- Vamos nenas, tienen que lucirse. Quiero que den un gran espectáculo en la apertura de mi night club esta noche.
- Tom pero te recordamos que nosotras no nos prostituimos.
- Lo tengo claro nenas, mi club será únicamente para disfrutar de su baile. Pero eso si tienen que dar un buen espectáculo para que los clientes me vengan por montones.
- Claro y así tu poder llenarte los bolsillos de dinero ¿cierto?
- Cierto nena, mi única misión en la vida es hacer dinero. Así que apresúrense que el show ya va a comenzar.
Llena de luces de colores y música estuvo la apertura del night club que Tom ha construido con sus ahorros de muchos años, su fin en la vida es ganar dinero no importándole a costa de quien lo gane. Su ambición no tiene límites.
Desde la inauguración de su night club hace ya tres meses los clientes han ido en aumento, algo que tiene muy contento a Tom Kaulitz y no es para menos pues cuenta con las chicas mas lindas. Su espectáculo de baile es de calidad. No le importa invertir lo que sea cuando sabe que a cambio de eso recibirá triplicadas sus ganancias.
Pero una lluviosa noche ocurriría algo que cambiaria por completo la vida de nuestro ambicioso protagonista. Mientras los rayos alumbraban el oscuro cielo, en el night club diversidad de luces de colores iluminaban el escenario donde se presentaban las bailarinas. Tom disfrutaba del espectáculo a la vez que calentaba su garganta con un cigarrillo, de repente se vio interrumpido por la llegada de un delgado y delicado chico empapado por la lluvia, andaba en busca de empleo.
- Buenas noches joven.
- Buenas noches – Respondió Tom a secas, ignorando al recién llegado.
- Disculpe podría dedicarme unos minutos de su valioso tiempo.
- ¿Qué quieres chico, que no ves que estoy ocupado?
- Si veo que esta disfrutando de un lindo espectáculo. Pero por favor me gustaría hablar con usted.
- Ya lo estas haciendo o no.
- Si claro.
- Habla de una vez. ¿Qué quieres decirme?
- Ando buscando empleo, será que en su night club tiene algún trabajo para mí.
Viéndolo de pies a cabeza arrogantemente el trenzadito ambicioso responde:
- Lo siento pero no me servirás para nada.
- Por favor joven ayúdeme necesito trabajar.
- Mira para comenzar no me trates de usted me haces sentir mayor y apenas tengo 20 años. Soy Tom, tu quien eres.
- Soy Bill, es un gusto Tom.
- Pues bien Bill como te decía no me sirves para nada, como ves mi night club es de bailarinas y los meseros ya están completos.
- Por favor Tom ayúdame. Haré lo que tú quieras, cualquier cosa pero no me niegues el quedarme.
Tom se le quedo viendo al cabizbajo chico blandengue y en sus delicados brazos noto como en ellos resaltaban grandes moretones. Curioso por saber que le había pasado preguntó:
- ¿Qué te ocurrió en los brazos Bill?
El pelinegrito con cresta sin lograr contener el llanto un momento más respondió:
- Me deslice en la calle mojada mientras venia para acá y me golpeé en la acera.
Tom no se creyó para nada esa historia pero sintió compasión por el estado en que el pelinegrito se encontraba por lo que tomo una decisión.
- Esta bien Bill puedes quedarte como mesero en mi night club.
- Gracias Tom te lo agradezco mucho (lo abraza inconscientemente).
- Déjame pueden pensar mal, no me abraces.
- Discúlpame pero es que estoy feliz, gracias por permitirme quedarme.
- No hay problema, vente temprano mañana para que hablemos de tu pago y puedas empezar a trabajar.
- ¿Irme yo?
- Claro tienes que ir a tu casa a cambiarte de ropa y descansar.
- No Tom, yo no tengo casa.
- ¿Cómo dices?
- Me escape de mi casa.
- ¿Te escapaste? ¿Pero por qué lo hiciste?
- Estaba cansado de vivir entre problemas.
- Por eso te urge trabajar ¿cierto?
- Si Tom, no tengo a donde ir, será que puedo quedarme a vivir aquí en el night club. No necesito mucho espacio solo una sábana y una esquina donde quedarme.
- No sé que problemas te hayan hecho huir de tu casa Bill pero no puedo permitir que vivas aquí.
- Por favor Tom, deja que me quede. No estorbare a nadie.
- No Bill es infrahumana la forma en la que pretendes vivir aquí. No puedo permitir eso. Mira yo soy muy ambicioso pero no tengo mal corazón, no me perdonaría tenerte aquí como si fueras un animal.
- ¿Entonces que puedo hacer? ¿A dónde iré?
- Mi casa no es muy grande pero creo que hay espacio para ti en ella.
- Vivir yo en tu casa.
- Claro, pero eso si, serás mi amo de casa. Harás todos los quehaceres. ¿Quieres?
- Si Tom claro que quiero.
- Me provocas una gran ternura Bill, no sé porque.
- Gracias por ayudarme Tom, eres muy bueno.
Bill ha comenzado a trabajar de noche como mesero en el night club y durante el día se encarga de mantener el orden en casa de Tom, se ha convertido en su amo de casa. El trenzadito aunque no lo da a demostrar esta muy contento con su presencia.
El trabajo en el night club le esta trayendo buenas gratificaciones al crestadito pues le va muy bien con las propinas, su belleza y simpatía ha hecho incrementar el número de visitantes al club.
- Bill me ha resultado toda una mina de oro, mis ganancias se han cuadriplicado desde su llegada – Pensaba el trenzadito mientras observaba a Bill hacer su trabajo.
El pelinegrito se dio cuenta que su jefe lo estaba observando y con una calida sonrisa se le acerco.
- ¿Deseas tomar algo Tom?
- No Bill gracias.
- El lugar esta lleno hoy. ¿Estas contento?
- Si Bill muy contento, todas las noches estamos full.
Viendo la posibilidad de poder incrementar aun más sus ganancias a Tom se le ocurrió una idea.
- Bueno Tom sino deseas nada te dejo, debo ir a atender a los clientes que están entrando.
- Espera Bill no te vayas, deja que los demás los atiendan. Quédate conmigo.
El corazón del crestadito comenzó a latir con gran rapidez al escuchar a Tom pedirle que se quedara con él.
- De veras quieres que me quede aquí contigo.
- Si Bill, siéntate. Quiero platicarte algo.
- Dime Tommy, te escucho.
- ¿Cómo me dijiste?
- Tommy.
- ¿Por qué me llamas así?
- Porque me pareces muy dulce y tierno, me gusta tratarte cariñosamente.
- Pero no lo hagas, si alguien te escucha diciéndome así pensaran que tengo algo contigo.
- Y te molestaría mucho que pensaran eso – Pregunto un poco triste el crestadito.
- Por supuesto, no voy a querer que me involucren sentimentalmente con un chico.
- Discúlpame Tom, no creí que te hiciera un daño llamándote así – Lágrimas comenzaron a rodar una tras otra por las pálidas mejillas del crestadito. Tom sintiéndose mal por ser el causante de esas lágrimas dijo:
- Bill no llores, discúlpame por ser tan grosero. A veces no mido mis palabras y hablo sin pensar, tú me pareces un chico muy dulce y te he tomado mucho cariño. Estoy muy contento porque hayas llegado a mi vida. Ya me urgía alguien que hiciera el aseo en casa pues a mi no me quedaba mucho tiempo por mi negocio.
- Me quieres porque mantengo el orden en tu casa y porque te he resultado buen mesero ¿verdad?
- No Bill, te tengo cariño porque eres un chico muy dulce, tienes una gran ternura que es imposible no quererte.
- Lo dices en serio Tom.
- Si lo digo en serio. Jamás a nadie le había dado entrada en mi casa pues soy bastante desconfiado pero tu me inspiras buena vibra, eres un buen chico Bill.
- Tom tu también eres muy bueno. Un poco ambicioso pero en el fondo de tu corazón un ser humano maravilloso.
- ¿Tu crees?
- Si Tommy. Oh disculpa no debí llamarte así.
- Esta bien Bill, he cambiado de parecer. Puedes hacerlo.
- Me vas a permitir llamarte así.
- Si pero solo en privado.
- Gracias Tommy por eso te…
- Por eso que Bill.
- Por eso te respeto porque eres un gran ser humano.
- Tú también lo eres Bill.
- Tommy que es lo que querías platicarme.
- Se me ha ocurrido una grandiosa idea, algo que te hará ganar mas dinero y pues a mi también.
- Mas dinero pero y yo para que voy a querer mas dinero, con lo que gano me basta y me sobra. Me va muy bien con las propinas.
- Pero es que es una idea maravillosa.
- Entiendo Tommy, lo que tu quieres es ganar aun mucho mas ¿cierto?
- Bueno Bill solo un poco mas, es que sabes quiero comprarme un auto nuevo y pues aun me faltan unos miles de euros mas para comprar el que deseo.
- Hay Tommy de veras, pues si esta en mis manos ayudarte lo haré con mucho gusto. Dime que puedo hacer por ti.
- Quiero que te conviertas en bailarín del show.
- Bailarín yo. Lo siento Tommy no puedo hacer eso.
- ¿Por qué no puedes Bill?
- No puedo bailar Tommy.
- Eso no importa, los clientes se fijaran en ti, no en si puedes o no bailar.
- Es que también me da pena tener todas las miradas morbosas de los clientes sobre mí. No quiero eso.
- Dijiste que si estaba en tus manos ayudarme lo harías Bill, te vas a rehusar ahora.
- Pero es que Tommy.
- Es que Tommy nada, lo harás si o no.
- Lo haré por ti Tommy, para que puedas tener el auto que tanto anhelas.
- Gracias Bill, sabia que no ibas a defraudarme.
- Pero no sé como le haré para no alejarte a los clientes con mi terrible forma de bailar.
- Por eso no te preocupes Bill, yo soy un experto en el arte del baile.
- ¿En serio?
- Si, yo te daré clases de baile para que te conviertas en mi mejor bailarín.
- Gracias Tommy, eres tan lindo.
- Ya veras Bill, serás la estrella de este night club.
- Fuera feliz con solo ser la estrella que iluminara tu corazón Tommy.
- ¿Qué dijiste Bill? La música no me permitió escucharte.
- Nada importante Tommy, dije que me voy a atender a los clientes.
- Ah esta bien, ya va a empezar el espectáculo de las chicas.
- Si a los clientes les gusta tomar siempre algo mientras disfrutan del espectáculo.
- Muy bien Bill, a trabajar entonces.
- Si Tommy.
Tom esta satisfecho por haber logrado convencer a su mesero estrella de convertirse ahora en parte del espectáculo, esta contento pues sabe que eso significara un incremento en sus ingresos.
Para Bill será algo complicado de hacer pero no le importa sacrificarse con tal de hacer realidad los deseos de Tom.