Al llegar a la habitación Bill se sentó en la cama del rubio para hablar serenamente con él.
- Tengo que preguntarte algo que no me deja vivir tranquilo Bill –
- Si Andreas dime, estoy aquí dispuesto a hablar contigo –
- Ok. Te lo diré pero no quiero mentiras Bill, quiero que me hables con la verdad. Tu me estas utilizando o en realidad quieres algo serio conmigo –
- No Andreas, yo no te estoy utilizando, en verdad yo estoy haciendo todo lo posible por amarte –
- Pero te esta costando mucho ¿no es cierto? –
- Porque dices eso –
- No lo niegues, ni siquiera soportas que te abrace y mucho menos que te bese –
- Si te aleje de mi hace un momento fue porque me estabas haciendo daño, no porque me moleste que lo hagas –
- Demuéstrame entonces que en verdad estas haciendo lo posible por amarme, déjame besarte –
Bill sin decir nada cerró sus ojos dándole la pauta a Andreas para que lo besara, pero unas grandes nauseas vinieron a él al sentir el sabor alcoholizado de los besos del rubio. El pelinegro gustaba de divertirse en las fiestas pero detestaba las bebidas embriagantes. No aguantando un momento mas seguir sintiendo ese sabor amargo en su boca alejo bruscamente a Andreas de él.
- No puedo Andreas –
- Ya ves no soportas ni siquiera besarme, como pretendes entonces llegar a amarme –
- No entiendes Andreas, lo que sucede es que ya no soporto mas tu aliento alcoholizado –
- Con esa excusa pretendes engañarme –
- No quiero engañarte, es la verdad –
- Haber Bill dime de una vez por todas. Tú estas enamorado de tu chofer –
Tom esta pegado a la puerta escuchando todo y muere de ganas por escuchar a Bill decirle al rubio que es a él a quien ama.
- Porque preguntas eso Andreas, no viene al caso en este momento –
- Acéptalo Bill, no me soportas porque estas enamorado de ese mugroso –
- Tom no es ningún mugroso –
El de rastas esta feliz al escuchar que su ángel lo esta defendiendo de las ofensas del rubio engreído.
- Eso es mi ángel, defiende a tu amorcito – Decía feliz Tom en las afueras de la habitación.
- Y si ese Tom no es ningún mugroso que es entonces –
El de rastas se pego más a la puerta para escuchar lo que respondería el pelinegro.
- Tom es un buen hombre, humilde con una gran sencillez de corazón que lo hacen un ser maravilloso –
- Aaaah cuantas virtudes tiene el corriente ese –
- No es ningún corriente, él ahora ha cambiado se ha vuelto fino y elegante. Es muy estudioso –
- Hay Bill no has oído eso que dicen de que la mona aunque se vista de seda mona se queda, ese corriente nunca cambiara –
- Pues aunque no lo creas si lo ha hecho, con su propio esfuerzo esta logrando ser un hombre de sociedad –
- (Risas) hombre de sociedad ese mugroso, por favor Bill no alucines. Tom nunca será algo más que un simple chofer –
- No lo subestimes Andreas, tu no sabes todo lo que Tom puede llegar a ser –
- Tienes razón puede llegar a ser tu esposo ¿cierto? –
- No me refiero a eso Andreas –
- Ya deja de fingir Bill, mueres por ese mugroso, sino no lo defenderías tanto, estas enamorado de él. Pero sabes que no me importa pues aunque lo ames tu serás mío –
Andreas se abalanzo en contra del pelinegro y lo comenzó a besar a la fuerza con la intención de violarlo.
- Déjame Andreas, por favor déjame – Suplicaba Bill mientras el rubio rompía su ropa con gran violencia.
- Vas a ser mío aunque no quieras Bill –
- Suéltame, nooo… ¡Auxilio! –
Los gritos del pelinegro se perdían en la habitación pues la fuerte música que emanaba de la sala ahogaba sus gritos de auxilio. La puerta esta cerrada con llave, Tom en su desesperación por salvar a su ángel de las garras del rubio engreído comenzó a dar de golpes con toda su fuerza a la puerta hasta derribarla por completo. Entro y quito de encima de Bill al rubio, con gran rabia por lo que le pensaba hacer a su ángel lo comenzó a golpear sin parar.
- Déjalo Tom, vas a matarlo – Gritaba el pelinegro.
- Eso quiero mi ángel, matarlo por poco hombre –
- No Tommy, no vale la pena que te manches las manos de sangre por este tipo. Detente por favor –
- Esta bien Bill, lo haré porque tu me lo pides –
El de rastas soltó al rubio quien frustrado por no haber logrado su cometido comenzó a gritarles:
- Fuera de mi casa los dos, no quiero volverlos a ver. Los detesto con todas mis fuerzas. ¡Fuera! ¡Fuera! –
- Vamos mi ángel – Dijo Tom cariñosamente.
Andreas se quedo llorando al darse cuenta del gran error que había cometido, Tom llevaba al pelinegro sujeto de la cintura hacia las gradas.
- Espera Tommy –
- Que ocurre mi ángel –
- Siento mucha pena que me vean así con la ropa rasgada, no quiero bajar de este modo –
- No te preocupes, te daré una de mis camisetas, la que ando encima es mas pequeña que la de abajo, no se te vera mal –
Tom se quito la camiseta de encima y se la dio a su amado pelinegro, éste se la puso y le quedo muy bien. El rastudito se sintió halagado y feliz al ver a su amorcito con una de sus camisetas y con una linda sonrisa le dijo:
- Nos vamos ahora –
- Si Tom, llévame a casa –
Pero vamos a caminar mi ángel porque no traje la limosina –
- No importa Tommy, si voy contigo estaré bien –
- Si mi ángel, yo cuidare de ti –
Los gemelitos salieron de la casa y comenzaron a caminar rumbo a la suya. La calle estaba un poco oscura era pasada la media noche, por lo que el pelinegro sintió mucho miedo.
- Que pasa mi ángel, estas muy pálido –
- Tengo miedo Tommy, todo esta oscuro –
- No temas mi ángel (lo abraza dándole seguridad al pelinegro), yo estoy contigo –
- Toma mi mano y no me sueltes Tommy –
- No lo haré mi ángel –
Tomados de la mano como una bella pareja de enamorados continuaron su camino de regreso a casa.
- Tommy como hiciste para entrar a casa de Andreas –
- Bueno mi ángel me hice pasar por un amigo de él, luego me escondí y estuve vigilando cada uno de sus movimientos, vi lo mal que te trato y como luego te llevo a la planta alta. Tenia un mal presentimiento por lo que decidí subir y escuchar todo lo que hablaban. Perdóname por seguirte Bill pero no iba a estar tranquilo sabiéndote en los brazos de Andreas –
- Me alegra que lo hayas hecho Tommy. Si no me hubieras seguido los pasos en este momento Andreas ya me hubiera… -
- No lo digas mi ángel, no pienses en eso. Estas bien y eso es lo que importa –
- Ahora tú te has convertido en mi ángel Tom –
- Yo me convertiré en lo que tu quieras Bill. Quiero agradecerte por defenderme de las ofensas que Andreas dijo en contra de mí –
- No me agradezcas nada Tommy, el que te esta muy agradecido soy yo. Gracias por existir en mi vida –
- Gracias a ti mi ángel por darle sentido a la mía –
Bajo la tenue luz de la luna, tomados de la mano y dándose tiernas miradas de amor, los gemelitos caminan felices en la fría noche que los acompaña.