Tuvo el tiempo justo de cogerle con fuerza en sus brazos antes de que cayera al suelo desmayado. Se sentó en el sofá con él en sus brazos mientras que Gordon corría a la cocina a por un vaso de agua fresca.
Le acomodó mejor sobre su regazo, haciéndole apoyar la cabeza sobre su hombro izquierdo mientras que con una mano le retiraba el pelo y le acariciaba con suavidad la mejilla mientras le llamaba en voz baja.
-Bill….abre los ojos, por favor…
Le vio parpadear y casi gritó. Alzó la cabeza y vio que le acercaban un vaso de agua que cogió con una mano temblorosa y llevó a los labios de Bill.
-Bebe un poco-pidió mojándole los labios.
Le vio separarlos e inclinó el vaso lo suficiente para que bebiera sin derramar una gota.
-Ya vuelve en sí-dijo a Gordon con un hilo de voz.
Gordon asintió y recogió de nuevo el vaso cuando su hijo abrió del todo los ojos y escondió la cara en el cuello de Tom.
-Georg….-sollozó contra su piel.
-Se pondrá bien-dijo Gordon.
-Pero… ¿qué le ha pasado?-preguntó Tom aún sin entender.
-La policía aún no lo sabe, unos niños le encontraron tirado en el suelo con la cara llena de golpes y sangre, muy cerca de la tienda-explicó Gordon.
-Ha sido el mismo-susurró Bill abrazándose más a Tom-No parará hasta hacerme lo mismo que a Andreas y Gustav.
-No dejaré que nadie te haga daño-dijo Tom con firmeza estrechándole en sus brazos.
Esperaron a que se calmara y entonces le ayudaron a ponerse en pie.
-Quiero ir a verle-dijo Bill con voz temblorosa.
-Está en buenas manos, no puedes hacer nada por él-trató Tom de hacerle cambiar de opinión.
-No lo entiendes…se lo debo. Estaba ya mal por mi culpa, no se merece….
Dejó la frase sin terminar, sus labios le temblaban y no le dejaban hablar. Solo pensaba que se iba a morir sin estar él a su lado, sin que supiera cuanto lamentaba haberle hecho tanto daño…
-Iré a por el coche-dijo Gordon-Tu madre está en casa de una vecina, le avisaré de a donde vamos, no quiero que se preocupe sin vuelve a casa y ve que no estamos.
Salió de la casa mientras que Tom llevaba a su habitación a Bill y le ayudaba a cambiarse de ropa. Aún llevaba puesto su pijama y enseguida se lo quitó ara ponerse unos vaqueros azules y una camiseta negra que resaltaba con la palidez de su cara.
Mientras que se calzaba cogió una de sus cazadoras de cuero y le ayudó a ponérsela para que se abrigara. Bajaron las escaleras y al entrar en el coche vio que su madre ya estaba sentada al lado de su padre, con un gesto de preocupación que le recorría la cara.
Conocían a Georg desde que era un niño, sus padres y ellos eran amigos y en esos momentos les necesitarían a su lado.
Llegaron al hospital y en el les informaron de la gravedad del asunto. Estaba en coma, había recibido una paliza que le había causado un traumatismo craneal, las próximas 24 horas eran esenciales, si no salía del coma por si mismo no había nada más que hacer que certificar su muerte cerebral.
Sentado en la sala de espera al lado de Tom, Bill veía llorar a los padres de Georg. La policía estaba también allí, tratando de encontrar un motivo por el que alguien quisiera hacer daño a su amigo. Pero no había nadie a quien culpar…
-¿Dónde estuviste?-preguntó Bill en voz baja de repente.
Tom le miró como si no le hubiera entendido, no se podía creer que le hiciera esa pregunta, pensaba que ya le había demostrado que no era capaz de hacer daño a nadie...
-Tom, no me has contestado-exigió Bill alzando la voz-Estuviste ausente varias horas, dime que no hiciste ninguna locura.
Se le quedó mirando, recordando lo que había estado haciendo cuando tras saber como había muerto su amigo sintió la necesidad de tomar un paseo…
No se lo pensó dos veces y dio media vuelta. Le tocó correr, no veía a Georg por ningún lado. Llego a una intersección y decidió girar a la derecha sonriendo al ver una larga melena castaña que el aire alborotaba.
No se lo pensó dos veces y apretando el puño bien fuerte corrió a averiguar si eran ciertas sus sospechas.
-¡Georg!
Le cogió con fuerza por el brazo y le hizo volverse, levantando su puño en alto dispuesto a estrellarlo en su cara cuando….
-Perdona-murmuró soltándole-Te confundido con otra persona.
-No pasa nada-dijo el chico siguiendo su camino.
Le vio volverse y él se quedó en medio de la calle sintiéndose como un estúpido. Por haber reaccionado de esa manera, su hubiera sido Georg y le hubiera pegado, Bill nunca se lo perdonaría. Además, ¿cómo pudo creer que tuvo algo que ver con la muerte de Andreas?
Estaba dolido y no pensaba con claridad. Le conocía del colegio, había estado saliendo con Bill antes de su vuelta al pueblo….no, Georg no tenía la imagen de un cruel asesino…
Decidió regresar a la casa de Bill, se había hecho tarde y estarían comiendo sin él. Echó a correr, pasando por delante de la tienda, extrañándose de no encontrarla abierta….
-Tom, respóndeme por favor-exigió Bill de nuevo.
-Estuve dando un paseo. Fui a la tienda y vi a Georg salir de ella-contestó Tom manteniendo la calma.
-¿Qué hacía Georg allí?-preguntó Bill arrugando la frente.
-No lo sé-susurró Tom.
Acababa de ver que el padre de Bill les hacía una señal con la mano y se pudo de pie cogiendo a Bill del brazo.
-Puedes entrar a verle, pero solo 5 minutos-le dijo Gordon a su hijo.
Bill asintió y se soltó de Tom, siguiendo a una enfermera que le llevó hasta la habitación en la que Geogr. Descansaba. Nada más verle sintió que se le cortaba la respiración. Todo lleno de cables por todas partes, respirando con ayuda de un tubo de plástico que le salía de la boca, la cara llena de moratones….tan pálido que parecía estar muerto…
-¡Georg!...-susurró ahogando un sollozo.
Entró en la habitación con paso lento y se sentó e la silla que había cerca de la cama. Le cogió una de sus manos entre las suyas y se la llevó a los labios suspirando-. Todo era culpa suya, no debió dejarle de esa manera, así de repente. No lo encajó muy bien y se le pasaba algo sin que él tuviera la oportunidad de pedirle perdón, jamás en la vida se lo perdonaría.
Estuvo los 5 minutos que le permitieron a su lado, acariciándole con suavidad la mejilla para que supiera que estaba a su lado, susurrándole que se iba a poner pronto bien…
Solo le dejó cuando una enfermera le tocó en el hombro y se lo pidió con una sonrisa. Se cruzó en el pasillo con los padres de Georg y se fundió en un abrazo con la madre, que lloraba desconsolada por la suerte de su hijo.
Regresó a la sala de espera, en donde Tom conversaba en voz baja con su padre. Se le acercó y sin decir nada se cogió a su mano, que Tom estrechó con fuerza dirigiéndole una forzada sonrisa.
-¿Cómo le has visto?-preguntó Tom en voz baja.
-Está muy mal-contestó Bill rompiendo a llorar.
Sintió como se abrazaba a su cuerpo y lloraba enterrando la cara en su cuello. Intercambió una mirada con el padre de Bill y asintiendo se lo llevó a los baños para que se desahogara con mayor intimidad.
Se apoyó en el lavabo sin dejar de abrazarlo, besándole en el pelo mientras le susurraba que Georg era muy fuerte y saldría de esa.
-Lo siento mucho….-sollozó Bill con los ojos cerrados-Siento haber dudado de ti…
-Olvida eso…no importa…-contestó Tom estrechándole con más fuerza.
Sabía que lo había dicho por el calor del momento, que jamás le creería capaz de hacer daño a alguien que había sido tan especial en su vida.
Siguió consolándole hasta que remitió el llanto. Entonces cogió una toallita de papel y él mismo se encargó de enjugar sus lágrimas.
-Tu padre me ha pedido que te lleve a casa-explicó Tom en voz baja-él se quedará con tu madre para acompañar a los padres de Georg. Saben que quieres quedarte, pero no estás en condiciones y llamarán si sale del coma aunque sea en medio de la noche.
Asintió en silencio mientras se pasaba las manos por las mejillas. Un rápido vistazo al espejo del baño le mostró sus ojos rojos e hinchados de tanto llorar, pero ya todo le daba igual. Suspiro resignado y sin soltar la mano de Tom regresó al lado de sus padres.
-Llevaos el coche-dijo Gordon dándole a Tom las llaves-Pedid una pizza para comer…y no abráis a nadie.
Tom asintió en silencio, no hacia falta decirle a Bill que un coche patrulla les estaría vigilando desde la calle, solo por precaución…
Esperó a que Bill se despidiera de su madre y entonces la cogió de la mano de nuevo y salieron del hospital.
Llegaron a la casa de Bill y tras dejar el coche bien aparcado, Tom abrió la puerta y le dejó entrar primero.
-La cabeza me mata-murmuró Bill entrando en la cocina.
Enseguida Tom se ocupó de todo. Le sirvió un vaso de agua mientras que Bill cogía un analgésico que su madre siempre tenía a mano en uno de los armarios y se lo tomó de un trago.
-Pidamos la cena-dijo Tom.
-No tengo hambre, se me ha revuelto el estómago-susurró Bill dejándose caer en una silla.
-Tienes que estar fuerte, para cuando Georg despierte-dijo Tom forzando una sonrisa-Hazlo por él…
Vio como asentía suspirando y cogiendo el teléfono llamó al bar del pueblo. Hacían repartos a domicilio y encargó una pizza y una ensalada. Colgó el teléfono y puso la mesa mientras esperaban.
Cenaron en silencio, o al menos Tom. Bill solo jugaba con su ensalada, suspirando sin poder evitarlo. Entonces Tom arrimó más la silla a su lado y le dio de comer de su ración de pizza, recordándole que Georg le necesitaba a su lado.
Cuando terminaron tiraron a la basura la caja de la pizza y Tom mismo se encargó de sacarla. Cruzó el jardín echando una mirada a ambos lados, viendo en la acera de enfrente un coche patrulla vigilando.
Entró de nuevo en la casa y tras dejar la puerta bien cerrada subió a su habitación bostezando. Pasó primero por la de Bill para desearle buenas noches con un beso en los labios, pero al asomarse a la puerta encontró vacía su cama. Arrugó la frente, tal vez estuviera en el baño...
Fue hacia el y lo halló vacío también.
-¿Bill?-llamó con voz asustada.
-Estoy aquí-escuchó su respuesta.
Sonrió aliviado, la voz le llegaba de su habitación. Caminó hacia ella y le vio sentado en su cama con las manos en el regazo. Tenía perdida la miraba y suspiraba con los labios separados. Se sentó a su lado y le atrajo pasando un brazo por sus hombros.
-Se pondrá bien-le dijo por enésima vez.
-Me siento muy culpable, Georg debatiéndose entre la vida y la muerte y yo aquí pensando en pasar contigo una noche más-explicó Bill en voz baja.
-Te sientes mal, y si puedo ayudarte a sentirte mejor, no tienes más que decírmelo-dijo Tom levantando una mano.
La llevó a su mejilla y se la acarició con delicadeza, logrando arrancarle una débil sonrisa.
-Quiero pasar la noche contigo-repitió Bill en un susurro-Esta noche y todas las que le siguen. Quiero dormir entre tus brazos porque tengo mucho miedo...
No pudo seguir hablando, se le quebró la voz. Tom le abrazó con más fuerza, poniendo los labios en su sien derecha y dejando un beso en ella.
-Durmamos, lo necesitamos-susurró contra su piel.
Bill asintió suspirando y se levantó de la cama con pesadez. Se descalzó usando los pies y se quitó los pantalones mientras Tom abría la cama. Se quedó con la camiseta que llevaba y se metió bajo las sábanas, desde donde observó como se desnudaba Tom.
En otras circunstancias, hubiera dejado que le desnudara del todo y le hiciera el amor, pero su cabeza estaba en otra parte y no podía dejar de pensar que iba a perder a Georg.
Carraspeó cuando Tom se acostó a su lado ya con la luz apagada. Enseguida le acogió en sus brazos y se acomodó contra su cuerpo suspirando.
-Buenas noches-murmuró Tom contra su pelo.
Alzó la cara y recibió un breve beso. En sus ojos brillaba una disculpa que Tom entendía perfectamente, la de yacer en sus brazos y no hacer nada porque pensaba en su ex novio sin poder evitarlo...
Se maldijo miles de veces, había sido un estúpido. El plan no había salido como lo había planeado, sintió que le hervía la sangre y actuó movido por los celos. Fue tras Georg y le dio una paliza con toda su alma dejándole muerto tirado en el suelo.
O eso era lo que pensaba, porque en esos momentos se debatía entre la vida y la muerte. Tendría que hacer algo para acelerarla, le había visto la cara. Sonrió al recordar el gesto que puso cuando le vio, susurrando un "tú..." antes de cerrar los ojos para siempre...
-Bill, tú serás el siguiente-murmuró cerrando las manos en dos puños fuertes.
Desde donde estaba había visto salir a Tom a sacar la basura, y se había fijado en el coche patrulla que los vigilaba. No podía hacer nada esa noche, solo esperar a pillarle solo y entonces obtendría su venganza. Nadie tocaba lo que era suyo sin pagar las consecuencias. Gustav fue le primero, luego el capullo de Andreas...y Bill sería su última víctima. Tras su muerte solo le quedaba escapar llevándose a Tom con él, pero si se negaba no le quedaba más remedio que forzarlo.
O matarlo....
Le acomodó mejor sobre su regazo, haciéndole apoyar la cabeza sobre su hombro izquierdo mientras que con una mano le retiraba el pelo y le acariciaba con suavidad la mejilla mientras le llamaba en voz baja.
-Bill….abre los ojos, por favor…
Le vio parpadear y casi gritó. Alzó la cabeza y vio que le acercaban un vaso de agua que cogió con una mano temblorosa y llevó a los labios de Bill.
-Bebe un poco-pidió mojándole los labios.
Le vio separarlos e inclinó el vaso lo suficiente para que bebiera sin derramar una gota.
-Ya vuelve en sí-dijo a Gordon con un hilo de voz.
Gordon asintió y recogió de nuevo el vaso cuando su hijo abrió del todo los ojos y escondió la cara en el cuello de Tom.
-Georg….-sollozó contra su piel.
-Se pondrá bien-dijo Gordon.
-Pero… ¿qué le ha pasado?-preguntó Tom aún sin entender.
-La policía aún no lo sabe, unos niños le encontraron tirado en el suelo con la cara llena de golpes y sangre, muy cerca de la tienda-explicó Gordon.
-Ha sido el mismo-susurró Bill abrazándose más a Tom-No parará hasta hacerme lo mismo que a Andreas y Gustav.
-No dejaré que nadie te haga daño-dijo Tom con firmeza estrechándole en sus brazos.
Esperaron a que se calmara y entonces le ayudaron a ponerse en pie.
-Quiero ir a verle-dijo Bill con voz temblorosa.
-Está en buenas manos, no puedes hacer nada por él-trató Tom de hacerle cambiar de opinión.
-No lo entiendes…se lo debo. Estaba ya mal por mi culpa, no se merece….
Dejó la frase sin terminar, sus labios le temblaban y no le dejaban hablar. Solo pensaba que se iba a morir sin estar él a su lado, sin que supiera cuanto lamentaba haberle hecho tanto daño…
-Iré a por el coche-dijo Gordon-Tu madre está en casa de una vecina, le avisaré de a donde vamos, no quiero que se preocupe sin vuelve a casa y ve que no estamos.
Salió de la casa mientras que Tom llevaba a su habitación a Bill y le ayudaba a cambiarse de ropa. Aún llevaba puesto su pijama y enseguida se lo quitó ara ponerse unos vaqueros azules y una camiseta negra que resaltaba con la palidez de su cara.
Mientras que se calzaba cogió una de sus cazadoras de cuero y le ayudó a ponérsela para que se abrigara. Bajaron las escaleras y al entrar en el coche vio que su madre ya estaba sentada al lado de su padre, con un gesto de preocupación que le recorría la cara.
Conocían a Georg desde que era un niño, sus padres y ellos eran amigos y en esos momentos les necesitarían a su lado.
Llegaron al hospital y en el les informaron de la gravedad del asunto. Estaba en coma, había recibido una paliza que le había causado un traumatismo craneal, las próximas 24 horas eran esenciales, si no salía del coma por si mismo no había nada más que hacer que certificar su muerte cerebral.
Sentado en la sala de espera al lado de Tom, Bill veía llorar a los padres de Georg. La policía estaba también allí, tratando de encontrar un motivo por el que alguien quisiera hacer daño a su amigo. Pero no había nadie a quien culpar…
-¿Dónde estuviste?-preguntó Bill en voz baja de repente.
Tom le miró como si no le hubiera entendido, no se podía creer que le hiciera esa pregunta, pensaba que ya le había demostrado que no era capaz de hacer daño a nadie...
-Tom, no me has contestado-exigió Bill alzando la voz-Estuviste ausente varias horas, dime que no hiciste ninguna locura.
Se le quedó mirando, recordando lo que había estado haciendo cuando tras saber como había muerto su amigo sintió la necesidad de tomar un paseo…
No se lo pensó dos veces y dio media vuelta. Le tocó correr, no veía a Georg por ningún lado. Llego a una intersección y decidió girar a la derecha sonriendo al ver una larga melena castaña que el aire alborotaba.
No se lo pensó dos veces y apretando el puño bien fuerte corrió a averiguar si eran ciertas sus sospechas.
-¡Georg!
Le cogió con fuerza por el brazo y le hizo volverse, levantando su puño en alto dispuesto a estrellarlo en su cara cuando….
-Perdona-murmuró soltándole-Te confundido con otra persona.
-No pasa nada-dijo el chico siguiendo su camino.
Le vio volverse y él se quedó en medio de la calle sintiéndose como un estúpido. Por haber reaccionado de esa manera, su hubiera sido Georg y le hubiera pegado, Bill nunca se lo perdonaría. Además, ¿cómo pudo creer que tuvo algo que ver con la muerte de Andreas?
Estaba dolido y no pensaba con claridad. Le conocía del colegio, había estado saliendo con Bill antes de su vuelta al pueblo….no, Georg no tenía la imagen de un cruel asesino…
Decidió regresar a la casa de Bill, se había hecho tarde y estarían comiendo sin él. Echó a correr, pasando por delante de la tienda, extrañándose de no encontrarla abierta….
-Tom, respóndeme por favor-exigió Bill de nuevo.
-Estuve dando un paseo. Fui a la tienda y vi a Georg salir de ella-contestó Tom manteniendo la calma.
-¿Qué hacía Georg allí?-preguntó Bill arrugando la frente.
-No lo sé-susurró Tom.
Acababa de ver que el padre de Bill les hacía una señal con la mano y se pudo de pie cogiendo a Bill del brazo.
-Puedes entrar a verle, pero solo 5 minutos-le dijo Gordon a su hijo.
Bill asintió y se soltó de Tom, siguiendo a una enfermera que le llevó hasta la habitación en la que Geogr. Descansaba. Nada más verle sintió que se le cortaba la respiración. Todo lleno de cables por todas partes, respirando con ayuda de un tubo de plástico que le salía de la boca, la cara llena de moratones….tan pálido que parecía estar muerto…
-¡Georg!...-susurró ahogando un sollozo.
Entró en la habitación con paso lento y se sentó e la silla que había cerca de la cama. Le cogió una de sus manos entre las suyas y se la llevó a los labios suspirando-. Todo era culpa suya, no debió dejarle de esa manera, así de repente. No lo encajó muy bien y se le pasaba algo sin que él tuviera la oportunidad de pedirle perdón, jamás en la vida se lo perdonaría.
Estuvo los 5 minutos que le permitieron a su lado, acariciándole con suavidad la mejilla para que supiera que estaba a su lado, susurrándole que se iba a poner pronto bien…
Solo le dejó cuando una enfermera le tocó en el hombro y se lo pidió con una sonrisa. Se cruzó en el pasillo con los padres de Georg y se fundió en un abrazo con la madre, que lloraba desconsolada por la suerte de su hijo.
Regresó a la sala de espera, en donde Tom conversaba en voz baja con su padre. Se le acercó y sin decir nada se cogió a su mano, que Tom estrechó con fuerza dirigiéndole una forzada sonrisa.
-¿Cómo le has visto?-preguntó Tom en voz baja.
-Está muy mal-contestó Bill rompiendo a llorar.
Sintió como se abrazaba a su cuerpo y lloraba enterrando la cara en su cuello. Intercambió una mirada con el padre de Bill y asintiendo se lo llevó a los baños para que se desahogara con mayor intimidad.
Se apoyó en el lavabo sin dejar de abrazarlo, besándole en el pelo mientras le susurraba que Georg era muy fuerte y saldría de esa.
-Lo siento mucho….-sollozó Bill con los ojos cerrados-Siento haber dudado de ti…
-Olvida eso…no importa…-contestó Tom estrechándole con más fuerza.
Sabía que lo había dicho por el calor del momento, que jamás le creería capaz de hacer daño a alguien que había sido tan especial en su vida.
Siguió consolándole hasta que remitió el llanto. Entonces cogió una toallita de papel y él mismo se encargó de enjugar sus lágrimas.
-Tu padre me ha pedido que te lleve a casa-explicó Tom en voz baja-él se quedará con tu madre para acompañar a los padres de Georg. Saben que quieres quedarte, pero no estás en condiciones y llamarán si sale del coma aunque sea en medio de la noche.
Asintió en silencio mientras se pasaba las manos por las mejillas. Un rápido vistazo al espejo del baño le mostró sus ojos rojos e hinchados de tanto llorar, pero ya todo le daba igual. Suspiro resignado y sin soltar la mano de Tom regresó al lado de sus padres.
-Llevaos el coche-dijo Gordon dándole a Tom las llaves-Pedid una pizza para comer…y no abráis a nadie.
Tom asintió en silencio, no hacia falta decirle a Bill que un coche patrulla les estaría vigilando desde la calle, solo por precaución…
Esperó a que Bill se despidiera de su madre y entonces la cogió de la mano de nuevo y salieron del hospital.
Llegaron a la casa de Bill y tras dejar el coche bien aparcado, Tom abrió la puerta y le dejó entrar primero.
-La cabeza me mata-murmuró Bill entrando en la cocina.
Enseguida Tom se ocupó de todo. Le sirvió un vaso de agua mientras que Bill cogía un analgésico que su madre siempre tenía a mano en uno de los armarios y se lo tomó de un trago.
-Pidamos la cena-dijo Tom.
-No tengo hambre, se me ha revuelto el estómago-susurró Bill dejándose caer en una silla.
-Tienes que estar fuerte, para cuando Georg despierte-dijo Tom forzando una sonrisa-Hazlo por él…
Vio como asentía suspirando y cogiendo el teléfono llamó al bar del pueblo. Hacían repartos a domicilio y encargó una pizza y una ensalada. Colgó el teléfono y puso la mesa mientras esperaban.
Cenaron en silencio, o al menos Tom. Bill solo jugaba con su ensalada, suspirando sin poder evitarlo. Entonces Tom arrimó más la silla a su lado y le dio de comer de su ración de pizza, recordándole que Georg le necesitaba a su lado.
Cuando terminaron tiraron a la basura la caja de la pizza y Tom mismo se encargó de sacarla. Cruzó el jardín echando una mirada a ambos lados, viendo en la acera de enfrente un coche patrulla vigilando.
Entró de nuevo en la casa y tras dejar la puerta bien cerrada subió a su habitación bostezando. Pasó primero por la de Bill para desearle buenas noches con un beso en los labios, pero al asomarse a la puerta encontró vacía su cama. Arrugó la frente, tal vez estuviera en el baño...
Fue hacia el y lo halló vacío también.
-¿Bill?-llamó con voz asustada.
-Estoy aquí-escuchó su respuesta.
Sonrió aliviado, la voz le llegaba de su habitación. Caminó hacia ella y le vio sentado en su cama con las manos en el regazo. Tenía perdida la miraba y suspiraba con los labios separados. Se sentó a su lado y le atrajo pasando un brazo por sus hombros.
-Se pondrá bien-le dijo por enésima vez.
-Me siento muy culpable, Georg debatiéndose entre la vida y la muerte y yo aquí pensando en pasar contigo una noche más-explicó Bill en voz baja.
-Te sientes mal, y si puedo ayudarte a sentirte mejor, no tienes más que decírmelo-dijo Tom levantando una mano.
La llevó a su mejilla y se la acarició con delicadeza, logrando arrancarle una débil sonrisa.
-Quiero pasar la noche contigo-repitió Bill en un susurro-Esta noche y todas las que le siguen. Quiero dormir entre tus brazos porque tengo mucho miedo...
No pudo seguir hablando, se le quebró la voz. Tom le abrazó con más fuerza, poniendo los labios en su sien derecha y dejando un beso en ella.
-Durmamos, lo necesitamos-susurró contra su piel.
Bill asintió suspirando y se levantó de la cama con pesadez. Se descalzó usando los pies y se quitó los pantalones mientras Tom abría la cama. Se quedó con la camiseta que llevaba y se metió bajo las sábanas, desde donde observó como se desnudaba Tom.
En otras circunstancias, hubiera dejado que le desnudara del todo y le hiciera el amor, pero su cabeza estaba en otra parte y no podía dejar de pensar que iba a perder a Georg.
Carraspeó cuando Tom se acostó a su lado ya con la luz apagada. Enseguida le acogió en sus brazos y se acomodó contra su cuerpo suspirando.
-Buenas noches-murmuró Tom contra su pelo.
Alzó la cara y recibió un breve beso. En sus ojos brillaba una disculpa que Tom entendía perfectamente, la de yacer en sus brazos y no hacer nada porque pensaba en su ex novio sin poder evitarlo...
Se maldijo miles de veces, había sido un estúpido. El plan no había salido como lo había planeado, sintió que le hervía la sangre y actuó movido por los celos. Fue tras Georg y le dio una paliza con toda su alma dejándole muerto tirado en el suelo.
O eso era lo que pensaba, porque en esos momentos se debatía entre la vida y la muerte. Tendría que hacer algo para acelerarla, le había visto la cara. Sonrió al recordar el gesto que puso cuando le vio, susurrando un "tú..." antes de cerrar los ojos para siempre...
-Bill, tú serás el siguiente-murmuró cerrando las manos en dos puños fuertes.
Desde donde estaba había visto salir a Tom a sacar la basura, y se había fijado en el coche patrulla que los vigilaba. No podía hacer nada esa noche, solo esperar a pillarle solo y entonces obtendría su venganza. Nadie tocaba lo que era suyo sin pagar las consecuencias. Gustav fue le primero, luego el capullo de Andreas...y Bill sería su última víctima. Tras su muerte solo le quedaba escapar llevándose a Tom con él, pero si se negaba no le quedaba más remedio que forzarlo.
O matarlo....