para ella su hijo era el único culpable, por que no entendía lo que Tom estaba pasando, entró en la alcoba en donde vio a su hijo tumbado con los ojos rojos.
-¿Por qué no terminas con esto de una vez?- le dijo Simone en voz alta.
-Mamá...no sabía que estabas aquí-.
-Vine a visitarlos y me encuentro con que aun están peleados...esto no puede ser...-
-Es que...-
-Ya eres un adulto, y no puedes ser tan cobarde como para negarle algo al hombre que casi dio su vida por ti, eres un egoísta-.
-Pero...-
-Nada de peros, si lo amas tanto como dices, dale lo que te pide y confía en que todo saldrá bien...hazlo por él-
-Yo...-.
-Hazlo y pronto, por que esa carita de pena que trae Tom me rompe el corazón, ahora levántate y lávate la cara, arréglate y ve a solucionar esto, yo me encargaré de Liam-
-Pero, ¿que hago?- dijo finalmente convencido por las palabras de su madre.
-Que tal si yo me llevo a Liam esta noche, para que ustedes tengan tiempo de "maniobrar" tranquilos y mañana lo traigo, no tan temprano... digamos a las tres de la tarde ¿qué te parece?-.
El pelinegro se sonrojó ante el comentario de su madre, pero luego sonrió y se levantó con ansias de la cama, abrazó a su madre y le dijo que la amaba, juntó unas cosas para Liam y mientras Tom mojaba sus pies en la piscina aprovechó para maquillarse y arreglarse un poco. Se despidió de su madre y de Liam y caminó descalzo hacia donde estaba Tom.
Suavemente le abraza por la espalda y deja un suave beso en su mejilla -lo siento-.
Tom se apoya en el pecho de Bill y cierra los ojos -está bien cielo, ya no quiero que sigamos así- le dice levantándose.
Tom se para frente a Bill y se acerca para besarlo, pero el pelinegro retrocede -¿tan rápido me has perdonado?.
- Si, por que te amo, ya no podía seguir así, extraño tus besos, tu tacto, te extraño Bill, perdóname por ser tan tonto-.
-Oh no Tomy, el único tonto he sido yo, perdóname por favor.
-No tengo nada que perdonarte, entiendo que hayas tomado esa decisión, de verdad -.
El pelinegro se acerca se besan con pasión y caminan abrazados hacia la casa, pero Tom se extraña al no escuchar la voz de su hijo y lo busca con la mirada.
-Mi madre se lo llevó hasta mañana, podremos estar solitos y...- dijo el pelinegro entendiendo la mirada de Tom.
-Pero ni siquiera le di un beso a mi pequeño.
-Tomy, será solo hasta mañana, mamá lo cuidará bien, no te preocupes.
Tom asintió y se dejó guiar por Bill, quien había tomado su mano y lo llevaba a su alcoba, allí experimentaron un juego de pasión hasta que ya llegaba la hora de la verdadera diversión, cuando Tom sacó un preservativo de la mesita de noche Bill se lo quitó suavemente de las manos, haciendo que Tom lo mirara extrañado.
-Esta vez lo haremos sin preservativo.
-Pero...podrías quedar...-
El pelinegro puso un dedo en su boca y le calló, mientras le sonreía- eso es lo que quiero-.
El de rastas lo miró sorprendido, él ya había aceptado que no volvería a ser padre, y le pareció extraño que Bill hubiera cambiado de opinión -pero tú dijiste...-.
-Se lo que dije, pero cambié de opinión...no puedo ser tan egoísta como para negarte algo que tu deseas con todo tu corazón, no después de lo que tu hiciste por mi-.
-Bill, yo...-.
-Esta tarde lo intentaremos y si no funciona, lo seguiremos intentando en la noche y mañana...sin parar, haré todo por ti, por que tú te lo mereces mi vida, te amo-.
-Y yo a ti, no sabes cuanto-.
Lo que le siguió a esa romántica conversación, fue una noche de amor sin preocupaciones, gritaron, gimieron, usaron posiciones que jamás usaron antes y luego de llegar al sublime placer del éxtasis, abrazados ambos, cayeron en un profundo sueño.
Los próximos meses fueron de lo mismo, la búsqueda de otro hijo, pero Bill no podía quedar embarazado, Tom al ver lo frustrado que estaba Bill, le pidió que dejara de intentarlo, que lo dejara al destino pero el pelinegro ya estaba entusiasmado y no quería desistir. Una tarde después de acostar a Liam para su siesta, el pelinegro sintió un extraño mareo que casi le hace perder el equilibrio, seguido de eso una terrible nausea, corrió al baño y devolvió todo, cuando terminó y se levantó para mojar su cara, se miró detenidamente al espejo sonriendo al ver su pálido reflejo, pues eso solo significaba una cosa, pero de todas formas quería asegurarse. Fue por su pequeño y salió con él buscar una farmacia y compró una prueba de embarazo, Volvió a casa y realizó la prueba hecho un mar de nervios. Cuando vio el signo +, se llevó las manos a la boca y saltó de alegría por toda la habitación, luego tomó a Liam en sus brazos y bailó con él.
-¡Tendrás un hermanito!- le decía como si él entendiera -¡ahora serás el hermano mayor!- reía y arrimaba a su pequeño, sin darse cuenta de que Tom le observaba con la boca abierta desde la puerta entre abierta.
-¿Eso quiere decir que estas embarazado?- preguntó el de rastas tragando saliva y sorprendiendo a Bill.
-¡Tomy!- exclamó el pelinegro acercándose a él- se suponía que sería una sorpresa cariño...pero... ¡siiiiii estoy esperando otro bebé!- ambos se abrazaron con Liam entre ellos, se besaban ellos y luego besaban las mejillitas de su hijo, riendo de felicidad.
Esa misma tarde les dieron la sorpresa a sus amigos y los padres de Bill, quienes no dudaron en hacerle una visita para felicitar personalmente a la feliz pareja. Los meses siguientes fueron de visitas al doctor y compras para el nuevo bebé y para Liam, los meses se pasaron volando, el embarazo de Bill fue muy distinto al primero las nauseas le duraron solo dos meses y siempre tenía el animo por los cielos, lo único que cambió fue su deseo sexual, el cual era totalmente incontrolable, a la fecha Tom ya había bajado
casi cuatro kilos, siendo molestado por los demás con bromas y chistes de su persona.
Pero él lo tomaba todo muy bien, pues estaba feliz y nada ni nadie podía opacar su felicidad.
Bill ya tenía los nueve meses y estaba muy feliz de haber llegado al final de su embarazo sin ningún problema, pero para evitar cualquier posibilidad de que algo saliera mal, programó una cesárea que se llevaría acabo en tan solo un día. Todos estaban muy nerviosos esperando a que el próximo día llegara, pero el más afectado era Tom, quien por los nervios estuvo casi toda la noche despierto por los dolores de estomago que le causaban los nervios. Así llegó el nuevo día, Tom no había dormido nada y solo esperaba ver pronto a su bebé.
-Tomy, ya deberíamos irnos o se nos hará tarde-.
-Si, solo termino de vestir a Liam y estamos listos- le dice Tom terminado de vestir a su pequeño hijo, pues desde que Bill tenía cinco meses, él le había dicho que no haría ningún tipo de esfuerzos y así lo hizo, le ayudaba en lo que más podía, llegaba cansado del trabajo y aun así tenía ánimos para ayudar a su amado.
Al llegar a la clínica se encontraron con los padres de Bill y sus amigos, quienes llevaban mucho rato esperándolos -pero si ustedes sabían que la operación es a las seis y aun queda media hora -dijo el pelinegro al ver las expresiones de aburrimiento que tenían.
Tom le pasó a Liam a su abuela, él y Bill se fueron a la recepción para arreglar los últimos papeles de la operación. Solo quince minutos después salió el doctor que le operaría a recibirles, llevándoselos a él y a Tom para comenzar, con la sala preparada y Tom vestido para participar en el parto, comienzan la operación, lo mismo que le hicieron en su primer parto, lo sedaron de la cintura hacia abajo y esperaron a que la anestesia hiciera efecto. Diez minutos después la incisión estaba hecha y ya se preparaban para sacar a su segundo hijo, el llanto que escucharon fue maravilloso, pues su primer hijo no había llorado sino minutos después cuando lograron reanimarlo, en seguida comenzaron a llorar y el médico les mostró a su hijo así como había nacido, desnudito y tembloroso, era la cosita más linda del mundo junto con Liam, su hermanito mayor.
-Es una niña hermosa y sanita -les dijo el médico dejando que Tom la tomara y besara su cabecita mientras le cerraban la incisión a Bill.
Dos horas después, todos estaban en el cuarto de Bill, llenándolo de obsequios para él y para la bebé, que por cierto no dejaba de chupar su biberón, llorando en el momento en que su papi se lo quitaba.
-Oh Nataly, ya no queda más leche, te la bebiste toda- le decía tiernamente Bill mientras la acomodaba para sacarle los gases.
-Es una glotona- bromeó Tom, dándole el biberón a Liam, quien curioso alzaba sus bracitos hacia donde estaba su papi.
-Quiere estar contigo mi vida-.
-Dámelo...dame a mi pequeño -le dijo el pelinegro intercambiando a los niños haciendo llorar a Nataly a todo pulmón, pero ambos se extrañaron al notar que Liam no buscaba a su papi, sino a su hermanita.
Entonces se la acercaron y esperaron a ver su reacción, la cual fue emotivamente hermosa, el pequeño acarició suavemente a su pequeña hermanita y luego dijo la palabra "manita" enterneciendo a todos los presentes y aun más a sus padres pues era la primera vez que el pequeño decía esa hermosa palabra y hacía un gesto tan tierno como ese, luego le dio un tierno beso en la mejilla, haciendo que ella dejara de llorar al instante y cayera profundamente dormida.
La expresión que tenían todos en la sala era de asombro mezclado con ternura, los lazos de hermandad que tendrían esos pequeñitos ya se empezaban a demostrar.
Pasaron cuatro años y todo funcionaba de maravilla en la pareja, las discusiones que se armaban en minutos se solucionaban en segundos, Liam tenía cinco años y ya cursaba Kinder, era un niño sumamente creativo y muy amigable, sobre todo muy protector con su hermanita pequeña, quien le imitaba y le seguía a donde quiera que fuera, les encantaba estar juntos y compartir todas sus cosas y cuando alguno de sus padres sermoneaba a uno de ellos el otro hacía un berrinche encantador que terminaba por ablandar a su enternecidos padres.
Ambos hermanitos disfrutaban jugando en el gran jardín, seguros, pues Tom había cercado la piscina, observados por sus padres, quienes encontraban cualquier ocasión para demostrarse cuanto se amaban.
La noche cayó y ambos niños ya estaban durmiendo, pues estuvieron jugando todo el día sin parar en el jardín. Dándoles el besito de las buenas noches Tom y Bill se fueron a su alcoba, en donde se abrazaron y se relajaron una vez metidos en la cama, era todo silencio hasta que Tom lo rompió con un susurro.
-Esto es lo que siempre soñé-.
-Si, yo también soñé por mucho tiempo con esto, y estoy tan feliz de haberlo conseguido-.
-¿Qué más podría darnos la vida, si ya lo tenemos todo?...somos felices y somos una familia unida, el amor es nuestro elemento principal -le dijo besando los labios del pelinegro.
-Tomy...la vida es impredecible y a querido darnos otra felicidad...-dijo el pelinegro arrodillándose en la cama y poniendo una mano sobre su vientre.
Tom miró su mano y luego miró a Bill, quien le sonreía diciéndole todo con la mirada.
-¿Otro bebé?- preguntó sonriendo.
-No otro...otros...-le responde emocionado.
-Son...-.
-Gemelos- terminó la frase por él- tengo tres meses, y lo supe esta mañana-.
Tom se levantó para quedar a la altura de Bill, lo abrazó y lo besó con tanta pasión, que ha los pocos minutos se encontraban enredados en las sábanas haciendo el amor, ya la alegría no podía superarse, y si lo hiciera les volvería locos, la vida quiso hacer que esa alegría les siguiera por mucho, mucho tiempo más, viendo a sus pequeñitos crecer, viendo nacer a sus gemelos y finalmente sellando su amor, después de que nacieran los gemelos Tom le pidió matrimonio en la misma sala de partos y Bill aceptó inmediatamente, casándose dos meses después en una hermosa iglesia.
El tiempo ha pasado y la alegría sigue creciendo más y más, ayudándoles a superar los obstáculos y aprendiendo de sus errores, la vida era buena y les dio el regalo de vivir felices para siempre.
FIN