La goma con la que Tom se hacia la coleta estaba donde siempre y, tras bloquear su celular para que lo que acaba de suceder no se repitiera, se recogió el cabello con la goma. Seguía en toalla y no podía quitarse de la mente a su hermanito, su cara tan cerca y sus perfectos y delicados rasgos.
Tom se vistió rápidamente, su ropa 2 tallas mas grandes de lo que en verdad necesitaba lo hacían sentir muy cómodo. Salió de su habitación y se dirigió a la sala, en busca de su hermano. No sabía porque pero sentía la necesidad de volver a verlo, aunque lo había visto hace solo 2 minutos.
-Hey, Bill
-Mande...
-¿Estas enojado conmigo?
-Nooooo, por supuesto que no -El mayor pudo notar el sarcasmo en el tono de su hermano, mas no conocía la razón de su enojo. Los celos.
-Dime, ¿siempre eres asi con todos, o solo conmigo?
El menor suspiró. -Mira, no quiero que por ser mi hermano te empieces a entrometer en mi vida. Si, somos hermanos, pero no de toda la vida y si quieres conocerme, te pido que porfavor no lo hagas de esa manera.
-¿De qué manera?
-¡Así! Como si lo entendieras todo, pero ¿sabes qué? ¡No lo entiendes todo!
-Oye, aclaremos algo flaquito, soy tu hermano mayo y--
-Ay por favor, no me vengas con eso de "soy tu madre y tienes que respetarme"
-No lo hago, solo te digo que aunque no te conozca, he estado empezando a quererte, porque eres mi hermano.
En otra situación, a Bill le habría encantado escuchar esas palabras, pero ahora, solo lo enojaban más y las palabras de ambos comenzaban a convertirse en gritos.
-Pu-pues para que yo empiece a quererte tendrás que hacer mucho ¿eh? No solo SER mi hermano.
-¿Para qué empieces a quererme? Ja, y que me dices de... -Tom estaba a punto de decirle a su hermano que el ya sabía que lo había besado, pero se contuvo.
-¿De qué?
-De nada, olvídalo. El punto es que debes empezar a acostumbrarte a que yo esta por aquí
-Sí, lo sé. Te debiste haber quedado en Suiza- A Tom, estas palabras le hirieron bastante, y en su ataque de enojo, camino hacia Bill y, de nuevo, lo acorralo contra la pared.
-Pues, ¿Qué crees? Ahora estoy aquí, y aquí me quedare asi te guste o no.
Bill empujo a Tom hacia atrás, haciéndolo casi caer. La rabia de Tom tenía que salir de alguna manera, y encontró la manera perfecta. Muy enojado se acomodo y camino de nuevo hacia Bill y, sin más, pegó sus labios contra los de él. Pero no fue algo lindo, lo hacía enojado y sabiendo que Bill lo deseaba. Bill deseaba separarse, estaba demasiado enojado como para poder pensar en que su más grande deseo se estaba cumpliendo. Intentó separarse de su hermano, puso sus manos en los hombros del mayor y trato de separarse, pero se detuvo al sentir la lengua de su hermano, que ya comenzaba a explorar su boca, era demasiado bueno para detenerse. Los intentos de escape de Bill se fueron debilitando, convirtiendo el beso en un desahogo para los dos, donde ponían sus últimas esperanzas. Del ojo de Bill, una lágrima comenzó a brotar y cayó al suelo, rompiéndose, pero no sabía porque dejo caer la lagrima. Las manos de Tom comenzaron a liberar el cuello de su hermano que tan fuertemente apretaba, pero no lo soltó por completo y las manos de Bill, aun en los hombros de su hermano, lo acariciaban con ternura y deseo.
Ninguno de los dos quería detenerse, sabían que al detenerse, y al darse cuenta de lo que acababan de hacer, solo tragedias ocurrirían, asi que no pararon. Tom se deshizo de su chamarra tirándola al suelo y, desesperadamente, también le quito la chamarra a su hermano y nuevamente lo pegó contra la pared. En cuanto el mayor puso sus manos en los brazos desnudos de su hermano, notó como su piel se erizaba, provocándole aun más.
Bill alfin logró separar sus labios de los de Tom, pero sus frentes seguían unidas y, viendo hacia la boca de su hermano, lo único que pudo pronunciar fue un ahogado "No" antes de que su hermano sonriera y volviera a unirse a el por medio de otro beso. Esta vez, el mayor no pudo más y se llevo a su hermano hacia el sillón, aun sin despegarse de él. Bill quedó abajo y Tom, sobre este, se quito la camisa, dejando al descubierto su marcado abdomen.
-Puedes tocarlo...
Bill no dijo nada, solo veía a los ojos a su hermano, pero este no le devolvía la mirada, solo veía hacia abajo.
-Mira- -
Bill lo interrumpió, de nuevo la tentación de sus labios superaron su fuerza de voluntad, lo besó de nuevo, ahora con mas deseo. Tom sintió la presión en sus pantalones debido a la excitación, pero no sabía que hacer en ese momento. Comenzó a meter su mano en la camisa de su hermano, haciendo a este temblar. Bill deseaba estallar en gemidos, pero al abrir la boca, nada provenía de ella, ya no sabía si esa sensación que recorría todo su cuerpo al tocar a su hermano era el placer, o la culpabilidad. El pelinegro sintió la mano de su hermano recorrer su espalda, haciéndolo ahogarse en suspiros, y finalmente, sintió como su camisa recorría su espalda y brazos, y cayó a su lado. Tom se separó de los labios de su igual y comenzó a besar su pecho, lo recorrió de arriba abajo, haciendo a Bill soltar el primer gemido. Este sonido le provoco a Tom una enorme sensación de excitación y pudo sentir su entrepierna demasiado dura. Coló su mano en los pantalones de su gemelo y este lo único que pudo hacer fue dejarse. La mano de Tom ya se encontraba acariciando el miembro de su hermano, separados, únicamente, por una delgada tela. Bill, al sentir la mano de su gemelo, libero el más fuerte gemido de toda su vida. Ansioso, s e deshizo de sus pantalones, y el mayor le imito, quedando así los dos solo en ropa interior.
Sus erecciones se rozaban, provocándole a los dos grandes sensaciones de placer, enormes. Las uñas del menor rasguñaban desesperadamente la espalda de su igual, ya ninguno de los dos sabían cómo saciar sus deseos. El mayor no pudo mas, sentía que iba a explotar y, sin más, se quito los bóxers y se deshizo de los de su hermano.
-¿Qué estas-
Fueron las últimas palabras que el menor pudo decir antes de sentir a su hermano embestirle. Una, dos, tres embestidas. Bill ya no sabía que sentía más: dolor, porque hasta el dia de hoy, el era virgen; o placer, el mayor placer de su no tan corta vida. Los dos emitían gemidos, los de Bill más agudos que los de Tom, hasta que Tom explotó, derramándose dentro de su hermano. Tres últimos movimientos lentos acompañaron la salida del miembro de Tom de dentro de Bill.
Tom cayó sobre el pecho de su gemelo, y se recostó sobre él, ambos sudados. Ninguno de los dos podía decir nada, no sabían que decir. Y así, en el sillón de la sala de un apartamento de Alemania, esa noche durmieron, pensando que solo ellos y la luna fueron testigos de sus acciones de esta noche... pero no era así, alguien más presencio con lujo de detalle desde la puerta.
Tom se vistió rápidamente, su ropa 2 tallas mas grandes de lo que en verdad necesitaba lo hacían sentir muy cómodo. Salió de su habitación y se dirigió a la sala, en busca de su hermano. No sabía porque pero sentía la necesidad de volver a verlo, aunque lo había visto hace solo 2 minutos.
-Hey, Bill
-Mande...
-¿Estas enojado conmigo?
-Nooooo, por supuesto que no -El mayor pudo notar el sarcasmo en el tono de su hermano, mas no conocía la razón de su enojo. Los celos.
-Dime, ¿siempre eres asi con todos, o solo conmigo?
El menor suspiró. -Mira, no quiero que por ser mi hermano te empieces a entrometer en mi vida. Si, somos hermanos, pero no de toda la vida y si quieres conocerme, te pido que porfavor no lo hagas de esa manera.
-¿De qué manera?
-¡Así! Como si lo entendieras todo, pero ¿sabes qué? ¡No lo entiendes todo!
-Oye, aclaremos algo flaquito, soy tu hermano mayo y--
-Ay por favor, no me vengas con eso de "soy tu madre y tienes que respetarme"
-No lo hago, solo te digo que aunque no te conozca, he estado empezando a quererte, porque eres mi hermano.
En otra situación, a Bill le habría encantado escuchar esas palabras, pero ahora, solo lo enojaban más y las palabras de ambos comenzaban a convertirse en gritos.
-Pu-pues para que yo empiece a quererte tendrás que hacer mucho ¿eh? No solo SER mi hermano.
-¿Para qué empieces a quererme? Ja, y que me dices de... -Tom estaba a punto de decirle a su hermano que el ya sabía que lo había besado, pero se contuvo.
-¿De qué?
-De nada, olvídalo. El punto es que debes empezar a acostumbrarte a que yo esta por aquí
-Sí, lo sé. Te debiste haber quedado en Suiza- A Tom, estas palabras le hirieron bastante, y en su ataque de enojo, camino hacia Bill y, de nuevo, lo acorralo contra la pared.
-Pues, ¿Qué crees? Ahora estoy aquí, y aquí me quedare asi te guste o no.
Bill empujo a Tom hacia atrás, haciéndolo casi caer. La rabia de Tom tenía que salir de alguna manera, y encontró la manera perfecta. Muy enojado se acomodo y camino de nuevo hacia Bill y, sin más, pegó sus labios contra los de él. Pero no fue algo lindo, lo hacía enojado y sabiendo que Bill lo deseaba. Bill deseaba separarse, estaba demasiado enojado como para poder pensar en que su más grande deseo se estaba cumpliendo. Intentó separarse de su hermano, puso sus manos en los hombros del mayor y trato de separarse, pero se detuvo al sentir la lengua de su hermano, que ya comenzaba a explorar su boca, era demasiado bueno para detenerse. Los intentos de escape de Bill se fueron debilitando, convirtiendo el beso en un desahogo para los dos, donde ponían sus últimas esperanzas. Del ojo de Bill, una lágrima comenzó a brotar y cayó al suelo, rompiéndose, pero no sabía porque dejo caer la lagrima. Las manos de Tom comenzaron a liberar el cuello de su hermano que tan fuertemente apretaba, pero no lo soltó por completo y las manos de Bill, aun en los hombros de su hermano, lo acariciaban con ternura y deseo.
Ninguno de los dos quería detenerse, sabían que al detenerse, y al darse cuenta de lo que acababan de hacer, solo tragedias ocurrirían, asi que no pararon. Tom se deshizo de su chamarra tirándola al suelo y, desesperadamente, también le quito la chamarra a su hermano y nuevamente lo pegó contra la pared. En cuanto el mayor puso sus manos en los brazos desnudos de su hermano, notó como su piel se erizaba, provocándole aun más.
Bill alfin logró separar sus labios de los de Tom, pero sus frentes seguían unidas y, viendo hacia la boca de su hermano, lo único que pudo pronunciar fue un ahogado "No" antes de que su hermano sonriera y volviera a unirse a el por medio de otro beso. Esta vez, el mayor no pudo más y se llevo a su hermano hacia el sillón, aun sin despegarse de él. Bill quedó abajo y Tom, sobre este, se quito la camisa, dejando al descubierto su marcado abdomen.
-Puedes tocarlo...
Bill no dijo nada, solo veía a los ojos a su hermano, pero este no le devolvía la mirada, solo veía hacia abajo.
-Mira- -
Bill lo interrumpió, de nuevo la tentación de sus labios superaron su fuerza de voluntad, lo besó de nuevo, ahora con mas deseo. Tom sintió la presión en sus pantalones debido a la excitación, pero no sabía que hacer en ese momento. Comenzó a meter su mano en la camisa de su hermano, haciendo a este temblar. Bill deseaba estallar en gemidos, pero al abrir la boca, nada provenía de ella, ya no sabía si esa sensación que recorría todo su cuerpo al tocar a su hermano era el placer, o la culpabilidad. El pelinegro sintió la mano de su hermano recorrer su espalda, haciéndolo ahogarse en suspiros, y finalmente, sintió como su camisa recorría su espalda y brazos, y cayó a su lado. Tom se separó de los labios de su igual y comenzó a besar su pecho, lo recorrió de arriba abajo, haciendo a Bill soltar el primer gemido. Este sonido le provoco a Tom una enorme sensación de excitación y pudo sentir su entrepierna demasiado dura. Coló su mano en los pantalones de su gemelo y este lo único que pudo hacer fue dejarse. La mano de Tom ya se encontraba acariciando el miembro de su hermano, separados, únicamente, por una delgada tela. Bill, al sentir la mano de su gemelo, libero el más fuerte gemido de toda su vida. Ansioso, s e deshizo de sus pantalones, y el mayor le imito, quedando así los dos solo en ropa interior.
Sus erecciones se rozaban, provocándole a los dos grandes sensaciones de placer, enormes. Las uñas del menor rasguñaban desesperadamente la espalda de su igual, ya ninguno de los dos sabían cómo saciar sus deseos. El mayor no pudo mas, sentía que iba a explotar y, sin más, se quito los bóxers y se deshizo de los de su hermano.
-¿Qué estas-
Fueron las últimas palabras que el menor pudo decir antes de sentir a su hermano embestirle. Una, dos, tres embestidas. Bill ya no sabía que sentía más: dolor, porque hasta el dia de hoy, el era virgen; o placer, el mayor placer de su no tan corta vida. Los dos emitían gemidos, los de Bill más agudos que los de Tom, hasta que Tom explotó, derramándose dentro de su hermano. Tres últimos movimientos lentos acompañaron la salida del miembro de Tom de dentro de Bill.
Tom cayó sobre el pecho de su gemelo, y se recostó sobre él, ambos sudados. Ninguno de los dos podía decir nada, no sabían que decir. Y así, en el sillón de la sala de un apartamento de Alemania, esa noche durmieron, pensando que solo ellos y la luna fueron testigos de sus acciones de esta noche... pero no era así, alguien más presencio con lujo de detalle desde la puerta.