Estaban sentados en la mesa del comedor, esperando que Gustav y Tom trajeran las bandejas con las pizzas recién sacada del horno, cuando Georg no puede ocultar un suspiro.
-¿Qué fue eso? – pregunta Bill sonriendo de medio lado
-¿Ah?
Bill ríe y alza una ceja en dirección a Gustav, Georg entendiendo el mensaje iba a protestar pero no lo logró, porque justo en esos momentos el rubio saboreaba sus labios oliendo la pizza que llevaba.
-Las de doble queso con mil porquerías son para nosotros Geo – dice Gustav sonriéndole
Georg había intentado bastante tiempo sacarse a su amigo de la cabeza como algo más, primero porque no sabía que podía llegar a gustar de los hombres y segundo porque era su mejor amigo, él sabía que de haber sido un hombre cualquiera habría probado sus tácticas de conquista para llevarlo a la cama y salir de su duda, pero con Gustav obviamente era diferente, porque no solo quería robar un beso de esos labios que, al comer pizza resbalándole el queso rogaban por ser poseídos, si no que quería, además, hacerlo suyo o que él lo hiciera suyo, con Gustav no importaba, quería amarlo durante toda la eternidad.
No supo cómo pasó la cena, pero ya era la hora de dormir, mañana tendrían una sesión de entrevistas un tanto apretada y lo mejor sería que fueran rápido a la cama. Gustav fue el primero que se apoderó del baño de su autobús, a si que Georg se entretuvo fumando en la puerta cuando ve una silueta acercársele.
-¿Todavía no se te pasa? – Preguntó la sombra quitándole el cigarro para prender el de él
-No – contestó Georg - y no creo que se me pase nunca
-Yo tampoco lo creo…
-Gracias Bill – ironizó Georg
- Pero es que te veo cuando lo miras, como le prestas atención a todo y cada una de las cosas que hace, no sé, es como mi imagen de amor verdadero ¿Comprendes?
- Pero se supone que debería ser correspondido…
-¡Pero si tú no sabes Georg! – Exclamó Bill dándole la última calada a su cigarro y apagándolo con la punta de su bota contra el piso - ¿Por qué no te la juegas?
-¿Crees que tengo posibilidades? – Preguntó el bajista con los ojos brillosos
- No lo sé, pero ¡Hey!, eso es mejor que un no rotundo…
-Sí, eso creo, será mejor que me vaya a acostar – Respondió tirando su cigarro y abriendo la puerta de su bus – Gracias Bill – sonrió
- De nada – respondió este – y si no te resulta, recuerda que Tom pagará tu trasplante de cara…
Gustav estaba saliendo del baño cuando escuchó la conversación de Bill con Georg, no habría parado a aguzar el oído de no ser por un detalle que no se le escapó, y provenía de Bill “pero es que te veo cuando lo miras”, cuando LO miras, cuando LO miras… a Georg siempre le habían gustado las mujeres. Primero, se enteraba que Tom y Bill mantenían una relación, okey, que le iba a hacer si es amor, pero que Georg fuera gay ¿Qué onda el calentamiento Global? Pero, si pensaba, quizá ahora, con Georg gay tendría más posibilidades de enamorarlo, por fin, después de tantos años…
Salió de sus pensamientos cuando el susodicho le tocó el hombro.
-¿Gustav? ¿GUSTAV?, ¿Qué sucede?
-eeeeeehhhmmm…. ¿Qué?
-Que qué te pasa, estabas babeando – dijo divertido el bajista mientras le pasaba un dedo por los labios sacándole los restos de saliva que colgaban. ¡Mierda!, Georg se maldijo de norte a sur, con ese simple movimiento se había empalmado de golpe, no halló nada mejor que sentarse al frente del rubio y mirar por la ventana como el bus iba tomando velocidad.
-Me voy a acostar, cualquier cosa que necesites me dices no más – indicando esto el baterista salió hecho un auto de carreras del “comedor” directo a su dormitorio, donde debería haber estado hace un buen rato.
Georg decidió ir por un vaso de agua, pero no logró solucionarse el problema, a si que optó por el baño, tendría que regalarse amor, no quedaba otra.
Gustav se movía de un lado de la cama al otro sin poder cerrar un ojo, ¡sí!, había amado el gesto de Georg, de hecho lo había excitado, aunque últimamente eso pasaba casi siempre que veía a su compañero. Recordaba cuando lo había conocido, y solo deseaba posar sus labios en los de él, de apoco en poco, esos deseos habían dejado de ser totalmente puros y habían dado paso al deseo, deseo animal, deseo sexual, ansiaba tenerlo dentro de sí, amaba la idea de gritar su nombre en un orgasmo, deseaba acariciar cada poro de su cuerpo y que le besara cada uno de los suyos.
-Ay, mala idea – se dijo – Mejor iré por un vaso de agua bien helada
Pero como al primero, no le funcionó así que decidió por darse una ducha rápida para este tipo de situaciones extremas.
Apenas abrió la puerta, que peca de ser la más silenciosa del bus, escuchó la batalla que se liberaba dentro del cubículo.
-¡GUS…AV! – exclamó Georg descargando todo dentro del retrete, apenas abrió los ojos, concentrándose en haberle achuntado ve una sombra en el umbral… - ¡¿GUSTAV?!
-Lo… lo sie…lo siento Georg, no quise interrumpirte, es solo que… – pero no pudo continuar porque el bajista miraba directamente a su entrepierna saboreándose cada célula de sus labios, subió la mirada a la de Gustav y este se la devolvió con asombro y temor, salió casi corriendo hacia su recamara.
-¡Mierda! – Se quejó el de ojos verdes – tendré que ser un puto cabrón caliente… - subió el cierre del pantalón, se lavó la cara y fue donde el baterista, se merecía una explicación... – Gustav, ábreme la puerta por favor – suplicó. El de lentes se paró a abrir la puerta y se volvió a sentar en su cama con la vista fija en sus manos que jugaban entre sí. – Te mereces una explicación…
-Supongo…
-Lo siento ¿sí?, no quise mirarte así – decía Georg – Pero estaba… ya sabes…
-Dijiste mi nombre… - Gustav hablaba en un tono apenas audible.
-Obvio, eras tú el que estaba en la puerta…
-No, no ahí, cuando… ya sabes… terminaste – No sabría describir cual de los dos estaba más rojo en esos momentos, Gustav, sentado al borde la cama, a lo indiecito fijo en sus manos juguetonas y Georg de igual manera pero en el suelo. - ¿Por qué?
-No creo que quieras saberlo Gus…
-Yo creo que sí, somos amigos – dijo mas confiado, por fin se miraban a los ojos.
-Por eso mismo – respondió el bajista con cierta pesadez
-No entiendo – Gustav arrugó el entrecejo –
-Gustav, por favor no hagas esto más difícil…
-Claro, para mí es tan normal encontrarme a un sujeto masturbándose en el baño de un bus…
Sonriendo Georg se sentó al lado de su amigo, le tomo las manos mirándolo a los ojos.
-Te amo, eso sucede.
Gustav no se lo esperaba, lo miró con los ojos brillantes, y lo abrazó
-Yo también – susurró besándolo en la mejilla.
-¿En serio? – Preguntó Georg separando a Gustav por sus hombros y volviéndolo a apretar contra sí mismo - ¿En serio Gusti?, ¡Oh dios mío!, tenía tanto miedo de perderte si te lo decía, hace mucho que quería, pero…
- ¿Hace mucho? – Esta vez el baterista se soltó - ¿Me…ehm… Me amas hace mucho?
-Si – dijo sonrojado el de ojos verdes – no sé muy bien desde cuándo pero… ¿Gus?
-mmmm – Gustav estaba cada vez más cerca de su compañero, decidido, pero Georg no, estaba nervioso, muy nervioso, no sabía cómo actuar, porque ¿Cómo se besaba a un hombre?, bueno, él era hombre, debería saberlo… ya no le quedaba mucho para pensar, Gustav estaba irremediablemente cerca a él, debía actuar ahora…
-¿Qué sucede? – Cuestionó el de lentes - ¿No… no quieres…?
Quizá un poco bruto, pero es lo que hay, Georg se había lanzado hacia Gustav dejándolo recostado completamente en la cama, aunque la situación era comprometedora, el beso no, era suave, tranquilo, explorador, transmitía amor… pero al momento en que Georg se acomodaba entre las piernas de su Gustav, el beso fue necesitando más y más energía, era apasionado, sus lenguas lidiaban entre sí, sin receso.
-¿Georg?
- mmm – respondió este mientras se dedicaba a marcar el cuello del rubio como suyo
-Te amo – y dicho esto dio vuelta a Georg ahora quedando él encima aprisionándolo con sus piernas.
Se dedicaron a sacarse las poleras y apenas el bajista tuvo su torso desnudo, Gustav se lanzó a besarlo como si el apocalipsis estuviera a la vuelta de la esquina.
-A…amor… mierda… no pa…pares - Georg no podía concentrar su mente en algo que no fuera el trabajo que estaba llevando a cabo Gustav en aquel momento. - ¡Dios!, ¡Gustav! – el susodicho no se despegaba de sus pezones por mas maldiciones que Georg lanzara, pero pronto se aburrió de jugar con ellos y fue por más, comenzó a bajar de apoco por el abdomen de su bajista, relamiendo cada centímetro, mientras bajaba los pantalones junto a la ropa interior. Paró un momento y miró a su pareja, esta estaba con ambas manos estrujando las sabanas mirándolo fijamente.
- ¿Gustav?
-¿Quieres que me detenga?
-No, dios, todo lo contrario amor pero…
-Entonces no hay nada más que decir – y dicho esto comenzó a dar pequeños besos en el pene de Georg, mientras este apretujaba más aún las sabanas y cerraba los ojos con fuerza. Luego de los besos vinieron los lametones, hasta que se introdujo de un golpe, el miembro completo en su boca. Georg no podía parar de gemir, estaba más allá de las nubes, esto era mejor que el paraíso mismo.
-¿Po…por qué rayos lo ha…haces taaaahhh… tan bien? – Estaba llegando al clímax, quería decírselo, quería avisarle, pero solo pudo articular un pequeño – YA – y el mejor orgasmo de su vida había llegado, por dios que lo había gozado… Gustav siguió su camino de vuelta hasta llegar al cuello de su amante
-Porque lo hago con amor – dijo entre besos. Georg no se la podía creer, como de un momento a otro podían pasar de la lujuria neta al momento más romántico que podía existir. Agarró a Gustav y lo posicionó abajo suyo, lo besó con todo el amor del mundo, mientras marcaba y marcaba territorio bajando cada vez más, hasta que llegó a su tan ansiado premio.
-Amor, tu no… ¿amor?…. ¡GEORG! – Gustav se agarró el pelo con potencia, Georg se la estaba… se la estaba…esto debía ser un sueño que nunca se había imaginado, y por dios que lo hacía bien… - ¡Dios!... ¡aaahhm!... ¿Geeeeooo? – gimió
- ¿mmmmhmmf?
-No pares
El bajista sonrió y siguió con su trabajo, parece que no lo hacía tan mal después de todo, nunca se había imaginado teniendo sexo oral con un hombre, menos haciéndolo él, pero con Gustav, probaría todas y cada una de las técnicas sexuales habidas y por haber en el mundo. Con Gustav el kamasutra quedaría chico, porque sabía que con él, disfrutaría cualquier cosa…
-¡GEOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOORG! - Gustav había expulsado toda su semilla, y como no había dado tiempo de avisar, o quizá lo había hecho pero Georg estaba más empeñado en hacer bien su trabajo, tragó cada gota del interior de su amado, sintió el sabor agridulce pasar por su garganta, saboreó sus labios y el pene del rubio hasta dejarlo limpio.
-¿Te gustó? – dijo el bajista saboreando la última gota de sus labios mientras se posicionaba a la altura de Gustav
-¿Viste todo lo que…? nunca… nunca…
-Es que aprendí del mejor – Gustav se sorprendió
-¿Quién? – dijo intentando mantener la calma, no quería ser celoso pero no le había agradado el comentario de Georg.
-TÚ – dijo rodando sus ojos verdes - ¿Quién más?
Gustav rió y lo besó
-Tonto, me asustaste
-¿Así? – Georg comenzó a divertirse nuevamente con el cuello de Gustav, seguido por la clavícula, de apoco comenzaron a rozar sus miembros de una manera más y más desenfrenada, ambos jadeaban sin control. Gustav tenía agarrado a Georg de las piernas y brazos ayudándolo con el movimiento mientras que este último tenía aferrado al baterista por las caderas para acentuar aún más los roces.
-Georg, te… te quiero adentro
-¿Seguro?
-Completamente, pero AHORA
- Es que no sé, porque… ¿No necesitaríamos lubricante?
-¡Agh! Mira hace esto – Gustav tomo una mano de Georg y chupó el dedo índice por completo, dejando lleno de saliva, el bajista estaba aún mas excitado con la visión que tenía. Más incluso cuando Gustav se llevó el dedo de Georg a su entrada y comenzó a introducirlo – Anda con cuidado que al parecer soy muy estrecho.
Si, de eso se había dado cuenta, Gustav estaba estrechísimo, pero eso lo excitaba todavía más. Empezó por moverlo hacia adelante y atrás, luego comenzó a hacer círculos. Llevaba 3 dedos dentro cuando Gustav le dijo que estaba listo
-Avísame si hago algo mal ¿OK?
-Si, como sea, hazlo rápido
Georg introdujo la punta atento a cualquier cambio en el rostro de Gustav, que por el momento estaba con los ojos fuertemente cerrados
-¿Estás bien?
- Dios, esto está tan bien, amor sigue – en el segundo que Gustav miró a los ojos a Georg ambos supieron que era el momento y el bajista introdujo el resto de un solo tirón
- ¡Geo!
- Lo…lo sie…
-No sientas nada, ¡Mierda!, muévete…
Donde manda capitán, no manda marinero y a Georg no le quedó otra que comenzar a moverse y eso trajo consigo un concierto de jadeos y maldiciones.
-Te amo – dijo entre suspiros Georg – Te amo demasiado, quiero que seas mío el resto del tiempo, para siempre
-Yo también amor… yo tamb... ¡mierda me voy!
Georg no tuvo que escucharlo dos veces y se empezó a mover de una manera descomunal, monstruosamente rápida.
-Geo…me…me
-Yo ig… ¡GUSTAAAAAAAAAAAAAAAAAAV!
-¡AMOOOOOOOOOOR!
Georg no salió de Gustav en toda la noche, hasta que llegaron al hotel y David los llamó para alistarse a la tarde de entrevistas que les esperaba…