Tokio Hotel World

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^-^Dediado a todos los Aliens ^-^


    Perfect Symmetry

    Thomas Kaulitz
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    Mensaje  Thomas Kaulitz Sáb Ago 20, 2011 4:44 pm

    Era el mejor en lo que hacía. Simplemente el pararme en un espejo me hacía tener escalofríos en mi piel. Al ver tanta belleza junta, no podía negar que mi propio reflejo me hacia estremecer y sentir cosas que no debería.

    Bajé mis manos hasta su cintura y acerqué mi rostro al suyo. Lo acaricié suavemente con la punta de mi nariz hasta llegar a la suya, era mágico el sólo hecho de sentirme cerca de él, de oler su aroma de tomarlo. De profanarlo.

    Había mucha gente que nos odiaba, que deseaba que nosotros desapareciéramos, simplemente nos envidiaban. No podían aceptar que la perfección sí existe y tiene nombre y apellido. Soy un hombre que toma sus decisiones con cabeza fría, nadie nunca me ha intimidado, siempre he sido yo el que los intimida. Simplemente no pueden llevarme la contraria porque yo siempre tengo la razón. Si me dicen que la vida es rosa yo les digo que es verde. Y si en realidad es rosa pues que la pinten de verde porque yo así lo dije.

    Él se estremeció bajo el contacto de mis dedos, su piel suave como la de un bebé, su mirada acuosa clavada en la mía. Su expresión ansiosa pidiendo más de mí. Besé sus labios y sus ojos se cerraron, sus manos subieron por mi espalda desnuda, incontenibles. Las mías bajaron a su trasero, masajeando suavemente su cálida piel buscando el objeto de mi deseo. Apreté entre mis dientes su labio inferior de su boca salió un gemido lastimero que me hizo ponerme más caliente. El hecho que se comportara como un niño a punto de ser violado por su hermano me podía más que nada.

    Yo era el dios para muchas personas que vivían día noche viendo mis fotos, escuchando mi música, pensando en lo que hacía a diario. Mil ojos persiguiéndome, adorándome. Podría convencer al mismísimo diablo en poner aire acondicionado en el infierno. Sí que lo haría sólo porque yo se lo pediría. Pero, así como para muchas yo soy su mundo. Para mí el mundo lo es él. Sólo él, él era mi dios, yo pasaba viendo sus fotos, escuchándolo. Amaba hacerlo y nunca me cansaría. Todo porque lo amo.

    Lo tiré de espaldas a la cama quedando yo encima de él. Lamí su cuello y mis manos bailaron sobre su abdomen duro sentí su pene rozar mi estomago y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Lo deseaba, deseaba estar dentro de él, de correrme en él y sé que él también lo deseaba. Sus manos bajaron por mi espalda hasta dar con mis nalgas, estaban tibias así como su cuerpo. La noche estaba fría afuera llovía muy fuerte, la naturaleza se ponía contra nosotros pero eso no nos importaba nos deseábamos y lo más importante es que nos amábamos más uno al otro.

    Las fantasías sexuales de algunas fans son más reales de lo que ellas se imaginan, el verme a mí con mi gemelo enrollados en una cama sólo es una pequeña idea de lo que en verdad pasa con nuestra relación, que va más allá del sexo o de cualquier fantasía sexual de alguna niña fan. O de la mía propia. La cual hacía realidad cada noche.

    Como esa noche.

    -Tomi .Hueles tan bien. -dije en un suspiro. Olfateando su cuello-. Deseo comerte entero.

    -Soy tuyo nene, hazlo cuando quieras.

    Seguí besando su cuello lánguidamente, con lamidas largas y cada tanto chupando su suave piel que sabía tan bien.

    -Mmm. -gimió al sentir mis manos sobre la piel de su miembro, un solo roce de mis nudillos sobre ella le hacía estremecer y contraer sus músculos.

    Todo su cuerpo temblaba, pero por sobre esa capa de ternura se encendía el ser salvaje que a mí me gustaba. Sólo saldría con besos y lamidas.

    Mi mano agarró su miembro, me incorporé un poco y con la otra mano sostuve sus dos manos por sobre su cabeza. Él gimió bajo. Sabe que me pone tonto cuando se comporta como un niño chico.

    -Vamos a experimentar algo diferente. -dije. Mientras besaba sus labios y hacía sonidos húmedos al contacto de esta-. Vamos hacerlo diferente, para celebrar que hoy es hoy.

    Él asintió y no sé por qué se sonrojó, se veía tan mono en esas. Mi chico.

    Dejé descansar sus manos y le pedí que las dejara allí, sabía que iba a ser imposible, pero tenía otras cosas pensadas para él.

    Así que me dispuse a probar cada parte de su piel, a saborearla como si fuera la última vez que la probaría. Su cuerpo era perfecto, delgado pero musculoso. Los músculos de su abdomen se marcaban perfectamente, algo que en mi cuerpo no existía. Adoraba contemplarlo. Todo para mí.

    Arrastré mi lengua por su cuello bajando lentamente por su garganta y pecho. Llegue a sus pequeños pezones. Color rosa, tan deliciosos, que el solo hecho de verlos mi cuerpo se estremecía.

    Él se revolvió bajo mi peso y yo hice un siseo para calmarlo seguí besando su pecho y acaricié su pezón lentamente y lamí el otro, abrí mi boca y rodeé completamente la carne de este pude sentir como se puso duro en mi boca. Escuché se gemido agudo, su cadera chocó con la mía. Él trataba de tener fricción con mi miembro, quería sentirlo. Pero no lo dejé. Seguí succionando suavemente chapando con ahínco como si de eso dependiera mi vida y la de él.

    Sentí su mano revolverme el pelo jalándomelo un poco. Su boca estaba medio abierta dejando salir su aliento. Sus ojos completamente cerrados ajenos a todos. Dejándose hacer para sentir placer.

    Con el piercing de mi lengua rodeé su pezón y lo arrastré hasta llegar al otro e hice lo mismo. Él me empujó hacia abajo sabía lo que quería. Así que besé suavemente la línea que daba hasta su ombligo y lamí circularmente. Levantó su cuerpo y yo colé mis manos bajo él. Agarrando fuertemente su trasero y soltándolo. Lo menos que yo quería es hacerle daño.

    Bajé un poco más. Él levantó un tanto las caderas. Ahora su pene rozaba mis mejillas, estaba caliente, deseosa de sentir mis labios y yo de sentir su sabor en mi boca. Mis dedos acariciaron sus nalgas y palpé superficialmente su entrada. Escuché su gimoteo suave y excelso toda una melodía para mis oídos.

    Afiancé mis manos a su miembro y resbalé suavemente mis dedos agarrando el contorno de éste. Los dedos de mi otra mano se colaban en su interior buscando el calor de estar dentro.

    -Que tus dedos sean bendecidos. -me dijo con su voz un poco quebrada por el placer producido por mi boca y mis dedos acariciándolo-. Cógeme pero cuida de mí.

    Yo lo miré, sus manos recorrían sutilmente su estomago, su respirar agitado.

    Guié su miembro a mi boca y lo metí poco a poco. Tratando de que él sintiera mi lengua deslizarse por todo su duro pene. En ese momento sentí un jalón de pelo. Sus manos estaban ahora guiando mi cabeza para que el placer fuera conspicuo.

    Mis dos manos ahora estaban arriba jugaba con sus testículos mientras yo seguía chupándolo, sintiendo la secreción de este por toda mi boca. Lo amaba, amaba todo de él, no podría explicar el sentimiento. Ni aun a él al cual quiero.

    -Perdóname por ser un idiota a veces. -decía. Lo menos que yo quería es que me recordara eso. Sólo quería sentirlo, sólo para mí. Como siempre lo es.

    Negué con la cabeza, pero él no logró ver. Ya que había echado su cabeza hacia atrás.

    Succioné la punta y un sonido húmedo resonó al final cuando lo liberé de mis labios. Mi saliva ahora yacía en su miembro húmedo del placer. Él estaba completamente ido en la delectación.

    -Vamos mi chico. Levántate.

    Me situé en medio de sus piernas y lo agarré de las caderas ayudándolo a levantarse. Me senté alargando los pies en la cama, sosteniéndome sobre mis codos, quería verlo moverse sobre mí. Como a mí me gustaba, como nos gustaba a los dos.

    Me miró y asintió y se colocó de espaldas hacia mí poniendo las piernas en medio de las mías yo me abrí para dale campo.

    Fue allí cuando sentí como una descarga eléctrica su trasero moviéndose sobre mi pene, el cual palpitaba como con vida propia.

    Lo tomé de las caderas con una mano para guiar sus movimientos. Sus rastas caían en su espalda y gotas de sudor adornaban su cuerpo como pequeñas perlas. No veía su cara pero sabía lo que hacía. Siempre lo sabía.

    Agarré mi miembro y lo guié hacia su esfínter. Él puso sus manos sobre mi pecho para darle soporte a su cuerpo mientras se sentaba con frugalidad sobre mí. Lo bajé lentamente. Y sentí lo caliente en la punta de mi miembro la estrechez de él me volvía loco. Me hacía desvariar y querer eyacular en menos de unos pocos segundos dentro de él. Pero ese día no. Ese día iba a durar.

    -Mmmm... -resonó en la habitación de mi madre. Ella no estaba, por eso estábamos allí. Sintiendo la puta adrenalina del momento. Mezclada con miedo era una total excitación-. Entra, entra poco a poco.

    Y entré. Todo mi miembro se encontraba rodeado por su carne. Podría jurar que hasta dolía aquel placer bendito de ese trasero exquisito.

    Empecé a subir mis caderas para poderlo embestir y él se movía de lado a lado dejándome ver lo experto que era en estas cosas. Podría jurar que hasta lo hacía mejor que yo. Tom Kaulitz moviéndose como una puta sobre mí. Sobre el amor de su eterna vida.

    -Como te amo, Tom Kaulitz. Así muévete más. -los golpes de mis caderas en sus nalgas me hacían voltear los ojos y dejarlos en blanco. Sus caderas escurridas, sus nalgas pegando en mi ingle era todo un placer divino. Todo eso tenía que estar prohibido para unos simples mortales como nosotros. Unos pinches mocosos que se amaban más allá de lo que cualquier persona se imagina. Piensa o siente.

    -Bill. Maldita sea yo, yo también te amo. ¡Aahmm!

    Seguí entrando y saliendo de ese cuerpo igual al mío pero mejor formado.

    -Quiero verte cuando te corras. -dijo parando su movimiento de caderas yo estaba al borde del placer. Y me cortó.

    -¿Qué dices?

    -Quiero ver cuando te corras.

    -Joder, yo también quiero ver cuando tú te corras. Vamos mi amor date vuelta y dame esa cara linda de muñeca barbie playera.

    Pude ver como sus mejillas cambiaron a rosa. Siempre me gustaba decirle eso. Pero nunca supe si a él le gustaba oírlo.

    -Y tú mi barbie modelo.

    Y aún yo adentro, comenzó a voltearse para quedar los dos juntos. Podría verme muy flaco pero yo podía hacer muchas cosas. Y lo levanté con mis brazos y mi miembro dentro de él. Me recosté en el respaldar de la cama y volví a agarrar sus caderas para que prosiguiera en lo que estábamos.

    Levantaba y bajaba su cuerpo. Una danza erótica sólo para mis ojos. Una perfecta simetría.

    -Dichosos los ojos que te ven en esas Kaulitz. -y otra vez se sonrojó. Es que mi muñeca barbie playera, era tan adorable. Me daban ganas de comérmelo enterito y no dejar un solo pedazo de él.

    Su manos recorrían su miembro y lo restregaba en mi estomago. Entonces le ayudé un poco y con una mano masajeé su miembro el cual estaba húmedo. Bajó el líquido pre-seminal embadurnándome los dedos y haciendo más resbaloso el movimiento.

    Mi pene dolía con sus movimientos de cadera. Su calidez. Estaba golpeando donde a él siempre le ha gustado. Habíamos encontrado su punto del placer y empecé a darle duro pegando con más fuerza mis caderas enterrándole más mi miembro el cual en cualquier momento explotaría. Y sentí como él explotó un chorro de semen se elevó llenando mi pecho de su leche y cayéndome algunas gotas cerca de mi boca las cuales no dudé en lamer y sentirlo a él.

    -Dichoso Bill que se alimenta con buena leche. -sonreí. Después de verme chupar su esencia había quedado más que satisfecho.

    Sentí que se iba para atrás y lo agarré fuertemente jalándolo hacia mí. Pegándolo a mi pecho y lo levanté de las nalgas apartándolas para hacer una embestida más profunda. Tom gimoteaba mi nombre casi gritaba del placer recibido. Sabía lo que le gustaba a mi chico y yo se lo daba con mucho, mucho amor.

    Tres embestidas más y me corrí fuertemente contra su entrada dejándole mi semilla dentro y empujé otra vez. Sus ojos estaban nublados.

    Y lo tiré de espaldas a la cama. Y lo besé como si fuera la última vez. Chupando su carne.

    -Bill. Creo esto está mal.

    -¿Hasta ahora te das cuenta? -dije en tono aniñado.

    -Vámonos. Mamá puede venir en cualquier momento. -me dijo. Yo asentí y le volví a besar. Después de ese acto todo podría ser mierda.

    Salimos dejando limpio todo. Nos gustaba sentir todas esas emociones juntas. Cuando nos lo montamos en el cuarto de nuestra madre. Falta de respeto dirán. Pero no lo es, es simplemente casi un suicidio hacerlo.

    Toda mi vida se centraba en una persona. Mi hermano gemelo idéntico. Mayor que yo 10 pinches minutos. A él le daba todo mi amor. Todo sobraba. Él era todo para mí.

    Yo puedo ser egoísta, hipócrita, testarudo, necio y hasta caer mal. Pero soy todo un amor con mi chico. Él se lo merece todo. Y cuando digo todo es que lo es. TODO PARA MÍ.

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