Jason Von Trumper Mar Jul 19, 2011 11:50 amOtro nuevo amanecer, otro día junto a Tom, felices desde que se unieron y comenzaron a vivir el amor en toda su magnitud, más ahora que un bebé ha llegado a sus vidas, Bill sonríe cuando un rayo de luz le toca la cara, abre los ojos y mira a su lado, donde el padre del hijo que lleva en su vientre aun sueña, se incorpora en la cama y le ve voltearse, decide dejarlo dormir un poco más pues era día sábado y no había clases, sin embargo él debía ir a trabajar, se levanta y camina hacía el baño donde toma una deliciosa ducha caliente, prepara el desayuno y lo lleva a la habitación -¡Tomy, el desayuno!- exclama haciendo saltar al de rastas.
-¿Hum?... ¿Haa?....- balbuceaba Tom tratando de abrir los ojos.
-Oops, lo siento cariño, ¿te asusté?-
-¿Haa?...no, no pasa nada, ya estaba por despertar -dice aun con los ojos cerrados.
Bill sonríe y se sienta en la cama con la bandeja del desayuno en las manos -Tomy, el desayuno - vuelve a repetir, el de rastas se incorpora perezosamente, hasta quedar sentado como un muñeco flácido -ponte derecho, no quiero que derrames el café en la cama - Tom obedece y abre los ojos por completo, toma su taza de café, bebe un poco y continua mordiendo su tostada -hablando de cama, ¿ayer no iban a dejar las cosas que compramos?- pregunta bebiendo otro sorbo -si, ayer, pero...la verdad no se, nadie a llamado, lo averiguaremos después, ahora tengo que cambiarme y maquillarme - dice el pelinegro abriendo el closet.
- Hoy no hubo nauseas matutinas me parece -.
-¿Cómo lo sabes?-
-Tienes un semblante magnifico, estás de buen animo-
-Pues si, tienes razón- asiente escogiendo un atuendo.
-Deberíamos salir a comer afuera, es un día precioso...-
-Me encantaría Tomy, pero hoy trabajo y...-
El de rastas se levanta y camina serio hacia Bill -ya hablamos de eso, no trabajas más ahí- ordena tajante, mirándole a los ojos.
-Tom, no puedo dejarlo así como así, primero debo hablar con mi jefe para explicarle la situación...-
-Yo te acompañaré, entramos, hablas con tu jefe y renuncias-
Bill se sienta en la cama y suspira - echaré de menos ese lugar, mi jefe fue muy bueno conmigo y mis compañeros también - dice dejando caer unas lágrimas, mientras que Tom le toma las manos y las besa - pues tendrás la oportunidad de despedirte, y siempre los podrás ver...o ellos te podrán visitar de vez en cuando...-
-¿En serio?- pregunta sonriendo.
-Claro que si, mi vida- el de rastas se acerca y le besa con ternura en los labios.
Mientras Tom toma una ducha, Bill termina su maquillaje para luego encaminarse al trabajo que pronto abandonará. Llegan y entran, pero esta vez el pelinegro camina directo al segundo piso, en donde está la oficina de su jefe, toca la puerta y al escuchar un "adelante", abre la puerta y entra con Tom de la mano, sonríe al ver a su jefe y este le devuelve la sonrisa, le hace una seña para que tomen asiento, deja lo que está haciendo y se dispone a escuchar lo que su empleado tenga que decirle.
-Jefe, le presento a mi novio, Tom...-
-Gusto en conocerte Tom-
-Igualmente- asiente el de rastas.
-Jefe...señor Stevens, yo, este...-
-No te pongas nervioso Bill, cuéntame- dice amablemente.
-Debo dejar el trabajo, por que estoy esperando un bebé y...-
-¡Un bebé!... ¡pero eso es maravilloso!- exclama levantándose para felicitarles -pues está bien, yo no tengo ningún problema, te doy tu paga del mes y te hago tu cheque de finiquito- dice sacando un fajo de billetes que mete en un sobre y una chequera.
A Bill se le ilumina el rostro, sabía que se iría con su sueldo mensual, pero no con un cheque aparte, se sintió aliviado, por lo menos podría ayudar a pagar lo que habían comprado, recibió el sobre con el dinero y el cheque por cobrar con una sonrisa de oreja a oreja.
-Bueno Bill, solo puedo decirte que fuiste muy bueno en tu trabajo y que tienes las puertas abiertas para cuando quieras regresar -
-Muchas gracias señor Stevens, se lo agradezco profundamente-
A continuación se despidieron y se disponían a salir de esa oficina y de ese bar para siempre.
-Me avisas cuando nazca el bebé, para hacerle un regalo -
-Claro que si, gracias por todo, hasta pronto-
Después de salir, fueron a casa de Tom, en donde justo habían llegado los que entregan las compras, bajó de su camioneta y los atendió- creí que lo entregarían ayer - dice a un hombre.
-Si, pero tuvimos un problema, espero no haberle causado algún problema-
-No ninguno-
Tom abre la puerta de su casa y les ayuda a meter las cosas, al terminar Bill le ayuda a acomodar las cosas más pequeñas, por que Tom no le deja hacer esfuerzo, mientras el de rastas sube por parte la gran cama, luego la cuna, el mueble mudador y el closet, le pide a Bill que le ayude a armar la cama, cuando terminan se estiran sobre ella y sienten lo suave y cómoda que es -deberíamos probarla -dice Tom con una sonrisa picara.
-Ya lo estamos haciendo Tomy-
-No me refiero a eso, sino a esto - Tom se acerca rápidamente a Bill y le apresa los labios con un fogoso beso, se sube sobre él y comienzan a rozar sus miembros que ya comienzan a erguirse, después de dejar el beso ambos comenzaron a quitarse la ropa, quedando Bill solo en sus boxers y Tom aun con su pantalón, el pelinegro comienza a bajar por su torso desnudo dejando húmedos y calidos besos hasta llegar al borde de su pantalón ,donde comenzó a maniobrar en su correa, en el botón y en el cierre, cada acción iba revelando lo que resultó ser un miembro erecto, duro, caliente y suave, Bill miró el rostro de Tom y pudo darse cuenta de lo excitado que estaba , entonces se aleja y termina de desnudarse, Tom se levanta y se acerca para besarle, Pero Bill solo le da un pequeño besito, baja para quedar a la altura de su pelvis y le baja de un tirón el pantalón junto con sus boxers, observa por un instante ese apetitoso miembro y lo traga de una vez en sintiendo el sabor y la calidez de este latiendo dentro de su húmeda boca, mientras lentamente Tom se sentaba en el borde de la cama sin permitirle a Bill separarse de su piel chupando sus dedos para humedecerlos y empezar a lubricar la rosada entrada de su amante, lo logra dentro de pocos minutos y le pide a Bill que le deje besarlo y el pelinegro asiente, deja de lamer ese dulce manjar y sube lentamente hasta llegar a su boca, lamiendo sus suaves labios, cortan el beso por la falta de aire y Tom aprovecha de quitarse el pantalón por completo toma a su novio y lo posa sobre la cama, le separa las piernas y se posiciona sobre él, con la ayuda de una mano pone su miembro en la entrada del pelinegro y comienza pausadamente a penetrarlo, cuando Bill ya está dilatado comienzan las embestidas profundas y placenteras, -ummm...otra posición- pide el pelinegro jadeando después de diez minutos, entonces Tom sale de él y le voltea , vuelve a penetrarlo mientras Bill se sujeta en sus cuatro extremidades, momentos después sienten de nuevo el placer de las profundas embestidas que daba el de rastas, Bill siente como juega con sus pezones mientras le penetra con más fuerza, ya están cerca, entonces Tom toma el miembro de su amante y comienza a masajearlo de arriba hacia abajo suave pero vigorosamente, logrando los dos acabar al mismo tiempo, el estallido del orgasmo hace que los dos griten de placer, para segundos después dejarse caer sobre las blancas sábanas, mojándolas con el sudor de sus agotados cuerpos. Al recobrar sus fuerzas apoyan sus cabezas en las almohadas y descansan cubiertos con las delicadas sábanas.
Dos semanas después...
Mientras que Tom se encontraba en el trabajo, Bill se encargó de entregar su departamento y contratar a una empresa de mudanza para llevara todas sus cosas a la casa que compartiría con su novio, después de horas de empacar sus pertenencias dejó el lugar para que los empleados continuaran el trabajo, con mucho tiempo de sobra y el aburrimiento hasta las narices decide salir de compras al supermercado.
Paseaba por los pasillos perezosamente, arrastrando el carro mientras observaba los productos y procuraba que tuvieran todas las vitaminas que debía consumir, absteniéndose con el dolor de su alma de comprar en exceso eso deliciosos pastelillos que tanto le gustaban, siguió caminando lentamente por el pasillo de los lácteos, cogió la leche y los postres que más le gustaban y los metió al carro, al seguir caminando por el pasillo justo en la esquina de este choca con otro carro, pide disculpas sin levantar el rostro hasta que la voz del hombre le hace abrir los ojos como platos y paralizarse en un segundo, gira la cabeza con dificultad y mira al hombre que hace más de un año había roto el corazón, era Peter quien le miraba y le sonreía como si nada hubiera pasado.
-¿Hum?... ¿Haa?....- balbuceaba Tom tratando de abrir los ojos.
-Oops, lo siento cariño, ¿te asusté?-
-¿Haa?...no, no pasa nada, ya estaba por despertar -dice aun con los ojos cerrados.
Bill sonríe y se sienta en la cama con la bandeja del desayuno en las manos -Tomy, el desayuno - vuelve a repetir, el de rastas se incorpora perezosamente, hasta quedar sentado como un muñeco flácido -ponte derecho, no quiero que derrames el café en la cama - Tom obedece y abre los ojos por completo, toma su taza de café, bebe un poco y continua mordiendo su tostada -hablando de cama, ¿ayer no iban a dejar las cosas que compramos?- pregunta bebiendo otro sorbo -si, ayer, pero...la verdad no se, nadie a llamado, lo averiguaremos después, ahora tengo que cambiarme y maquillarme - dice el pelinegro abriendo el closet.
- Hoy no hubo nauseas matutinas me parece -.
-¿Cómo lo sabes?-
-Tienes un semblante magnifico, estás de buen animo-
-Pues si, tienes razón- asiente escogiendo un atuendo.
-Deberíamos salir a comer afuera, es un día precioso...-
-Me encantaría Tomy, pero hoy trabajo y...-
El de rastas se levanta y camina serio hacia Bill -ya hablamos de eso, no trabajas más ahí- ordena tajante, mirándole a los ojos.
-Tom, no puedo dejarlo así como así, primero debo hablar con mi jefe para explicarle la situación...-
-Yo te acompañaré, entramos, hablas con tu jefe y renuncias-
Bill se sienta en la cama y suspira - echaré de menos ese lugar, mi jefe fue muy bueno conmigo y mis compañeros también - dice dejando caer unas lágrimas, mientras que Tom le toma las manos y las besa - pues tendrás la oportunidad de despedirte, y siempre los podrás ver...o ellos te podrán visitar de vez en cuando...-
-¿En serio?- pregunta sonriendo.
-Claro que si, mi vida- el de rastas se acerca y le besa con ternura en los labios.
Mientras Tom toma una ducha, Bill termina su maquillaje para luego encaminarse al trabajo que pronto abandonará. Llegan y entran, pero esta vez el pelinegro camina directo al segundo piso, en donde está la oficina de su jefe, toca la puerta y al escuchar un "adelante", abre la puerta y entra con Tom de la mano, sonríe al ver a su jefe y este le devuelve la sonrisa, le hace una seña para que tomen asiento, deja lo que está haciendo y se dispone a escuchar lo que su empleado tenga que decirle.
-Jefe, le presento a mi novio, Tom...-
-Gusto en conocerte Tom-
-Igualmente- asiente el de rastas.
-Jefe...señor Stevens, yo, este...-
-No te pongas nervioso Bill, cuéntame- dice amablemente.
-Debo dejar el trabajo, por que estoy esperando un bebé y...-
-¡Un bebé!... ¡pero eso es maravilloso!- exclama levantándose para felicitarles -pues está bien, yo no tengo ningún problema, te doy tu paga del mes y te hago tu cheque de finiquito- dice sacando un fajo de billetes que mete en un sobre y una chequera.
A Bill se le ilumina el rostro, sabía que se iría con su sueldo mensual, pero no con un cheque aparte, se sintió aliviado, por lo menos podría ayudar a pagar lo que habían comprado, recibió el sobre con el dinero y el cheque por cobrar con una sonrisa de oreja a oreja.
-Bueno Bill, solo puedo decirte que fuiste muy bueno en tu trabajo y que tienes las puertas abiertas para cuando quieras regresar -
-Muchas gracias señor Stevens, se lo agradezco profundamente-
A continuación se despidieron y se disponían a salir de esa oficina y de ese bar para siempre.
-Me avisas cuando nazca el bebé, para hacerle un regalo -
-Claro que si, gracias por todo, hasta pronto-
Después de salir, fueron a casa de Tom, en donde justo habían llegado los que entregan las compras, bajó de su camioneta y los atendió- creí que lo entregarían ayer - dice a un hombre.
-Si, pero tuvimos un problema, espero no haberle causado algún problema-
-No ninguno-
Tom abre la puerta de su casa y les ayuda a meter las cosas, al terminar Bill le ayuda a acomodar las cosas más pequeñas, por que Tom no le deja hacer esfuerzo, mientras el de rastas sube por parte la gran cama, luego la cuna, el mueble mudador y el closet, le pide a Bill que le ayude a armar la cama, cuando terminan se estiran sobre ella y sienten lo suave y cómoda que es -deberíamos probarla -dice Tom con una sonrisa picara.
-Ya lo estamos haciendo Tomy-
-No me refiero a eso, sino a esto - Tom se acerca rápidamente a Bill y le apresa los labios con un fogoso beso, se sube sobre él y comienzan a rozar sus miembros que ya comienzan a erguirse, después de dejar el beso ambos comenzaron a quitarse la ropa, quedando Bill solo en sus boxers y Tom aun con su pantalón, el pelinegro comienza a bajar por su torso desnudo dejando húmedos y calidos besos hasta llegar al borde de su pantalón ,donde comenzó a maniobrar en su correa, en el botón y en el cierre, cada acción iba revelando lo que resultó ser un miembro erecto, duro, caliente y suave, Bill miró el rostro de Tom y pudo darse cuenta de lo excitado que estaba , entonces se aleja y termina de desnudarse, Tom se levanta y se acerca para besarle, Pero Bill solo le da un pequeño besito, baja para quedar a la altura de su pelvis y le baja de un tirón el pantalón junto con sus boxers, observa por un instante ese apetitoso miembro y lo traga de una vez en sintiendo el sabor y la calidez de este latiendo dentro de su húmeda boca, mientras lentamente Tom se sentaba en el borde de la cama sin permitirle a Bill separarse de su piel chupando sus dedos para humedecerlos y empezar a lubricar la rosada entrada de su amante, lo logra dentro de pocos minutos y le pide a Bill que le deje besarlo y el pelinegro asiente, deja de lamer ese dulce manjar y sube lentamente hasta llegar a su boca, lamiendo sus suaves labios, cortan el beso por la falta de aire y Tom aprovecha de quitarse el pantalón por completo toma a su novio y lo posa sobre la cama, le separa las piernas y se posiciona sobre él, con la ayuda de una mano pone su miembro en la entrada del pelinegro y comienza pausadamente a penetrarlo, cuando Bill ya está dilatado comienzan las embestidas profundas y placenteras, -ummm...otra posición- pide el pelinegro jadeando después de diez minutos, entonces Tom sale de él y le voltea , vuelve a penetrarlo mientras Bill se sujeta en sus cuatro extremidades, momentos después sienten de nuevo el placer de las profundas embestidas que daba el de rastas, Bill siente como juega con sus pezones mientras le penetra con más fuerza, ya están cerca, entonces Tom toma el miembro de su amante y comienza a masajearlo de arriba hacia abajo suave pero vigorosamente, logrando los dos acabar al mismo tiempo, el estallido del orgasmo hace que los dos griten de placer, para segundos después dejarse caer sobre las blancas sábanas, mojándolas con el sudor de sus agotados cuerpos. Al recobrar sus fuerzas apoyan sus cabezas en las almohadas y descansan cubiertos con las delicadas sábanas.
Dos semanas después...
Mientras que Tom se encontraba en el trabajo, Bill se encargó de entregar su departamento y contratar a una empresa de mudanza para llevara todas sus cosas a la casa que compartiría con su novio, después de horas de empacar sus pertenencias dejó el lugar para que los empleados continuaran el trabajo, con mucho tiempo de sobra y el aburrimiento hasta las narices decide salir de compras al supermercado.
Paseaba por los pasillos perezosamente, arrastrando el carro mientras observaba los productos y procuraba que tuvieran todas las vitaminas que debía consumir, absteniéndose con el dolor de su alma de comprar en exceso eso deliciosos pastelillos que tanto le gustaban, siguió caminando lentamente por el pasillo de los lácteos, cogió la leche y los postres que más le gustaban y los metió al carro, al seguir caminando por el pasillo justo en la esquina de este choca con otro carro, pide disculpas sin levantar el rostro hasta que la voz del hombre le hace abrir los ojos como platos y paralizarse en un segundo, gira la cabeza con dificultad y mira al hombre que hace más de un año había roto el corazón, era Peter quien le miraba y le sonreía como si nada hubiera pasado.
