No sabía si besar a su productor o no. Les acababa de dar la mejor noticia de su vida: unas merecidas vacaciones con todos los gastos pagados. Ya se imaginaba perdido en una isla, tumbado sobre la arena sin hacer nada más que beber de esos cocktails de colores con sombrillitas y nombres raros.
Pero su hermano no era de la misma opinión. Serían gemelos, idénticos, pero cada uno tenía sus propios gustos y nunca coincidían.
-¿Una isla?-preguntó Tom-¿Qué se supone que vamos a hacer en ella? Aparte de aburrirnos, claro.
-Oh Tom, usa la imaginación-intervino Bill-Serán las mejores vacaciones que hemos tenido. Una playita sin nadie que nos acose…
-Sin chicas-recalcó Tom.
-Habrá alguna, tranquilo-le aseguró David.
-Ya lo estoy deseando. Poder dar dos pasos sin que se te echen encima para pedirte un autógrafo o tener una foto tuya….circulan miles por Internet, que cojan una y la disfruten-resopló Bill.
-¿Y cuándo nos vamos?-intervino Gustav frotándose las manos.
-El avión sale mañana a primera hora de la mañana…-empezó a explicar David.
-¡Y encima tendremos que madrugar!-protestó Tom de nuevo.
-Podrás dormir en el avión, serán 5 horas de viaje…
-Más vale que me ates al asiento, o me tiro por una ventana-le cortó de nuevo Tom, mirando a su hermano.
-Tranquilo, que ya te tiro yo por ella para que te calles-contestó Bill sacándole la lengua.
-No os peléis. Como iba diciendo, el avión sale a las 9, tenéis esta tarde para coger lo que os haga falta, el resto del equipaje lo llevarán a la discográfica con lo que no necesitéis.
-Por suerte metimos lo bañadores, si no…-dijo Bill sonriendo.
-Pues te bañas en pelotas, tú lo has dicho…no habrá ninguna chica ni nadie que te moleste-rió Tom de su propia broma.
Le dejaron por imposible, estaba claro que les iba a amargar las vacaciones si le seguían la corriente. Dejarían que se desahogara hablando solo, cada uno ya estaba pensando en que dedicar esos días regalados.
Subieron a las habitaciones del hotel en el que se hospedaban. Georg y Gustav se despidieron de los gemelos al llegar a su planta, por suerte sus habitaciones quedaban bien lejos de la del guitarrista, que seguía poniendo pegas a todo.
-¿Y por qué no nos vamos tú y yo solos?-preguntó Tom a su hermano tomando el camino opuesto al de sus amigos.
-Vamos Tom, hemos ido de vacaciones juntos miles de veces, por una vez que haya más gente no te vas a morir-contestó resoplando Bill.
Viendo que era imposible hacerle cambiar de opinión, Tom se cruzó de brazos y se adelantó. Pero su hermano notó su cambio de humor y se apresuró a ir tras él, cogiéndose a su brazo y apoyando la cabeza en su hombro.
-¿Qué te pasa?-preguntó con mucho interés-Llevas raro unos días…meses diría yo…
“Años, mi querido hermano”-pensó Tom suspirando.
-Dímelo por favor, no quiero irme de vacaciones sin saber qué te hace tan desdichado-insistió Bill haciendo un puchero.
-Preferiría irme solo contigo-insistió Tom a su vez.
-Las próximas, ¿vale? Esta vez me apetece estar con los chicos, hace mucho que no nos corremos una fiesta los cuatro juntos-dijo Bill sonriendo.
Desde que se metieran en esa locura llamada gira, no tenían ni un solo día de respiro. Echaba de menos las juergas y travesuras que hacían él y su hermano cada vez que se juntaban con sus compañeros de grupo. Solo tenían 17 años, querían poder divertirse al menos por un rato.
-¿Me lo prometes?-preguntó Tom mirándole fijamente-¿En las próximas vacaciones estaremos solos los dos?
-Solos tú y yo-asintió Bill sonriendo.
Llegaron a sus habitaciones y como si fuera lo más normal del mundo entre dos hermanos, Bill se inclinó y besó en la mejilla a su hermano sin dejar de sonreír en ningún momento.
-Nos vemos a la hora de la cena-se despidió soltándose de su brazo.
Tom asintió en silencio y esperó a que su hermano entrara en su habitación y cerrara la puerta. Solo entonces soltó el aliento que retuvo cuando le besó.
¿Por qué hacía esas cosas? Para su hermano sería lo más normal del mundo despedirse de él con un beso, colgarse de su brazo…compartir su cama cuando no podía dormir por las noches…
Pero para él era un suplicio cada vez que sentía sus labios muy cerca de los suyos, cada vez que su mano le acariciaba distraído su brazo…cada vez que le estrechaba en sus brazos cuando le sentía profundamente dormido…
No pudo dormir nada, solo dar vueltas en la cama. Cuando se hizo de día se levantó y decidió empezar a prepararse antes de que se enfadaran con él por hacerles retrasarse.
Entró en el baño y se dio una ducha rápida. Se vistió con lo primero que pilló y tras cerrar las maletas que se iba a llevar a esa isla desierta alejada de la mano de Dios, las separó del resto y las bajó él mismo a recepción.
No se extrañó de ver ya levantados a sus compañeros, su hermano incluido. Todos lucían un buen aspecto a pesar de ser las 7 de la mañana. Dejó el equipaje en manos de un botones y fue con ellos al comedor a tomarse un café que le despejara el dolor de cabeza que sentía crecer.
-Yo os acompañaré hasta el aeropuerto y luego me vuelvo para comprobar que vuestro equipaje no se pierda camino de casa-les explicó David.
-¿Tú no vienes?-preguntó Tom alzando una ceja.
-Son vuestras vacaciones, apuesto que os alegráis de perderme de vista unos días-contestó David sonriendo-Vuestros padres lo saben y también que pueden confiar en que no hagáis ninguna locura.
Los chicos se lo prometieron, lo que fuera con tal de poder divertirse sin la presencia de un adulto que los riñera a cada paso que dieran. Terminaron de desayunar y se montaron en la furgoneta plateada que les llevaría al aeropuerto.
-Estás muy callado-dijo Bill de repente mirando a su hermano.
Iba con él sentado en la parte de atrás, como hacían siempre. Le sentía resoplar sn dejar de mirar por la ventanilla a través de sus gafas oscuras.
-¿Tom?-le llamó al ver que no respondía.
Le puso con naturalidad una mano en su rodilla, pero su hermano reaccionó como si le hubiera picado con algo. Dio un bote en el asiento y se alejó de su contacto.
-Bill, no molestes-riñó Tom a su hermano.
Se giró todo lo que pudo dándole la espalda, mordiéndose los labios para no gritar bien alto. Quería que no volviera a tocarle de esa manera, que lo único que conseguía era que crecieran en él las ganas de tirarle sobre el asiento y apoderarse de sus labios delante de sus compañeros.
Llegaron al aeropuerto y tras facturar su equipaje esperaron la media hora que faltaba en la sala vip de espera. Estaban ellos solos y no pararon de bostezar hasta que por megafonía anunciaron que podían embarcar por la puerta 53. Hacia ella se dirigieron y media hora después ya surcaban los cielos.
Volvía a estar sentado al lado de su hermano, pero se abstuvo de tocarle e incluso hablarle. Cogió una revista de moda que había comprado mientras esperaban y la ojeó con calma, pues tenía 5 largas horas por delante de viaje.
No pudo evitar caer dormido. Recostó la cabeza en el asiento, procurando no molestar a su huraño hermano mayor. Pero no contaba con que él se le quedara mirando al escucharle respirar con suavidad, le cogiera con cuidado y le hiciera apoyarse en su hombro, sonriendo cuando se recostó mejor sobre él.
Se pasó el resto del viaje viendo dormir a su hermano pequeño. Cuando avisaron de que iban a tomar tierra no le quedó más remedio que despertarle. Levantó una mano y le acarició la mejilla con suavidad, arrancándole una sonrisa.
-Bill-le llamó sonriendo él también.
Le vio arrugar la frente y comenzar a pestañear hasta que sus ojos se abrieron del todo y le miraron con el sueño aún prendido en ellos.
-¿Ya hemos llegado?-preguntó Bill con un bostezo.
-Vamos a aterrizar-le explicó Tom.
Asintió y se incorporó en el asiento, preguntándose en que momento se durmió sobre el hombro de su hermano. Se abrochó el cinturón de seguridad y esperó mientras el avión hacía las maniobras necesarias para aterrizar.
A la salida del aeropuerto les esperaba otra furgoneta plateada con su equipaje en el interior. Se subieron a ella emocionados admirando el paisaje de la isla. Llegaron al hotel y les recibió el director en persona. Les dio las llaves de sus bungalows, dos en total…
-¿Los tenemos que compartir?-empezó de nuevo Tom a protestar.
-¿Hay algún problema?-preguntó el director tratando de mantener la calma.
-Ninguno, muchas gracias-se apresuró a contestar Gustav.
Cogió las llaves que les tendía y entre él y Georg se llevaron al malhumorado guitarrista.
-No empieces Tom-le riñeron en voz baja.
-David se podía haber estirado un poco, me va a tocar escuchar los ronquidos de Georg…-empezó a farfullar Tom.
-Si compartirás bungalow con tu hermano-le aclaró Gustav.
“¡Lo que faltaba!”-pensó resoplando.
Pasarse esos días con su hermano durmiendo en la cama de al lado, procurando que sus sentimientos no le hicieran meter la pata y decir o hacer algo que no debiera. Se separó de sus amigos y caminó con las manos metidas en el bolsillo, sin fijarse en lo grande que era el hotel, o en lo que estaba haciendo su hermano…
Dejando que sus compañeros se encargaran del pesado de su hermano, Bill se quitó las gafas oscuras que llevaba y observó el hotel con una sonrisa en los labios. Era muy grande y decorado como si fuera un paraíso tropical.
Echó a andar tras sus compañeros cuando una risa le llamó la atención. Sin dejar de andar giró la cabeza en su dirección quedándose sin aliento al verlo. Un chico de cabellos largos reía con ganas. Tenía los ojos claros, el pelo rubio y una bonita risa.
Sonrió sin poder evitarlo, suspirando de paso…ahogando un gemido cuando por no mirar por donde iba se chocó contra la dura espalda de su hermano.
-¡Bill! Abre los ojos, que parece que vas dormido-protestó Tom malhumorado.
Maldijo por lo bajo mientras se frotaba el estómago. Se le había caído la bolsa de mano que llevaba colgada al hombro y parte de su contenido estaba por el suelo esparcido.
Se inclinó a recogerlo mientras su hermano seguía su camino. No se dio cuenta de que le estaban ayudando cuando alguien puso delante de sus ojos un lápiz de labios que cogió distraído.
-Gracias-murmuró sin alzar la mirada.
-Tu novio te ha dejado tirada-escuchó esa dulce voz que tanto le había llamado la atención.
Se levantó sonriendo de inmediato, ignorando el hecho de que le hubiera confundido con una chica. La cuestión era que él también había reparado en su presencia.
-Perdona, creía que eras…-empezó a disculparse el chico al fijarse en él mejor.
-No pasa nada. Soy Bill-se presentó tendiéndole una mano.
El chico le miró reacio a estrechársela, pero al ver que insistía no tuvo más remedio que hacerlo a dejarle plantado.
-Yo soy Logan-se presentó en voz baja.
-Encantado de conocerte, Logan-dijo Bill sin dejar de sonreír.
No podía apartar los ojos de ese chico tan guapo, que se había quedado sin palabras ante su arrebatadora hermosura….o eso era lo que él pensaba…
-¡BILL!
El grito de su hermano le hizo maldecir por lo bajo y que Logan le soltara la mano.
-Tu novio te reclama-dijo Logan sonriendo.
-Tom no es mi novio…-empezó a decir Bill.
-No me importa, en serio. Hacéis muy buena pareja-se apresuró a cortarle Logan.
-¿Lo crees de veras?-preguntó Bill siguiéndole la corriente-A veces me trata con una frialdad que me hace preguntar porque demonios sigo con él…
-Lo siento mucho-se disculpó Logan-Bueno…a ti te reclaman y mis amigos me esperan.
-Si, ya nos veremos por el hotel-se despidió Bill con una amplia sonrisa.
Se colgó de nuevo su bolsa al hombro y fue hasta donde le estaba esperando su hermano. Consciente de que Logan le estaba mirando, se cogió de su brazo ignorando sus protestas y caminaron hacia donde les esperaban los demás.
Pero su hermano no era de la misma opinión. Serían gemelos, idénticos, pero cada uno tenía sus propios gustos y nunca coincidían.
-¿Una isla?-preguntó Tom-¿Qué se supone que vamos a hacer en ella? Aparte de aburrirnos, claro.
-Oh Tom, usa la imaginación-intervino Bill-Serán las mejores vacaciones que hemos tenido. Una playita sin nadie que nos acose…
-Sin chicas-recalcó Tom.
-Habrá alguna, tranquilo-le aseguró David.
-Ya lo estoy deseando. Poder dar dos pasos sin que se te echen encima para pedirte un autógrafo o tener una foto tuya….circulan miles por Internet, que cojan una y la disfruten-resopló Bill.
-¿Y cuándo nos vamos?-intervino Gustav frotándose las manos.
-El avión sale mañana a primera hora de la mañana…-empezó a explicar David.
-¡Y encima tendremos que madrugar!-protestó Tom de nuevo.
-Podrás dormir en el avión, serán 5 horas de viaje…
-Más vale que me ates al asiento, o me tiro por una ventana-le cortó de nuevo Tom, mirando a su hermano.
-Tranquilo, que ya te tiro yo por ella para que te calles-contestó Bill sacándole la lengua.
-No os peléis. Como iba diciendo, el avión sale a las 9, tenéis esta tarde para coger lo que os haga falta, el resto del equipaje lo llevarán a la discográfica con lo que no necesitéis.
-Por suerte metimos lo bañadores, si no…-dijo Bill sonriendo.
-Pues te bañas en pelotas, tú lo has dicho…no habrá ninguna chica ni nadie que te moleste-rió Tom de su propia broma.
Le dejaron por imposible, estaba claro que les iba a amargar las vacaciones si le seguían la corriente. Dejarían que se desahogara hablando solo, cada uno ya estaba pensando en que dedicar esos días regalados.
Subieron a las habitaciones del hotel en el que se hospedaban. Georg y Gustav se despidieron de los gemelos al llegar a su planta, por suerte sus habitaciones quedaban bien lejos de la del guitarrista, que seguía poniendo pegas a todo.
-¿Y por qué no nos vamos tú y yo solos?-preguntó Tom a su hermano tomando el camino opuesto al de sus amigos.
-Vamos Tom, hemos ido de vacaciones juntos miles de veces, por una vez que haya más gente no te vas a morir-contestó resoplando Bill.
Viendo que era imposible hacerle cambiar de opinión, Tom se cruzó de brazos y se adelantó. Pero su hermano notó su cambio de humor y se apresuró a ir tras él, cogiéndose a su brazo y apoyando la cabeza en su hombro.
-¿Qué te pasa?-preguntó con mucho interés-Llevas raro unos días…meses diría yo…
“Años, mi querido hermano”-pensó Tom suspirando.
-Dímelo por favor, no quiero irme de vacaciones sin saber qué te hace tan desdichado-insistió Bill haciendo un puchero.
-Preferiría irme solo contigo-insistió Tom a su vez.
-Las próximas, ¿vale? Esta vez me apetece estar con los chicos, hace mucho que no nos corremos una fiesta los cuatro juntos-dijo Bill sonriendo.
Desde que se metieran en esa locura llamada gira, no tenían ni un solo día de respiro. Echaba de menos las juergas y travesuras que hacían él y su hermano cada vez que se juntaban con sus compañeros de grupo. Solo tenían 17 años, querían poder divertirse al menos por un rato.
-¿Me lo prometes?-preguntó Tom mirándole fijamente-¿En las próximas vacaciones estaremos solos los dos?
-Solos tú y yo-asintió Bill sonriendo.
Llegaron a sus habitaciones y como si fuera lo más normal del mundo entre dos hermanos, Bill se inclinó y besó en la mejilla a su hermano sin dejar de sonreír en ningún momento.
-Nos vemos a la hora de la cena-se despidió soltándose de su brazo.
Tom asintió en silencio y esperó a que su hermano entrara en su habitación y cerrara la puerta. Solo entonces soltó el aliento que retuvo cuando le besó.
¿Por qué hacía esas cosas? Para su hermano sería lo más normal del mundo despedirse de él con un beso, colgarse de su brazo…compartir su cama cuando no podía dormir por las noches…
Pero para él era un suplicio cada vez que sentía sus labios muy cerca de los suyos, cada vez que su mano le acariciaba distraído su brazo…cada vez que le estrechaba en sus brazos cuando le sentía profundamente dormido…
No pudo dormir nada, solo dar vueltas en la cama. Cuando se hizo de día se levantó y decidió empezar a prepararse antes de que se enfadaran con él por hacerles retrasarse.
Entró en el baño y se dio una ducha rápida. Se vistió con lo primero que pilló y tras cerrar las maletas que se iba a llevar a esa isla desierta alejada de la mano de Dios, las separó del resto y las bajó él mismo a recepción.
No se extrañó de ver ya levantados a sus compañeros, su hermano incluido. Todos lucían un buen aspecto a pesar de ser las 7 de la mañana. Dejó el equipaje en manos de un botones y fue con ellos al comedor a tomarse un café que le despejara el dolor de cabeza que sentía crecer.
-Yo os acompañaré hasta el aeropuerto y luego me vuelvo para comprobar que vuestro equipaje no se pierda camino de casa-les explicó David.
-¿Tú no vienes?-preguntó Tom alzando una ceja.
-Son vuestras vacaciones, apuesto que os alegráis de perderme de vista unos días-contestó David sonriendo-Vuestros padres lo saben y también que pueden confiar en que no hagáis ninguna locura.
Los chicos se lo prometieron, lo que fuera con tal de poder divertirse sin la presencia de un adulto que los riñera a cada paso que dieran. Terminaron de desayunar y se montaron en la furgoneta plateada que les llevaría al aeropuerto.
-Estás muy callado-dijo Bill de repente mirando a su hermano.
Iba con él sentado en la parte de atrás, como hacían siempre. Le sentía resoplar sn dejar de mirar por la ventanilla a través de sus gafas oscuras.
-¿Tom?-le llamó al ver que no respondía.
Le puso con naturalidad una mano en su rodilla, pero su hermano reaccionó como si le hubiera picado con algo. Dio un bote en el asiento y se alejó de su contacto.
-Bill, no molestes-riñó Tom a su hermano.
Se giró todo lo que pudo dándole la espalda, mordiéndose los labios para no gritar bien alto. Quería que no volviera a tocarle de esa manera, que lo único que conseguía era que crecieran en él las ganas de tirarle sobre el asiento y apoderarse de sus labios delante de sus compañeros.
Llegaron al aeropuerto y tras facturar su equipaje esperaron la media hora que faltaba en la sala vip de espera. Estaban ellos solos y no pararon de bostezar hasta que por megafonía anunciaron que podían embarcar por la puerta 53. Hacia ella se dirigieron y media hora después ya surcaban los cielos.
Volvía a estar sentado al lado de su hermano, pero se abstuvo de tocarle e incluso hablarle. Cogió una revista de moda que había comprado mientras esperaban y la ojeó con calma, pues tenía 5 largas horas por delante de viaje.
No pudo evitar caer dormido. Recostó la cabeza en el asiento, procurando no molestar a su huraño hermano mayor. Pero no contaba con que él se le quedara mirando al escucharle respirar con suavidad, le cogiera con cuidado y le hiciera apoyarse en su hombro, sonriendo cuando se recostó mejor sobre él.
Se pasó el resto del viaje viendo dormir a su hermano pequeño. Cuando avisaron de que iban a tomar tierra no le quedó más remedio que despertarle. Levantó una mano y le acarició la mejilla con suavidad, arrancándole una sonrisa.
-Bill-le llamó sonriendo él también.
Le vio arrugar la frente y comenzar a pestañear hasta que sus ojos se abrieron del todo y le miraron con el sueño aún prendido en ellos.
-¿Ya hemos llegado?-preguntó Bill con un bostezo.
-Vamos a aterrizar-le explicó Tom.
Asintió y se incorporó en el asiento, preguntándose en que momento se durmió sobre el hombro de su hermano. Se abrochó el cinturón de seguridad y esperó mientras el avión hacía las maniobras necesarias para aterrizar.
A la salida del aeropuerto les esperaba otra furgoneta plateada con su equipaje en el interior. Se subieron a ella emocionados admirando el paisaje de la isla. Llegaron al hotel y les recibió el director en persona. Les dio las llaves de sus bungalows, dos en total…
-¿Los tenemos que compartir?-empezó de nuevo Tom a protestar.
-¿Hay algún problema?-preguntó el director tratando de mantener la calma.
-Ninguno, muchas gracias-se apresuró a contestar Gustav.
Cogió las llaves que les tendía y entre él y Georg se llevaron al malhumorado guitarrista.
-No empieces Tom-le riñeron en voz baja.
-David se podía haber estirado un poco, me va a tocar escuchar los ronquidos de Georg…-empezó a farfullar Tom.
-Si compartirás bungalow con tu hermano-le aclaró Gustav.
“¡Lo que faltaba!”-pensó resoplando.
Pasarse esos días con su hermano durmiendo en la cama de al lado, procurando que sus sentimientos no le hicieran meter la pata y decir o hacer algo que no debiera. Se separó de sus amigos y caminó con las manos metidas en el bolsillo, sin fijarse en lo grande que era el hotel, o en lo que estaba haciendo su hermano…
Dejando que sus compañeros se encargaran del pesado de su hermano, Bill se quitó las gafas oscuras que llevaba y observó el hotel con una sonrisa en los labios. Era muy grande y decorado como si fuera un paraíso tropical.
Echó a andar tras sus compañeros cuando una risa le llamó la atención. Sin dejar de andar giró la cabeza en su dirección quedándose sin aliento al verlo. Un chico de cabellos largos reía con ganas. Tenía los ojos claros, el pelo rubio y una bonita risa.
Sonrió sin poder evitarlo, suspirando de paso…ahogando un gemido cuando por no mirar por donde iba se chocó contra la dura espalda de su hermano.
-¡Bill! Abre los ojos, que parece que vas dormido-protestó Tom malhumorado.
Maldijo por lo bajo mientras se frotaba el estómago. Se le había caído la bolsa de mano que llevaba colgada al hombro y parte de su contenido estaba por el suelo esparcido.
Se inclinó a recogerlo mientras su hermano seguía su camino. No se dio cuenta de que le estaban ayudando cuando alguien puso delante de sus ojos un lápiz de labios que cogió distraído.
-Gracias-murmuró sin alzar la mirada.
-Tu novio te ha dejado tirada-escuchó esa dulce voz que tanto le había llamado la atención.
Se levantó sonriendo de inmediato, ignorando el hecho de que le hubiera confundido con una chica. La cuestión era que él también había reparado en su presencia.
-Perdona, creía que eras…-empezó a disculparse el chico al fijarse en él mejor.
-No pasa nada. Soy Bill-se presentó tendiéndole una mano.
El chico le miró reacio a estrechársela, pero al ver que insistía no tuvo más remedio que hacerlo a dejarle plantado.
-Yo soy Logan-se presentó en voz baja.
-Encantado de conocerte, Logan-dijo Bill sin dejar de sonreír.
No podía apartar los ojos de ese chico tan guapo, que se había quedado sin palabras ante su arrebatadora hermosura….o eso era lo que él pensaba…
-¡BILL!
El grito de su hermano le hizo maldecir por lo bajo y que Logan le soltara la mano.
-Tu novio te reclama-dijo Logan sonriendo.
-Tom no es mi novio…-empezó a decir Bill.
-No me importa, en serio. Hacéis muy buena pareja-se apresuró a cortarle Logan.
-¿Lo crees de veras?-preguntó Bill siguiéndole la corriente-A veces me trata con una frialdad que me hace preguntar porque demonios sigo con él…
-Lo siento mucho-se disculpó Logan-Bueno…a ti te reclaman y mis amigos me esperan.
-Si, ya nos veremos por el hotel-se despidió Bill con una amplia sonrisa.
Se colgó de nuevo su bolsa al hombro y fue hasta donde le estaba esperando su hermano. Consciente de que Logan le estaba mirando, se cogió de su brazo ignorando sus protestas y caminaron hacia donde les esperaban los demás.