Jason Von Trumper Mar Jul 19, 2011 1:55 pmSiete meses después....
El pequeño Liam cumple su primer año y para celebrarlo Bill y Tom han preparado una pequeña fiesta, los invitados son Simone y Gordon, Georg y Gustav junto a sus hijos Ambar y la pequeña Carrie, la cual ya tenía un año y tres meses de edad y era la viva imagen de Georg, con unos ojos verdes preciosos y un lindo cabello castaño, ella ya estaba dando sus primeros pasos y ya decía papi ( por Georg), mientras los grandes terminaban de preparar todo, las dos bebés jugaban felices bajo los cuidados especiales de Ambar, quien al final había comprendido que su hermanita jamás le quitaría el amor de sus padres.
-Ok Liam-dijo Tom tomando a su hijo en sus brazos -vamos a cantar y a apagar la velita-
Sentó al pequeño en su sillita y puso frente a él un hermoso pastel decorado con ositos de mazapán, todos cantaron la canción del cumpleaños y Tom ayudó a su pequeño a soplar la velita, todos aplaudieron y abrazaron a Liam mientras Simone cortaba el pastel, luego de comer abrieron los obsequios que le habían dado encontrando lindos autitos, ositos de peluche y el gran regalo de sus abuelos una lindo auto a batería, las horas comenzaron a pasar rápido y no se dieron cuenta de que ya eran las once de la noche, las niñas y Liam ya estaban cansadas y sus padres las fueron a acostar, después los mayores bajaron a la sala para seguir conversando hasta altas horas de la noche.
-No puedo creer lo rápido que ha pasado el tiempo -dijo Bill.
-Si, las niñas y Liam ya tienen un año y ni nos hemos enterado -continuó Georg.
-Ja, no se darán ni cuenta cuando sus hijas y Liam se aparezcan emparejados-rió Simone.
-Eso ni pensarlo -dijo Tom molesto -Liam, terminará primero los estudios...luego pensaré en darle permiso para andar de novio-.
-Tomy, no digas eso...sabes que serás un papá muy liberal...- le dijo Bill mientras lo abrazaba.
-Si, lo se...es que me da un poco de miedo pensar en que tiene que crecer y que dejará de ser mi bebito -dijo Tom melancólico.
-Pero para eso hay solución...tengan más hijos -apuntó Gordon.
Tom se sonrojó y miró a Bill, regalándole una gran sonrisa, pero el pelinegro negó inmediatamente con la cabeza- eso no pasará, no quiero volver a pasar por lo mismo, no soportaría perder un bebé, estuve a punto de perder a Liam y...-.
-Pero hijo, eso no pasa dos veces...creo-
-No mamá, de ninguna manera volveré a embarazarme, ya lo he decidido terminó mirando a Tom, quien lo miraba notoriamente triste.
-Vaya...pues yo creía que esa es una decisión de pareja...-rió sarcástico el de rastas.
Todos se miraron incómodos y Gustav trató de intervenir antes de que una discusión se armara entre la pareja, pero Georg le detuvo y le dirigió una mirada que le decía que no debía entrometerse, el rubio lo comprendió de inmediato y cerró la boca que había abierto hace unos segundos.
La discusión entre la joven pareja ya subía el tono, ignorando a sus invitados, Tom y Bill levantaban cada vez más la voz.
-Se supone que somos un pareja, eso debiste consultarlo conmigo ¿no?-
-Tom, no puedes decirme eso...tu no sabes lo que yo sufrí...-
-Claro que no puedo saberlo, pero estuve contigo...estuve a tu lado...-
Simone se levantó del sofá e intentó apaciguar la discusión -ya chicos cálmense, su discución despertará a las niñas...-
-Mamá no te metas en esto -le cortó Bill.
-Pues bien, hagan lo que quieran, pero no me llames mañana llorando -le dijo Simone enfadada - Gordon nos vamos -ordenó a su esposo, lo tomó del brazo y se despidió de Georg y Gustav, que esos momentos no sabían donde meterse. Simone y Gordon salieron de la casa y la pareja invitada no dudó en subir a la habitación en la que se quedarían, dejando a la pareja sola en la sala.
-Y tuviste que esperar a decírmelo ahora, delante de todos -
-No sabía que saldría el tema ahora...no es mi culpa-
-No claro que no-
-¿Sabes Tom?...no quiero seguir con esta tonta discusión, yo ya lo decidí, no más embarazos, me voy a dormir- dio por terminada la discusión el pelinegro y se fue a su alcoba.
Tom sintió que la sangre le hervía, a sentirse ignorado por Bill, pero no hizo ni dijo nada, lo vio subir y perderse detrás de la puerta de su habitación, él se quedó ahí, pensando en la situación, ¿como era posible que la persona a la más amaba y por la cual casi dio la vida , le negara ese tan sublime deseo de volver a ser padre?, pensó que Bill era un egoísta, pero no quería que esto los alejara, decidió terminar el triste episodio y no pedirle a Bill otro bebé.
Después de pensar y aceptar que solo tendrían a Liam, Tom suspiró y subió a su alcoba encontrando a Bill despierto, claramente había estado llorando, Tom lo notó enseguida, pero estaba muy dolido y con mucho esfuerzo lo ignoró por completo, abrió el armario y sacó una frazada y luego fue por su almohada sin mirar al pelinegro, que extrañado le miraba a punto de salir de la habitación con la frazada y la almohada.
-¿A dónde vas con eso?- preguntó el pelinegro entre sollozos.
-A dormir abajo, es obvio no?-
-Pero ¿por qué?... ¿es así como te vas a desquitar conmigo?-
-Solo será hasta que se me pase-
-¿Que se te pase que?... ¿estás enojado conmigo?-
-No enojado, dolido más bien- dijo suavemente el de rastas.
Bill lo miró por unos segundos, abrió la boca para decir algo , pero luego no supo que decir, regresó a la cama y se giró de costado, Tom solo bajo la mirada y negó con la cabeza, pensó que su amado iba a desistir pero estaba equivocado, parecía que el dolor que sentía él poco le importaba a Bill.
Ya eran las once de la mañana y sus incómodos invitados ya se despedían, habían tomado el desayuno juntos, pero incómodos al ver que ni Tom ni Bill se dirigían la palabra, luego del desayuno Georg y Gustav se despidieron, pero Georg no pudo evitar despedirse sin antes hablar con Bill en la cocina.
-Bill, no quiero meterme en tu vida privada, comprendo a la perfección como te sientes, ese miedo lo siente cualquiera que a pasado por tu situación, y aunque yo no lo pasé te puedo decir que de todas formas sentí miedo con mi segundo embarazo...prénsalo bien Bill, Tom está muy triste...piensa en él también, él te ama y ha demostrado con creces que haría cualquier cosa por ti...-.
Antes de decir algo más, Gustav entró en la cocina para decirle que ya todo estaba listo para irse a casa, ambos miraron a Bill y se despidieron de él, salieron de la cocina dejándolo para pensar.
Cuando ya estaban solos y el pequeño Liam jugaba con unos bloques de colores, Bill se sentó junto a Tom, quien observaba a su hijo mientras jugaba, le abrazó por sobre el hombro y besó su mejilla -¿aun estás enojado conmigo?.
-Te dije que no estoy enojado...solo...-se puso de pie.
-¿Solo...?- preguntó el pelinegro poniéndose de pie también.
Bueno, para serte sincero si me molesta que hayas decidido no tener más hijos, por que yo si quería y tu...tu...mataste ese deseo-
-Pero Tomy...-
-Ya no importa Bill, no te obligaré a hacer algo que no quieres, pero te pido que no te acerques a mí hasta que esto se me pase, por favor- le dijo mirándolo a los ojos.
Bill no dijo nada, solo bajó su mirada para esconder el brillo que las lagrimas retenidas provocaban en sus ojos, y sin levantarla subió a su alcoba para llorar.
El pequeño Liam cumple su primer año y para celebrarlo Bill y Tom han preparado una pequeña fiesta, los invitados son Simone y Gordon, Georg y Gustav junto a sus hijos Ambar y la pequeña Carrie, la cual ya tenía un año y tres meses de edad y era la viva imagen de Georg, con unos ojos verdes preciosos y un lindo cabello castaño, ella ya estaba dando sus primeros pasos y ya decía papi ( por Georg), mientras los grandes terminaban de preparar todo, las dos bebés jugaban felices bajo los cuidados especiales de Ambar, quien al final había comprendido que su hermanita jamás le quitaría el amor de sus padres.
-Ok Liam-dijo Tom tomando a su hijo en sus brazos -vamos a cantar y a apagar la velita-
Sentó al pequeño en su sillita y puso frente a él un hermoso pastel decorado con ositos de mazapán, todos cantaron la canción del cumpleaños y Tom ayudó a su pequeño a soplar la velita, todos aplaudieron y abrazaron a Liam mientras Simone cortaba el pastel, luego de comer abrieron los obsequios que le habían dado encontrando lindos autitos, ositos de peluche y el gran regalo de sus abuelos una lindo auto a batería, las horas comenzaron a pasar rápido y no se dieron cuenta de que ya eran las once de la noche, las niñas y Liam ya estaban cansadas y sus padres las fueron a acostar, después los mayores bajaron a la sala para seguir conversando hasta altas horas de la noche.
-No puedo creer lo rápido que ha pasado el tiempo -dijo Bill.
-Si, las niñas y Liam ya tienen un año y ni nos hemos enterado -continuó Georg.
-Ja, no se darán ni cuenta cuando sus hijas y Liam se aparezcan emparejados-rió Simone.
-Eso ni pensarlo -dijo Tom molesto -Liam, terminará primero los estudios...luego pensaré en darle permiso para andar de novio-.
-Tomy, no digas eso...sabes que serás un papá muy liberal...- le dijo Bill mientras lo abrazaba.
-Si, lo se...es que me da un poco de miedo pensar en que tiene que crecer y que dejará de ser mi bebito -dijo Tom melancólico.
-Pero para eso hay solución...tengan más hijos -apuntó Gordon.
Tom se sonrojó y miró a Bill, regalándole una gran sonrisa, pero el pelinegro negó inmediatamente con la cabeza- eso no pasará, no quiero volver a pasar por lo mismo, no soportaría perder un bebé, estuve a punto de perder a Liam y...-.
-Pero hijo, eso no pasa dos veces...creo-
-No mamá, de ninguna manera volveré a embarazarme, ya lo he decidido terminó mirando a Tom, quien lo miraba notoriamente triste.
-Vaya...pues yo creía que esa es una decisión de pareja...-rió sarcástico el de rastas.
Todos se miraron incómodos y Gustav trató de intervenir antes de que una discusión se armara entre la pareja, pero Georg le detuvo y le dirigió una mirada que le decía que no debía entrometerse, el rubio lo comprendió de inmediato y cerró la boca que había abierto hace unos segundos.
La discusión entre la joven pareja ya subía el tono, ignorando a sus invitados, Tom y Bill levantaban cada vez más la voz.
-Se supone que somos un pareja, eso debiste consultarlo conmigo ¿no?-
-Tom, no puedes decirme eso...tu no sabes lo que yo sufrí...-
-Claro que no puedo saberlo, pero estuve contigo...estuve a tu lado...-
Simone se levantó del sofá e intentó apaciguar la discusión -ya chicos cálmense, su discución despertará a las niñas...-
-Mamá no te metas en esto -le cortó Bill.
-Pues bien, hagan lo que quieran, pero no me llames mañana llorando -le dijo Simone enfadada - Gordon nos vamos -ordenó a su esposo, lo tomó del brazo y se despidió de Georg y Gustav, que esos momentos no sabían donde meterse. Simone y Gordon salieron de la casa y la pareja invitada no dudó en subir a la habitación en la que se quedarían, dejando a la pareja sola en la sala.
-Y tuviste que esperar a decírmelo ahora, delante de todos -
-No sabía que saldría el tema ahora...no es mi culpa-
-No claro que no-
-¿Sabes Tom?...no quiero seguir con esta tonta discusión, yo ya lo decidí, no más embarazos, me voy a dormir- dio por terminada la discusión el pelinegro y se fue a su alcoba.
Tom sintió que la sangre le hervía, a sentirse ignorado por Bill, pero no hizo ni dijo nada, lo vio subir y perderse detrás de la puerta de su habitación, él se quedó ahí, pensando en la situación, ¿como era posible que la persona a la más amaba y por la cual casi dio la vida , le negara ese tan sublime deseo de volver a ser padre?, pensó que Bill era un egoísta, pero no quería que esto los alejara, decidió terminar el triste episodio y no pedirle a Bill otro bebé.
Después de pensar y aceptar que solo tendrían a Liam, Tom suspiró y subió a su alcoba encontrando a Bill despierto, claramente había estado llorando, Tom lo notó enseguida, pero estaba muy dolido y con mucho esfuerzo lo ignoró por completo, abrió el armario y sacó una frazada y luego fue por su almohada sin mirar al pelinegro, que extrañado le miraba a punto de salir de la habitación con la frazada y la almohada.
-¿A dónde vas con eso?- preguntó el pelinegro entre sollozos.
-A dormir abajo, es obvio no?-
-Pero ¿por qué?... ¿es así como te vas a desquitar conmigo?-
-Solo será hasta que se me pase-
-¿Que se te pase que?... ¿estás enojado conmigo?-
-No enojado, dolido más bien- dijo suavemente el de rastas.
Bill lo miró por unos segundos, abrió la boca para decir algo , pero luego no supo que decir, regresó a la cama y se giró de costado, Tom solo bajo la mirada y negó con la cabeza, pensó que su amado iba a desistir pero estaba equivocado, parecía que el dolor que sentía él poco le importaba a Bill.
Ya eran las once de la mañana y sus incómodos invitados ya se despedían, habían tomado el desayuno juntos, pero incómodos al ver que ni Tom ni Bill se dirigían la palabra, luego del desayuno Georg y Gustav se despidieron, pero Georg no pudo evitar despedirse sin antes hablar con Bill en la cocina.
-Bill, no quiero meterme en tu vida privada, comprendo a la perfección como te sientes, ese miedo lo siente cualquiera que a pasado por tu situación, y aunque yo no lo pasé te puedo decir que de todas formas sentí miedo con mi segundo embarazo...prénsalo bien Bill, Tom está muy triste...piensa en él también, él te ama y ha demostrado con creces que haría cualquier cosa por ti...-.
Antes de decir algo más, Gustav entró en la cocina para decirle que ya todo estaba listo para irse a casa, ambos miraron a Bill y se despidieron de él, salieron de la cocina dejándolo para pensar.
Cuando ya estaban solos y el pequeño Liam jugaba con unos bloques de colores, Bill se sentó junto a Tom, quien observaba a su hijo mientras jugaba, le abrazó por sobre el hombro y besó su mejilla -¿aun estás enojado conmigo?.
-Te dije que no estoy enojado...solo...-se puso de pie.
-¿Solo...?- preguntó el pelinegro poniéndose de pie también.
Bueno, para serte sincero si me molesta que hayas decidido no tener más hijos, por que yo si quería y tu...tu...mataste ese deseo-
-Pero Tomy...-
-Ya no importa Bill, no te obligaré a hacer algo que no quieres, pero te pido que no te acerques a mí hasta que esto se me pase, por favor- le dijo mirándolo a los ojos.
Bill no dijo nada, solo bajó su mirada para esconder el brillo que las lagrimas retenidas provocaban en sus ojos, y sin levantarla subió a su alcoba para llorar.
